viernes, 8 de julio de 2011

Santa María Goretti

Mártir de la castidad
6 de julio

Nació el 16 de octubre de 1890 en Corinaldo, Italia. Fue la segunda de seis hermanos. La familia se mudó a Nettuno, a trabajar como temporeros.

María trataba de trabajar duro para obtener dinero y darle un buen pasar a sus hermanos y a su madre viuda. También era muy religiosa, refugiándose en la fe como una manera de mantenerse firme, pese a la dura situación económica por la cual pasaba su familia.
Los Goretti vivieron en una antigua bodega, compartida con otra familia: los Serenelli. Y fue allí donde la joven, de tan sólo doce años, conoció a quien sería su asesino: un muchacho siete años mayor llamado Alessandro Serenelli. Ella había atraído su atención; entonces, Alessandro empezó a hacerle diversos tipos de insinuaciones e insultos, los cuales María rechazó repetidas veces.

En julio de 1902, mientras la familia de María y el padre de Alessandro trabajaban cosechando vegetales, la niña se quedó en casa y Alessandro, que se había cansado de los rechazos de María, la sorprendió y la intentó violar, pero María opuso resistencia y trató de hacerlo razonar, mencionando entre otras cosas que intentar violarla era un pecado y que ella no quería que Alessandro se condenase.

Alessandro se descontroló por completo, apuñalando a María. Fue llevada al Hospital de Nettuno; allí, tras infructuosas y dolorosas operaciones, recibió los últimos sacramentos de parte del párroco del hospital. En su lecho de muerte, María perdonó a su asesino.

Finalmente, María murió el 6 de julio de 1902, a la edad de doce años. Fue beatificada en 1947 y canonizada por el Papa Pío XII en 1950.

El asesino fue condenado a 30 años de prisión. La tradición cuenta que después de un sueño donde María le dijo que él también podía ir al cielo, Serenelli cambió completamente volviéndose hacia Dios y ofreciendo sus trabajos y sufrimientos en reparación de sus pecados.

Después de 27 años de cárcel fue liberado y acudió a pedir perdón a la madre de la santa, quien no solo lo perdonó, sino que lo defendió en público alegando que si Dios y su hija lo habían perdonado, ella no tenía porque no hacerlo.

lunes, 4 de julio de 2011

Jesús es descanso para los fatigados, enfermos y deprimidos, destaca Papa Benedicto XVI

Al mediodía del domingo 3 de julio y al presidir el rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI resaltó que el amor de Dios, el amor a los hermanos que brota de Él, es el verdadero remedio que cura todas las heridas humanas.

Al inicio de su mensaje, el Santo Padre recordó que el Evangelio de San Mateo propone las palabras del Señor Jesús: "vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera".

Luego agregó que esa mirada de Cristo se extiende hasta hoy y se posa sobre mucha gente oprimida por condiciones de vida difíciles, "pero también desprovista de puntos válidos de referencia para encontrar un sentido y una meta a la existencia. Multitudes extenuadas que se encuentran en los países más pobres, probadas por la indigencia; y también en los países más ricos son muchos los hombres y las mujeres insatisfechos, incluso enfermos de depresión".

Seguidamente, el Pontífice indicó que "El ‘yugo’ de Cristo es la ley del amor, es su mandamiento, que ha dejado a sus discípulos. El verdadero remedio para las heridas de la humanidad, tanto materiales, como el hambre y las injusticias; así como para las psicológicas y morales, causadas por un falso bienestar, es una regla de vida basada en el amor fraterno, que tiene su fuente en el amor de Dios".

"Por esto es necesario abandonar el camino de la arrogancia, de la violencia utilizada para procurarse posiciones cada vez de mayor poder, para asegurarse el éxito a toda costa. También en referencia al medio ambiente es necesario renunciar al estilo agresivo que ha dominado en los últimos siglos y adoptar una razonable ‘mansedumbre’", exhortó, haciendo especial hincapié "en las relaciones humanas, interpersonales, sociales, la regla del respeto y de la no violencia, es decir, la fuerza de la verdad contra todo atropello, es la que puede asegurar un futuro digno del hombre".

Finalmente el Vicario de Cristo solicitó la intercesión de la Virgen María para que "nos ayude a ‘aprender’ de Jesús la humildad verdadera, a tomar con decisión su yugo ligero, para experimentar la paz interior y llegar a ser capaces, a nuestra vez, de consolar a otros hermanos y hermanas que recorren con fatiga el camino de la vida".

oración de la semana

ORACIÓN DE ABANDONO
Robert Kennedy

Dios mío, yo me abandono en tus manos. Modela y remodela este barro como arcilla en manos del alfarero. Dale una forma y después, si quieres deshazla.
Pide, ordena ¿qué quieres que haga? ¿Qué quieres que no haga? Ensalzado o humillado, perseguido, incomprendido, calumniado, alegre o triste, o inútil para todo, sólo diré, a ejemplo de tu Madre: “Hágase en mí según tu Palabra”.

viernes, 1 de julio de 2011

Enfermos de SIDA y religiosas misioneras en intenciones del Papa para julio

Ayer, 30 de junio, el Vaticano dio a conocer las intenciones del Papa Benedicto XVI para el mes de julio (que hoy inicia).

En cuanto a la intención general del Apostolado de la Oración del Papa, se informó que es: "Para que los cristianos contribuyan a aliviar el sufrimiento físico y espiritual de los enfermos de SIDA, especialmente en los países más pobres".

Y su intención misionera es: "Por las religiosas que trabajan en tierras de misión, para que sean testigos del gozo del Evangelio y signo viviente del amor de Cristo".

Papa Benedicto XVI recuerda día de su ordenación sacerdotal en junio de 1951

29 de junio 1951 – 29 de junio 2011

Al presidir la Misa por la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, éste miércoles 29 de junio, el Papa Benedicto XVI meditó desde el Vaticano, sobre el sentido de su ministerio sacerdotal, al cumplirse ese mismo día el 60º aniversario de su ordenación ministerial.

Al inicio de su mensaje, el Santo Padre expresó: “‘Ya no los llamo siervos, sino amigos’. Sesenta años después de mi Ordenación sacerdotal, siento todavía resonar en mi interior estas palabras de Jesús, que nuestro gran Arzobispo, el Cardenal Faulhaber, con la voz ya un poco débil pero firme, nos dirigió a los nuevos sacerdotes al final de la ceremonia de Ordenación”.

Luego explicó “que en ese momento ésta no era sólo una palabra ‘ceremonial’, y era también algo más que una cita de la Sagrada Escritura. Era bien consciente: en este momento, Él mismo, el Señor, me la dice a mí de manera totalmente personal. En el Bautismo y la Confirmación, Él ya nos había atraído hacia sí, nos había acogido en la familia de Dios. Pero lo que sucedía en aquél momento era todavía algo más. Él me llama amigo”.

“Me acoge en el círculo de aquellos a los que se había dirigido en el Cenáculo. En el grupo de los que Él conoce de modo particular y que, así, llegan a conocerle de manera particular”, agregó, para después indicar que también en ese momento “Me otorga la facultad, que casi da miedo, de hacer aquello que sólo Él, el Hijo de Dios, puede decir y hacer legítimamente: Yo te perdono tus pecados”.

Más adelante señaló: “Sé que el perdón tiene su precio: en su Pasión, Él ha descendido hasta el fondo oscuro y sucio de nuestro pecado. Ha bajado hasta la noche de nuestra culpa que, sólo así, puede ser transformada”, y que “mediante el mandato de perdonar, me permite asomarme al abismo del hombre y a la grandeza de su padecer por nosotros los hombres, que me deja intuir la magnitud de su amor”.

El Vicario de Cristo admitió que el llamado de Dios “puede hacernos estremecer a través de las décadas, con tantas experiencias de nuestra propia debilidad y de su inagotable bondad”; pero en su llamado, el Señor invita a vivir plenamente la amistad, que es “una comunión en el pensamiento y el deseo. El Señor nos dice lo mismo con gran insistencia: ‘Conozco a los míos y los míos me conocen’”.

El Pontífice prosiguió, destacando que “La amistad que Él me ofrece sólo puede significar que también yo trate siempre de conocerle mejor; que yo, en la Escritura, en los Sacramentos, en el encuentro de la oración, en la comunión de los Santos, en las personas que se acercan a mí y que Él me envía, me esfuerce siempre en conocerle cada vez más”, dado que “mi voluntad se une a la suya a medida que va creciendo; su voluntad se convierte en la mía, y justo así llego a ser yo mismo”.

Al referirse luego a la vocación del sacerdote, el Papa dijo que “el Señor nos exhorta a superar los confines del ambiente en que vivimos, a llevar el Evangelio al mundo de los otros, para que impregne todo y así el mundo se abra para el Reino de Dios”; pero para ello “necesitamos el sol y la lluvia, la serenidad y la dificultad, las fases de purificación y prueba, y también los tiempos de camino alegre con el Evangelio”.

Tras recordar esos años de su vida, aseguró que “podemos dar gracias a Dios por ambas cosas: por las dificultades y por las alegrías, por las horas oscuras y por aquellas felices. En las dos reconocemos la constante presencia de su amor, que nos lleva y nos sostiene siempre de nuevo”.

Para concluir, recordó que “El auténtico contenido de la Ley, su summa, es el amor a Dios y al prójimo. Este doble amor, sin embargo, no es simplemente algo dulce. Conlleva en sí la carga de la paciencia, de la humildad, de la maduración de nuestra voluntad en la formación e identificación con la voluntad de Dios, la voluntad de Jesús Cristo, el Amigo. Sólo así, en el hacerse todo nuestro ser verdadero y recto, también el amor es verdadero; sólo así es un fruto maduro”.

miércoles, 29 de junio de 2011

Papa Benedicto XVI: Eucaristía "constituye el tesoro más precioso de la Iglesia"

Al mediodía del pasado domingo 26 de junio, día en que en Italia y en muchos otros países se celebra la Solemnidad del Corpus Christi, el Papa Benedicto XVI señaló que la Eucaristía, sacramento instituido por Cristo en la Última Cena, "constituye el tesoro más precioso de la Iglesia".

Más tarde manifestó que "la Eucaristía es como el corazón palpitante que da vida a todo el cuerpo místico de la Iglesia: un organismo social totalmente basado en la relación espiritual pero concreta con Cristo". Luego agregó que sin ella, "la Iglesia simplemente no existiría. Es la Eucaristía en efecto la que hace de una comunidad humana un misterio de comunión, capaz de llevar a Dios al mundo y el mundo a Dios".

"El Espíritu Santo, que transforma el pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo, transforma también a cuantos lo reciben con fe en miembros del cuerpo de Cristo, de modo tal que la Iglesia es realmente sacramento de unidad de los hombres con Dios y entre ellos", indicó el Santo Padre.

Seguidamente, expresó que "en una cultura cada vez más individualista, como lo es aquella en la que estamos inmersos en las sociedades occidentales, y que tiende a difundirse en todo el mundo, la Eucaristía constituye un ‘antídoto’, que obra en las mentes y en los corazones de los creyentes y continuamente siembra en ellos la lógica de la comunión, del servicio, de la generosidad, en realidad, la lógica del Evangelio".

Luego recordó a los antiguos mártires de Abitene, quienes solían decir: “‘Sine Dominico non possumus’ – sin el ‘Dominicum’, es decir sin la Eucaristía dominical no podemos vivir”, así “la comunión con el Cuerpo de Cristo es fármaco de la inteligencia y de la voluntad, para reencontrar el gusto de la verdad y del bien común".

Benedicto XVI concluyó su reflexión invocando a la Virgen María, a quien el Beato Juan Pablo II definió como "Mujer eucarística", para luego exhortar a los fieles a "que en su escuela, también nuestra vida sea plenamente "eucarística", abierta a Dios y a los demás, capaz de trasformar el mal en bien con la fuerza del amor, orientada a favorecer la unidad, la comunión, la fraternidad".

Papa Benedicto XVI avaló milagro atribuído a la intercesión de la Me. María Inés

México, D. F., 28 de junio de 2011.

Dios escucha la oración

Comunicación con Criterio

  • Madre María Inés del Santísimo Sacramento, religiosa mexicana será beatificada.


  • El Papa Benedicto XVI avaló un milagro atribuido a la intercesión de la fundadora de Familia Inesiana.


Las dos jornadas de oración llamadas “Sitio de Jericó”, que se realizaron este año en la Antigua Basílica de Guadalupe, tuvieron como intención pedir a Dios por su pronta beatificación.

En el marco del 60 Aniversario al Servicio de la Misión y en el 30 Aniversario de su Partida a la Casa del Padre, el lunes 27 de junio, el Santo Padre, firmó el decreto del reconocimiento del milagro durante una audiencia que concedió al Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, el señor Cardenal Angelo Amato.

Hoy en conferencia de prensa en las instalaciones del Instituto Scifi, de las Misioneras Clarisas, congregación fundada por la Madre María Inés, Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz, Capellán del Templo Expiatorio a Cristo Rey y Coordinador del Grupo Sacerdotal Inesiano; el P. Alfredo Delgado Rangel, Presidente de la Comisión Histórica de la Causa de la Me. Ma. Inés y Vicario General de la Congregación de los Misioneros de Cristo; la Hna. Ana Rosa Macías Reynoso, Superiora del Instituto Scifi y la Me. Teresa Gutiérrez Rivas, Promotora Nacional, anunciaron con alegría la decisión del Papa Benedicto XVI, de elevar a los altares como beata de la Iglesia Católica a la religiosa mexicana nacida en Ixtlán del Río, Nayarit.

El Vaticano aún no ha dado a conocer la fecha ni el lugar donde se llevará a cabo la ceremonia de beatificación, sin embargo el P. Alfredo Delgado manifestó que esperan sea en un lapso de tiempo no muy lejano.

El sacerdote, también aseguró que “los beatos y los santos no son para esconderlos, porque son la presencia de Cristo actuante en el mundo, y Familia Inesiana está abierta a todo el mundo, por lo que en distintos lugares tenemos presencia de personas, laicos, solteros, casados que colaboran como voluntarios en nuestras instituciones, extendiendo así la obra misionera, es por ello que el gozo de la beatificación de nuestra fundadora es compartido y celebrado en otros países, convirtiéndose en una fiesta de la Iglesia Universal”.

En su intervención, Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz, señaló que “Todo beato y santo, siempre es la manifestación de Dios en el mundo a través de personas concretas. Cuando se beatifica o canoniza a alguien, es una persona que vivió de manera muy radical la fe, la esperanza y la caridad, por eso se le considera primero Siervo de Dios, después Venerable, y el milagro, ya es la santificación de parte de Dios”.

Mons. Rivera Díaz, recordó también la reciente beatificación del Papa Juan Pablo II y de Juan de Palafox, y aseguró que estos hechos “significan que vale la pena seguir a Jesucristo; que por encima del odio y de la violencia, es el amor, la verdad y la justicia los que tienen que prevalecer y solamente los santos son los que pueden transformar al mundo”.

Además, añadió que este acontecimiento, “Es una llamada a nuestro país, una mexicana nos está diciendo que en la medida en que volvamos nuestra persona, nuestra familia y nuestra sociedad a Dios, podremos encontrar la solución a los problemas que nos aquejan. En la medida en que más nos alejamos de Dios y buscamos soluciones al margen de Él, nos encontraremos con callejones sin salida como lo son el egoísmo, la confrontación y la búsqueda del propio interés”.

El cuerpo de la Me. María Inés se encuentra en Roma, en la casa general de las Misioneras Clarisas, y no se sabe si alguna reliquia de la próxima beata vendrá a México, ya que se necesitan una serie de permisos, en primer lugar para abrir la caja donde se encuentran sus restos, y sería posterior a la beatificación, cuando el Papa tomara esta decisión.

La Congregación tiene por lema “Es urgente que Él reine”, expresando así el anhelo misionero de Me. María Inés. Su familia misionera la forman: Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, Van Clar (Misioneros laicos), Misioneros de Cristo para la iglesia Universal (Sacerdotes), Instituto de Misioneras Inesianas (Laicas consagradas), el grupo sacerdotal Amigos de Madre Inés (Sacerdotes diocesanos) y Familia Eucarística (familias).

De esta forma, familia Inesiana, además de México, tiene presencia en Asia, América, Europa y África, en lugares como Japón, Indonesia, Sierra Leona, Nigeria, Costa Rica, Estados Unidos, Italia, España, Irlanda, Argentina, Rusia, Corea, India.


lunes, 27 de junio de 2011

Espectacular monumento Eucarístico en la Antigua Basílica de Guadalupe

México, D. F., 26 de junio, 2011.

Comunicación con Criterio

Hoy inició el “Sitio de Jericó”, sietes días de oración continua las 24 horas, en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe.

Hasta el domingo 3 de julio, estará expuesto Jesús Eucaristía, en un magno monumento para que pongas ante Él tus intenciones y acciones de gracias.

También te invitamos a que te unas a la acción de gracias por la beatificación del Papa Juan Pablo II y pidamos por la pronta beatificación de Madre, María Inés Teresa Arias, fundadora de Familia Inesiana, de la que Familia Eucarística forma parte.

El origen del Sitio de Jericó, se remonta a diciembre de 1978, cuando en Polonia, la Virgen de la Inmaculada Concepción, por boca de una mística polca, pidió que se rezaran 7 días y siete noches de rosarios continuos, en la Abadía de Chestokoba, donde se tuvo como intención principal, orar para que, el entonces Papa, Juan Pablo II, pudiera tener un feliz viaje a su tierra natal, el cual se había visto obstaculizado por varios motivos. Entonces el Vicario General de Varsovia, aprobó esta forma de oración y Papa logró visitar Polonia.

Estas oraciones, principalmente el rezo del Rosario, que se dieron durante 7 días y siete noches, se les llamó “Sitio de Jericó”, en recuerdo de la narración que nos hace la Biblia (Josué 6, 11-27), donde se explica que Jericó estaba fuertemente custodiada contra los hijos de Israel. Entonces Yahvé le dijo a Josué que iba a poner la ciudad en sus manos, pero que debía rodearla, durante 7 días con sus noches.

Para 1988, el Sitio de Jericó llegó por primera vez a nuestro país, pues en Guadalajara, el Arzobispo Juan Jesús Posadas Ocampo, recibió la petición por parte de un grupo de laicos y lo autorizó, y para el 2007 comenzó a llevarse a cabo en la ciudad de México, en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, por iniciativa de Monseñor Pedro Agustín Rivera Díaz, con el fin de que a través de la oración se puedan derriban las murallas del pecado que existen en nuestra ciudad y el mundo entero.

Durante el 2007 y el 2008, el Sitio de Jericó se realizaba solamente una vez al año, pero fue a partir del 2009, a solicitud de los fieles que han participado y compartido su maravillosa experiencia con Jesús Eucaristía, se realiza dos vez al año, en enero y nuevamente en junio.

Si deseas unirte al Sitio de Jericó, desde tu casa o parroquia, comunícate con nosotros para tomar tus datos al teléfono 55 77 04 50 o por medio del correo electrónico: familia_eucaristica@yahoo.com.mx







viernes, 24 de junio de 2011

Papa Benedicto XVI: "quien reconoce a Jesús en la Hostia Santa, lo reconoce en el hermano que sufre”

Al presidir la Misa por la Solemnidad de Corpus Christi (Cuerpo y Sangre de Cristo), este 23 de junio, el Papa Benedicto XVI indicó que ésta fiesta es inseparable del Jueves Santo, de la Misa de la Cena del Señor, en la que se celebra la institución de la Eucaristía, porque ahí "acontece la transformación de los dones de esta tierra –el pan y el vino– para trasformar nuestra vida e inaugurar así la transformación del mundo".

Luego, el Sumo Pontífice explicó que todo comienza en el corazón de Cristo que en la Última Cena dio gracias a Dios y se ofreció para la salvación de todos los hombres y mujeres de la historia de la humanidad, se ha convertido en "don de un Amor más fuerte que la muerte, Amor divino que lo ha hecho resucitar de entre los muertos", y agregó que de ese corazón, brota "aquel dinamismo que transforma la realidad en sus dimensiones cósmicas, humanas e históricas. Todo procede de Dios, de la omnipotencia de su Amor Uno y Trino, encarnado en Jesús".

Seguidamente comentó que con frecuencia se llama comunión al acto de comer el pan eucarístico porque cuando se realiza, "entramos en comunión con la vida misma de Jesús, en el dinamismo de esta vida que se dona a nosotros y para nosotros. Desde Dios, a través de Jesús, hasta nosotros: una única comunión se transmite en la Santa Eucaristía".

También, el Pontífice señaló que a diferencia del alimento corporal, la comunión "nos asimila a Cristo, así somos conformados en Jesús, miembros de su Cuerpo, una sola cosa con Él" y que de esa forma "nos abre también a los otros, nos hace miembros los unos de los otros: no estamos más divididos, sino que somos una sola cosa en Él", dado que "la comunión eucarística me une a la persona que tengo junto a mí, y con la cual quizá no tengo una buena relación, pero también a los hermanos que están lejos, en cada parte del mundo".

De esa forma la Eucaristía se convierte en la base de la presencia social de la Iglesia: "quien reconoce a Jesús en la Hostia Santa, lo reconoce en el hermano que sufre, que tiene hambre, que tiene sed, que es forastero, desnudo, enfermo, encarcelado; y está atento a cada persona, se empeña, de modo concreto, por todos aquellos que están en necesidad", aseguró el Papa.

"Del don del amor de Cristo proviene por lo tanto nuestra especial responsabilidad de cristianos en la construcción de una sociedad solidaria, justa, fraterna. Especialmente en nuestro tiempo, en el que la globalización nos hace siempre más dependientes los unos de los otros, el Cristianismo puede y debe hacer que esta unidad no se construya sin Dios, esto es sin el verdadero Amor, lo que daría espacio a la confusión, al individualismo, al atropello de todos contra todos".

Por último, el Santo Padre manifestó que, cuando Jesús se entrega, acepta por amor la pasión y la muerte, transformándola en un acto de donación: "esta es la transformación de la que el mundo tiene más necesidad, porque lo redime desde el interior, lo abre a la dimensión del Reino de los cielos", y así "Dios quiere continuar renovando la humanidad, la historia y el cosmos a través de esta cadena de transformaciones, de las cuales la Eucaristía es el sacramento". Para concluir dijo que con la Eucaristía, "sin ilusiones, sin utopías ideológicas, nosotros caminamos por las calles del mundo, llevando dentro de nosotros el Cuerpo del Señor, como la Virgen María en el misterio de la Visitación".

Oración del V Congreso Eucarístico Nacional

Padre eterno, que nos enviaste a tu Hijo,
nacido de la Virgen María
para conocerte y salvarnos,
danos la fuerza de tu Santo Espíritu,
en la celebración del V Congreso Eucarístico Nacional,
a fin de que nos impulse al amor profundo que a Ustedes los une.

Haz que tu Hijo al entregársenos,
en forma de pan y vino,
sea alimento que nos fortalezca
en la misión evangelizadora del mundo
para forjar una vida más humana y digna.

Concédenos que la Eucaristía
fructifique en el abrazo y el perdón
que nos reconcilia contigo y con el prójimo,
y nos haga instrumentos de tu paz,
mientras que, como Iglesia peregrina,
esperamos llegar hasta Ti,
para alabarte con los ángeles y los santos
en el eterno gozo de Jesucristo resucitado.

Amén.

martes, 21 de junio de 2011

Papa Benedicto XVI asegura a jóvenes: “en Cristo podéis encontrar las respuestas a las preguntas que acompañan vuestro camino”

El pasado 19 de junio, el Papa Benedicto XVI dirigió un discurso a los jóvenes de San Marino, en el cual resaltó que solo en Cristo, en la adhesión de la propia vida a Él, se encuentran las respuestas fundamentales de la vida, del corazón humano que siempre tiene hambre de infinito.

Al reflexionar sobre la parábola del joven rico que le pregunta al Señor qué debía hacer para heredar la vida eterna, el Santo Padre manifestó que “tal vez hoy no diríamos así, pero el sentido de la pregunta es precisamente: ¿qué debo hacer, cómo debo vivir para vivir de verdad, para encontrar la vida?".

Seguidamente agregó que "examinándonos sinceramente y con valentía intuimos la belleza, pero también la precariedad de la vida y sentimos una insatisfacción, una inquietud que nada puede colmar. Al final todas las promesas son a menudo insuficientes".

Luego, el Pontífice invitó a los jóvenes a no tener miedo a plantearse "las preguntas fundamentales sobre el sentido y el valor de la vida. No os quedéis en las respuestas parciales e inmediatas, sin duda más fáciles y más cómodas, que pueden proporcionar un momento de felicidad, de exaltación, de embriaguez, pero que no os conducen a la verdadera alegría de vivir, la que proviene de quien construye –como dice Jesús– no sobre la arena, sino sobre la roca sólida".

"El hombre, también en la era del progreso científico y tecnológico, sigue siendo un ser que quiere más, más que la comodidad y el bienestar; es un ser abierto a toda la verdad de su existencia, que no puede detenerse en las cosas materiales, sino que se abre a un horizonte mucho más amplio".

Más adelante, el Vicario de Cristo alertó a la juventud sobre el riesgo de encerrarse “en el mundo de las cosas, de lo inmediato, de lo relativo, de lo útil, perdiendo la sensibilidad por nuestra dimensión espiritual. No se trata en absoluto de despreciar el uso de la razón o de rechazar el progreso científico, al contrario, se trata más bien de entender que cada uno de nosotros no está hecho sólo de una dimensión ‘horizontal’, sino que también tiene una ‘vertical’".

Además recordó que "en Cristo podéis encontrar las respuestas a las preguntas que acompañan vuestro camino, no de un modo superficial, fácil, sino caminando con Jesús, viviendo con Jesús. El encuentro con Cristo no se resuelve en la adhesión a una doctrina, a una filosofía, sino que lo que Él os propone es compartir su misma vida y así aprender a vivir, aprender qué es el hombre, qué soy yo".

Al respecto de las situaciones difíciles y de las crisis, el Papa exhortó a los jóvenes a no tener miedo de enfrentarlas, pues “el Señor os acompaña, está con vosotros", después les animó a “crecer en la amistad con Él a través de la lectura frecuente del Evangelio y de toda la Sagrada Escritura, la participación fiel a la Eucaristía como un encuentro personal con Cristo, el compromiso dentro de la comunidad eclesial, el camino con un guía espiritual válido".

Para concluir, el Sucesor de Pedro invitó a los jóvenes a dejar que "el misterio de Cristo ilumine toda vuestra persona. Entonces, podréis llevar a los distintos ambientes aquella novedad que puede cambiar las relaciones, las instituciones, las estructuras, para construir un mundo más justo y solidario, animado por la búsqueda del bien común".

lunes, 20 de junio de 2011

EL VALOR DE ARRODILLARSE ANTE UN NIÑO, PARA CONSTRUIR LA COMUNIÓN Y LA PAZ.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Si Babel representa la confusión de las lenguas y la división de los pueblos; y Pentecostés es la vuelta a la comunión por la acción del Espíritu Santo, la Epifanía es ya Pentecostés. Esto se deduce con claridad de la homilía del Papa Benedicto XVI, pronunciada en la Misa de la Epifanía del año 2009, tiene una especial importancia en la actualidad donde a través de falsas ideologías, diseminadas como verdaderas y buenas, por ejemplo a través de la Carta de la Tierra, se pretende construir una nueva Babel, una sociedad sin Dios. Ante la “espesa nube cubre a los pueblos” y a nuestra historia”… el Papa ha señalado que La Iglesia “cumple plenamente su misión sólo cuando refleja en sí misma la luz de Jesucristo el Señor, y sirve así de ayuda a los pueblos del mundo en el camino de la paz y del auténtico progreso”.

A continuación presento algunos fragmentos de lo dicho por el Papa:

“La llegada de los Magos del Oriente a Belén, para adorar al Mesías neonato, es el signo de la manifestación del Rey universal a los pueblos y a todos los hombres que buscan la verdad.

Es el inicio de un movimiento opuesto al de Babel: de la confusión a la comprensión, de la dispersión a la reconciliación. Descubrimos así un nexo entre la Epifanía y Pentecostés: si la Navidad de Cristo, que es la Cabeza, es también el Nacimiento de la Iglesia, su cuerpo, nosotros vemos en los Magos a los pueblos que se agregaron al resto de Israel, preanunciando el gran signo de la “Iglesia políglota”, realizada por el Espíritu Santo cincuenta días después de la Pascua. El amor fiel y tenaz de Dios, que jamás deja de respetar su alianza de generación a generación, es el “misterio” del que habla san Pablo en sus cartas, también en el pasaje de la Carta a los Efesios poco antes proclamado en la misa. El Apóstol afirma que tal misterio “se le ha dado a conocer por revelación” (Ef 3,2) y él es encargado de darlo a conocer.

Este “misterio” de la fidelidad de Dios constituye la esperanza de la historia. Cierto, el mismo es combatido por impulsos de división y de atropellos, que laceran la humanidad a causa del pecado y del conflicto de egoísmos. La Iglesia en la historia está al servicio de este “misterio” de bendición para la entera humanidad. En este misterio de la fidelidad de Dios, la Iglesia cumple plenamente su misión sólo cuando refleja en sí misma la luz de Jesucristo el Señor, y sirve así de ayuda a los pueblos del mundo en el camino de la paz y del auténtico progreso”.

“…hoy en muchos sentidos sigue siendo verdad lo que decía el profeta: “espesa nube cubre a los pueblos” y a nuestra historia. No se puede decir que la globalización es sinónimo de orden mundial, todo lo contrario. Los conflictos por la supremacía económica y el acaparamiento de los recursos energéticos, hídricos y de las materias primas hacen difícil el trabajo de cuantos, a todo nivel, se esfuerzan por construir un mundo justo y solidario.

Hay necesidad de una esperanza más grande, que permita preferir el bien común de todos al lujo de pocos y a la miseria de muchos. “Esta gran esperanza sólo puede ser Dios... Pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano” (“Spe salvi”, n.31): el Dios que se ha manifestado en el Niño de Belén y en el Crucificado-Resucitado.

Si hay una gran esperanza, se puede perseverar en la sobriedad. Si falta la verdadera esperanza, se busca la felicidad en la embriaguez, en lo superfluo, en los excesos, llevando a la ruina de uno mismo y del mundo. La moderación no es entonces sólo una regla ascética, sino también una vía de salvación para la humanidad. Es evidente que solamente adoptando un estilo de vida sobrio, acompañado del compromiso serio por una equitativa distribución de la riqueza, será posible establecer un orden de desarrollo justo y sostenible.
Por esto existe la necesidad de hombres que alimenten una gran esperanza y que por lo tanto posean mucha valentía: la valentía de los Magos, que emprendieron un largo viaje siguiendo una estrella, y que supieron arrodillarse frente a un Niño y ofrecerle sus dones preciosos. Todos tenemos necesidad de esta valentía, anclada a una segura esperanza. Nos la obtenga María, acompañándonos en nuestro peregrinar terreno con su materna protección. Amén”.

Oración de la semana

PADRE

M. María Inés Teresa Arias

Padre… me pongo en tus manos, me entrego a tu amor, a tu bondad, a tu generosidad; haz de mí lo que quieras, pero dame almas, muchas almas, infinitas almas. Dame almas de niños, de pecadores, dame todas las almas de los infieles... y yo te doy mi vida, mi corazón, mi ser todo entero. ¡Haz de mí lo que quieras!, mas déjame vivir y morir en tu amante corazón, para que ahí se caldee el mío y pueda a mi vez calentar a las almas que se acerquen a mí.

viernes, 17 de junio de 2011

Envío felicitaciones a todos los padres

De manera muy especial, hoy quiero enviar un saludo e indudablemente una felicitación a todos los padres de familia.

¡Qué hermoso es poder participar junto con Dios en acrecentar el número de hijos suyos!
Efectivamente, muchas veces festejamos más a la mujer, porque en ella la vida de todo ser humano, durante nueve meses se va desarrollando, pero esa semilla, esa vida, no estaría en el vientre de la mujer sin la participación del hombre, en el maravilloso plan de Dios; en donde el hombre y la mujer se complementan y se aman para engendrar y dar la vida.

Por ello felicito a todos los padres y exhorto para que cada hombre que en potencia un día podrá ser padre, ojalá sepa vivir éste momento con la mujer que ama, dentro del matrimonio cristiano.
Que Dios les bendiga.

martes, 14 de junio de 2011

HACER PRESENTE EN LA TIERRA A DIOS PADRE EN EL AMOR

MONS. PEDRO AGUSTÍN RIVERA DÍAZ
AMAR COMO CRISTO

Domingo XVIII. Ciclo C. Eclesiastés (Cohélet) 1, 2; 2, 21-23. Salmo 89. Col 3, 1-5. 9-11. Lc 12, 13-21.
La enseñanza que podemos obtener de la Palabra de Dios del Domingo XVIII, del ciclo C, no sólo se refiere a la riqueza material, sino a todo aquello que se traduce en hedonismos, consumismo y estilos de vida que nos alejan del plan amoroso de Dios.

Para que seamos conscientes de esa realidad nos recuerda el Cohélet, que “todo es vana ilusión” y el salmo 89, señala que nuestra vida es breve y todos los humanos, al morir, nos haremos polvo. Estas palabras, aisladas de su conjunto, podrían darnos una idea pesimista de la vida y de la fe, sin embargo están dichas de tal manera que nos invitan a reflexionar sobre el sentido más profundo de nuestra vida y son una invitación para que poniendo nuestra mirada en Dios sepamos disfrutar de esta vida y ella misma sea un medio eficaz de llegar al Cielo.

En el fragmento del Evangelio señalado, leemos cómo el Señor Jesús, nos invita a que más allá de nuestras discusiones sobre herencias u otros temas, que siempre serán pasajeros, sepamos poner la “mirada en lo que vale a los ojos de Dios”. Así mismo, san Pablo al dirigirse a los colosenses, les exhorta a buscar “los bienes de arriba” y a “poner todo el corazón en los bienes del Cielo”. Esta visión y esos consejos no son idealistas ni hacen de los cristianos, personas desfasadas de la realidad, sino al contrario, al invitarnos a ponernos por encima de los problemas y de las limitaciones de la vida diaria, nos dan un parámetro para reflexionar y tomar decisiones por encima de las “urgencias del consumismo y del placer”, de las “precipitaciones generadas por el miedo” y del “egoísmo que busca el poder y el aprovecharse de los demás” en lugar de buscar el “bien común”.

San Pablo, también señala que este buscar “las cosas del Cielo”, nos alejan “de la fornicación, la impureza, las pasiones desordenadas, los malos deseos y la avaricia”. Haciendo referencia a otros pasajes de la Sagrada Escritura y en la misma historia de la Iglesia, sabemos que el “buscar las cosas de Dios” propicia el que hombres y mujeres desarrollen sus capacidades al máximo y poniéndolas al servicio de los demás, alcancen las mayores alturas del desarrollo personal y comunitario. Para ejemplificar esto, basta conocer más la vida de los santos para imitarlos. Efectivamente, ellos, poniendo su “mirada en las cosas del Cielo”, se despojaron “del modo de actuar del viejo yo y se revistieron del nuevo yo” de tal manera que conforme “fueron adquiriendo el conocimiento de Dios, que los creó a su propia imagen”, se renovaron y fueron transformando su vida, la de las personas que les rodeaban e incluso de la humanidad. Allí tenemos el ejemplo de san Francisco, santa Clara, santa Teresa de Jesús, el santo Cura de Ars, san Juan Bosco, la beata Me. Teresa de Calcuta, Juan Pablo II y muchos, muchos más.

¿Qué es lo que cambió y transformó su vida?, que buscaron las cosas del Cielo, antes que su propio provecho, y en ellos se cumplió lo que el mismo Señor Jesús enseñó: “busquen primero el Reino de Dios y todo lo demás se les dará por añadidura”. El problema para muchos de nosotros es que más que buscar las cosas de Dios, buscamos las añadiduras y en ellas nos quedamos y no llegamos a Dios, porque hacemos de ellas verdaderos ídolos.

¿Al buscar las cosas del Cielo a Quién o Qué vamos a encontrar? Encontrar ese tesoro en el Cielo, ¿de qué manera afecta mi vida? ¿Lo que encontremos en el Cielo, también lo podremos encontrar en la tierra? ¿Cómo hacer presente el Cielo en la tierra?
En primer lugar tenemos que reconocer que a Quien encontraremos será a la Santísima Trinidad, es decir al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, junto con la Virgen María y los santos. En el Cielo encontramos la plenitud del amor de Dios. Dado que en el Cielo se hace plenamente la voluntad del Padre, en él encontramos el Sumo Bien, la Suma Verdad, la Suma Belleza, la Suma Justicia, la Suma Felicidad.

Saber que esto es lo que encontraremos en el Cielo, nos debe llevar a comprometernos a hacer presente en la tierra a Dios Padre en el amor, en la bondad, en la verdad, en la belleza, en la justicia y en la felicidad, cualidades que el Padre ha sembrado en nuestros corazones, por lo que acrecentándolas en nuestras vidas, debemos hacerlas fructificar en los demás con nuestras palabras y buenas obras; de tal manera que nuestro corazón sea un anticipo del Cielo y nosotros, con nuestro testimonio, seamos presencia del amor del Padre en medio de la humanidad. En nuestros oídos han de resonar constantemente como un reto aquello que san Pablo dice a los Romanos (Rm 8,19) “la creación espera vivamente la revelación de los hijos de Dios”, porque ciertamente el Reino de Dios, como anticipo del Cielo está presente en el corazón de los santos y ellos son los que de una manera particular, con su vida, permiten a la humanidad contemplar el Cielo, aquí en la tierra.

Seguramente, para cada uno de nosotros, que nos reunimos para meditar la Palabra del Señor y alimentarnos del Cuerpo y Sangre de Jesús, entendemos que el aspirar a las cosas de Dios y contemplarlas, nos compromete a ser santos.

Pero ¿quién es un santo?, en opinión de san Pablo: es el que imita a Cristo, según santo Tomás de Aquino es el que ama perfectamente a Dios, para san Juan de la Cruz es el que se vacía de sí mismo para dejarse llenar de la presencia trinitaria, y para santa Teresa es el que se adhiere totalmente a la voluntad de Dios. En un intento de conjuntar lo anterior permítanme decirles que un santo es el que ama como Cristo y por lo mismo se experimenta amado por su Padre Dios y ama al Padre y a sus hermanos.

¿Cómo amó Cristo? En primer lugar viviendo totalmente a la voluntad amorosa del Padre, por eso Él es quien nos revela el amor misericordioso del Padre, que se derrama sobre la creación entera y de manera particular en el ser humano. La Buena Noticia que Jesús trae a la humanidad y a tu corazón es que el amor personal del Padre se dirige a la humanidad entera, sí, pero también sobre ti, sobre mí, de tal manera que tú y yo, en Jesús somos Hijos del Padre, por lo que en la medida que amemos al Padre como Jesús lo amó, nos iremos cristificando y al igual que nuestro Hermano Mayor y Salvador, cumpliremos la tarea de ser misioneros del Padre.

La otra característica de amar como Cristo, es que su amor llega a toda la humanidad, por lo que nuestra tarea es amar al hombre y procurar que el Reino de los Cielos llegue al corazón de cada persona, de ahí que este amar al Padre y amar como Jesucristo, con la gracia del Espíritu Santo, al tiempo que transforma nuestra vida, nos lleva a transformar al mundo, por lo que nada de lo que le ocurra al hermano nos es ajeno y por lo mismo más que apreciar los bienes materiales para nuestro provecho, entendemos que con ellos tenemos que hacer el mayor bien posible, trabajando para que: la bondad se manifieste en la solidaridad para con todos, la verdad haga libres a toda persona, la belleza dignifique a todos ser humano, la justicia impere en las relaciones interpersonales, la felicidad en la tierra sea un anticipo de la felicidad de la vida eterna y el amor del Padre esté en todos los corazones, de tal manera que el Reino de Dios se manifieste en nuestros tiempos como cultura de la vida y civilización del amor.

Esa es nuestra tarea y la podremos realizar si hacemos presente en el mundo el amor de Dios Padre. Que santa María de Guadalupe nos acompañe y sostenga en esta acción.