viernes, 20 de enero de 2012

6ª PALABRA. viernes

Todo está consumado

Si te es posible haz esta oración de contemplación ante Jesús Eucaristía, expuesto o en el sagrario, o ante un crucifijo, o en el lugar que puedas. Persevera cada día y te aseguro que irás experimentando, cada vez más, la presencia de Dios en tu vida.

Por la señal de la santa Cruz… Padre Nuestro… Ave María… Gloria…

Ven Espíritu Santo y lléname con tu amor. Purifícame, renuévame, sáname y santifícame. Ilumina mi entendimiento para buscar y encontrar la Verdad. Orienta mis motivaciones hacia la Gloria del Padre y el bien de mis hermanos para que mis intereses sean los de Jesús. Fortalece mi voluntad para rechazar el mal y perseverar haciendo el bien. Amén.

PETICIÓN INICIAL: Señor Jesús, al meditar y contemplar las Palabras que dijiste en la Cruz, concédeme recibir el regalo de tu amor y el gozo de ser tuyo(a), en Ti confío. Gracias por tu perdón y por darme a la Virgen María como Madre. Te pido que me des la fortaleza y la Gracia de la Perseverancia Final, abandonándome, cada día, en los brazos amorosos de nuestro Padre Dios, recibiendo al Espíritu Santo en mi ser. Amén.

LECTURA
Todo está consumado (Jn 19, 30). Jesús, a lo largo de toda su vida hace conscientemente la ofrenda de Sí Mismo. Crucificado, sabe que ha llegado al límite de sus fuerzas físicas y de su vida terrena. Nuevamente, en esos momentos, Jesucristo, libremente se entrega y se ofrece al Padre.

En la Cruz Jesús es Sacerdote, Víctima y Altar. Yo lo puedo imitar al orar ante un crucifijo, que me recuerda cuanto me amó Jesús, o al contemplarlo, adorándolo, en la Hostia Consagrada y experimentando cuanto me ama.

MEDITACIÓN
Señor Jesús dame la fuerza de tu Espíritu, que me haga perseverar en la entrega de mi vida a tu servicio y en el servicio a los demás. No permitas que me quede a medio camino; que no me detengan los fracasos, ni los rechazos o malos entendidos, que no me paralice el miedo ante el qué dirán o ante el futuro, sino que siempre mirándote clavado en la Cruz por amor a mí, persevere hasta el final.

Señor Jesús, concédeme que constantemente me una a Ti, en particular en los momentos de flaqueza que aparecen en mi vida. Concédeme que el contemplar tu Pasión y muerte en la Cruz, sea el estímulo que me ayude a mantenerme firme en medio de las dificultades, siempre dispuesto a dar testimonio de tu amor por mí y por la humanidad entera. Dame Señor la perseverancia final, como a Juan Pablo II, que a quien, al verlo anciano y enfermo, le preguntó sobre la conveniencia de que renunciara; le contestó: “Jesucristo no se bajó de la Cruz, el Papa tampoco lo hará”.

ORACIÓN
Señor mío Jesucristo, al estar ante un crucifijo o al contemplar y adorar tu presencia santa en la Eucaristía, movido(a) por el Espíritu Santo quiero pedirte la gracia de unirme a Ti, para ser Contigo, sacerdote, víctima y altar, en una permanente ofrenda al Padre.

Señor Jesús, dame la fortaleza de tu Espíritu y la Gracia de la Perseverancia Final y concédeme que cada obra que comience en tu nombre, nunca la abandone hasta haberla concluido para Gloria tuya. Sobre todo, permite que me gaste y desgaste por mis hermanos y la salvación de las almas (cf. 2 Co 12.15). Concédeme que amándote hasta el último instante de mi vida, confiando siempre en Ti, pueda poner mi alma entre las manos amorosas de nuestro Padre y como Tú, Señor, pueda decir: “Todo está consumado”. Señor Jesús, Tú conoces mis debilidades y mis inconsistencias y aún así me has llamado a ser misionero(a) tuyo(a), apóstol de tu misericordia, pescador de hombres. Dame la fortaleza de la fe, para seguirte hasta el final de mi vida y a pesar de mis caídas, como san Pedro, siempre poder decirte: “Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo” (cf. Jn 21,17).
En relación a las cosas y a las situaciones, en especial las adversas, te pido serenidad para aceptar las que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar las que puedo modificar y sabiduría para notar la diferencia.
Señor, concédeme la Gracia de amarte y servirte en los demás, hasta el fin de mi vida, para seguir amándote en la Eternidad.

CONTEMPLACIÓN: Este es el momento más importante. Guarda unos momentos de silencio, cierra tus ojos, respira profundamente, repite varias veces y de manera pausada, el nombre de Jesús o la jaculatoria de este día. Deja que el amor de Dios inunde tu ser. Reflexiona sobre lo que has meditado, dejándote guiar por el Espíritu Santo, como la Virgen María que todo lo guardaba en su corazón (Lc 2,19). Hazte un propósito y esfuérzate por cumplirlo hoy. Concluye este momento de contemplación de la siguiente manera o de la forma que acostumbres hacerlo.

ACCIÓN
Haz un compromiso para este día y en la noche evalúa cómo y de qué forma lo cumpliste.
Por amor a Jesucristo hoy… ____________________

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Concluye tu meditación diaria haciendo la señal de Cruz sobre ti: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 19 de enero de 2012

5ª PALABRA. jueves

Mujer he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu Madre…

Si te es posible haz esta oración de contemplación ante Jesús Eucaristía, expuesto o en el sagrario, o ante un crucifijo, o en el lugar que puedas. Persevera cada día y te aseguro que irás experimentando, cada vez más, la presencia de Dios en tu vida.

Por la señal de la santa Cruz… Padre Nuestro… Ave María… Gloria…

Ven Espíritu Santo y lléname con tu amor. Purifícame, renuévame, sáname y santifícame. Ilumina mi entendimiento para buscar y encontrar la Verdad. Orienta mis motivaciones hacia la Gloria del Padre y el bien de mis hermanos para que mis intereses sean los de Jesús. Fortalece mi voluntad para rechazar el mal y perseverar haciendo el bien. Amén.

PETICIÓN INICIAL: Señor Jesús, al meditar y contemplar las Palabras que dijiste en la Cruz, concédeme recibir el regalo de tu amor y el gozo de ser tuyo(a), en Ti confío. Gracias por tu perdón y por darme a la Virgen María como Madre. Te pido que me des la fortaleza y la Gracia de la Perseverancia Final, abandonándome, cada día, en los brazos amorosos de nuestro Padre Dios,  recibiendo al Espíritu Santo en mi ser. Amén.

LECTURA
Mujer he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu madre… (Jn 19, 26-27). En medio del abandono que Jesucristo experimenta en la Cruz, mirar a su Madre, la Virgen María, y al discípulo amado, san Juan, es un consuelo para nuestro Salvador, Quien en esos momentos, más que pensar en Sí mismo, piensa en ellos y en los que, a lo largo de los siglos, aceptaremos la vida nueva y Eterna que Él nos da con su sacrificio redentor.
En el Cielo nos acompañarán la Virgen María y los santos. Jesús en la Cruz, nos da a su Madre, como Madre nuestra.
Dice el Evangelio que, cuando Jesús le da al discípulo amado, a María como Madre, él la llevó consigo “a su casa”. Es decir, a su corazón, a su vida toda. Para Juan, la Virgen ya no será sólo la Madre del Maestro, sino que será realmente, su Madre, pues de Ella recibirá caricias y palabras de fe, de consuelo, de fortaleza y a través de Ella tendrá una más íntima y profunda experiencia del amor de Dios.
En correspondencia, el discípulo amado se esforzará en asemejarse más a Jesús, para que María, como Madre, se alegre al tener un hijo lleno de amor para Ella y para los demás.
Yo también quiero ser motivo de alegría para la Virgen María, yo quiero también ponerme bajo sus cuidados maternales y experimentar la ternura de su amor, por eso, tomándola como guía, muchas veces le diré: Vamos María, hay que salvar muchas almas para Dios. Acompáñame en la misión, que mi anhelo más grande, al igual que en muchos santos, es: “que todos te conozcan y te amen y esa es la única recompensa que quiero” (cf. Madre María Inés Teresa Arias).

MEDITACIÓN
Jesús, desde el Sacramento del Altar, me ve con amor y piensa en mí. Aceptando la salvación que Él me da, yo también de alguna manera soy su consuelo en la Cruz y desde ahí, Él me da su perdón, su amor y la Vida Eterna.
El anticipo del Paraíso y del Cielo se hace presente en mi vida cuando recibo a la Virgen María como mi Madre, pues Ella, no sólo me cuida y me manifiesta su ternura, sino que se convierte en mi Maestra y en mi Guía. Ella me conduce de la mano, para configurarme con su Hijo Jesucristo. Ella me espera y un día me recibirá en el Cielo.
Gozoso debo recibir, “hoy y siempre”, esta herencia que Jesús me da, debo ser todo de María, mi Madre, para llegar a Dios. Debo hacer mío el: “María, soy todo(a) tuyo(a)”,  “totus tuus” de san Luis Grignon de Monfort y del beato Juan Pablo II.
“Todo(a) tuyo(a) soy y todo cuanto tengo es tuyo. Tú eres mi todo, oh María; préstame tu corazón” (Totus tuus ego sum et omnia mea tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor tuum) (Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, n. 266).

ORACIÓN
Jesús, agradecido porque me das como Madre a tu Mamá, le digo a Ella: “Ven conmigo y nunca me dejes, sé mi guía, llévame de la mano hasta tu Hijo Jesús. María, sé mi Maestra, préstame tus ojos y tus oídos para contemplar y escuchar a tu Hijo, préstame tu corazón para amarlo como lo amas Tú.

Gracias Señor por darme a la Virgen María como Madre. Gracias Madre mía, por guiarme y cuidarme como lo hiciste con Jesús, ruega a Dios por mí para que experimente tu ternura maternal. Como Juan Pablo II, yo quiero ser, María, “todo(a) tuyo(a)”, “totus tuus”, para que siempre me lleves a Jesús.

CONTEMPLACIÓN: Este es el momento más importante. Guarda unos momentos de silencio, cierra tus ojos, respira profundamente, repite varias veces y de manera pausada, el nombre de Jesús o la jaculatoria de este día. Deja que el amor de Dios inunde tu ser. Reflexiona sobre lo que has meditado, dejándote guiar por el Espíritu Santo, como la Virgen María que todo lo guardaba en su corazón (Lc 2,19). Hazte un propósito y esfuérzate por cumplirlo hoy. Concluye este momento de contemplación de la siguiente manera o de la forma que acostumbres hacerlo.

ACCIÓN
Haz un compromiso para este día y en la noche evalúa cómo y de qué forma lo cumpliste.
Por amor a Jesucristo hoy… ____________________

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Concluye tu meditación diaria haciendo la señal de Cruz sobre ti: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

miércoles, 18 de enero de 2012

Asiste al aniversario de nuestros programas de radio

 A todos nuestros queridos amigos:

Comunicación con Criterio A. C. y Monseñor Pedro Agustín Rivera, les invitamos a celebrar juntos el aniversario de nuestros programas de radio: 


“Fe y Mundo”, Jueves, 18:00 hrs. Radio 620

 “Ver con tus Ojos”, Sábados 8:00 hrs. La poderosa del Oriente 540 AM

“Nací Mujer”, Sábados, 17:30 hrs. Romántica 1380 AM


La cita es el sábado 11 de febrero, de las 11:00 a las 14:00 hrs. en la Antigua Basílica de Guadalupe. Tendremos las charlas:

 “Valores en la familia”
Ponente: Lic. Miguel Bustos Shulemburg

“El católico y la evangelización desde los medios de comunicación”.
Ponente: Lic. Conchita Jiménez

Momento Evangelizador Musical
Maurilio Suárez y Gerardo Villegas

Misa de Acción de Gracias
Preside: Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz.


Informes:      comunicacionconcriterio@gmail.com
Facebook/Comunicación con criterio


Contigo en la fe (Tema 1)

4ª PALABRA. miércoles

Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado.

Si te es posible haz esta oración de contemplación ante Jesús Eucaristía, expuesto o en el sagrario, o ante un crucifijo, o en el lugar que puedas. Persevera cada día y te aseguro que irás experimentando, cada vez más, la presencia de Dios en tu vida.

Por la señal de la santa Cruz… Padre Nuestro… Ave María… Gloria…

Ven Espíritu Santo y lléname con tu amor. Purifícame, renuévame, sáname y santifícame. Ilumina mi entendimiento para buscar y encontrar la Verdad. Orienta mis motivaciones hacia la Gloria del Padre y el bien de mis hermanos para que mis intereses sean los de Jesús. Fortalece mi voluntad para rechazar el mal y perseverar haciendo el bien. Amén.

PETICIÓN INICIAL: Señor Jesús, al meditar y contemplar las Palabras que dijiste en la Cruz, concédeme recibir el regalo de tu amor y el gozo de ser tuyo(a), en Ti confío. Gracias por tu perdón y por darme a la Virgen María como Madre. Te pido que me des la fortaleza y la Gracia de la Perseverancia Final, abandonándome, cada día, en los brazos amorosos de nuestro Padre Dios, y recibiendo al Espíritu Santo en mi ser. Amén.

LECTURA
Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado (Mt 27, 46). El Salmo 22 que el Señor Jesús recita en la Cruz, inicia con esas expresiones de súplica (versículo 2). Un poco más adelante, en los versículos 4 y 5, manifiesta la fe y la confianza en Dios: “Tú eres el Santo, que reinas entre las alabanzas de Israel. En Ti confiaron nuestros padres: confiaron, y Tú los libraste”.
Jesús sufre realmente y experimenta el dolor físico y moral, generado por aquellos que lo condenan, se burlan de Él, lo agreden y lo asesinan. En medio de estas realidades, Él no responde con la misma moneda, sino amando y recurriendo a Aquel que es la fuente de su amor, su Padre Dios. En medio del dolor y del sufrimiento, Jesús expresa su confianza en su Padre.

MEDITACIÓN
Jesucristo sufre por los pecados y ofensas de la humanidad. Yo también soy causante de su dolor: por mis indiferencias y pecados. Debo ser consciente que Jesús para redimir a la humanidad, no necesitaba sufrir, por lo que si experimenta en carne propia el dolor, es para acompañarme a mí y a todo el que se siente rechazado, abandonado o experimenta el dolor físico o espiritual, por causas naturales o por la maldad del hombre.
El Señor Jesús, en la Cruz asume sobre Sí el dolor de todo hombre o mujer, niño o anciano, que es despreciado, maltratado o asesinado. Como respuesta a su amor, puedo corresponderle, uniéndome a Él y acompañarlo en su Cruz, ofreciendo mi vida al Padre y sirviéndolo en los más pobres y más necesitados, con un espíritu misionero que haga presente su Misericordia Divina en los ambientes y lugares donde estoy: en el hogar, en el estudio, en el trabajo, etc.
Realmente con mis actitudes y palabras tengo que manifestar que amo a Jesús y que le sirvo acompañándolo en alegre testimonio en todo momento y en particular en los que la injusticia, el infortunio, la soledad o la enfermedad, se hagan presentes también en mi vida.
Ciertamente estas situaciones me dan la oportunidad de acompañar a Jesucristo en su Cruz y así manifestarle que agradezco y valoro su sacrificio y que quiero estar permanentemente unido a Él, ofreciéndome, unido a su sacrificio redentor por la conversión del mundo y la salvación de la humanidad entera. Debo decirle, una y otra vez, que acepto y agradezco el perdón que me da y pedirle que derrame su Espíritu para que en todo momento se incremente mi fe y mi confianza en nuestro Padre Dios.
Esta solicitud y entrega a Jesucristo, debo manifestarlas a través de las obras de misericordia, con todos y en particular con los más pobres y necesitados.
El dolor, la tristeza, la desesperación; realidades que se vuelven tentación, están a la puerta del corazón del creyente, y ellos han de ser asumidos y superados por la confianza en Dios. Al igual que muchos santos, siempre, quiero poder decir: Jesús, en Ti confío.

ORACIÓN
Señor me pesa que a causa de mis pecados y los del mundo, Tú experimentes el abandono del Padre. Concédeme que a partir de tu dolor en la Cruz, en los momentos en que yo me pudiera sentir solo, triste o abandonado, al tiempo que con el Salmista diga “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”, volviendo la mirada a Ti, clavado en la Cruz, diga, una y mil veces: “Jesús, en Ti confío”.

CONTEMPLACIÓN: Este es el momento más importante. Guarda unos momentos de silencio, cierra tus ojos, respira profundamente, repite varias veces y de manera pausada, el nombre de Jesús o la jaculatoria de este día. Deja que el amor de Dios inunde tu ser. Reflexiona sobre lo que has meditado, dejándote guiar por el Espíritu Santo, como la Virgen María que todo lo guardaba en su corazón (Lc 2,19). Hazte un propósito y esfuérzate por cumplirlo hoy. Concluye este momento de contemplación de la siguiente manera o de la forma que acostumbres hacerlo.

ACCIÓN
Haz un compromiso para este día y en la noche evalúa cómo y de qué forma lo cumpliste.
Por amor a Jesucristo hoy… ____________________

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Concluye tu meditación diaria haciendo la señal de Cruz sobre ti: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

3ª PALABRA. martes

Padre, perdónales porque no saben lo que hacen.

Si te es posible haz esta oración de contemplación ante Jesús Eucaristía, expuesto o en el sagrario, o ante un crucifijo, o en el lugar que puedas. Persevera cada día y te aseguro que irás experimentando, cada vez más, la presencia de Dios en tu vida.

Por la señal de la santa Cruz… Padre Nuestro… Ave María… Gloria…

Ven Espíritu Santo y lléname con tu amor. Purifícame, renuévame, sáname y santifícame. Ilumina mi entendimiento para buscar y encontrar la Verdad. Orienta mis motivaciones hacia la Gloria del Padre y el bien de mis hermanos para que mis intereses sean los de Jesús. Fortalece mi voluntad para rechazar el mal y perseverar haciendo el bien. Amén.

PETICIÓN INICIAL: Señor Jesús, al meditar y contemplar las Palabras que dijiste en la Cruz, concédeme recibir el regalo de tu amor y el gozo de ser tuyo(a), en Ti confío. Gracias por tu perdón y por darme a la Virgen María como Madre. Te pido que me des la fortaleza y la Gracia de la Perseverancia Final, abandonándome, cada día, en los brazos amorosos de nuestro Padre Dios, y recibiendo al Espíritu Santo en mi ser. Amén.

LECTURA
Perdónales porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34). Jesús muere perdonando, reconciliando a la humanidad entera con el Padre. Muere perdonándome a mí, perdonando a todos los que lo ofenden, lo traicionan y a quienes clavándolo en la Cruz, lo asesinan.
Jesucristo manifiesta su libertad interior y su perfecta unión con su Padre Dios. Siendo coherente Consigo mismo y con toda su enseñanza, Él nos manifiesta el amor del Padre y por eso libremente se entrega a Él por amor, para salvación de la humanidad entera.
A Jesús, nadie le quita la vida, Él la da libremente, pleno de amor y de perdón (cf. Jn 10,18a).

MEDITACIÓN
He de aceptar el perdón que Jesús me ofrece desde la Cruz y esforzarme, día a día, en ser mejor, no sólo evitando el pecado, sino también compartiendo la gracia del perdón. En un proceso diario de conversión, he de procurar con mi ejemplo, invitar a que todos vivamos en el gozo del amor de Jesucristo, que nos perdona y nos da Vida Nueva y la Vida Eterna. Debo aceptar el perdón que el Señor me da y también debo perdonar. Debo de vivir con un corazón limpio; libre de miedos, odios, rencores o resentimientos.
En Jesucristo puedo ver a todos como hermanos y a nadie como enemigo; sin embargo, esto no significa que todos serán recíprocos conmigo. Todos somos hijos de un Padre común y siempre procuraré estar abierto a mi hermano(a) aunque pudiera darse el caso que alguno me rechazara o pretendiera hacerme algún mal. En Cristo, siempre podré estar agradecido(a) con los que me ofendan y amarlos en Jesús, porque cada acto en contra mía me da la oportunidad de amar, perdonando, y así adquirir “monedas” con las que pueda “comprar almas para Dios”. En primer lugar mi propia alma; en segundo lugar la de mis familiares, amigos y bienhechores, en tercer lugar la de quienes pudieran pretender hacerme algún daño y en cuarto lugar, la de todos los que Dios disponga se salven por la ofrenda del dolor que asimile y del perdón que otorgue, por amor a Él.
Jesús, en la Cruz, también me da la oportunidad de reconciliarme conmigo mismo. Quizá no me agrada mi físico. Quizá no estoy contento con lo que tengo o lo que he realizado. Quizá me atormenta el recuerdo de cosas que hice o que me hicieron y que me hacen sentir culpable. Quizá no me agrada mi carácter. Quizá…, hay tantas cosas que tengo que perdonarme a mí mismo, que, recibiendo el perdón que Jesús me da, no sólo me hago el propósito de aceptarme tal y como soy, sino también el de esforzarme en ser cada día, tal como Dios quieres que sea y al mismo tiempo: aceptar y amar a mis hermanos tal y como son.

ORACIÓN
Redimido por Ti, Señor Jesús, y reconciliado conmigo mismo, con la humanidad y el mundo entero, por el perdón que me das desde la Cruz; reconozco que sin Ti nada puedo. Concédeme por tu perdón vaciarme de mí para llenarme de Ti. Concédeme un corazón limpio, libre de pecados, de miedos, odios, resentimientos, rencores, frustraciones o traumas, para amar como Tú amas y servir a todos sin el lastre del pecado y sus consecuencias, para llevar a todos la alegría de tu perdón. Señor dame tu perdón y ayúdame a nunca ofender a nadie, a perdonar siempre y a servir a todos en tu amor.

CONTEMPLACIÓN: Este es el momento más importante. Guarda unos momentos de silencio, cierra tus ojos, respira profundamente, repite varias veces y de manera pausada, di el nombre de Jesús o la jaculatoria de este día. Deja que el amor de Dios inunde tu ser. Reflexiona sobre lo que has meditado, dejándote guiar por el Espíritu Santo, como la Virgen María que todo lo guardaba en su corazón (Lc 2,19). Hazte un propósito y esfuérzate por cumplirlo hoy. Concluye este momento de contemplación de la siguiente manera o de la forma que acostumbres hacerlo.

ACCIÓN
Haz un compromiso para este día y en la noche evalúa cómo y de qué forma lo cumpliste.
Por amor a Jesucristo hoy… ____________________

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Concluye tu meditación diaria haciendo la señal de Cruz sobre ti: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

lunes, 16 de enero de 2012

2ª PALABRA. lunes

Hoy estarás Conmigo en el Paraíso.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz.

Si te es posible haz esta oración de contemplación ante Jesús Eucaristía, expuesto o en el sagrario, o ante un crucifijo, o en el lugar que puedas. Persevera cada día y te aseguro que irás experimentando, cada vez más, la presencia de Dios en tu vida.
Por la señal de la santa Cruz… Padre Nuestro… Ave María… Gloria…
Ven Espíritu Santo y lléname con tu amor. Purifícame, renuévame, sáname y santifícame. Ilumina mi entendimiento para buscar y encontrar la Verdad. Orienta mis motivaciones hacia la Gloria del Padre y el bien de mis hermanos para que mis intereses sean los de Jesús. Fortalece mi voluntad para rechazar el mal y perseverar haciendo el bien. Amén.
 
PETICIÓN INICIAL: Señor Jesús, al meditar y contemplar las Palabras que dijiste en la Cruz, concédeme recibir el regalo de tu amor y el gozo de ser tuyo(a), en Ti confío. Gracias por tu perdón y por darme a la Virgen María como Madre. Te pido que me des la fortaleza y la Gracia de la Perseverancia Final, abandonándome, cada día, en los brazos amorosos de nuestro Padre Dios, yrecibiendo al Espíritu Santo en mi ser. Amén.
 
LECTURA
Hoy estarás Conmigo en el Paraíso (Lc 23 43)Jesús es crucificado en medio de dos ladrones. Jesucristo se hace semejante a nosotros en todo, menos en el pecado. Crucificado en medio de dos ladrones comparte toda situación humana, incluso las que están llenas de dolor, no sólo por causas naturales o la injusticia, sino también las que se viven como consecuencia de los propios errores o pecados. A uno de los ladrones le resulta imposible reconocer y experimentar el amor de Dios, quizá porque está lleno de dolor, de orgullo, de resentimiento o de pecado. El otro, más humilde, reconociéndose pecador, arrepentido de sus delitos, humildemente abre su corazón a la Divina Misericordia y alcanza no sólo el consuelo de saber que Dios le ama, que no lo rechaza, ni lo deja sólo, sino que le perdona y le ofrece la Vida Eterna. El Señor Jesús hace una promesa al buen ladrón y no es una oferta para un tiempo indeterminado, sino para el presente, es decir para “hoy”.
 
MEDITACIÓN
Yo soy de Jesús porque Él me ha comprado para Dios, con el precio de su preciosa sangre derramada en la Cruz (cf. Hech 20,28). Él es mío, no por mis méritos o porque yo tenga alguna especial cualidad para tenerlo, sino porque Él libremente se me da. Él es mío porque yo le abro mi corazón y en él se queda. Jesús pone su morada en mí, “hoy”: “Mira que estoy a la puerta de tu corazón y llamo, si me abres entraré y cenaré contigo y tú conmigo” (cf. Ap 3,20).
Si yo me acerco a Jesús y lo dejo entrar en mi vida, debo saber que gozaré del Paraíso en la vida futura, pero también debo reconocer que “la promesa es para hoy”. Debo confiar en que si me entrego generosamente a Jesucristo, Él vendrá a mí y pondrá su morada en mí, “hoy”. Por eso debo tener un fuerte anhelo por la vida de la Gracia, que es un anticipo del Cielo.
Mi confianza en Jesús se basa en su Misericordia Divina y no en mis méritos o cualidades, porque incluso, alguien puede estar en una situación difícil como consecuencia del error humano o de sus faltas, como por ejemplo, un enfermo de SIDA y sin embargo, Dios que no hace acepción de personas, está a su lado, le acompaña, le ofrece: su perdón, una vida nueva para “hoy” y la Vida Eterna.
El Papa Benedicto XVI ha afirmado que el Reino de Dios está en el corazón de los santos.
En la medida que anhelo hacer la voluntad de Dios, anticipo el Paraíso en mi corazón, hago presente el Cielo en aquellos a los que sirvo y construyo el Reino de Dios aquí en la tierra.
¿Qué es el Cielo, qué es el Paraíso? sino la presencia de Dios y la visión beatífica de Él. Anticipar el Cielo en la tierra es ponerme bajo la mirada amorosa de Jesús y experimentar que Él me ama y yo le amo a Él.
“El hoy de Jesús” es precisamente “el hoy de mi vida”. El pasado ya no existe, el futuro lo tendré que construir. El “hoy de Jesús”, me lleva a dejar mi pasado con mis pecados, odios y rencores, así como con mis fracasos y banalidades. El “hoy de Jesús” también me lleva a no tener miedos o temores con respecto a mi futuro. El “hoy de Jesucristo” me reta a vivir confiado(a), “hoy y siempre”, en su amor.
 
ORACIÓN
Gracias, Jesús, porque “tu promesa es para hoy”, concédeme, “hoy y cada día”, la Gracia de reconocer que te pertenezco y me perteneces; para vivir constantemente agradecido en tu presencia, disfrutando del gran tesoro, que eres Tú, a Quién llevo en la vasija de barro que es mí ser. Concédeme que te tenga en el centro de mi corazón y desde ahí celebre y alabe tu presencia, que me hace pertenecerte a Ti, de tal manera que en todo busque alabarte, amarte y adorarte. Señor, concédeme experimentar y decir “hoy y cada día”: Jesús, yo soy tuyo(a), Jesús, Tú eres mío.
 
CONTEMPLACIÓN: Este es el momento más importante. Guarda unos momentos de silencio, cierra tus ojos, respira profundamente, repite varias veces y de manera pausada, el nombre de Jesús o la jaculatoria de este día. Deja que el amor de Dios inunde tu ser. Reflexiona sobre lo que has meditado, dejándote guiar por el Espíritu Santo, como la Virgen María que todo lo guardaba en su corazón (Lc 2,19). Hazte un propósito y esfuérzate por cumplirlo hoy. Concluye este momento de contemplación de la siguiente manera o de la forma que acostumbres hacerlo.
 
ACCIÓN
Haz un compromiso para este día y en la noche evalúa cómo y de qué forma lo cumpliste.
Por amor a Jesucristo hoy… ____________________
 
COMENTARIOS PERSONALES
 
 
 
Concluye tu meditación diaria haciendo la señal de Cruz sobre ti: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Contigo en la fe

"Contigo en la fe" es un nuevo espacio de evangelización, en el que tú y yo iremos trazando caminos que nos guíen a la santidad. Escucha estas audiocápsulas y hazme llegar tus comentarios a evangelizarorando@yahoo.com.mx, además compártelas con tus familiares y amigos.

Da click en el enlace:

http://www.ivoox.com/contigo-fe-audios-mp3_rf_990978_1.html

1ª PALABRA. domingo


Tengo sed.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz.

Si te es posible haz esta oración de contemplación ante Jesús Eucaristía, expuesto o en el sagrario, o ante un crucifijo, o en el lugar que puedas. Persevera cada día y te aseguro que irás experimentando, cada vez más, la presencia de Dios en tu vida.
Por la señal de la santa Cruz… Padre Nuestro… Ave María… Gloria…
Ven Espíritu Santo y lléname con tu amor. Purifícame, renuévame, sáname y santifícame. Ilumina mi entendimiento para buscar y encontrar la Verdad. Orienta mis motivaciones hacia la Gloria del Padre y el bien de mis hermanos para que mis intereses sean los de Jesús. Fortalece mi voluntad para rechazar el mal y perseverar haciendo el bien. Amén.
 
PETICIÓN INICIAL: Señor Jesús, al meditar y contemplar las Palabras que dijiste en la Cruz, concédeme recibir el regalo de tu amor y el gozo de ser tuyo(a), en Ti confío. Gracias por tu perdón y por darme a la Virgen María como Madre. Te pido que me des la fortaleza y la Gracia de la Perseverancia Final, abandonándome, cada día, en los brazos amorosos de nuestro Padre Dios, yrecibiendo al Espíritu Santo en mi ser. Amén.
LECTURA
Tengo sed (Jn 19, 28). El Señor Jesús no habla sólo de una sed física, sino de la sed que tiene de mí y de la salvación de todos los hombres; no sólo para la Vida Eterna, sino también para darnos vida en abundancia, a los que en esta vida tenemos conocimiento de Él.
La expresión “tengo sed” es una declaración de su amor por mí y por la humanidad entera. Esta expresión, muchos santos la entendieron como “Tengo sed de almas” y sintieron que tenían que responder a Jesús, entregando su propia vida y trabajando para llevarle muchas almas. El primero en sentir este anhelo y explicitarlo fue san Pablo, quien aseguró que se desgastaría “por la salvación de las almas” (2Cor 12,15). Este compromiso en el apóstol, lo entendemos mejor, porque refiriéndose a Jesucristo, él afirma: “me amó y se entregó por mí” (Gal 2, 20c).
Madre Teresa de Calcuta hizo del “tengo sed” de Jesús, el centro de su espiritualidad. Ella amó a Jesús y en cada persona veía que le decía “tengo sed de ser amado”. Ella Lo amó en todos y en particular, entre los pobres…, en el más pobre.
Madre María Inés Teresa Arias, vivió y expreso esta “sed”, de diversas maneras y la dejó plasmada en frases como: “Comprar almas para Dios”… “Si no es para salvar almas, no vale la pena vivir”… y sobre todo en su oración: “Padre me pongo en tus manos, pero dame almas, muchas almas, infinitas almas…”
MEDITACIÓN
Ante el amor de Jesús, yo debo responder con amor; debo “tener sed de Él” y debo dejar que en mi corazón, el anhelo misionero surja y se consolide, para “comprar muchas almas para Él”. Tengo que ser consciente que “Jesús tiene sed de mí” y que yo puedo “saciar esa sed” entregándome totalmente a Él.
Experimentando el amor que Jesucristo me manifiesta, especialmente en la Cruz, debo responderle generosamente: amándolo y teniendo “sed de almas” para llevarlas a Dios.
De “la sed”, que Jesús tiene por nosotros, surgen la paz y la fortaleza interior para que, unidos a Él y movidos por el Espíritu Santo, “compremos almas para Dios”.
La “sed de almas” no se refiere solo a la salvación de la dimensión espiritual del ser humano o de “liberar” o “sacar” almas del purgatorio, sino que se refiere también al esfuerzo, unido a Jesucristo que, libera del pecado y sus consecuencias, a “todo el hombre y a todos los hombres” propiciando su desarrollo integral (cf. BENEDICTO XVI. Caritas in veritate. Nos. 8 y 18, 29-jun-2009). Por lo mismo el compromiso misionero por “la salvación de las almas” comprende a la persona y a la sociedad y me compromete a construir el Reino de Dios en medio de las estructuras sociales.
Ciertamente, el impulso misionero y social del “sed de almas” ha de traducirse en obras de misericordia que atiendan las necesidades de los más pobres, de los marginados y excluidos, y también han de motivar a llevar el mensaje y el amor de Jesucristo, a ámbitos más amplios como el de los medios de comunicación social, de la educación, del trabajo, de la economía, de la política, de los derechos humanos, etc.
Lo anterior s es posible bajo la guía de la Doctrina Social de la Iglesia y con la fuerza del amor de Dios, que es el Espíritu Santo.
ORACIÓN
Señor Jesús, por el amor del Espíritu Santo que se derrama en mi corazón: en Ti, quiero unirme al Padre y trabajar en la misión apostólica de mis hermanos en la Iglesia.
Señor mío, Jesucristo, concédeme tener “sed de Ti”, para que te busque y te encuentre y “sacie tu sed de mí” y “sacie mi sed de Ti”. Concédeme reconocerte y amarte en todos mis hermanos. Dame “tu sed”, para que trabaje por la “salvación de las almas” y lleve a muchos de mis hermanos hasta Ti.
Señor, quiero ser tu misionero. Con la fuerza de tu Espíritu, quiero hacer mías las palabras de san Pablo “¡ay de mí, sino evangelizara!” (1Cor 9,16) y porque quiero saciar tu “sed de almas”. Como tantos santos, quiero evangelizar y construir tu Reino, “a tiempo y a destiempo” (2Tim 4,2).
Señor dame tu Espíritu Santo. Tú lo puedes todo, yo sin Ti, no puedo nada.
Jesús, concédeme siempre experimentar tu amor y “tener sed de Ti”. Sacia “mi sed de Ti” y concédeme acercar a muchos de mis hermanos para “saciar tu sed”, procurando como única recompensa que todos te conozcan y te amen.
 
CONTEMPLACIÓN: Este es el momento más importante. Guarda unos momentos de silencio, cierra tus ojos, respira profundamente, repite varias veces y de manera pausada, el nombre de Jesús o la jaculatoria de este día. Deja que el amor de Dios inunde tu ser. Reflexiona sobre lo que has meditado, dejándote guiar por el Espíritu Santo, como la Virgen María que todo lo guardaba en su corazón (Lc 2,19). Hazte un propósito y esfuérzate por cumplirlo hoy. Concluye este momento de contemplación de la siguiente manera o de la forma que acostumbres hacerlo.
 
ACCIÓN
a.- IRÉ A MISA: Es Domingo, Día del Señor. Él me ama y me espera, yo gozoso iré a su encuentro y comulgaré de su Cuerpo y de su Sangre, para ser todo(a) uno(a) con Él.
b.- Haz un compromiso para este día y en la noche evalúa cómo y de qué forma lo cumpliste.
 
Por amor a Jesucristo hoy… ____________________

COMENTARIOS PERSONALES
 
 
 
 
Concluye tu oración contemplativa diaria haciendo la señal de Cruz sobre ti: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 6 de enero de 2012

La Epifanía

ORACIÓN POR LA CONVERSIÓN DE LOS QUE PROMUEVEN EL ABORTO


Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
Dios, Señor dador de Vida, ilumina la mente y los corazones de quienes alejados de Ti, niegan la dignidad y el derecho a la vida de seres humanos inocentes en el vientre materno.
Manifiéstales tu amor Señor, para que guiados por la verdad y la justicia rectifiquen su error y se conviertan a Ti, para amar a sus hermanos.
Concédenos a los que defendemos la vida, que amemos y oremos por los que no piensan como nosotros y que seamos valientes para ser voz de los que no tienen voz.
Santa María de Guadalupe, que bajo tu mirada amorosa los mexicanos, nos veamos como hermanos y a nadie neguemos el derecho a participar en el banquete de la vida.
Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Almas de los niños abortados, rueguen por nosotros.

Peregrinación de la Arquidiócesis 2012


Acude el sábado 14 de enero del 2012 a la Ex-Glorieta de Peralvillo y reúnete con tu vicaría, para que juntos peregrinemos hacia la Basílica de Guadalupe en compañía de nuestro Cardenal Norberto Rivera Carrera.

La cita es a las 9:00 hrs.
Seamos "Discípulos y Misioneros de la Nueva Evangelización".

¡Te esperamos!

jueves, 5 de enero de 2012

Misa del 31 de diciembre del 2011

Vaticano da a conocer intenciones del Papa para enero

El pasado 2 de enero, la Santa Sede dio a conocer que en las intenciones del Papa Benedicto XVI para este mes estarán las víctimas de los desastres naturales y los cristianos que trabajan a favor de la paz.

La intención general del Apostolado de la Oración es: "para que las víctimas de desastres naturales reciban el alivio espiritual y material necesario para reconstruir sus vidas”.

La intención misionera es: "para que el empeño de los cristianos a favor de la paz sea ocasión para dar testimonio del nombre de Cristo a todas las personas de buena voluntad".