viernes, 2 de diciembre de 2011

Meditación del 2 de diciembre del 2011

11-12-02. Viernes 1º de Adviento.

PARA VER, ES NECESARIO ORAR

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Mateo 9,27-31: En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: "Ten compasión de nosotros, hijo de David." Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: "¿Creen qué puedo hacerlo?" Contestaron: "Sí, Señor." Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Que les suceda conforme a su fe." Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: "¡Cuidado con que lo sepa alguien!" Pero ellos, al salir, hablaron de Él por toda la comarca.

I.- ENSEÑANZA BREVE: Dicen que lo que se ve, no se niega. El conocimiento que tenemos eminentemente lo adquirimos por nuestros sentidos. La vista, el olfato, el tacto, el gusto, el oído. Cuando una persona está contenta se nota, y lo mismo ocurre si está triste. De esto nos damos cuenta por su cara, por su postura corporal, por su voz y hasta por lo que dice. Esto lo percibimos si estamos atentos a ella, de otra manera no nos daremos cuenta de su estado de ánimo. Si hay alguna situación de bienestar o de peligro, también lo notamos y reaccionamos de acuerdo al estímulo, pero si estamos ensimismados, por alguna buena o mala noticia o por una acción que estamos planeando, una u otra situación, puede pasarnos desapercibida. Fácilmente podemos constatar que aunque tengamos vista, no siempre vemos, que aunque estemos despiertos, en ocasiones estamos dormidos o a lo menos adormilados.
Además de lo exterior, cada uno, a diferencia de las plantas y los animales, tenemos una vida interior, que va más allá de lo que captamos con nuestros sentidos. Vida interior, que muchas personas desconocen e incluso tienen miedo a conocer por la infinidad de recuerdos y sentimientos tristes que han ido acumulando, a los que se tiene miedo de afrontar y a los que se les dan una calidad de realidad que no existe, pues son pura fantasía del pasado, de la cual Dios nos puede liberar con su perdón y su amor. Para ver, para estar atentos y vivir plenamente, necesitamos estar atentos también, a nuestra vida interior.
“Para ver” necesitamos estar, en la medida de lo posible en contacto con la realidad, pero la Realidad no es sólo lo que nos rodea y constantemente cambia o lo que hoy llevamos en nuestro interior, pues todo ello es temporal. “Para ver”, necesitamos estar en contacto con la Realidad Fundante e Inmutable que es Dios. Para ello es importante y necesaria la oración, que además de permitirnos conocer a Dios, nos permite conocernos a nosotros mismos y estar alerta, como nos invita el Adviento, para reconocer a Quien realmente es importante, Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre; apreciar lo que le da sentido a nuestra existencia: su Plan de Amor y a vivir lo que es el motor de nuestra existencia: el Amor a Dios y el Amor al prójimo.
PARA VER, ES NECESARIO ORAR. “Lo esencial, sólo se ve con los ojos del corazón” (ANTOINE DE SAINT-EXUPERY. El principito)

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Llevados por el relativismo, el consumismo y el activismo, el ser humano actual realiza su vida, sin realmente conocerse. Sobrevive, pero no se puede decir que viva plenamente. Desconociendo que han sido creadas por Amor y para vivir en el Amor, la mayoría de las personas se mueven en la rutina de lo inmediato y no en lo fundamental. No se conocen a sí mismas, no conocen a los demás y mucho menos se relacionan con Dios o apenas lo hacen con una oración dicha a toda prisa.
Muchos realizan su existencia volcados hacia el exterior de sí mismos, no tienen auténtica vida interior, sino la preocupación de cada día, de llegar temprano al trabajo o a la escuela, de evitar o propiciar el conflicto del día, de renovar un rencor o asimilar un nuevo temor, de hacer llamadas telefónicas por el celular, estar conectado en la Internet, escuchar música a través de audífonos para aislarse de los demás y de sí mismo(a)s, de regresar a casa para ver el televisor, para estar al tanto del “crimen” o del “chisme” del día y, al día siguiente, volver a repetir la rutina.

JUZGAR
El Adviento es la invitación para que nos demos un tiempo diario de reflexión y de oración, sobre nosotros mismos, sobre las personas que nos rodean, sobre lo que hacemos y sobre todo para abrir nuestro corazón a Dios, dejarnos amar por Él, recibir su paz y compartir, ese amor con los demás.
El encuentro con Jesucristo es lo que cambió la vida de los ciegos de la narración bíblica. El encuentro con Jesucristo es lo que puede cambiar tu vida. Encontrarnos con Jesús no es difícil pues está en tu corazón. A Él lo encuentras también en los demás, en lo que haces, en la comunidad parroquial, en la Sagrada Escritura, en el sacramento de la Confesión, en la Eucaristía.
Para que escuches su voz, debes saber hacer un alto en tu vida y hacer silencio en tu interior. Necesitas escuchar su voz, pues Él, al igual que a los ciegos del Evangelio, a quienes cambió su vida, te pregunta ¿crees que puedo hacerlo?” Ábrele tu corazón y deja que Él te sane y te de su paz, con la que puedas analizar tu vida, para tomar las riendas de tu vida y ser tú mismo en Dios. Eso en gran medida depende de ti, pues si tú le pides algo a Jesús, para que suceda eso, Él, además de escucharte y decirte que te ama y te perdona, te dirá, como a los ciegos: “que suceda conforme a tu fe”.
Los que fueron ciegos, no hablaron de lo que les ocurrió, no era necesario, su actual capacidad de ver, era su testimonio.
Permite que Jesús actué en tu vida y permite que en tu rostro se note que te has encontrado con Él.
ORAR
Señor, el Adviento es un tiempo de preparar el corazón para recibirte y experimentar tu perdón, tu paz y tu amor. Hoy, yo te invito a que me liberes de mis cegueras, que entres en las tinieblas de mi corazón y con tu presencia luminosa perdones mis pecados, sanes mis heridas y expulses mis temores, para que con un corazón limpio y sereno, ordene mi vida exterior y dé testimonio de lo que Tú estás haciendo en mí. Concédeme experimentar tu amor para compartirlo con los demás, pues quiero como única recompensa que todos te conozcan y te amen.
ACTUAR
A la hora de tomar alimentos encenderé un vela de la Corona de Adviento y diré “Ven Señor Jesús a mi corazón y a mi familia, para que te adoremos como lo hicieron los pastores y los magos. Concédenos que en estos alimentos reconozcamos tu providencia y en nuestra convivencia familiar te hagamos presente con nuestra alegría.
Señor Jesús, quita nuestras cegueras para poder amarnos en Ti.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

jueves, 1 de diciembre de 2011

Paz mundial, niños y jóvenes en intenciones del Papa Benedicto XVI para diciembre

La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer que en las intenciones del Papa Benedicto XVI para el mes de diciembre está la paz mundial y la protección de los niños y jóvenes.

La intención general del Apostolado de la Oración del Papa para el mes de diciembre es: "Para que todos los pueblos de la tierra crezcan en la concordia y la paz por medio del conocimiento y el respeto mutuos".

Su intención misionera es: "Para que los niños y jóvenes sean mensajeros del Evangelio y para que su dignidad sea siempre respetada y preservada de toda violencia y explotación".

Papa Benedicto XVI llama a reflexionar sobre el tiempo que le dedicamos a Dios

En la audiencia general del miércoles 30 de noviembre, el Papa Benedicto XVI alentó a los católicos a "ser testigos de oración, ya que nuestro mundo a menudo se cierra al horizonte divino y a la esperanza que trae el encuentro con Dios".

"En la amistad profunda con Jesús y viviendo en Él y con Él la relación filial con el Padre, a través de nuestra oración fiel y constante, podemos abrir ventanas hacia el Cielo de Dios. Es más, recorriendo la vía de la oración (...) ayudamos a otros a recorrerla", aseguró el Sumo Pontífice.

El Vicario de Cristo llamó a "todos a una relación intensa con Dios, cultivando una oración constante, llena de confianza, capaz de iluminar la vida, para así comunicar a todos la alegría del encuentro con el Señor, luz de la existencia". Luego añadió que la oración atraviesa la vida del católico, “como un canal secreto que riega su existencia, relaciones y gestos, y lo guía con progresiva firmeza a la entrega total de sí mismo, según el proyecto de amor de Dios Padre".

Después destacó que un momento especialmente significativo es la oración que sigue al bautismo de Jesús en el Jordán. Según la predicación de Juan, el bautismo debía sellar el abandono de toda conducta ligada al pecado para iniciar una vida nueva.  Además, el Santo Padre explicó que "descendiendo en el río Jordán, Jesús, sin pecado, hace visible su solidaridad con quienes reconocen sus propios pecados y deciden arrepentirse y cambiar de vida; hace entender que formar parte del pueblo de Dios quiere decir entrar en una óptica (...) de vida conforme a Dios".

También, el Papa indicó que "en la oración Jesús vive un contacto ininterrumpido con el Padre para realizar hasta el final el proyecto de amor por los hombres". La oración de Jesús tiene sus raíces en su familia, fuertemente ligada a la tradición religiosa del pueblo de Israel; pero su origen "profundo y esencial" está en "su ser el Hijo de Dios, en su relación única con Dios Padre".

"La oración de Jesús toca todas las fases de su ministerio y todas sus jornadas. La fatiga no la interrumpe. Por el contrario, los Evangelios dejan ver la costumbre de Jesús de transcurrir parte de la noche en oración. (...) Cuando las decisiones se hacen urgentes y complejas, su oración se hace más prolongada e intensa", dijo el Pontífice.

Por último, el Papa Benedicto XVI pidió que, contemplando el modo de orar de Cristo, debemos interrogarnos sobre nuestra propia oración y el tiempo que dedicamos a la relación con Dios. Así subrayó la importancia de "la lectura orante de la Sagrada Escritura" y explicó que "escuchar, meditar, estar en silencio ante el Señor que habla es un arte, que se aprende practicándolo con constancia. Ciertamente la oración es un don, que pide, sin embargo, ser acogido; es una obra de Dios, pero exige esfuerzo y continuidad de nuestra parte, sobre todo, la continuidad y la constancia son importantes".

¡Porque los amamos!


Acompáñanos el 3 de diciembre, a la peregrinación que organiza Derechos del Concebido A.C., como parte del festejo por el Día Mundial de los Derechos del Concebido (8 de diciembre). Pediremos a Dios por las mujeres embarazadas y festejaremos el don de la vida.
La cita es a las 9:30 am en la ex-glorieta de Peralvillo.

Te esperamos

Meditación del 1 de diciembre del 2011

11-12-01. Jueves 1º de Adviento.

TRABAJANDO POR EL BIEN COMÚN

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Mateo 7,21.24-27: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el Cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente."

I.- ENSEÑANZA BREVE: El Reino de los Cielos, más que un lugar es un ambiente donde la verdad, la justicia y el amor son principios fundamentales, que aceptados y vividos, generan armonía, bienestar y desarrollo y se manifiestan en solidaridad y paz, como fruto de la búsqueda, del encuentro y la realización del bien común.
Es por eso que como católicos, en el cumplimiento de la voluntad de Dios, debemos de tener la actitud de contribuir con nuestros conocimientos y responsabilidad a la construcción del bien común y para ello como creyentes, reconociendo que somos mucho más que meros trabajadores sociales, en particular en el Adviento, hemos de pedir al Señor que venga a nosotros e ilumine nuestra mente con su sabiduría y fortalezca nuestra voluntad con su Gracia, para construir el Reino de los Cielos, aquí en la tierra. Así, con la ayuda de Dios y nuestro esfuerzo, no sólo hablaremos del Reino de los Cielos, como si fuera una utopía o una realidad fuera de la tierra, que disfrutaremos hasta que muramos o después de la segunda venida de Cristo (la parusía), sino que viviéndolo y construyéndolo, seremos testigos y constructores de la presencia de ese Reino de Amor, de Verdad, de Justicia y de Paz entre los hombres. Afortunadamente ni somos los únicos, ni seremos los primeros, a lo largo de los siglos, el testimonio de tantos santos nos acompaña y una guía segura para ello es el “Compendio de Doctrina Social de la Iglesia”.
La búsqueda y vivencia del bien común es una manera de hacer la Voluntad de nuestro Padre Dios y de hacer presente su Reino, aquí en la tierra.

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Una consecuencia grave del relativismo ideológico es que rompe la posibilidad del entendimiento mutuo y del diálogo, pues en lugar de la Verdad se establecen valores y normas de acción de acuerdo a las definiciones que da a los términos que inventa, así: “La ideología de género”, no reconoce el xx y xy de la naturaleza propios de la mujer y del hombre, sino que “justifica todo tipo de conducta sexual”. “El matrimonio” ya no significa unión de un hombre y una mujer, como su propia etimología señala. “La salud sexual y reproductiva”, no tiene que ver nada con la responsabilidad sino con el libertinaje sexual y la posibilidad de asesinar a los hijos en el vientre materno. “La interrupción del embarazo” no es la interrupción de un proceso de vida, que después se puede reiniciar, sino el asesinato de un ser humano en las primeras etapas de su vida, ya sea embrional o fetal.  Como estos términos, hay muchos más.

JUZGAR
Valores universales como la Verdad, el Amor, la Justicia, la Libertad, la bondad, la paz, la honradez, la modestia, la solidaridad, la amistad, la prudencia, la responsabilidad, el deber, la fortaleza, la lealtad, la igualdad, la templanza, la integridad personal y la fidelidad, que son reconocidos incluso por ateos y no católicos, coinciden con los valores del Reino de Dios. La vivencia de estos valores, hacen presente el Reino en medio de la humanidad, aunque sean vividos sin fe y sólo por la búsqueda del bien común.
“La verdad les hará libres” (Jn 8, 31), ha dicho el Señor Jesús, y los católicos reconocemos este valor como fundamental para la construcción del Reino de Dios. El Adviento, como un tiempo de preparación y de estar alerta para la venida del Señor, es una invitación para hacer de la Verdad un criterio de juicio para tomar la licitud de nuestras acciones, pues ella nos lleva a buscar el bien común.
El Adviento es el tiempo para despertar de nuestro “adormilamiento”, “pereza”, “pasividad” o “ignorancia” para ponernos a construir el Reino de Dios. Puede ser que hoy, sólo me despierte yo, pero será importante que también despierte a otros y en poco tiempo a los demás. Vivir el Adviento, dejar que Cristo nazca en mi corazón, trabajar por construir el Reino de Dios en el mundo, es trabajar por el bien común.
Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad… Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales” (n.7). La vocación del cristiano -y particularmente la de los fieles laicos- incluye en sí misma este deseo eficaz de construir el bien común: “Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la polis (comunidad). (BENEDICTO XVI. Encíclica Caritas in Veritate n.7).
Para que el Reino de los Cielos sea una realidad en el mundo se requiere que cada uno de nosotros hagamos lo que esté de nuestra parte desde el ámbito en el que nos movemos, pero también es urgente que llegue a otros ambientes como lo señala el Papa Benedicto XVI: “El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común. Se necesita tanto la preparación profesional como la coherencia moral” (Ibid n.71). No se trabaja por la instauración del Reino ni se busca el bien común: “Cuando predomina la absolutización de la técnica (en sentido amplio: no sólo tecnología, sino también técnica económica, jurídica, etc.) –pues- se produce una confusión entre los fines y los medios, el empresario considera como único criterio de acción el máximo beneficio en la producción; el político, la consolidación del poder; el científico, el resultado de sus descubrimientos. Así, bajo esa red de relaciones económicas, financieras y políticas persisten frecuentemente incomprensiones, malestar e injusticia” (Ibid n.71) pues, alejados de la verdad y la justicia, no se busca el bien común.
ORAR
Señor, Tú lo puedes todo, yo sin Ti no puedo nada. Por amor me has creado y has dado la vida en este lugar y en este tiempo, para que yo haga presente tu Reino de amor. La tarea que me toca es grande y no soy más que uno, en medio de millones de seres humanos. Pero confiando en tu Palabra y sabiendo que no estoy solo, en medio del desierto levantaré mi voz, seguramente que otros la escucharán y aquellos que la oigan y tengan el mismo sentir, se acercarán y así seremos muchos, quienes reconociendo tu amor y bondad en medio de tantas vicisitudes, nos reuniremos para hacer presente y construir tu Reino de amor a través del bien común. Dame tu sabiduría y fortaleza Señor.
ACTUAR
A la hora de tomar los alimentos encenderé un vela de la Corona de Adviento y diré “Ven Señor Jesús a mi corazón y a mi familia, para que te adoremos como lo hicieron los pastores y los magos. Concédenos que en estos alimentos reconozcamos tu providencia y en nuestra convivencia familiar te hagamos presente con nuestra alegría.
Señor Jesús, que procurando el bien común, sea constructor de tu Reino de amor.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)


miércoles, 30 de noviembre de 2011

Meditación del 30 de noviembre del 2011

11-11-30. Miércoles. San Andrés.

    CON MI VOZ Y TESTIMONIO          

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Mateo 4, 18-22: Un día que Jesús caminaba por la ribera del lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado después Pedro, y Andrés, los cuales estaban echando las redes al lago, porque eran pescadores. Jesús les dijo: «Síganme y los haré pescadores de hombres». Ellos inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que estaban con su padre en la barca, remendando las redes, y los llamó también. Ellos, dejando enseguida la barca y a su padre, lo siguieron.

I.- ENSEÑANZA BREVE: San Pablo es el gran predicador de Cristo en el mundo antiguo, de los primeros años del Cristianismo. El Beato Juan Pablo II lo es en los tiempos modernos. Ambos pusieron todos los medios a su alcance para anunciar el Evangelio de Jesús, y de esa manera, a través de la Buena Nueva, compartiendo el mensaje de Verdad, de Justicia y de Amor transformaron al mundo. El mundo, que hoy cada vez más, promoviendo el relativismo y conceptos ideológicos, basados en intereses particulares, a través de la mentira, rechaza la Verdad y el Bien común y con ello genera injusticias y la división.
El beato Juan Pablo II, para evangelizar puso todos los medios a su alcance, se trasladó de un lado a otro, usó los medios de comunicación como la prensa, la radio, la televisión y la internet (entre otros). Uno de sus principales recursos fue su voz, pero sobre todo, su testimonio de vida. Lo mismo hizo san Pablo, con sus grandes recorridos a pie, utilizando el caballo y las carretas, trasladándose en barco de un continente a otro (Europa y Asia), elaborando y mandando a copiar cartas que fueron distribuidas y leídas en diversas comunidades y que hoy se conservan y forman parte del Nuevo Testamento.

Ambos hicieron vida, entre otras frases: “¡Ay de mí! si no evangelizara” (1 Cor 9, 16) y “Hay que evangelizar a tiempo y a destiempo” (cf. Tim 4,2). Tú y yo podemos imitarlos, por ejemplo difundiendo estas meditaciones entre conocidos y amigos, compartiendo este tipo de mensajes o elaborando material que difundamos entre ellos y en los ambientes donde desarrollamos nuestras actividades y que es nuestra área de influencia, pero sobre todo con nuestra voz y testimonio de vida.

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Utilizando diversos medios de comunicación social y con grandes aportaciones de dinero, hoy se transmiten conceptos erróneos sobre el ser humano, su dignidad y destino final. Así, en particular en las nuevas generaciones, no sólo en México sino a nivel mundial, en “el pensamiento colectivo de personas ingenuas o no pensantes” se van introduciendo ideas falsas alejadas de la verdad y de la justicia, pero que se ven como buenas y deseables de vivir. Así, se pretende desvirtuar la dignidad del matrimonio, como unión entre un hombre y una mujer, para amarse y formar una relación estable y duradera, como lo es la familia que recibe a los hijos con amor y los acompaña en su desarrollo integral. En lugar de estos principios y valores se promueven estilos de vida donde el matrimonio y la familia no tienen sentido y han de evitarse, lo mismo que “la molestia” de los hijos a los cuales hay que evitar y si se engendran, habrá que abortar.

JUZGAR
Los principios y valores cristianos que la Navidad conlleva, a través de Jesús, la Virgen María y san José, “la Familia de Nazaret”, nos hablan de la dignidad de la persona, hombre y mujer, de la maternidad y la paternidad responsables, de la solidaridad y corresponsabilidad familiar, del amor con que han de ser recibidos los hijos, del apoyo que hay que darles y de la respuesta agradecida y amorosa de parte de ellos.
La familia cristiana no es una idea romántica, es todo un estilo de vida que brota del Evangelio, de la Encarnación del Hijo de Dios. Ante el desorden que se va instaurando, los católicos cada vez más debemos valorar nuestra vivencia familiar como “el ambiente donde Dios es amado y su amor es compartido entre los integrantes del núcleo familiar y los amigos”. El Adviento es una excelente oportunidad para hacer presente el amor de Dios en medio de nuestras familias. El Adviento es también una invitación a compartir la alegría de la vivencia familiar con nuestra voz y testimonio de vida.
El texto evangélico que hoy meditamos, nos muestra como Jesús, entre sus primeros discípulos, cuenta con hermanos de sangre.  Juan y Santiago, Pedro y Andrés, son hermanos. Santiago conoció a Jesús por su hermano Andrés. El Evangelio, a través de Andrés, llegó a la casa de Pedro, donde incluso su suegra quedó involucrada. Podemos constatar como a través de “uno” el Evangelio llegó a toda su familia.
Los cuatro serán grandes evangelizadores, los cuatro recorrerán “el mundo a su alcance” para anunciar a Cristo, los cuatro formarán discípulos. A Juan y a sus seguidores se le atribuyen la narración del Evangelio que lleva su nombre, el Apocalipsis y tres cartas. San Pedro tuvo como colaborar a san Marcos, autor de otra de las versiones del Evangelio. Ellos, los apóstoles, pusieron los medios a su alcance para transmitir la Buena Nueva e instaurar el Reino de Verdad, Justicia y Amor, pero sobre todo contaron con su voz y su testimonio de vida para evangelizar.
En su tiempo y con sus posibilidades, ellos fueron difusores y constructores del Reino de Dios. Ahora que en esta Navidad, te preparas a recibir a Cristo en tu corazón, ¿cómo vas a compartir y a vivir su mensaje de Verdad, Justicia y Amor, en tu familia y con tus amigos?
ORAR
Señor, gracias por mi familia y por el don de la fe. Gracias por san Pablo y Juan Pablo II que además de  procurar evangelizar con todos los medios a su alcance, con su voz y testimonio de vida, te hicieron presente en el mundo. Yo quiero ser como ellos, yo también quiero evangelizar con mi voz y con mi vida. Derrama tu Espíritu Santo en mi corazón y en mi familia, para que juntos construyamos tu Reino de Verdad, Justicia y Amor.
ACTUAR
A la hora de tomar alimentos encenderé un vela de la Corona de Adviento y diré “Ven Señor Jesús a mi corazón y a mi familia, para que te adoremos como lo hicieron los pastores y los magos. Concédenos que en estos alimentos reconozcamos tu providencia y en nuestra convivencia familiar te hagamos presente con nuestra alegría.
Ven Jesús y permite que con mi voz y testimonio de vida evangelice en mi familia     

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)


NOTA: La ideología (y los conceptos ideológicos) es una herramienta de control social para despojar al ser humano de su libertad, transformándolo en parte de una masa manipulable. Es también el conjunto de ideas cuya relación con la realidad es menos importante que su objetivo, por lo mismo no se fundamenta en la verdad, sino en intereses particulares. Al rechazar la verdad, es mentirosa y transmite falsedades que sin embargo para “el pensamiento colectivo” de personas ingenuas o no pensantes, “son verdades” que generan una cosmovisión que se manifiesta en patrones de conductas erróneos que se ven como buenos y pueden llegar a sustentar y justificar sistemas totalitarios como el nazismo (cf. http://definicion.de/ideologia/ y otras páginas de internet que se pueden encontrar en la búsqueda de “concepto ideológico definición”).


martes, 29 de noviembre de 2011

Meditación del 29 de noviembre del 2011

11-11-29. martes 1º de Adviento

QUE CRISTO NAZCA EN MI CORAZÓN

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 10, 21-24: En aquel tiempo, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y se las ha dado a conocer a los sencillos. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar». Dirigiéndose después a los discípulos, les dijo en privado: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen pero no lo oyeron».

I.- ENSEÑANZA BREVE: dice una canción: “Si Dios es alegre y joven, si Dios sabe sonreír, por qué rezar tan tristes por qué vivir sin reír ni cantar”. También dice san Pablo. “Estén a alegres, se lo repito, estén alegres. El Señor está cerca” (Flp 4,4-5).
El Adviento, la Navidad, toda época del año, cada día, es tiempo de estar alegres porque el Señor está cerca.
Un corazón que lleva a Cristo no puede estar triste. El Adviento nos invita a estar siempre preparados para recibir a Cristo, que ya viene y que ya ha llegado, al corazón y a la familia que se ha abierto a Él.
La Navidad está cerca, ¿sientes la alegría de recibir a Cristo en tu corazón?
Para algunos la Navidad es triste y molesta, así le pasaba al gruñón y avaro de “Scrooge”, del “Cuento de Navidad” de Charles Dickens, pues sólo le interesaban los negocios. Tampoco para el “Grinch”, la Navidad era tiempo de felicidad pues no se sentía amado. Ambos personajes, no entendían ni vivían el sentido de la Navidad, cuyo centro es el Nacimiento de un Niño, que viene y alegra la vida de su familia, de los pastores de la comarca, de los magos venidos de lejos y de la humanidad entera, pues, Quien nace es Jesús, el Hijo de Dios.

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
La Navidad no es motivo de alegría auténtica para todos, para algunos sólo es tiempo de endeudarse, comer de más o de emborracharse. Para otros es tiempo de negocios; por eso tantos comerciales que invitan a gastar y gastar. Para otros, es tiempo de tristeza porque se sienten o están solos. ¡No hay Navidad sin Cristo!

JUZGAR
Para descubrir el auténtico sentido del Adviento hay que prepararnos para recibir a Cristo en nuestro interior. El boato exterior tiene sentido, si verdaderamente dejamos que Cristo nazca en nuestros corazones, de otra manera, la vorágine exterior se convierte sólo en ruido y distractor de lo esencial de la Navidad, que es: “Que Cristo nazca en mi corazón”.
El Adviento, nos recuerda que el Señor nació (pasado) y por eso nos alegramos, celebramos su cumpleaños.
El Adviento nos anuncia que Jesús vendrá al final de los tiempos (futuro) en la Parusía
El Adviento nos invita a celebrar su nacimiento número 2011 (presente).
Nuestro pasado y nuestro futuro están iluminados por la presencia de Jesús, con mayor razón, lo ha de estar nuestro presente. Hoy seamos felices, hoy dejemos que CRISTO NAZCA EN NUESTRO CORAZÓN. Hoy dejaré que CRISTO NAZCA EN MI CORAZÓN.
“Jesús al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado dese antiguo y nos abrió el camino de la salvación para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su Gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar”. (Prefacio 1 de Adviento)
ORAR
Señor, gracias porque vienes a mi vida, para llenarme con la alegría de tu presencia. En tus manos pongo mi vida y para recibirte dignamente quiero quitar de mi corazón no sólo todo odio o rencor, sino también todo miedo o angustia, tristeza o pesar. Dame tu paz, Señor, para que mi gozo y alegría sean siempre en Ti Señor.
ACTUAR
A la hora de tomar alimentos encenderé una vela de la Corona de Adviento y diré “Ven Señor Jesús a mi corazón y a mi familia, para que te adoremos como lo hicieron los pastores y los magos. Concédenos que en estos alimentos reconozcamos tu providencia y en nuestra convivencia familiar te hagamos presente con nuestra alegría.
Ven Jesús y nace en mi corazón”.                        


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“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)


lunes, 28 de noviembre de 2011

Meditación del 28 de noviembre del 2011

11-11-28. lunes 1º de Adviento

EL ADVIENTO ES PARA FORTALECER LA FE

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Mateo 8, 5-11. En aquel tiempo, al entrar en Cafarnaún, se le acercó un oficial romano suplicándole: “Señor tengo en casa un criado paralítico que sufre terriblemente”. Jesús le contestó: “Yo iré a curarlo”. El oficial romano replicó: “Señor, yo no soy digno de que entre en mi casa, pero basta que digas una sola palabra y mi criado quedará sano. Porque yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y si digo a uno de ellos: “¡Ve!”, él va: al otro “¡Ven!”, y viene, a mi criado “¡Haz esto!”, y lo hace”. Al oírlo, Jesús se quedó admirado y dijo a los que lo seguían: “Les aseguro que jamás he encontrado en Israel una fe tan grande. Por eso les digo que vendrán muchos de oriente y de occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el banquete del Reino de los Cielos”.

I.- ENSEÑANZA BREVE: Inicia el tiempo del Adviento y la Liturgia de la Palabra nos irá presentando diversos encuentros con el Señor Jesús. Hoy se presenta en diálogo con un oficial romano. Este hombre no solo no era judío, sino que era romano (extranjero, pagano) y además oficial (opresor). Triple motivo para que ningún judío quisiera dirigirle la palabra y mucho menos hacerle un favor. Sin embargo Jesús le escucha y Él mismo se ofrece a ir con él y entrar a su casa (¡una gran falta para un judío!). Jesús no se deja llevar por condicionamientos para hacer el bien, para dar la salud al otro. Esta actitud, san Pablo la destacará, al mencionar la muerte en Cruz de Jesús, diciendo “nos rescató aún siendo nosotros sus enemigos (pecadores)” (cf. Rm 5,10). La respuesta del centurión, dará la oportunidad de una enseñanza más, de parte de Jesús, Quien señala la gran fe, de este hombre “pagano”, diciendo que “como él, a nadie ha encontrado en Jerusalén”.
Hay que reconocer que la falta de fe, la podemos encontrar en muchos que se dicen católicos y que ante la primera dificultad o problema, en lugar de acudir a Jesús, van en búsqueda de un mago o esotérico, que les haga “una limpia” (para que sólo les limpie el bolsillo y debilite su fe). Cuántas veces en un hogar, de repente se dan cuenta de que el papá, el hermano, la esposa o la hija, reciben un reconocimiento por las cualidades que tenía y que los de la propia familia no conocían o no habían valorado. En ocasiones, cuando ya es tarde, quizá porque murió, saben, por sus conocidos y amigos, que su familiar era muy querido por lo que había hecho a favor de los demás y que la familia ignoraba.
En relación con Jesús, esto nos puede suceder, a los que decimos tener fe y somos católicos. En nuestra “relación con Dios”, nos acostumbramos a un “trato frecuente con Él” y no lo valoramos. Esto sucede cuando “la costumbre” sustituye “el amor”.
El adviento es un tiempo de conversión, para pedirle al Señor que aumente nuestra fe.

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Hay quienes buscan a Dios, sólo si tienen necesidad de Él. Hay también quienes acuden a Misa y movidos por la costumbre, cumplen con sus compromisos cristianos. Otros por el bautismo son hijos de Dios, pero no conocen ni valoran su relación con Él. Seguramente que algunos incluso no querrán acercarse a Jesús, por haberlo abandonado y temerosos de que no los escuche o rechace.

JUZGAR
El tiempo del Adviento es una invitación para que reflexionemos sobre nuestra relación con Dios y que analicemos qué tan profunda y auténtica es, para mejorarla. El Adviento es para fortalecer la fe.
El centurión confía en Jesús y cree en Él. En cuanto no judío, sabe que Jesús no debe entrar en su casa, por lo que movido por la fe y la confianza en Él, le dirá, “basta que digas una palabra y mi criado quedará sano”.
La Iglesia nos invita a tener una fe firme y una fuerte experiencia de Dios, por eso, en Misa, cuando el sacerdote nos presenta a Jesús, “Cordero de Dios”, decimos: “Señor, yo soy digno de que vengas mí, pero una palabra tuya, bastará para sanar mi alma”.
¿De qué cosas, Jesús me puede sanar? El adviento es tiempo propicio para que hagas tu lista, de tal manera que cuando llegué la Navidad, en tu corazón recibas a Jesús con un corazón limpio y lleno de fe.
También recuerda que aunque hablamos del 24 de diciembre, esa es una fecha simbólica, la presencia de Jesús, es en tu aquí y ahora. Todos los días es Navidad, si dejas que Jesús entre en tu corazón.
ORAR
Al igual que el centurión, yo te digo: Señor no soy digno de que vengas a mí y al igual que él, me asombró el que quieras venir a mi corazón. Gracias Señor, porque no me culpas, sino que me perdonas y quieres hacerme feliz. Gracias porque, con tu amor, me retas a ser mejor y a asemejarme a Ti. Gracias por este tiempo del Adviento, para fortalecer mi fe y para esforzarme en amar y servir en libertad, a Ti y a los demás.
ACTUAR
Haré una lista, de las cosas que considero debo cambiar y las pondré delante del Señor Jesús, pidiéndole que venga y me sane. Confiaré en que Él tomará en cuenta lo que le pido y me sanará.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

Meditación del 27 de noviembre del 2011

11-11-27. DOMINGO 1º DE ADVIENTO.

NUESTRA MEJOR MOTIVACIÓN, DIOS MISMO.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Marcos 13, 33-37: En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: velen y estén alertas, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alertas.

I.- ENSEÑANZA BREVE: Permanece alerta pues Dios te ama y tú le interesas. En la vida las motivaciones son importantes porque ellas nos impulsan a seguir adelante. Quien está desmotivado, está triste y deprimido y quizá no tiene “motivos” para vivir. En cambio, aquella persona que tiene un objetivo qué alcanzar, además de mantenerse en una tensión alegre por llegar a su meta, será creativa, pues siempre estará buscando los medios para alcanzar su fin. La fe en Jesucristo nos proporciona la mayor de las motivaciones pues, al Resucitar y redimirnos, nos da a conocer la meta: llegar a estar en la presencia del Padre, en el Cielo. Nuestra mejor motivación, Dios mismo.
El Cielo está al alcance de todos, para ello tenemos que aceptar la redención de Cristo, pues ella nos revela que en nuestro caminar, no estamos solos, sino que DIOS, QUE ES AMOR, nos acompaña. Así, la seguridad de que no estamos solos, que Dios nos acompaña, al tiempo que nos da seguridad y nos fortalece, nos reta para que en el amor le respondamos y perseveremos hasta alcanzar el Cielo.
Hemos escuchado que “las cosas acaban hasta que se acaban”, sin embargo, los católicos sabemos que, en el caso del ser humano, su vida no se acaba con la muerte, sino que continúa hasta la eternidad, en el amor de nuestro Padre Dios.

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
En particular en los países desarrollados, las personas han puesto “su felicidad” y fuente de motivación en la seguridad que les proporcionan las cosas materiales, de tal modo que incluso, para conservarlas y que les duren más tiempo han optado por no tener hijos. Las crisis económicas que en el mundo se van dando de manera recurrente les ponen a temblar porque su bienestar, en el que había puesto su confianza, se pone en riesgo. Por otro lado, ellos van percibiendo como cada vez se van haciendo más viejos y consideran que el prolongar su vida no tiene sentido y algunos van proponiendo la eutanasia como solución, ¿para qué vivir sino he amado y opté por no tener hijos e incluso a alguno(s) los aborté? ¿Para qué vivir si en lugar de tener un cónyuge me quede sólo en relaciones pasajeras? ¿Para qué vivir si en lugar de familia tengo soledad? ¿Para qué vivir si no tengo a Dios en mi vida y siempre que tocó a la puerta de mi corazón, lo rechacé? ¿Para qué vivir si ya anciano estoy en soledad? Estas y otras más interrogantes se hacen aquellos que habiendo rechazado el amor de Dios y su Plan de Salvación, se han quedado sin la “Esperanza que Salva” (Rom 8,24), Jesucristo nuestro Señor.
Lo anterior y otras situaciones más, son expresiones de la “cultura de la muerte”, que se extiende y consolida cuando el hombre aparta a Dios de su vida.

JUZGAR
Primer Domingo de Adviento. Hoy inicia el “Adviento”, tiempo litúrgico que nos invita a prepararnos para el Nacimiento de Cristo, que pone en nuestro corazón infinidad de motivaciones para seguir adelante y ser felices a pesar de las dificultades o problemas que pudiéramos tener.
Más allá del boato, al que la propaganda consumista nos invita y sumerge, está el centro de nuestras celebraciones navideñas: Jesucristo nuestro Señor.
Estemos alertas y velemos, para que la alegría de la Navidad no nos la quiten los infortunios y problemas que se nos pudieran presentar, sino que disfrutemos con gozo, la presencia del “Emmanuel” (Dios con nosotros).
Despertemos y démonos cuenta que lo mejor de nosotros mismos está en nuestro interior y no en el boato exterior, por lo mismo, para estar alertas, aprovechemos el Adviento para profundizar nuestra relación con Dios, con nosotros mismos, con los demás y con el mundo de cosas y situaciones que nos rodean. Así, la Noche de Paz, no será sólo “un instante” o “una obligación molesta” para “gastar dando regalos” y “conviviendo con quien no amo”, sino una excelente oportunidad para compartir mi fe y la mejor de las motivaciones pues “Dios está aquí y me ama” y por eso, con una sonrisa sincera, a todos podré decir “Dios está aquí y nos ama”. En la Navidad, nos reunimos en torno a Él, para que nos dé su paz.
Recuerda, en todo cumpleaños, el centro de la reunión es el festejado, por lo mismo el centro de la Navidad es Jesucristo y no la comida, la bebida ni los regalos. Si en el día de la Navidad, no tienes grandes regalos ni exquisitos manjares, incluso si por alguna razón estás solo o en el cuarto de un hospital, no te preocupes, Jesús es fiel a su Palabra y llega al corazón de todos los hombres de buena voluntad. Cristo quiere nacer en tu corazón.
Mantente en vela y alerta, no adormecido. Recibe en tu corazón y familia, al Señor que viene, al Señor que llega para darte su perdón, su amor, su paz, porque Él se da totalmente a Sí Mismo, para ti, para habitar por siempre en ti, en tu hogar y en el mundo entero.
Es válido que te diga desde ahora, si estás despierto(a), alerta y en vela: ¡FELIZ NAVIDAD!
Quienes han eclipsado la presencia de Dios en sus vidas y han dejado que el consumismo y la cultura de la muerte se enseñoreén en sus corazones, no entienden la alegría profunda de la Navidad y se quedan solo en el bullicio exterior. Tu procura que en tu celebración navideña no falte la auténtica alegría y el amor que brotan de quien se sabe amado(a) por Dios y lo comparte con los demás.
La Navidad es una fuerte llamada de atención para los promotores de la Cultura de la Muerte. En lo que hemos comentado se nota la diferencia de dejar que Dios se eclipse en nuestro corazón a permitir que Jesús con su Nacimiento, ilumine nuestra existencia y nos inserte de lleno en la Cultura de la Vida y la Civilización del Amor.
ORAR
Señor, tú sabes que fácil me distraigo, a veces soy como un niño que yendo tras los dulces, los colores, la música, me olvido del lugar al que me dirijo, en otros momentos, soy como la persona que se queda paralizada ante los problemas. Así, en cosas que se pasan, me voy gastando yo, cuando lo esencial es estar en Ti. Es decir, realizarme reconociéndome amado por Ti y sirviendo a los demás por amor a Ti. Gracias por este tiempo litúrgico del Adviento, tiempo que quiero aprovechar para prepararme para la Navidad. Ayúdame a estar atento a tu presencia y a tu palabra, ayúdame a tener un corazón limpio, abierto para Ti y mis hermanos. Tú lo sabes, Señor, en todo quiero hacer tu voluntad y no quiero desaprovechar esta oportunidad.
ACTUAR
Estemos en vela y no recibamos descuidadamente al “Señor, Jesús, que viene”. Preparemos su celebración. Perdonemos a quienes nos han ofendido, pidamos perdón a los que hemos ofendido. Ayudemos a los más necesitados. Hagamos oración. Acerquémonos a confesar y además de no faltar a nuestra Misa Dominical. Con entusiasmo participemos en la Misa de Navidad.

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“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)