jueves, 16 de octubre de 2014

14-OCTUBRE-14. EL EVANGELIO DE HOY: Lc 11, 37-41. AMAR Y DAR EN LIBERTAD. Muchas personas actúan más por “el qué dirán” que por convicción. No se dejan guiar por la razón, no actúan de corazón, si no por miedo o por intereses particulares o sólo por costumbre y muchas veces de manera irracional, casi instintivamente e inconscientemente. Lo graves es que muchas veces así hacen todo en los diversos ámbitos de su vida, incluida su fe.

Dios acepta todo lo que viene de nosotros porque nos ama, pero Él quiere que seamos libres, porque así nos hizo. Para mostrarnos cuanto nos ama y para que nuestra respuesta sea libre, nos envió a Jesucristo, Quien no nos impone la salvación que nos trae, sino que nos la propone y nos invita que la aceptemos libre y conscientemente, para que iluminado nuestro entendimiento, pongamos todo lo que está de nuestra parte para ser libres, amándolo a Él y a los demás y así también, libre y conscientemente actuemos en todos los ámbitos de nuestra vida. AMAR Y DAR EN LIBERTAD, solo es posible en Jesús.


Lc 11, 37-41. En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: "Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo."
13-OCTUBRE-14 EL EVANGELIO DE HOY. (Lc 11, 29-32). LA EUCARISTÍA ES SIGNO EXCELSO DE LA PRESENCIA DE DIOS.

A pesar de los grandes avances de la ciencia, el hombre sigue siendo limitado. Su inteligencia y su capacidad de transformar la materia son expresión de su grandeza limitada. Sus observaciones astronómicas y sus viajes hacia los confines del universo, confirman aún más nuestras limitaciones.

Las relaciones humanas muchas veces tan difíciles y fracturadas, lo mismo que las enfermedades y la muerte, expresión máxima de lo limitado que somos, hacen que el ser humano busque algo o a alguien, en quién, encontrar el sentido a su existencia. Buscando un sentido de su vida, que el mismo pueda controlar, elabora ideas y creencias fantasiosas, que dan origen a “la magia, “la brujería”, “la superstición”, “el esoterismo” y la “new age” entre otras ideologías, en donde la fantasía y las emociones, no la razón, las que guías sus pensamientos y acciones.
De la observación de lo creado y de la humildad, ante las propias limitaciones humanas, brota en el hombre la conciencia de que es criatura y que necesita entrar en contacto con su Creador. La razón y no sólo los sentimientos son los que validan la bondad del esfuerzo auténtico de la búsqueda de Dios y del intento de religarse con Él. 
En medio de la historia de la humanidad y de las religiones, a través de Abraham, el ser humano tiene la experiencia de Dios, que se auto revela y hace presente en la historia humana manifestando su gracia y su poder. Este auto revelación alcanza su plenitud, cuando Dios mismo, toma nuestra naturaleza humana y se hace hombre, mostrándose, más que con su poder, con su amor hacia todo ser humano, perdonándonos, redimiéndonos y dándonos la Vida Nueva y la Eterna. 

Al igual que los contemporáneos de Jesús, hoy muchas personas piden signos sin reconocer que el signo máximo del amor de Dios ya se nos ha dado, pues Dios mismo ha tomado nuestra naturaleza humana; ha vivido como uno de nosotros y nos ha mostrado su amor dando su vida por nosotros. 

Teniendo a Jesús en el centro de nuestro diario vivir, en Él encontramos el sentido más pleno a nuestra existencia. Su presencia siempre perenne entre nosotros se planifica cuando meditamos su Palabra pero sobre todo cuando estamos ante su presencia en la Hostia Consagrada y comulgamos de su Cuerpo y de su Sangre en la Eucaristía. LA EUCARISTÍA ES EL SIGNO EXCELSO DE LA PRESENCIA DE DIOS EN MEDIO DE NOSOTROS. 

No necesitamos más signos, no pidamos más u otros signos, como lo hicieron los contemporáneos de Jesús. Acudamos a JESÚS EUCARISTÍA y dejemos que su presencia amorosa nos dé la experiencia del perdón y de la Vida Nueva que nos da al derramar en nuestro corazón su amor misericordioso.


Lc 11, 29-32: "En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás".
12-oct-14. Lectio Dominical (Mt 22. 1-14) TODOS LLAMADOS AL ENCUENTRO FESTIVO CON DIOS. De Dios hemos salido y a Dios vamos a volver. Esta verdad siempre la deberíamos tener en nuestra mente y corazón, no sólo porque nos recuerda la responsabilidad que tenemos ante Dios de nuestros actos; sino, y sobre todo, porque Dios nos acompaña en nuestro diario caminar con su presencia amorosa. En la medida en que estamos conscientes de ello, nuestra vida tiene un particular sentido en el amor al prójimo y máxime a Dios. 

Es Dios Quien nos ha invitado al banquete de la vida terrena, pues Él nos creó y es Él mismo el que nos invita al banquete de la Vida Eterna. 

En cada Misa, especialmente en la dominical, somos invitados a participar de la fiesta de su presencia. Dios mismo nos prepara el banquete y nos alimenta con el manjar de su Palabra y con el Cuerpo y la Sangre del Cordero sin mancha que se ofrece por nosotros para el perdón de los pecados. No necesito esperarme a morir para disfrutar del banquete de la presencia amorosa de Dios, todos los días y en especial al participar de la Misa, lo puedo hacer e incrementar así, la Gracia de Dios en mi corazón y dejar que sea Él y la bondad y la alegría que proceden de Él, las que se expresen en mis pensamientos, palabras y obras. 
Anhelar participar en la “fiesta del Cielo” es anhelar la santidad. Participar de la fiesta que es la Misa Dominical es alimentar mis deseos de santidad y fortalecer mis acciones para alcanzarla, trabajando para la Gloria de Dios, evangelizando y haciendo el mayor bien posible a los demás. 

Vamos a Misa y alimentados con el Pan que da la vida, salgamos a los cruces de nuestras ciudades a llevar la alegría de habernos encontrado con el Señor, en el “Banquete de su Palabra” y en la “Fracción del Pan”. ¡Salgamos a los cruceros de nuestras poblaciones!, ¿Invitemos a muchos a participar de la Fiesta del Señor!


Mt 22,1-14. “En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. [Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos."]
11-OCTUBRE-14. Hoy celebramos a SAN JUAN XXIII. DICHOSOS LOS QUE CUMPLEN LA PALABRA DE DIOS (Lc 11, 27-28): En aquel tiempo, mientras hablaba a las turbas, una mujer de entre el gentío levantó la voz diciendo: "¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!" Pero Él repuso: "Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!".

En el corazón de Cristo está siempre su Madre: la Virgen María. Hoy le han dicho un piropo sobre Ella y el Señor Jesús aprovecha la oportunidad para ponerla como ejemplo para que nuestra alegría sea como la de Ella. “Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen”. La iglesia, desde sus inicios experimentó la alegría de la presencia de la Madre de Dios, como el más insigne de sus miembros y encuentra en Ella, el excelso modelo de vida cristiana. Nadie como Ella ha escuchado la Palabra de Dios y la ha hecho vida. Nadie como Ella ha sido tan fiel al Hijo de Dios. 

La Virgen María no sólo aceptó ser Madre de Jesús, también aceptó ser Madre nuestra, cuando de labios de su propio Hijo, estando Él en la Cruz, le dijo que sería la Madre de sus discípulos. “Mujer, he ahí a tu hijo. Hijo he ahí a tu Madre (Jn 19,3).

María acepta este nuevo mandato y desde entonces es Madre de toda la Iglesia, de todos los cristianos y Madre tuya y mía también. Acojamos en nuestro corazón a tan gran mujer y pidámosle que Ella nos presente ante su Hijo y nos enseñe a ser cómo Él.


Jesús, ya nos dio a la Virgen María como Madre y nos dio la clave para ser dichosos: ESCUCHAR LA PALABRA DE DIOS Y HACERLA VIDA.
(10-oct-14) EVANGELIO DE HOY (Lc 11, 15-26)
“EL QUE NO RECOGE CONMIGO, DESPARRAMA”. El ser humano, hombre o mujer, tiene necesidad de darle sentido a su vida y solo en Dios lo puede encontrar y en Él saciar su necesidad de trascender. 

El ser humano constata que todo lo que ve y en lo que puede poner su felicidad es efímero, incluso su propia vida y la de sus seres queridos, por lo que sobre el sentido de su vida, elabora creencias a partir de su observación o de su imaginación. La intervención de Dios en la historia humana, con la encarnación de su Hijo único es una manifestación de su amor. La muerte y resurrección de Jesucristo son la constatación de su divinidad y la expresión más grande de su amor y de su poder, además de ser signo claro de la trascendencia eterna a la que somos llamados.

San Agustín afirma: “nos has creado para Ti, Señor, y nuestra alma no descansa hasta que se encuentra Contigo”, de tal manera que para superar la idea o el sentir de algunos que considera que “la vida es una pasión inútil”, es importante saber que ningún cosa, persona o amor efímero puede darle sentido pleno de trascendencia a su vida, sino que es fundamental que nos encontremos con el amor humano y divino de Jesucristo, y que lo aceptemos en nuestro corazón, pues sólo en Él hallamos el sentido pleno de nuestro diario vivir.


Aceptar a Jesucristo en nuestro corazón y dejarnos conducir con Él, teniendo sus mismos ideales, posibilita que todos nuestros momentos agradables, lo mismo que los más tristes y desafortunados tengan un sentido. Con Jesucristo, podemos “recoger” todas nuestras experiencias, “positivas” y “negativas” y darles un sentido. Sin Jesús, nuestra vida se “desparrama” como un río fuera de su cauce, que en lugar de genera beneficios, destroza lo que encuentra a su paso.
Señor, cansado(a) de tantas veces que he “desparramado” mi vida y que “la he regado” quiero encontrarme Contigo y te pido que me des la paz que sólo Tú me puedes dar, para “recoger” las experiencias de mi vida, las más tristes y amargas, así como las más felices y exitosas, para ponerlas delante de Ti y entregártelas. Cada una de ellas, me generó dolor o alegría y en su momento fue importante, pero hoy, delante de Ti, ya no lo son. Ta abro las puertas de mi corazón, te entrego mi vida, y te pido me acompañes e ilumines en mi diario vivir, hasta llegar un día a disfrutar de tu presencia en la vida eterna que Tú nos das.

Lc 11, 15-26 “En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: "Si echa los demonios, es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios". Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. El, leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la ruina, y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo hecho los demonios con el poder de Belzebú; y si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero si yo echo les demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo, está contra mí; el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: "volveré a la casa de donde salí". Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio".
27-09-2014 LECTIO DIVINA DOMINICAL. ¿VAS O NO VAS MISA? Mt 21,28-32. En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acerco al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?" Contestaron: "El primero..." 

Ciertamente Dios nos hace libres, pero la auténtica libertad no está en hacer "lo que se me da la gana" sino en hacer la voluntad de Dios y en muchas cosas, ya sabemos cuál es su voluntad: Amar, servir, respetar la vida, ser feliz. para ello, porque somos limitados, necesitamos recordatorios y reavivar la fe. Una manera y la mejor es participar de la Misa dominical, porque escuchamos a Dios en su Palabra y nos alimentamos de Él, con su Cuerpo y con su Sangre, en la Iglesia, es decir, en la comunidad creyente, que nos anima a perseverar y se solidariza con nuestras preocupaciones. Para perseverar haciendo el bien, es importante renovar la fe y la iglesia nos proporciona un medio eficaz, LA MISA DOMINICAL. ¿TU VAS A MISA O NO VAS A MISA? Se nos pide que vayamos a lo menos una vez a la semana, los domingos a Misa, dura escasamente una hora y los bienes y los beneficios que recibimos son muchos. No ir y participar en la Misa, nos empobrece, nos aleja de Dios, rompe la comunión con los hermanos. 


También es importante nuestra actitud. ¿CÓMO VAS A MISA? ¿Sólo a criticar, a pasar el rato, enojado? O eres de los que se dejan amar por Dios, están atentos a su Palabra, están dispuestos a responderle generosamente, sirviendo a los demás, esforzándose por ser mejor para alcanzar la santidad. DIOS PADRE, QUE TE AMA TANTO EN JESUCRISTO Y EN EL ESPÍRITU SANTO, TE ESPERA. 

lunes, 29 de septiembre de 2014


YA ESTAMOS A POCO TIEMPO DE ESTAR EN EUCARISTÍA FEST, SE LLEVARÁ EL PRÓXIMO 15 DE NOVIEMBRE, MAYORES INFORMES AL 5750 2222




martes, 9 de septiembre de 2014




El Centro de Espiritualidad de Familia Eucarística, te invita a que tengas un encuentro con Jesús vivo en:

  Retiro de Mujeres
25 y 26 de octubre
Cuota de recuperación $650. Incluye hospedaje, alimentos y materiales
Informes: 5577-0450
ó con María Elena Márquez al 5586-7089


Retiro de Jóvenes
31 de octubre, 1 y 2 de noviembre
Cuota de recuperación $400. Incluye hospedaje, alimentos y materiales.
Informes: 5577-0450 con David Martínez
HAZME UN INSTRUMENTO DE TU PAZ

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz



Cuando nos sentimos rechazados o atacados por otros, nuestra primera reacción es defendernos e incluso, si es posible propiciar más daño del que se nos podría haber producido, para manifestar que somos más poderosos.

El Señor Jesucristo, aun en vida, no fue bien recibido por todos. Ante esta situación, sus discípulos pretenden manifestar poder, destruyéndolos con “fuego bajado del cielo”. Jesús les reprende, porque ese no es el proceder que predica, sino el de la paciencia, el perdón y el amor.

En ocasiones, podemos aguantar que nos insulten, pero que no nos hablen mal de Dios, de Jesús, de la Virgen, de la Iglesia o cualquier otro tema referente a la religión, porque inmediatamente nos sale atacar e insultar y si es posible destruir al otro y todo “en defensa de nuestra fe”. ¿Este tipo de comportamiento lo aprobaría Jesús?

No significa que nos tengamos que quedar callados, pero sí que demos testimonio de paciencia. Que en lugar de responder agresivamente o enojados (recuerda el que se enoja pierde), respondamos con razones y no con agresiones. Que respondamos con el perdón y no con insultos.

El poder que Jesús aporta a los discípulos no son, las armas, los insultos, la violencia, sino el de la verdad, de la justicia, del diálogo, del perdón, del amor.

Jesús muestra su capacidad de amar y de adaptarse a las circunstancias. Él no impone su presencia a nadie, si alguien no lo recibe, no se da por ofendido, simplemente busca otra opción, ¿De forma similar actúas tú cuando alguien te rechaza?

Jesús reprende a sus discípulos, con el tiempo serán sus apóstoles, predicarán el Evangelio, serán rechazados y perseguidos, y habiendo aprendido la lección, ya no pretenderán hacer “caer fuego del cielo”, sino que con su vida darán testimonio del perdón y del amor de Dios.

Hoy, te invito a que revises tu proceder para que reflexiones sobre cómo reaccionas cuando te sientes agredido u ofendido y procura actuar en conformidad con las enseñanzas de Jesucristo. Ante quienes me agraden o persiguen: ¿les guardo odio para siempre?, ¿les respondo de igual manera o con mayor agresividad? ¿me “la guardo” para cuando pueda vengarme?

Pidámosle al Señor nos de su amor y  paciencia para entender que responder con mal al mal, con odio al odio y a la violencia con violencia, no es ser diferente a los demás ni mucho menos cristiano.

Más que responder primariamente guiados por nuestros impulsos, sea su paz la que guíe nuestras palabras y acciones para restablecer la verdad y la justicia en toda relación fracturada por el padre de la mentira.

Procuraremos ser mensurados en la expresión de nuestras ideas y en lugar de provocar o caer en provocaciones, procuremos sembrar la paz de Dios en los ambientes donde desarrollamos nuestra vida.

“Hazme un instrumento de tu paz, donde haya odio lleve yo tu paz, donde haya odio, lleve yo tu amor, donde haya injuria tu perdón Señor. Hazme un instrumento de tu paz” San Francisco.





Por séptima ocasión Derechos del Concebido organiza Encuentro Nacional de Líderes por la Vida


Del17 al 19 de octubre, tendrá lugar el 7o. Encuentro Nacional de Líderes por la Vida que organiza Derechos del Concebido A. C. cada año en la Ciudad de México.

En este encuentro  se espera la participación de 60 líderes provenientes de distintas ciudades de México que trabajan a favor de la vida, de la mujer y de la familia

Durante tres días compartirán experiencias, reflexiones, fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas, que les ayuden a proponer para sus localidades una evangelización de la cultura de la vida.

Este evento será además un espacio para celebrar los siete años de Derechos del Concebido, que se fundó el 28 de agosto de 2007 con la Firma Pública de los Derechos Humanos del Concebido.

La jornada culminará con la Celebración Eucarística en la Antigua Basílica de Guadalupe, presidida por Mons. Pedro Agustín Rivera, director de esta asociación.



Informes e inscripciones: Tel. 5207-3578
derechosdelconcebido@yahoo.com.mx

“33 Días hacia un Glorioso Amanecer”


Te invitamos a que te consagres totalmente a Jesús por María, pues es el camino perfecto a la santidad.


El folleto “33 Días hacia un Glorioso Amanecer”, a través de las enseñanzas de San Luis de Montfort, San Maximiliano Kolbe, la Beata Madre Teresa de Calcuta y San Juan Pablo II, te guiará a un nuevo modo de vivir en Cristo.

Este libro es un retiro espiritual de cuatro semanas, más cinco días de repaso, en el que además de leer sobre la espiritualidad de estos grandes santos, hay que contemplar con el corazón sus mensajes, siguiendo el ejemplo de María.

El acto de consagrarse a Jesús por María, marca el comienzo de un glorioso nuevo día, un nuevo amanecer en la espiritualidad de cada persona. Es un nuevo comienzo y lo cambia todo.

A través de este retiro espiritual, descubrirás que uno de los grandes aspectos de la consagración a María es su dulzura de Madre. Convierte las lecciones de la Cruz en algo dulce y derrama su amor y consuelo materno sobre cada herida nuestra.

Informes al: 5577-0450     familia_eucaristica@yahoo.com.mx 


EL ENCUENTRO CON JESÚS
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

El Evangelio de Lucas 7, 1-10, nos narra que un hombre enfermo tiene un jefe centurión, que es su amigo. Este centurión tiene a su vez, “unos amigos”, que a su vez son “amigos de Jesús” quienes en atención al centurión piden por el enfermo. Jesús atiende a sus amigos y se pone en camino hacia la casa de “un pagano”. Enterado de esto y quizá sabiendo el riesgo que corría Jesús con esta acción y sintiéndose indigno de que lo visitara en su casa, le envía a decir a Jesús, que basta con que ponga en sus oraciones al enfermo. Jesús señala la fe del centurión y su criado queda curado en el lugar donde estaba. Esto lo constatan los enviados del centurión cuando regresan a su casa.

El centurión era un oficial romano que tenía a su cargo 100 soldados. Para el israelita, contemporáneo de Jesús, representa al gobierno opresor y enemigo del pueblo de Israel, por eso, el que en su casa entrara Jesús, hacía que la vida del Señor corriera peligro. A Jesús no le importa esa situación, a Él no le detiene el miedo ni el qué dirán para hacer el bien. Además, Jesús, no hace distinción entre buenos o malos, enemigos o amigos, romanos o judíos, criados o patrones. Él vino a servir a todos y llevar a todos hacia Dios, mostrándonos que por encima de las diferencias humanas, todos somos hijos de Dios.



Ciertamente este centurión era un hombre de buenos sentimientos, trataba bien a los judíos e incluso les “había construido una sinagoga” (templo donde los judíos se reúnen a orar), y su argumento para señalar que no es necesario que llegue a su casa es que él “no era digno” de que Jesús entrara a su hogar. Así, tenemos el perfil de es-te hombre que a pesar de tener todo: es humilde, ama y tiene fe. Por eso el Señor Jesús alabará al centurión, porque se mueve por la fe y el amor. Ama a un sirviente y sabiendo que el Señor Jesús está cerca, le pide que baste con que ore por su amigo enfermo. El corazón del centurión está abierto a Jesús y por eso le pide la salud del sirviente.

La relación entre los personajes de este pasaje bíblico nos lleva a reflexionar sobre nuestra fe y nuestra relación con la Iglesia. El amigo del enfermo, que a su vez busca a sus amigos y ellos a Jesús, son expresión de la incipiente Iglesia, que se construye y consolida a través de las relaciones humanas que se establecen en torno a Jesús.

Ciertamente cuando se tiene un problema hay quien busca ayuda, aunque no siempre la adecuada y así, procurando sus propios caminos, alejados de Jesucristo y de la Iglesia. Hay quienes recurren a “creencias” con una “embarradita de fe” y hacen o utilizan cosas que distorsionan la fe como ritos, cuarzos, amuletos, etc. Otros acuden a la mal llamada “santa muerte” o van a la lectura de horóscopos, cartas, café, o con curanderos, brujos o esotéricos.

Es importante que superemos las creencias y adquiramos una fe adulta, a través del estudio de la Sagrada Escritura, de la doctrina de la Iglesia, la vivencia de los sacramentos; la acción apostólica y decisiva que haga presente la misericordia de Dios y testimonie la fuerza transformadora del Evangelio en la educación, la política, la econo-mía, los medios de comunicación, etc.

La fe en Jesús suscita la confianza, anima la esperanza y acrecienta el amor. ¿Tú confías en Jesús, con la fe del centurión? ¿Eres humilde y estas dispuesto a servir a los demás? ¿Acercas a tus amigos a Dios?

Sólo si, en Cristo, nos convertimos en hombres nuevos, el mundo se hará nuevo.





jueves, 4 de septiembre de 2014


Rosario Viviente, Estadio Azul, sábado 11 de octubre, a partir de las 15:00 hrs. Como cada año habrá cantos, charlas, el rezo del Rosario, representaciones de los misterios y la Hora Santa.

Este año pediremos por los cristianos perseguidos, los damnificados de los desastres naturales e inundaciones, por el Papa Francisco y nos encomendaremos a la Virgen de Guadalupe y al Señor de la Misericordia.

Vamos todos a Evangelizar con alegría en el Espíritu, al encuentro de las Nuevas Generaciones.


martes, 19 de agosto de 2014

EL DIÁLOGO Y LA APERTURA A LOS DEMÁS (EMPATÍA)
SON PARTE ESENCIAL DE LA MISIÓN DE LA IGLESIA.

El Papa Francisco a los Obispos de Asia. (Haemi, Corea del Sur. 17-ago-14)
Resumen. Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
El Papa Francisco, el domingo 17 de agosto, al dirigirse a los obispos de Asia señaló el diálogo y la empatía, fundados en la identidad cristiana como elementos esenciales para la evangelización de un mundo pluricultural y religioso.
(NOTA: Los “títulos” y lo que aparece entre paréntesis son añadidos míos, lo demás es texto original del Papa Francisco, por eso no lo entrecomillo).
El diálogo con las personas y las culturas parte de nuestra identidad cristiana y la empatía con la que escuchemos a los demás.
Nuestro compromiso por el diálogo se basa en la lógica de la encarnación: en Jesús, Dios mismo se ha hecho uno de nosotros, ha compartido nuestra existencia y nos ha hablado con un lenguaje humano (cf. SAN JUAN PABLO II. Ecclesia in Asia, 29).
DIÁLOGO
No podemos comprometernos propiamente a un diálogo si no tenemos clara nuestra identidad. Desde la nada, desde una autoconciencia nebulosa no se puede dialogar, no se puede empezar a dialogar. Y, por otra parte, no puede haber diálogo auténtico si no somos capaces de tener la mente y el corazón abiertos a aquellos con quienes hablamos, con empatía y sincera acogida. Se trata de atender, y en esa atención nos guía el Espíritu Santo. Tener clara la propia identidad y ser capaces de empatía son, por tanto, el punto de partida de todo diálogo. Si queremos hablar con los otros, con libertad, abierta y fructíferamente, hemos de tener bien claro lo que somos, lo que Dios ha hecho por nosotros y lo que espera de nosotros. Y, si nuestra comunicación no quiere ser un monólogo, hemos de tener apertura de mente y de corazón para aceptar a las personas y a las culturas. Sin miedo: el miedo es enemigo de estas aperturas.
(Tres tentaciones del espíritu del mundo o de la “mundanalidad”) a la identidad cristiana:
1. El relativismo que oculta el esplendor de la verdad y lleva a la confusión y a la desesperación. El teórico que rechaza a Cristo y el práctico que de manera casi imperceptible, debilita nuestro sentido de identidad.
2. La superficialidad: la tendencia a entretenernos con las últimas modas, artilugios y distracciones, en lugar de dedicarnos a las cosas que realmente son importantes. Si no estamos enraizados en Cristo, las verdades que nos hacen vivir acaban por resquebrajarse, la práctica de las virtudes se vuelve formalista y el diálogo queda reducido a una especie de negociación o a estar de acuerdo en el desacuerdo. El acuerdo en el desacuerdo…
3. La aparente seguridad que se esconde tras las respuestas fáciles, frases hechas, normas y reglamentos.
NUESTRA IDENTIDAD
La fe viva en Cristo constituye nuestra identidad más profunda, es decir, estar enraizados en el Señor.
Nuestra identidad de cristianos consiste, en definitiva, en el compromiso de adorar sólo a Dios y amarnos mutuamente, de estar al servicio los unos de los otros y de mostrar mediante nuestro ejemplo no sólo lo que creemos sino también lo que esperamos y quién es Aquel en quien hemos puesto nuestra confianza (cf. 2 Tm 1,12).
A partir de esta identidad profundad, la fe viva en Cristo en la que estamos radicados… comienza nuestro diálogo y eso es lo que debemos compartir, sincera y honestamente, sin fingimientos, mediante el diálogo de la vida cotidiana, el diálogo de la caridad y en todas aquellas ocasiones más formales que puedan presentarse. Ya que Cristo es nuestra vida (cf. Flp 1,21), hablemos de Él y a partir de Él, con decisión y sin miedo. La sencillez de su palabra se transparenta en la sencillez de nuestra vida, la sencillez de nuestro modo de hablar, la sencillez de nuestras obras de servicio y caridad con los hermanos y hermanas.
LOS FRUTOS DE LA IDENTIDAD CRISTIANA
Un aspecto más de nuestra identidad como cristianos: su fecundidad. Naciendo y nutriéndose continuamente de la gracia de nuestro diálogo con el Señor y de los impulsos del Espíritu, da frutos de justicia, bondad y paz. (Solidaridad con el pobre y el necesitado, pero también misión evangelizadora que transforma la realidad humana y que por eso incide también en la cultura, en la educación, en la política, en los medios de comunicación social y se hace cultura de la vida por la defensa del matrimonio, de la familia, de la vida naciente y en todas sus etapas, desde su inicio hasta el final natural de ella. Que es para la mujer y para el hombre, para el niño, adolescente, joven, adulto y anciano, para el sano y el enfermo, para el connacional y el extranjero, para el católico y el no católico).
LA EMPATÍA
Finalmente, junto a un claro sentido de la propia identidad cristiana, un auténtico diálogo requiere también capacidad de empatía.
Para que haya diálogo tiene que darse esta empatía. Se trata de escuchar no sólo las palabras que pronuncia el otro, sino también la comunicación no verbal de sus experiencias, de sus esperanzas, de sus aspiraciones, de sus dificultades y de lo que realmente le importa.
Esta empatía debe ser fruto de nuestro discernimiento espiritual y de nuestra experiencia personal, que nos hacen ver a los otros como hermanos y hermanas, y “escuchar”, en sus palabras y sus obras, y más allá de ellas, lo que sus corazones quieren decir.
En este sentido, el diálogo requiere por nuestra parte un auténtico espíritu “contemplativo”: espíritu contemplativo de apertura y acogida del otro. No puedo dialogar si estoy cerrado al otro. ¿Apertura? Más: ¡Acogida! Ven a mi casa, tú, a mi corazón. Mi corazón te acoge. Quiere escucharte.
Esta capacidad de empatía posibilita un verdadero diálogo humano, en el que las palabras, ideas y preguntas surgen de una experiencia de fraternidad y de humanidad compartida.
Si queremos llegar al fundamento teológico de esto, vayamos al Padre: Él nos ha creado a todos. Somos hijos del mismo Padre. Esta capacidad de empatía lleva a un auténtico encuentro, –tenemos que caminar hacia esta cultura del encuentro–, en que se habla de corazón a corazón. Nos enriquece con la sabiduría del otro y nos dispone a recorrer juntos el camino de un mayor conocimiento, amistad y solidaridad.