Les comparto el Boletín "Enlace de FE", donde compartimos la labor pastoral que hacemos desde Familia Eucarística y el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe. Dios les bendiga.
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martes, 16 de abril de 2013
miércoles, 10 de abril de 2013
Amigos les comparto el mensaje en español del Papa Francisco en su Audiencia General de hoy:
"Queridos hermanos y hermanas":
"Queridos hermanos y hermanas":
"Deseo reflexionar sobre el valor salvífico de la Resurrección de Jesús, en la que se funda nuestra fe y por la que hemos sido liberados del pecado y hechos hijos de Dios, generados a una vida nueva. Éste es el don más grande que recibimos del Misterio Pascual de Cristo. Dios nos trata como hijos, nos comprende, nos perdona, nos abraza y nos ama aun cuando nos equivocamos. Esta relación de hijos con el Señor debe crecer, ser alimentada cada día con la escucha de su Palabra, la oración, la participación en los Sacramentos y la práctica de la caridad. Comportémonos como hijos de Dios, sin desanimarnos por nuestras caídas, sintiéndonos amados por Él, sabiendo que Él es nuestra fuerza. Porque Él siempre es fiel. Ser cristianos no se reduce sólo a cumplir los mandamientos, es ser de Cristo, pensar, actuar, amar como Él, dejando que tome posesión de nuestra existencia para que la cambie, la trasforme, la libere de las tinieblas del mal y del pecado. A quien nos pida razón de nuestra esperanza, mostrémosle a Cristo Resucitado y hagámoslo con el anuncio de la Palabra, pero sobre todo con nuestra vida de resucitados. Porque nosotros también por el bautismo hemos resucitado, como Cristo".
lunes, 8 de abril de 2013
lunes, 1 de abril de 2013
jueves, 21 de marzo de 2013
viernes, 15 de marzo de 2013
Texto completo de la primera homilía del Papa Francisco
En estas tres Lecturas veo algo en común: el movimiento. En la Primera Lectura el movimiento es el camino; en la segunda Lectura, el movimiento está en la edificación de la Iglesia; en la tercera, en el Evangelio, el movimiento está en la confesión. Caminar, edificar, confesar.
Caminar. Casa de Jacob: “Vengan, caminemos en la luz del Señor”. Esta es la primera cosa que Dios dijo a Abraham : “Camina en mi presencia y sé irreprensible”. Caminar: nuestra vida es un camino. Cuando nos detenemos, la cosa no funciona. Caminar siempre, en presencia al Señor, a la luz del Señor, tratando de vivir con aquel carácter irreprensible que Dios pide a Abraham, en su promesa.
Edificar. Edificar la Iglesia, se habla de piedras: las piedras tienen consistencia; las piedras vivas, piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la esposa de Cristo, sobre aquella piedra angular que el mismo Señor, y con otro movimiento de nuestra vida, edificar.
Tercero, confesar. Podemos caminar todo lo que queramos, podemos edificar tantas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, la cosa no funciona. Nos convertiríamos en una ONG (Organización No Gubernamental) de piedad, pero no en la Iglesia, esposa del Señor. Cuando no caminamos, nos detenemos. Cuando no se construye sobre la piedra ¿qué cosa sucede? Pasa aquello que sucede a los niños en la playa cuando construyen castillos de arena, todo se desmorona, no tiene consistencia. Cuando no se confesa a Jesucristo, me viene la frase de León Bloy “Quien no reza al Señor, reza al diablo”. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio.
Caminar, edificar-construir, confesar. Pero la cosa no es así de fácil, porque en el caminar, en el construir, en el confesar a veces hay sacudidas, hay movimiento que no es justamente del camino: es movimiento que nos echa para atrás.
Este Evangelio continua con una situación especial. El mismo Pedro que ha confesado a Jesucristo, le dice: “Tú eres Cristo, el Hijo del Dios vivo. Yo te sigo, pero no hablemos de Cruz. Esto no cuenta”. “Te sigo con otras posibilidades, sin la Cruz”. Cuando caminamos sin la Cruz, cuando edificamos sin la Cruz y cuando confesamos un Cristo sin Cruz, no somos Discípulos del Señor: somos mundanos, somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor.
Quisiera que todos, luego de estos días de gracia, tengamos el coraje - precisamente el coraje - de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, que ha sido derramada sobre la Cruz; y de confesar la única gloria, Cristo Crucificado. Y así la Iglesia irá adelante.
Deseo que el Espíritu Santo, la oración de la Virgen, nuestra Madre, conceda a todos nosotros esta gracia: caminar, edificar, confesar Jesucristo. Así sea.
lunes, 11 de marzo de 2013
DERECHOS
DEL CONCEBIDO A. C.
Te invita a ser parte de sus próximas actividades.
17 de Marzo 12:00
hrs.
Domingo de oración por la
Vida y la Familia.
Templo Expiatorio a Cristo Rey,
Antigua Basílica de
Guadalupe.
Invitamos en particular a novios que estén viviendo su noviazgo en
castidad, a mujeres embarazadas, a matrimonios que no han podido tener hijos y
desean que se ore por ellos, a la presentación de los 40 días de niños recién
nacidos y a personas que han experimentado la pérdida de su bebé por un aborto
a que se acerquen, para presentar sus necesidades ante Jesús Eucaristía. Te
esperamos los domingos terceros de mes.
El 25 de Marzo te invitamos a adoptar a un
bebe espiritualmente, durante nueve meses.
Registra tu nombre y correo, si participas en
esta Campaña de Adopción Espiritual.
“JUNTOS SOMOS VOZ DELOS QUE NO TIENEN VOZ”
ADOPCIÓN ESPIRITUAL
CARTA COMPROMISO DE ADOPCIÓN ESPIRITUAL.
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
Yo ____________________ me comprometo a adoptar a un bebé en riesgo de ser
abortado, pidiendo a Dios porque se respete su vida y a rezar diariamente un
Ave María por él, su mamá y su familia. Así mismo me comprometo a respetar y
defender los Derechos Humanos del Concebido y por lo mismo a nunca abortar,
apoyar a todo ser humano y a oponerme a toda injusticia, en particular la del
aborto.
Lugar:____________________ Fecha:________________ Rezar el Ave María es
ponernos ante el misterio del amor de Dios y del valor que para él
tiene la vida humana. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre.
Dios se encarna, se hace humano desde el momento de la concepción, en el
seno materno de María Santísima. Esto lo recordamos con las palabras del Ángel:
Dios te Salve María, llena eres de gracia el Señor está contigo (Lc. 1,28).
La vida de todo ser humano es divinizada desde el vientre materno por la
encarnación del hijo de Dios y por lo mismo en todo ser humano debe ser
reconocida y respetadas como lo hace la prima de la Virgen María al decirle:
Bendita eres entre todas las mujeres y bendito el Fruto de tu vientre,
Jesús (Lc. 1,42). Al igual que Jesucristo en el vientre de su madre
todos fuimos mórula, cigoto, embrión, feto… por eso al rezar el Ave María alabamos
el Don de la Vida que Dios nos da y pedimos por el reconocimiento y respeto de
los Derechos Humanos de todo concebido. Amen.
viernes, 1 de marzo de 2013
Benedicto XVI
Les comparto frases del Papa Benedicto XVI, donde reflexiona sobre la Eucaristía, los jóvenes, la familia, la vida y los santos.
Los santos, como hemos dicho, son los verdaderos reformadores. Ahora quisiera expresarlo de manera más radical aún: sólo de los santos, sólo de Dios proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo.
Te dejo el linck para que lo reflexiones en tu comunidad o con tu familia.
http://www.vatican.va/bxvi/omaggio/index_sp.html
Los santos, como hemos dicho, son los verdaderos reformadores. Ahora quisiera expresarlo de manera más radical aún: sólo de los santos, sólo de Dios proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo.
Te dejo el linck para que lo reflexiones en tu comunidad o con tu familia.
http://www.vatican.va/bxvi/omaggio/index_sp.html
miércoles, 27 de febrero de 2013
Última Audiencia del Papa Benedicto XVI
¡Venerados
hermanos en el Episcopado!
¡Distinguidas
autoridades!
¡Queridos
hermanos y hermanas!
Os
agradezco por haber venido tan numerosos a esta última audiencia general de mi
pontificado.
Como
el apóstol Pablo en el texto bíblico que hemos escuchado, también yo siento en
mi corazón el deber sobre todo de agradecer a Dios, que guía y hace crecer a la
Iglesia, que siembra su Palabra y así alimenta la fe en su Pueblo.
En
este momento mi ánimo se extiende para abrazar a toda la Iglesia difundida en
el mundo y doy gracias a Dios por las "noticias" que en estos años
del ministerio petrino he podido recibir acerca de la fe en el Señor Jesucristo
y de la caridad que está en el Cuerpo de la Iglesia y lo hace vivir en el amor
y de la esperanza que nos abre y nos orienta hacia la vida en plenitud, hacia
la patria del Cielo.
Siento
que he de llevar a todos en la oración, en un presente que es el de Dios, donde
recojo todo encuentro, todo viaje, toda visita pastoral. Todo y a todos los
recojo en la oración para confiarlos al Señor porque tenemos pleno conocimiento
de su voluntad, con toda sabiduría e inteligencia espiritual, y porque podemos
comportarnos de manera digna de Él, de su amor, dando fruto en toda obra buena
(cfr Col 1,9-10).
En
este momento, hay en mí una gran confianza, porque sé, sabemos todos nosotros,
que la Palabra de verdad del Evangelio es la fuerza de la Iglesia, es su vida.
El Evangelio purifica y renueva, da fruto, donde esté la comunidad de los
creyentes lo escucha y acoge la gracia de Dios en la verdad y vive en la
caridad. Esta es mi confianza, esta es mi alegría.
Cuando
el 19 de abril de hace casi ocho años, acepté asumir el ministerio petrino,
tuve firme esta certeza que siempre me ha acompañado. En aquel momento, como ya
he dicho varias veces, las palabras que resonaron en mi corazón fueron:
"¿Señor, qué cosa me pides?" Es un peso grande el que me pones sobre
la espalda, pero si Tú me lo pides, en tu palabra lanzaré las redes, seguro que
Tú me guiarás.
Y
el Señor verdaderamente me ha guiado, ha estado cercano a mí, he podido
percibir cotidianamente su presencia. Ha sido un trato de camino de la Iglesia
que ha tenido momentos de alegría y de luz, pero también momentos no fáciles;
me he sentido como San Pedro con los Apóstoles en la barca sobre el lago de
Galilea: el Señor nos ha dado muchos días de sol y de brisa ligera, días en los
que la pesca ha sido abundante; y ha habido también momentos en los que las
aguas estaban agitadas y el viento era contrario, como en toda la historia de
la Iglesia, y el Señor parecía dormir.
Pero
siempre he sabido que en aquella barca está el Señor y siempre he sabido que la
barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es suya y no la deja
hundirse; es Él quien la conduce ciertamente también a través de hombres que ha
elegido, porque así lo ha querido. Esta ha sido y es una certeza que nada puede
ofuscar. Y es por esto que hoy mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios
porque no ha dejado nunca que le falte a la Iglesia y también a mí su consuelo,
su luz y su amor.
Estamos
en el Año de la Fe, que he querido para reforzar nuestra fe en Dios en un contexto
que parece ponerlo siempre más en segundo plano. Quisiera invitar a todos a
renovar la firme confianza en el Señor, a confiarnos como niños en los brazos
de Dios, certeros de que esos brazos nos sostienen siempre y son lo que permite
caminar cada día también en la fatiga. Quisiera que cada uno se sintiese amado
por aquel Dios que nos ha dado a su Hijo a nosotros y que nos ha mostrado su
amor sin límites.
Quisiera
que cada uno sintiese la alegría de ser cristiano. En una bella oración que se
recita cotidianamente en la mañana se dice: "Te adoro Dios mío y te amo
con todo el corazón. Te agradezco por haberme creado, hecho cristiano…"
Sí, estamos contentos por el don de la fe, ¡es el bien más precioso, que nadie
nos puede quitar! Agradecemos al Señor por esto cada día, con la oración y con
una vida cristiana coherente. ¡Dios nos ama, pero espera que también que
nosotros lo amemos!
Pero
no es solamente Dios a quien quiero agradecer en este momento. Un Papa no está
solo en la guía de la Barca de Pedro, si bien es su primera responsabilidad, y
yo no me he sentido solo nunca en llegar la alegría y el peso del ministerio
petrino; el Señor me ha dado tantas personas que, con generosidad y amor a Dios
y a la Iglesia, me han ayudado y han estado cercanas a mí.
Primero
que nada a vosotros, queridos hermanos cardenales: vuestra sabiduría, vuestros
consejos, vuestra amistad han sido para mí preciosos; mis colaboradores;
comenzando por mi Secretario de Estado que me ha acompañado con fidelidad en
estos años; la Secretaría de Estado y toda la Curia Romana, como también todos
aquellos que, en diversos sectores, prestan su servicio a la Santa Sede: son
muchos rostros que no aparecen, que se quedan en la sombra, pero en el
silencio, en la dedicación cotidiana, con espíritu de fe y humildad han sido
para mí un sostén seguro y confiable. ¡Un recuerdo especial para la Iglesia de
Roma, mi diócesis!
No
puedo olvidar a los hermanos en el Episcopado y en el presbiterado, las
personas consagradas y todo el Pueblo de Dios: en las visitas pastorales, en
los encuentros, en las audiencias, en los viajes, siempre he percibido una gran
atención y un profundo afecto; pero también he querido a todos y a cada uno,
sin distinción, con aquella caridad pastoral que da el corazón de Pastor, sobre
todo de Obispo de Roma, de Sucesor del Apóstol Pedro. Cada día he tenido a cada
uno de vosotros en mi oración, con corazón de padre.
Quisiera
que mi saludo y mi agradecimiento alcanzase a todos: el corazón de un Papa se
extiende al mundo entero. Y quisiera expresar mi gratitud al Cuerpo diplomático
ante la Santa Sede, que hace presente a la gran familia de las naciones. Aquí
también pienso en todos aquellos que trabajan para una buena comunicación y que
agradezco por su importante servicio.
En
este punto quisiera agradecer de corazón también a todas las numerosas personas
en todo el mundo que en las últimas semanas me han enviado signos conmovedores
de atención, de amistad en la oración. Sí, el Papa nunca está solo, y ahora lo
experimento nuevamente de un modo tan grande que toca el corazón. El Papa
pertenece a todos y a tantísimas personas que se sienten cercanos a él.
Es
cierto que recibo cartas de los grandes del mundo: de los Jefes de Estado, de
los jefes religiosos, de los representantes del mundo de la cultura, etcétera.
Pero recibo también muchísimas cartas de personas sencillas que me escriben
simplemente desde su corazón y me hacen sentir su afecto, que nace del estar
juntos con Cristo Jesús, en la Iglesia. Estas personas no me escriben como se
escribe por ejemplo a un príncipe o a un grande que no se conoce. Me escriben
como hermanos y hermanas o como hijos e hijas, con el sentido de una relación
familiar muy afectuosa.
Aquí
se puede tocar con la mano qué cosa es la Iglesia: no es una organización ni una
asociación de fines religiosos o humanitarios; sino un cuerpo vivo, una
comunión de hermanos y hermanas en el Cuerpo de Jesucristo, que nos une a
todos. Experimentar la Iglesia de este modo y poder casi tocar con las manos la
fuerza de su verdad y de su amor es motivo de alegría, en un tiempo en el que
tantos hablan de su declive.
En
estos últimos meses, he sentido que mis fuerzas han disminuido y he pedido a
Dios con insistencia en la oración que me ilumine con su luz para hacerme tomar
la decisión más justa no por mi bien, sino por el bien de la Iglesia. He dado
este paso en la plena conciencia de su gravedad e incluso de su novedad, pero
con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la Iglesia significa también tener
el coraje de tomar decisiones difíciles, sufrientes, teniendo siempre primero
el bien de la Iglesia y no el de uno mismo.
Aquí
permítanme volver una vez más al 19 de abril de 2005. La gravedad de la
decisión estuvo en el hecho que desde aquel momento estaba siempre y para
siempre ocupado en el Señor. Siempre quien asume el ministerio petrino no tiene
más privacidad alguna. Pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la
Iglesia.
A
su vida se le retira, por así decirlo, la dimensión privada. He podido
experimentar y lo experimento precisamente ahora, que uno recibe la vida
justamente cuando la dona. Ya he dicho que muchas personas que aman al Señor
aman también al Sucesor de San Pedro y le tienen afecto; que el Papa tiene
verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas en todo el mundo, y que se
siente seguro en el abrazo de su comunión; porque no se pertenece más a sí mismo,
pertenece a todos y todos pertenecen a él.
El
"siempre" es también un "para siempre": no se puede volver
más a lo privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio
no revoca esto. No vuelvo a la vida privada, a una vida de viajes, encuentros,
recibimientos, conferencias, etcétera. No abandono la cruz, sino que quedo de
modo nuevo ante el Señor crucificado.
Ya
no llevo la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, sino que en el
servicio de la oración quedo, por así decirlo, en el recinto de San Pedro. San
Benito, cuyo nombre llevo como Papa, será un gran ejemplo de esto. Él ha
mostrado el camino para una vida que, activa o pasiva, pertenece totalmente a
la obra de Dios.
Agradezco
a todos y a cada uno también por el respeto y la comprensión con la que han
acogido esta decisión tan importante. Seguiré acompañando el camino de la
Iglesia con la oración y la reflexión, con aquella dedicación al Señor y a su
Esposa que he buscado vivir hasta ahora cada día y que quiero vivir siempre.
Les
pido recordarme ante Dios, y sobre todo rezar por los cardenales llamados a una
tarea tan relevante, y por el nuevo Sucesor del Apóstol Pedro: que el Señor lo
acompañe con la luz y la fuerza de su Espíritu.
Invoquemos
la intercesión maternal de la Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia, para
que nos acompañe a cada uno de nosotros y a toda la comunidad eclesial; a ella
nos acogemos con profunda confianza.
¡Queridos
amigos! Dios guía a su Iglesia, la levanta siempre también y sobre todo en los
momentos difíciles. No perdamos nunca esta visión de fe, que es la única y
verdadera visión del camino de la Iglesia y del mundo. Que en nuestro corazón,
en el corazón de cada uno de vosotros, esté siempre la alegre certeza de que el
Señor está a nuestro lado, no nos abandona, es cercano y nos rodea con su amor.
¡Gracias!
viernes, 15 de febrero de 2013
Cumple Familia
Eucarística siete años de adorar a Jesús Eucaristía
“Jesús, que todos te conozcan y te amen, es la única
recompensa que quiero”
El
18 de Febrero del 2006, al ser nombrando Rector del Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe,
comenzamos Familia Eucarística, una asociación de espiritual de fieles católicos
que promueve la adoración a Jesús Eucaristía para extender su reinado de amor y
propiciar la santidad como meta de vida.
Familia
Eucarística promueve el encuentro con Jesús Eucaristía, para que cada persona y
comunidad creyente, adorándolo: fortalezca su vida espiritual, su compromiso
evangelizador y misionero y procure la santidad como “alto grado de la vida
cristiana ordinaria”.
Cuando
yo llegué aquí, confiando en el Señor, le dije: concédeme arreglar tu casa
Señor, pero junto con ello, ayúdame también a construir tu Iglesia, trabajar en
la espiritualidad para que todos te conozcan y te amen. Y así el 18 de febrero
del 2006 no solamente tomé posesión de este Templo, para su restauración, sino
también para dar inicio a esto que a siete años podemos presentarle al Señor,
una asociación espiritual que bendito Dios, ha crecido de muchas y de diversas
maneras.
El fruto de este encuentro con Jesús
Eucaristía, nos ha permitido que con el tiempo podamos contar con un Centro de
Espiritualidad, en donde se han formado diferentes grupos como Mujeres yHombres
de Fe; jóvenes, niños, personas con capacidades diferentes, llevando este
apostolado también a los reclusorios tanto de mujeres como de hombres, así como
a los enfermos en los hospitales. También ayudamos a mujeres en situación de
abandono a través de la Pastoral Social de Familia Eucarística; se lleva todo
un trabajo organizado a favor de la vida desde Derechos del Concebido y de
evangelización desde los medios de comunicación a través de Comunicación con
Criterio, así como publicaciones llamadas ‘Sabiduría de Dios’ que nos ayudan a
vivir mejor nuestra fe.
Es nuestro deseo que a través de Familia
Eucarística y de los diversos movimientos que hay en el mundo seamos discípulos
y misioneros de Jesucristo y con alegría anunciemos el gozo de la presencia del
Señor en medio de nuestras comunidades, de nuestras familias y en medio de
nuestro corazón.
Te invito a participar de la Misa de Acción de Gracias por los
7 años de Familia Eucarística. Domingo 17 de febrero, 12:00
hrs. Antigua Basílica de Guadalupe.
Velada de Cuaresma,
una preparación para vivir Semana Santa
“El Reino de Dios está cerca, conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1,15)
En
este Año de la Fe, y como parte del camino de la preparación para la Semana
Santa, Familia Eucarística ha organizado una “Velada de Cuaresma que tendrá
lugar el 22 de febrero en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica
de Guadalupe.
Esta
jornada de oración y adoración nocturna, comenzará a las 20:00 hrs y concluirá
a las 7:00 hrs. del día siguiente.
Los
temas que se reflexionarán son: Espiritualidad de Comunión en el “Año de la
Fe”, Espiritualidad Eucarística, Pedagogía y Pastoral de la Santidad, Cuaresma,
Viacrucis, Triduo Pascual, Pascua y Eucaristía.
También
se celebrará la Sagrada Eucaristía y se tendrá Adoración Eucarística; se
contará con testimonios y animación musical. El Santísimo Sacramento estará
expuesto toda la noche y se concluirá con la bendición solemne.
La
invitación es abierta y puedes venir con tu familia, tu grupo o comunidad
parroquial, la entrada será libre. Se pide traer Biblia, Rosario, cuaderno,
pluma y un refrigerio, además ropa abrigadora.
Informes:
Tel. 5577-0450
familia_eucaristica@yahoo.com.mx
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