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jueves, 24 de enero de 2013
MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI PARA LA XLVII JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES
«Redes Sociales: portales de verdad y de fe; nuevos espacios
para la evangelización»
Queridos hermanos y hermanas:
Ante la proximidad de la Jornada Mundial de las Comunicaciones
Sociales de 2013, deseo proponeros algunas reflexiones acerca de una realidad
cada vez más importante, y que tiene que ver con el modo en el que las personas
se comunican hoy entre sí. Quisiera detenerme a considerar el desarrollo de las
redes sociales digitales, que están contribuyendo a que surja una nueva
«ágora», una plaza pública y abierta en la que las personas comparten ideas,
informaciones, opiniones, y donde, además, nacen nuevas relaciones y formas de
comunidad.
Estos espacios, cuando se valorizan bien y de manera equilibrada,
favorecen formas de diálogo y de debate que, llevadas a cabo con respeto,
salvaguarda de la intimidad, responsabilidad e interés por la verdad, pueden
reforzar los lazos de unidad entre las personas y promover eficazmente la
armonía de la familia humana.
El desarrollo de las redes sociales requiere un compromiso: las
personas se sienten implicadas cuando han de construir relaciones y encontrar
amistades, cuando buscan respuestas a sus preguntas, o se divierten, pero
también cuando se sienten estimuladas intelectualmente y comparten competencias
y conocimientos. Las redes sociales se alimentan, por tanto, de aspiraciones
radicadas en el corazón del hombre.
La cultura de las redes sociales y los cambios en las formas y los
estilos de la comunicación suponen todo un desafío para quienes desean hablar
de verdad y de valores. A menudo, como sucede también con otros medios de
comunicación social, el significado y la eficacia de las diferentes formas de
expresión parecen determinados más por su popularidad que por su importancia y
validez intrínsecas. Los medios de comunicación social necesitan, por tanto,
del compromiso de todos aquellos que son conscientes del valor del diálogo, del
debate razonado, de la argumentación lógica; de personas que tratan de cultivar
formas de discurso y de expresión que apelan a las más nobles aspiraciones de
quien está implicado en el proceso comunicativo.
Las redes sociales deben afrontar el desafío de ser verdaderamente
inclusivas: de este modo, se beneficiarán de la plena participación de los
creyentes que desean compartir el Mensaje de Jesús y los valores de la dignidad
humana que promueven sus enseñanzas. El ambiente digital no es un mundo
paralelo o puramente virtual, sino que forma parte de la realidad cotidiana de
muchos, especialmente de los más jóvenes. Las redes sociales son el fruto de la
interacción humana pero, a su vez, dan nueva forma a las dinámicas de la
comunicación que crea relaciones; por tanto, una comprensión atenta de este
ambiente es el prerrequisito para una presencia significativa dentro del mismo.
La capacidad de utilizar los nuevos lenguajes es necesaria no
tanto para estar al paso con los tiempos, sino precisamente para permitir que
la infinita riqueza del Evangelio encuentre formas de expresión que puedan
alcanzar las mentes y los corazones de todos.
Una forma especialmente significativa de dar testimonio es la
voluntad de donarse a los demás mediante la disponibilidad para responder
pacientemente y con respeto a sus preguntas y sus dudas en el camino de
búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana. La presencia en
las redes sociales del diálogo sobre la fe y el creer confirma la relevancia de
la religión en el debate público y social.
Para quienes han acogido con corazón abierto el don de la fe, la
respuesta radical a las preguntas del hombre sobre el amor, la verdad y el
significado de la vida ―que están
presentes en las redes sociales― se
encuentra en la persona de Jesucristo. La confianza en el poder de la acción de
Dios debe ser superior a la seguridad que depositemos en el uso de los medios
humanos. Y recordemos, a este respecto, que Elías reconoció la voz de Dios no
en el viento fuerte e impetuoso, ni en el terremoto o en el fuego, sino en el
«susurro de una brisa suave» (1R 19,11-12).
Existen redes sociales que, en el ambiente digital, ofrecen al
hombre de hoy ocasiones para orar, meditar y compartir la Palabra de Dios. Pero
estas redes pueden asimismo abrir las puertas a otras dimensiones de la fe. De
hecho, muchas personas están descubriendo, precisamente gracias a un contacto
que comenzó en la red, la importancia del encuentro directo, de la experiencia
de comunidad o también de peregrinación, elementos que son importantes en el camino de fe.
Rezo para que el Espíritu de Dios os acompañe y os ilumine
siempre, y al mismo tiempo os bendigo de corazón para que podáis ser
verdaderamente mensajeros y testigos del Evangelio. «Id por todo el mundo y
proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (Mc 16,15).
Vaticano, 24 de enero de 2013, fiesta de san Francisco de Sales
BENEDICTUS PP. XVI
miércoles, 23 de enero de 2013
Creo en Dios
La catequesis de hoy está dedicada al primer artículo del Credo «creo en un solo Dios», una afirmación fundamental, que parece sencilla pero que encierra un inmenso tesoro. Creer implica adhesión, acogida y obediencia; es un acto personal, una respuesta libre. Decir «creo» supone un don que se nos da y una responsabilidad que aceptamos; es una experiencia de diálogo con Dios que, por amor, nos habla como amigos. ¿Cómo escuchar su voz? Fundamentalmente en la Escritura, que nos habla de fe y nos narra una historia en la que el Señor cumple su proyecto de redención, a través de personas que creen y confían. Una de ellas es Abrahán, nuestro padre en la fe, porque es capaz de salir de su tierra, confiando sólo en Dios y en su promesa. A pesar de ver su cuerpo deteriorado y a su mujer anciana, y de vivir siempre como extranjero en una tierra habitada por otros, espera contra toda esperanza; por ello recibe la bendición de Dios, llena de vida y fecundidad, para hacer de él un gran pueblo. Para nosotros, Abrahán es ejemplo de libertad ante la opinión corriente, ante el juicio del mundo que busca un éxito aparente; Abrahán nos invita a responder también a Dios con un acto de confianza, que trasforme nuestra vida.
Invito a todos a no tener miedo de seguir al Señor, olvidándonos de nosotros mismos y confiando en la bendición de Dios.
Invito a todos a no tener miedo de seguir al Señor, olvidándonos de nosotros mismos y confiando en la bendición de Dios.
Peregrinación Arquidiócesis de México
En el marco del Año de la Fe, en la Arquidiócesis de México peregrinamos "Al encuentro de las nuevas generaciones".
miércoles, 16 de enero de 2013
Audiencia General del Papa Benedicto XVI
La historia de la salvación es la historia de la relación de Dios que se revela al hombre progresivamente. Para esta obra, que inicia con la llamada de Abraham, se sirve de mediadores, como Moisés, los profetas y los jueces, que comunican al pueblo su voluntad, recuerdan la exigencia de fidelidad a la alianza y conservan la expectación plena y definitiva de las promesas divinas. Es un largo camino en el que el Señor se deja conocer, se revela a sí mismo, entra en la historia con hechos y palabras. Con la encarnación, el rostro de Dios se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es al mismo tiempo «mediador y plenitud de toda la Revelación». Jesús inaugura en la historia un nuevo modo de presencia de Dios, porque quien lo ha visto a Él ha visto al Padre; él es «el mediador» de la nueva y eterna alianza; en él encontramos a Dios, al que podemos invocar con el nombre de «Abba, Padre» y por el que nos viene dada la salvación. Si queremos ver el rostro de Dios, aquel rostro que da sentido, solidez y serenidad a nuestro camino, debemos seguir a Cristo.
viernes, 11 de enero de 2013
Sitio de Jericó
Te invito a participar en el Sitio de Jericó, el próximo 27 de Enero, en la Antigua Basílica de Guadalupe, acude con tu familia, tu grupo parroquial y vive una experiencia ante Jesús Eucaristía.
viernes, 4 de enero de 2013
jueves, 3 de enero de 2013
miércoles, 2 de enero de 2013
Familia Eucarística agradece a Dios por un año lleno de muchas satisfacciones y de poder trabajar para el Señor.
Te pedimos Señor que nos permitas seguir trabajando para ti, danos la fuerza para continuar esta labor que nos encomiendas. Gracias por lo que me diste y también por lo que no, gracias por cada persona que has puesto en mi camino para encaminarlo hacia ti. Te pido que me dejes seguir comprando "ALMAS PARA TI".
Familia Eucarística
Velada de Adviento 2012
El pasado 30 de noviembre vivimos una experiencia ante Jesús Eucaristía, acompañándolo toda la noche en el Templo Expiatoria a Cristo Rey. Te invito que el próximo 22 de Febrero del 2013 vivas esta experiencia como lo hicieron mas de 300 personas, acompaña a Jesús toda la noche y gana indulgencias plenarias.
Velada de Adviento
lunes, 17 de diciembre de 2012
JESUCRISTO nace en nuestro corazón, cada vez que oramos o hacemos una buena acción. Que la alegría de la Navidad esté todos los días en tu vida y alcances la santidad.
Señor, la Navidad es la oportunidad para la humanidad de unirse plenamente a Ti, pero también es mi oportunidad personal. Te haces hombre para salvarnos a todos, pero también para salvarme a mí. Sé que soy indigno pero tu amor me hace confiadamente pedirte que vengas al establo que es mi corazón. Ilumina con tu presencia mi vida y ayúdame a ser cada día mejor, para irradiar la luz a quienes viven tristes por no tener la experiencia de tu amor.
DIOS TE BENDIGA
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
¿Qué es la fe?
Papa Benedicto XVI, Audiencia General , 24 de octubre de 2012.
¿Qué es la fe? ¿Tiene aún sentido la fe en un mundo donde ciencia y técnica han abierto horizontes hasta hace poco impensables? ¿Qué significa creer hoy? De hecho en nuestro tiempo es necesaria una renovada educación en la fe, que comprenda ciertamente un conocimiento de sus verdades y de los acontecimientos de la salvación, pero que sobre todo nazca de un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo, de amarle, de confiar en Él, de forma que toda la vida esté involucrada en ello.
Hoy, junto a tantos signos de bien, crece a nuestro alrededor también cierto desierto espiritual. A veces se tiene la sensación, por determinados sucesos de los que tenemos noticia todos los días, de que el mundo no se encamina hacia la construcción de una comunidad más fraterna y más pacífica; las ideas mismas de progreso y bienestar muestran igualmente sus sombras. A pesar de la grandeza de los descubrimientos de la ciencia y de los éxitos de la técnica, hoy el hombre no parece que sea verdaderamente más libre, más humano; persisten muchas formas de explotación, manipulación, violencia, vejación, injusticia... Cierto tipo de cultura, además, ha educado a moverse sólo en el horizonte de las cosas, de lo factible; a creer sólo en lo que se ve y se toca con las propias manos. Por otro lado crece también el número de cuantos se sienten desorientados y, buscando ir más allá de una visión sólo horizontal de la realidad, están disponibles para creer en cualquier cosa…
…La fe nos dona precisamente esto: es un confiado entregarse a un «Tú» que es Dios, quien me da una certeza distinta, pero no menos sólida que la que me llega del cálculo exacto o de la ciencia. La fe no es un simple asentimiento intelectual del hombre a las verdades particulares sobre Dios; es un acto con el que me confío libremente a un Dios que es Padre y me ama; es adhesión a un «Tú» que me dona esperanza y confianza. Cierto, esta adhesión a Dios no carece de contenidos: con ella somos conscientes de que Dios mismo se ha mostrado a nosotros en Cristo; ha dado a ver su rostro y se ha hecho realmente cercano a cada uno de nosotros…
Tener fe, entonces, es encontrar a este «Tú», Dios, que me sostiene y me concede la promesa de un amor indestructible que no sólo aspira a la eternidad, sino que la dona; es confiarme a Dios con la actitud del niño, quien sabe bien que todas sus dificultades, todos sus problemas están asegurados en el «tú» de la madre.
… El hecho de que creer cristianamente significa este abandonarme con confianza en el sentido profundo que me sostiene a mí y al mundo, ese sentido que nosotros no tenemos capacidad de darnos, sino sólo de recibir como don, y que es el fundamento sobre el que podemos vivir sin miedo. Y esta certeza liberadora y tranquilizadora de la fe debemos ser capaces de anunciarla con la palabra y mostrarla con nuestra vida de cristianos.
La fe es don de Dios, pero es también acto profundamente libre y humano. El Catecismo de la Iglesia católica lo dice con claridad: «Sólo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer es un acto auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre» (n. 154). Es más, las implica y exalta en una apuesta de vida que es como un éxodo, salir de uno mismo, de las propias seguridades, de los propios esquemas mentales, para confiarse a la acción de Dios… Creer es fiarse con toda libertad y con alegría del proyecto providencial de Dios sobre la historia, como hizo el patriarca Abrahán, como hizo María de Nazaret.
…Nuestro tiempo requiere cristianos que hayan sido aferrados por Cristo, que crezcan en la fe gracias a la familiaridad con la Sagrada Escritura y los sacramentos. Personas que sean casi un libro abierto que narra la experiencia de la vida nueva en el Espíritu, la presencia de ese Dios que nos sostiene en el camino y nos abre hacia la vida que jamás tendrá fin.
www.vatican.va
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