martes, 23 de agosto de 2011

Meditación del Evangelio del 23 de agosto del 2011


11-08-23.
MARTES XXI. Mt 23,23-26.

SINCERIDAD EN TODO, SIGNO DE LIBERTAD INTERIOR

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. Las palabras de Jesús, que aparecen en el capítulo 23 de la versión del Evangelio, en san Mateo, son duras y no sólo van dirigidas contra los escribas y fariseos, sino a todo aquél que se engaña a sí mismo, que piensa que se puede amar a Dios y experimentar su amor, llevando una vida alejada de Él, de la verdad, de la justicia, del autodominio, cumpliendo con normas externas y guardando apariencias, pero teniendo dobles intenciones en el corazón. Eso es una esclavitud porque se basa no en la Verdad, sino en la mentira y en la apariencia.

Al final aparece el texto bíblico.

MEDITAR: Las palabras de Jesús son duras y se dirigen a todos, en particular a los que son injustos, inmisericordes, hipócritas, ladrones, mentirosos… pues tienen su corazón lleno de mentira, de odio, insatisfacción y de violencia contra ellos mismos y contra quienes viven a su alrededor. Divididos en su interior y con quienes conviven y con lo que los rodea, piensan que están bien en su proceder y se cierran a la Gracia de Dios y a su Reinado que se expresa en verdad, bondad y mansedumbre, y además genera paz, desarrollo y bienestar.

Conocemos los efectos de una vida “farisaica”, baste pensar en quienes ocupan puestos de elección popular y suponen que están ahí para su provecho y el de su partido. Observar el proceder de quienes basan su modo de vivir en el odio, el resentimiento, el insulto, la división, la violencia. Percibir los efectos del modo de actuar de quien se aprovecha de los demás, en particular del débil y del ignorante.

Formas de actuar así, inician en el corazón de una persona y ensombrecen la vida familiar, expandiendo su error en el entorno social, pudiendo llegar a casos extremos como el crimen organizado del narcotráfico, la trata de personas y otros males más.

En el marco de la realidad que hoy vivimos, nos damos cuenta, que las palabras de Jesús, más que duras, son una advertencia firme para un cambio de vida, personal, familiar y social.
Jesús nos invita a establecer el Reinado de Dios en nuestro corazón, a vivir en la verdad y a realizar nuestra vida siendo sinceros, para construir un mundo mejor.

El Enemigo del hombre es el “padre de la mentira”. Todo signo de hipocresía en nuestra vida, manifiesta el área o las áreas en las que la mentira domina nuestro ser.

Lo opuesto a la mentira es la verdad, lo opuesto a la hipocresía es la sinceridad. La hipocresía es doblez, es vivir con segundas intenciones. La sinceridad es esforzarse a vivir en la verdad, sin dobles, actuando como se piensa y se dice. Eso es ser libre.

ORAR: Señor, Tú conoces mis esclavitudes. Tú sabes qué áreas de mi vida no te he entregado. Me abro a tu Gracia y a tu perdón para ser libre. Quiero amar y servir como Tú.

CONTEMPLAR: El texto evangélico que hoy meditamos nos invita a una revisión profunda de nuestras actitudes y acciones. Habrá quienes tengan mucho qué modificar y quizá algunos, sólo algunos detalles. Lo importante es que hagamos nuestra revisión con mucha sinceridad, sólo así seremos libres. Es el mismo Jesús, quien enseña que la Verdad nos hace libres (cf. Jn 8, 32).

ACTUAR: Haré una revisión de mi vida y anotaré las cosas que considero que debo cambiar, para ser veraz y sincero.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar.
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Del santo Evangelio según san Mateo (23,23-26): En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.»

Meditación del Evangelio del 22 de agosto del 2011


11-08-22.
LUNES XXI. Lc 1,26-38.

EN TODO Y CADA DÍA, HACER LA VOLUNTAD DE DIOS.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. Hoy celebramos a María Reina. La liturgia nos propone el diálogo entre la Virgen María y el arcángel Gabriel, en el día de la Encarnación del Hijo de Dios. Destacamos la grandeza del acontecimiento, la humildad de Quien lo acepta y la sencillez con que se produce. En cuanto a sentimientos, en la Virgen María hay alegría, desconcierto, confianza y paz.

Al final aparece el texto del Evangelio que meditamos.

MEDITAR: La Virgen María, atenta a la Palabra de Dios, primero, concibe en su mente al Hijo de Dios y luego lo hará en su cuerpo; asumiendo las consecuencias que ello conlleva. Consecuencias como la alegría de sostener entre sus brazos a su bebé-Dios; el dolor de tener entre sus brazos el cuerpo de su Hijo muerto, bajado de la Cruz y la consecuencia final y la más importante: la de disfrutar eternamente la presencia de su Hijo resucitado.

María tiene un papel primordial en la redención de la humanidad, El sí de María, la hace portadora de la Vida Nueva y Eterna, al aceptar participar en la obra de salvación.

El sí de María, establece el Reinado de Dios en su corazón.

¿Cuántas personas viven llenas de angustia por no aceptar lo que acontece a su alrededor? ¿Cuántas personas viven amargadas, quejándose de todo en lugar de ocupar su tiempo y energía en hacer el bien mayor posible, aceptando la voluntad de Dios?

Realizar diariamente nuestra vida, en la confianza de que Dios me ama, me cuida y me guía, además de darme seguridad interior, me permite trabajar con entusiasmo y alegría. Señor, concédeme estar atento a tu voz, para procurar, en todo y cada día, hacer tu voluntad.

ORAR: Señor, Jesús, todos los días Tú me hablas de muchas maneras y eso me genera alegría; concédeme atender tu voz y hacer tu voluntad, aunque muchas veces no alcance a comprender lo que me pides y eso me genere desconcierto. Gracias porque me invitas a ser parte de tu redención. En todo quiero hacer tu voluntad. Fortalece mi confianza en Ti, y en mí; ¡dame tu paz!

CONTEMPLAR: Hay una oración que la Iglesia nos invita a realizar tres veces al día: a las 6:00, a las 12:00 y a las 18:00 horas: EL ÁNGELUS. Con ella recordamos el Misterio de la Encarnación, somos invitados a tener las actitudes de la Virgen María y a colaborar en la obra de la redención. Veamos cuál es el proceso.

EL ÁNGEL DE SEÑOR ANUNCIÓ A MARÍA. Dios me habla y me invita a que me llene de alegría. Dios me habla en cada acontecimiento, me guste o no, me parezca agradable o no, sea fácil o difícil.

HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA. Dios espera mi respuesta. Yo podré responder afirmativamente, si más que mirar mis sentimientos o mi provecho, veo en ello, la voluntad de Dios y la acepto, asumiendo libremente las consecuencias de mi decisión.

EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS. Se hace la voluntad de Dios. En mi corazón brota la confianza y la paz al procurar que el Reinado de Dios se establezca en mi corazón, y su presencia en el mundo.

ACTUAR: Hoy procuraré estar atento a la voz de Dios, para descubrirlo en cada acontecimiento y con alegría y total libertad, me esforzaré en hacer su voluntad, para que su obra se realice en mí y en mis hermanos.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar.
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Lucas  1: 26 - 38 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.  Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»  Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.  El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;  vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.  Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»

María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»   El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.   Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,   porque ninguna cosa es imposible para Dios.»   Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue. 

Meditación del Evangelio del 21 de agosto del 2011


11-08-21. DOMINGO.
Mt 23, 1-12.

JESÚS, A TRAVÉS DE TI, QUIERE EDIFICAR LA IGLESIA

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. Jesús hace dos preguntas a sus discípulos. “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” y “¿quién dicen ustedes que soy Yo?, Pedro responde “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios Vivo”. Esta respuesta lleva a Jesús a decirle: “tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.

Para que cada quien amplíe sus reflexiones personales, al final aparece el texto bíblico.

MEDITAR: La escena es presentada en los Evangelios, después de que Jesús había orado. Se sitúa en Cesarea de Filipo, lugar donde nace el Rio Jordán. Jesús hace dos preguntas a sus discípulos.

La segunda pregunta de Jesús, es más personal. Ya no es “qué dicen los otros” sino “qué dicen ustedes” y para personalizarla y dirigirla a nosotros, -a ti y a mí-, la podemos entender como “qué dices tú”.

La respuesta a la primera pregunta es más general, implica un conocimiento intelectual. Pero Jesús quiere llegar al corazón de quienes le escuchan. Por eso la respuesta es más personal. Para ti, ¿Quién es Jesús? La respuesta implica conocimiento, experiencia de Jesús, requiere la fe: el reconocimiento de que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre.

Esto es lo que afirma Pedro, cuando responde: eres el “Mesías” (hombre), eres el “Hijo de Dios Vivo” (Dios). La fe nos sitúa en el contexto de Quién es Jesús y por eso sus palabras tienen un significado muy particular, que va más allá de las meras palabras y de la acción humana. “Tú eres Pedro y sobre está “roca” edificaré mi Iglesia”.

La palabra iglesia significa: asamblea, convocados, comunidad de creyentes, convocados por Dios, a través de la fe.

La teología del Vaticano II nos enseña que todos los bautizados somos miembros de Iglesia (con mayúscula), y que también somos iglesia (con minúscula). Cada bautizado se identifica con la Iglesia, no la agota, pero en él está la Comunidad creyente, así como él está en Ella. Donde quiera que estemos e independientemente de lo que hagamos; podemos y debemos tener la convicción de que la Iglesia se hace presente por nuestro decir y actuar. Por lo mismo deberíamos sentirnos comprometidos en hacer presente a la Iglesia y con Ella, a Cristo en todos los instantes de nuestra vida.

La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo en el mundo, Cristo es nuestra cabeza y donde está el Cuerpo está la Cabeza. Por lo mismo, todos deberíamos tener conciencia de que a través de nosotros, Cristo se hace presente en el tiempo y en la historia. Mi historia personal es parte de la historia de la Iglesia y a través del bautismo, mi vida está engarzada con la de Jesús. Por el bautismo, la vida de la Gracia, el amor de Cristo, está insertado en mí.

Desde esta visión, cada uno podemos apropiarnos de las palabras que escuchó Pedro y llenarnos de gozo, pues desde esta realidad cada uno podemos decir. Jesús me llamó por mi nombre y me dijo N………. sobre ti edificaré mi iglesia.

La familia ha sido llamada “iglesia doméstica”, así también, cuando en el lugar de trabajo, de estudio, de diversión, o en los problemas económicos o relacionales o en la limitación física o en la enfermedad: con mis principios, valores y mi forma de actuar hago presente a Cristo, ayudo a que este mundo sea mejor, tenga fe y a que los valores del Reino, impregnen y mejoren la realidad que nos circunda.

Ser testigo de Cristo no es fácil, pero tampoco imposible. Cuando escucho y hago mías las palabras de Jesús, como dichas para mí, de manera personal “N… tu eres roca y sobre esta roca edificaré mi Iglesia”, si abro mi corazón a la acción del Espíritu Santo, Él me iluminará y fortalecerá para que donde quiera que esté, pueda hacer presente el amor de Dios, a Jesús y a la Iglesia, haciendo este mundo mejor.

ORAR: Señor, soy débil, pero agradecido(a) por tu llamado, sintiéndome parte de la Iglesia, quiero ser generoso(a) y movido por tu Gracia, quiero esforzarme en la tarea evangelizadora de la Iglesia, haciendo presente tu Palabra y amor, en las actividades diarias de mi vida.

CONTEMPLAR: Reconocerme “iglesia” debe sacarme de la pasividad en la que muchas veces vivo, al no responsabilizarme de la tarea de evangelizar y hacer este mundo mejor.

ACTUAR: Reflexionaré sobre el significado para mí, de que me apropiaré de las palabras de Jesús dichas a san Pedro “sobre ti edificaré mi Iglesia” y compartiré mi reflexión con familiares y amigos, procurando crear conciencia de la importancia de esta tarea y de la conveniencia de que nos unamos para que juntos hagamos presentes a la Iglesia en los ambientes donde realizamos la vida, comenzando por nuestra propia familia.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Del santo Evangelio según san Mateo (16, 13-20): En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

Meditación del Evangelio del 20 de agosto del 2011


11-08-20. SÁBADO.
Mt 23, 1-12.
LIBRE EN EL AMOR DE DIOS.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. El Señor Jesús enseña a la gente y a sus discípulos. Mateo distingue dos modos de escuchar a Jesús, el de la “gente” que luego se irá y el del discípulo. El discípulo no solo lo escucha, sino que quiere aprender de Jesús y vivir de acuerdo a sus enseñanzas. La enseñanza de Jesús es novedosa. Dios no es para unos cuantos, es para todos. Dios no es solo para los “puros” es también para los pecadores. Dios a todos nos purifica, nos quiere felices, nos hace santos.

Los fariseos y los escribas, se sentían “maestros”, poseedores de la “verdad de Dios”, lo que además les daba “un status” que les hacía sentirse superiores a los demás. Ellos eran los “buenos” porque cumplían la “ley de Dios”, sin embargo, en su error ensoberbecido, no se daban cuenta que cerraban su corazón a Dios.
Con sus actitudes, se auto-engañaban, porque más que estar cerca de Dios, estaban cerca de su soberbia y al ponerse como “maestros” cerraban a los demás la posibilidad de entrar en contacto con Dios.

Para ayudar al cambio de actitud de sus oyentes y para que se abrieran a la experiencia del auténtico amor de Dios, Jesús utilizará hipérboles e invitará a sus oyentes, a no dejarse llamar ni “maestro”, ni “padre”, ni “consejero”, e invitará a la sencillez de vida: “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

Para que cada quien amplié sus reflexiones personales, al final aparece el texto bíblico.

MEDITAR: El Señor Jesús habla a gente y a sus discípulos. Jesús habla para todos. Unos no lo escuchaban, otros lo rechazaban; algunos sentían curiosidad por lo que decía, algunos procuraban hacer vida, lo que Él enseñaba; otros lo seguían y se hacían sus discípulos. De entre ellos, Jesús llamó a algunos para ser apóstoles (enviados). ¿Tú, en qué grupo estarías?

El Señor Jesús, inaugura un nuevo modo de enseñar. Lo común es que la gente acudiera donde estaba el “maestro”. Jesús sale en busca del discípulo. Él es el Maestro itinerante. A la casa del “maestro” no iban las mujeres. En el grupo de discípulos de Jesús, había mujeres. Al “maestro”, ni los pecadores, ni los enfermos ni las mujeres lo podían tocar. Jesús, no sólo se deja tocar, sino que Él mismo: toca, sana y perdona a todos, sean hombres o mujeres.

Las palabras, acciones y actitudes de los escribas y fariseos, hacen de “su forma de vivir”, no un medio de encuentro con Dios y con el hermano. Al despreciar al semejante, sintiéndose más que el otro, rompen, aún sin darse cuenta, la relación con Dios, que es Amor.

El Señor Jesús señala los errores de los fariseos, no para condenarlos, sino para invitarlos a salir de la esclavitud de “su forma de ser”, para que sean libres, abriendo su corazón al amor de Dios. Nos invita a ser sencillos para ser libres, felices y santos.

TEXTO BÍBLICO
FARISEOS
EL CRISTIANO
ha de ser
No hacen lo que dicen
Mienten
Veraz
Imponen cargas
Oprimen
Liberador
Lo que hacen es para que los vean
Ostentosos
Discreto
Ensanchan filacterias
Presumidos
Sencillo
Buscan primeros lugares
Dividen
Fraterno
Que los reverencien
Soberbios
Humildes

ORAR: Señor, Jesús, perdóname por las veces en que farisaicamente he criticado a mis hermanos. Te abro mi corazón para que me enseñes a amar, a ser humilde y a servir. Quiero ser libre, quiero ser feliz, quiero ser santo(a).

CONTEMPLAR: En muchos aspectos, realmente, los escribas y fariseos podían ser considerados “buenas personas” y “bien intencionadas” y no se daban cuenta de su error, pues ese era su estilo de vida. Quien vive así le importa mucho el presumir, el “qué dirán” y el criticar a los demás. Hay un adagio que dice “dime qué criticas y te diré de qué careces”. Fijarse en los defectos del otro y llamar la atención en ellos para que no se vean los propios, en psicología se llama “transferencia”.

Quién vive criticando a los demás, tiene una autoimagen muy pequeña, no se valora a sí mismo y considera que sólo será tomado en cuenta si habla mal de otro(a). Esa es una manera de ocultar sus errores o lo que considera que está mal en sí mismo(a). Es poner las rejas de su cárcel y así “protegerse de los demás” pues “se le tiene miedo a su estilo de criticar”. Una persona así, no soporta que le critiquen. Vive en su mundo de fantasía y como no es feliz, le molesta el que otros lo sean. Quien critica, tiene cerrado su corazón al amor de Dios.

ACTUAR: En mi esfuerzo por ser mejor, abriré mi corazón al amor de Dios y procuraré ser: veraz, discreto, sencillo y fraterno.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar

Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Del santo Evangelio según san Mateo (23,1-12): En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del Cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

viernes, 19 de agosto de 2011

VISITA DE LA RELIQUIA DEL BEATO JUAN PABLO II A LA BASÍLICA DE GUADALUPE


VISITA DE LA RELIQUIA DEL BEATO JUAN PABLO II A LA BASÍLICA DE GUADALUPE

PROGRAMA
 
Jueves 25 de agosto
8:00 Sale de la Nunciatura Apostólica rumbo a la Basílica de Guadalupe
8:55 Puerta Monumental 5. Llegada de la reliquia.
Recepción del V. Cabildo Colegial de Guadalupe
9:00 Misa Capitular Solemne. Preside Card. Norberto Rivera Carrera
17:00 Reflexión Catequética y Santo Rosario
20:00 Veneración de la reliquia.

Viernes 26 de agosto
9:00 Misa Capitular Solemne.
11:00 Celebración Comunitaria del Sacramento de la Penitencia.
17:00 Reflexión Catequética y Santo Rosario
20:00 Veneración de la reliquia.

 Sábado 27 de agosto
9:00 Misa Capitular Solemne. Preside Card. Norberto Rivera Carrera

21:00 Vigilia de Oración. Reflexión catequética y pastoral

22:00 Veneración de la reliquia.


Domingo 28 de agosto

9:00 Misa Capitular Solemne. Preside Mons. Enrique Glennie, rector del Santuario de Guadalupe.

 22:00 Despedida de la reliquia del Beato Juan Pablo II

Todos los días: Visita a las reliquias en la Puerta Monumental 7 de la Basílica de Guadalupe, catequesis explicativa sobre las reliquias y el Beato Juan Pablo II al final de cada misa en el interior del Santuario.

Meditación del Evangelio del 19 de agosto del 2011


11-08-19.
VIERNES XX. Mt 22, 34-40.

LA CLAVE PARA SER FELIZ.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. Como el texto es breve y profundo y habla por sí mismo, lo pongo aquí: (Mt 22,34-40) En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?”.

Él le dijo: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.

Para atacar a Jesús se reúnen diversos grupos de gentes buenas, primero los saduceos y luego los fariseos. Le hacen preguntas tramposas. Ellos son “buenos”, su intención es “buena”, ellos viven en la mentira de su error, su corazón está cerrado a la Verdad.  En el corazón de ellos existe la mentira, la doble intención, la envidia, el rechazo, el odio, el deseo de matar. Ellos no son felices. Jesús es feliz, Él responde con amor.

En ocasiones esto ocurre con nosotros, nos acostumbramos a ser “como somos” y somos incapaces de romper nuestros esquemas para abrirnos al amor de Dios y ser felices.

Jesús tiene un corazón libre porque ama y se sabe amado por Dios. Nuestro corazón vive presa de nuestros rencores, miedos, envidias, etc. porque no nos recocemos amados por Dios y por lo mismo; ni nos amamos a nosotros mismos, ni amamos a los demás. Aprender a amar en Dios es aprender a ser libres; Jesús muere en la Cruz y nos libera del pecado y sus consecuencias para que seamos liberadores. Jesús nos ama y perdona, para que seamos capaces de amar y de perdonar y así seamos felices y hagamos felices a los demás.

MEDITAR: Todos queremos ser felices y cada uno buscamos la fuente de nuestra felicidad. En el caso de los saduceos en su riqueza y en una espiritualidad que hoy podríamos llamar light o acomodaticia. Los fariseos en un rigorismo. Ninguno es auténticamente feliz, porque sólo cuidan y respetan a los de su grupo. Ellos no unen a la comunidad, la dividen; no buscan el bien común, sino el suyo, y el de su grupo. No buscan a Dios, Padre de todos, sino su “dios” particular. Ellos viven en el error, que se convierte en idolatría y esclavitud que no les hace felices y mucho menos alegrarse por el bienestar o el éxito del otro. Por eso la presencia de Jesús les es incómoda, porque no es como ellos ni de su grupo. Se muestra libre, está abierto a todos, se relaciona con todos: ES FELIZ.

La clave de la felicidad de Jesús está en el amor. Ama a Dios, Jesús ama al prójimo, se ama a Sí mismo. El amor es el que hace que el ser humano pueda vencer la barrera del miedo, del odio y del resentimiento, para salir en la búsqueda del otro. El amor nos lleva a superar el egoísmo para servir a los demás, buscando también su provecho. El amor nos hace sentir bien y nos impulsa a la madurez, poniéndonos en relación con Dios, cono nosotros mismos y los demás.

La clave de la felicidad en Jesús está en reconocerse amado por el Padre, en el amarse a Sí mismo y en tener la decisión de amar, incluso a los que lo persiguen.

Amar es más que un sentimiento. Los sentimientos como llegan se van. El amor es una decisión, que tomada, no ha de abandonarse a pesar de no ser correspondido. El amor al prójimo brota del amor que uno mismo se tenga y de la certeza de que Dios me ama. Ciertamente, en ocasiones, puede ser que no me ame a mí mismo y por lo mismo, no pueda amar perfectamente a los demás, y que incluso los rechace, los maltrate o me aproveche de ellos. Pero esto no ocurre con el amor de Dios que es incondicional. Por lo mismo, abierto a la presencia amorosa de Jesús, siempre podré corregir el rumbo y retomar el camino del amor y del servicio que me lleva a ser feliz y a hacer felices a los demás.

ORAR: Señor, Jesús, enséñame a amar como Tú. Concédeme la gracia de abrir mi corazón al Padre, para experimentar su amor. Espíritu Santo, lléname con tu amor.

CONTEMPLAR: Si fuera capaz de reconocer que Dios es amor y yo soy un pensamiento amoroso de Él, seguramente que desde hoy trataría de expresar el amor de Dios en mis pensamientos, en mis palabras y en mis obras y entonces sería plenamente feliz.

¿Qué me impide amar?, ¿Qué me impide ser plenamente feliz? ¿La visión que tengo de mí mismo(a)? ¿Mis emociones? ¿Mi relación y sentimientos con los demás? ¿Mi trato con Dios?
¿Me acepto como soy y trato de ser mejor? ¿Tengo miedo? ¿Guardo rencores y resentimientos? ¿Soy incapaz de perdonarme y de perdonar a los demás? ¿Busco a Dios o lo rechazo, le tengo miedo?

ACTUAR: Hoy anotaré las cosas que no acepto de mí mismo y en Dios me amaré tal y como soy. Hoy haré un recuerdo y una anotación de las cosas que no me perdono y en el nombre de Jesús me perdonaré y aceptaré. Haré un listado de las personas y situaciones que me incomodan o molestan, y en el amor de Dios las aceptaré. También haré un listado de las personas a las que guardo algún resentimiento y en el amor de Dios les perdonaré.

Si es conveniente y como fruto de mi revisión: a quien haya ofendido, le pediré perdón en mi corazón y si es conveniente y posible, le buscaré para restablecer nuestra relación. Lo mismo, si requiero ir con un sacerdote a confesarme, lo haré.

Si es posible, ante el Sagrario o ante Jesús Eucaristía expuesto, leeré el listado que hice y le pediré que me sane y me llene con su amor.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

jueves, 18 de agosto de 2011

Papa Benedicto XVI llega a Madrid


Papa Benedicto XVI: "vengo aquí a encontrarme con millares de jóvenes de todo el mundo"

Este jueves 18 de agosto, después de una larga espera por parte de los jóvenes del mundo, el Papa Benedicto XVI arribó a Madrid, donde se está realizando la doceava Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

Durante su discurso de bienvenida, el cual se efectuó con una ceremonia en el aeropuerto internacional de Barajas, al que llegó minutos antes de las 12 del día (hora de España), el Santo Padre agradeció a los organizadores, a las familias e instituciones de Madrid por el apoyo para la realización de éste evento, del que dijo: "vengo aquí a encontrarme con millares de jóvenes de todo el mundo, católicos, interesados por Cristo o en busca de la verdad que dé sentido genuino a su existencia".

Al dirigirse a los jóvenes venidos de los distintos continentes, quienes experimentan las dificultades de la vida y las que presenta el mundo de hoy, como los problemas para encontrar un empleo digno, las drogas, la discriminación o el acoso que sufren los creyentes queriendo apartarlos de Dios, los exhortó "con todas las fuerzas de mi corazón: que nada ni nadie os quite la paz; no os avergoncéis del Señor. Él no ha tenido reparo en hacerse uno como nosotros y experimentar nuestras angustias para llevarlas a Dios, y así nos ha salvado".

Luego indicó que como Sucesor de Pedro, acudió ahí "para confirmar a todos en la fe, viviendo unos días de intensa actividad pastoral para anunciar que Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida. Para impulsar el compromiso de construir el Reino de Dios en el mundo, entre nosotros. Para exhortar a los jóvenes a encontrarse personalmente con Cristo Amigo y así, radicados en su Persona, convertirse en sus fieles seguidores y valerosos testigos".

Más adelante, el Pontífice cuestionó: "¿Por qué y para qué ha venido esta multitud de jóvenes a Madrid? Aunque la respuesta deberían darla ellos mismos, bien se puede pensar que desean escuchar la Palabra de Dios, como se les ha propuesto en el lema para esta Jornada Mundial de la Juventud, de manera que, arraigados y edificados en Cristo, manifiesten la firmeza de su fe".

"Muchos de ellos han oído la voz de Dios, tal vez solo como un leve susurro, que los ha impulsado a buscarlo más diligentemente y a compartir con otros la experiencia de la fuerza que tiene en sus vidas", agregó, para después manifestar que éste descubrimiento del Dios vivo, "alienta a los jóvenes y abre sus ojos a los desafíos del mundo en que viven, con sus posibilidades y limitaciones. Ven la superficialidad, el consumismo y el hedonismo imperantes, tanta banalidad a la hora de vivir la sexualidad, tanta insolidaridad, tanta corrupción".

Así, el Papa insistió que “sin Dios sería arduo afrontar esos retos y ser verdaderamente felices, volcando para ello su entusiasmo en la consecución de una vida auténtica", pues de la mano de Cristo, "tendrán luz para caminar y razones para esperar, no deteniéndose ya ante sus más altos ideales, que motivarán su generoso compromiso por construir una sociedad donde se respete la dignidad humana y la fraternidad real".

Sobre la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Benedicto XVI explicó que "nos trae un mensaje de esperanza, como una brisa de aire puro y juvenil, con aromas renovadores que nos llenan de confianza ante el mañana de la Iglesia y del mundo".

En la parte final de su discurso, recordó las raíces cristianas de España, un "gran tesoro que ciertamente vale la pena cuidar con actitud constructiva, para el bien común de hoy y para ofrecer un horizonte luminoso al porvenir de las nuevas generaciones". Al despedirse, confió éste encuentro que vivirán los jóvenes venidos de todas partes del mundo, "a la Santísima Virgen María, y a la intercesión de los santos protectores de esta Jornada".

Meditación del Evangelio del 18 de agosto del 2011

11-08-18.
JUEVES XX. Mt 22, 1-14.

SOY INVITADO DE DIOS.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. San Mateo presenta otra parábola del Reino de los Cielos. En esta ocasión Jesús compara el Reino de los Cielos a una fiesta en la que varios invitados ponen pretextos para no acudir. El Rey, que es el anfitrión ordena que salgan a invitar a otras personas, sin distinguir si son buenas o malas. El salón se llena, entre los comensales hay uno que no va vestido apropiadamente y es expulsado. La parábola concluye señalando que “muchos son los llamados y pocos los elegidos”.

Recordemos que equivalente a la expresión “Reino de los Cielos”, es, el “Reino de Dios”. San Mateo utiliza preferentemente la primera expresión, pues escribe la narración del Evangelio para las comunidades judías. Po otro lado y dado el aspecto dinámico de la parábola que hoy comentamos, vemos la conveniencia de hablar del “Reinado de Dios” para no confundir el “Reino de Dios” con un lugar físico o temporal.

El Rey es Dios, el salón de fiestas: la vida, la Iglesia, el Cielo. Los invitados: cada uno de nosotros. ¡Yo soy un invitado de Dios! Agradecido con Él, disfrutaré de la alegría de su presencia.

Que importante es saber que nuestra vida tiene un destino y que por lo mismo no somos “una pasión inútil”, ni un producto del azar o de una vicisitud. Que importante es saber que no estamos solos, que además de contar con nuestra familia de sangre, contamos con nuestra familia católica. Que importante es también reconocer que somos libres y no presa de condicionamientos astrales o determinismos cósmicos, sino en relación amorosa con Dios.

Para que cada quien amplié sus reflexiones personales, al final aparece el texto bíblico.

MEDITAR: La vida es un don de Dios, yo no me la he dado. Él me llamó a existir. Ser católico es un don. Él me llamó a ser su Hijo, yo decido si lo quiero seguir. Mi respuesta personal al llamado que Dios me hace a vivir es la felicidad. La respuesta a ser católico es la santidad. La conjunción de ambas respuestas es el “Reinado de Dios” en mi vida. En esta parábola,  el “Reinado” no sólo es motivo de alegría, es una fiesta en la que hay que compartir y departir gozosamente.

Dios me ha llamado a la vida, no solo a la biológica, sino sobre todo a la Vida Eterna, por lo que movido por la fe, en la realización de mi existencia terrena debo tener siempre en cuenta mi destino final: el Cielo, de tal manera que este sea una motivación que oriente mi vida.

¿Cómo estoy vestido para la vida, para ser católico y para llegar al Cielo? ¿Me parezco al convidado que no llevaba traje de fiesta y por eso fue expulsado? Recordemos el uso de la hipérbola en los textos bíblicos, la expulsión y el castigo destacan la importancia de tener una actitud ante la “fiesta” que se me ha invitado. La parábola en relación a la ropa del invitado expulsado no se refiere a que si su ropaje era lujoso o no, simplemente que “no era de fiesta”, por lo que podríamos pensar, que la expulsión se debe, a su actitud ante el anfitrión, ante los demás y ante la fiesta.

Cuánto desánimo siembran a su alrededor aquellos que todo critican. Qué mal ambiente generan, aquellos que son groseros en su trato. Cuánta pobreza crean aquellos que son mentirosos. Cuánto dolor, producen aquellos que son violentos. Cuánto… (pon tu lista), ocasionan aquellos que… (completa tu listado)      .
La fiesta de la vida, de la fe y del Cielo, son para todos, pero no todos las quieren, algunos ni cuenta se han dado de la fiesta a la que han sido invitados y algunos incluso la rechazan y pretenden destruirla.

Un signo de madurez es responder adecuadamente al estímulo que se recibe. Sí he sido invitado a la fiesta de la vida, de la fe y del Cielo, mostraré madurez humana y cristiana, siendo agradecido con Quien que me invitó, disfrutando con los demás los bienes recibidos, haciendo un mundo mejor, llevando la Buena Noticia, dirigiéndome en comunidad a Dios y guiando a muchos hacia Él.

Hoy me preguntaré cual ha sido mi actitud ante el “Reinado de Dios” en mí. Siendo honesto quizá me daré cuenta que en ocasiones no me he sabido definir. Afortunadamente la invitación es para buenos y para malos. Lo mejor es que soy libre y puedo cambiar para mejorar. LO IMPORTANTE ES QUE SOY UN INVITADO DE DIOS, a la vida, a la Iglesia, a la santidad, es decir a la Vida Eterna.

ORAR: Señor, hoy reconozco que no he aprovechado del mejor modo la invitación que de Ti he recibido. Hoy te digo que quiero cambiar y ser mejor. Ayúdame a disfrutar la fiesta de la vida y a hacer este mundo mejor, ¡Quiero ser feliz! Guíame para ser un mejor católico; ¡Quiero ser santo! Llévame al Cielo, ¡Quiero estar junto a Ti!

CONTEMPLAR: Dios me ha invitado a la fiesta de su Reinado de amor, de la vida, de la fe y del Cielo y me ha dado también “el ropaje”: todos los elementos para ser feliz y ser santo. Dios respeta mi libertad, de mí depende ser peor, quedarme igual o mejorar. Decía san Agustín: “Dame Señor el querer, <querer>” y eso es lo que hoy le pediré al Señor, para dejar lo que me impide ser feliz, para trabajar en mí de tal manera que se incremente en mi corazón la presencia de Dios y siendo testigo suyo, compartir la alegría de vivir, de ser católico y estar llamado(a) al Cielo.

ACTUAR: Haré un listado de mis acciones y actitudes contrarias al Reinado de Dios en mi y también un listado de las expresiones de su presencia en mí. Me esforzaré por superar las cosas negativas de tal manera que su Reinado crezca en mí. Después de un tiempo revisaré mi lista para evaluar los resultados. Mi mayor alegría será que cada día crezca en la experiencia del amor de Dios en mí.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.
Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar

Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (22,1-14):

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda". Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda". Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes". Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»

miércoles, 17 de agosto de 2011

Meditación del Evangelio del 17 de agosto del 2011

11-08-17.
MIÉRCOLES XX. Mt 20, 1-16ª

Trabajar para que el Reinado de Dios crezca en mí.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. Este fragmento del Evangelio nos presenta una parábola del Señor Jesús referida al Reino de los Cielos, el cual es presentado como una viña en la que todos estamos invitados a trabajar. El dueño del viñedo sale a diversas horas del día e invita a jornaleros a trabajar en ella a cambio de un denario. Cantidad mayor de la que de manera ordinaria se les pagaría. A todos les ofrece lo mismo, independientemente de la hora en que comienzan a trabajar. Al término de la jornada los empleados pasan a cobrar, iniciando por los últimos contratados. Los que iniciaron primero reciben la misma paga y por eso se quejan. El dueño de la vida, señala que cumplió con lo pactado, pues todos están pagados de más. Concluye la parábola con la expresión “los últimos serán los primeros y los primeros los últimos”.

La expresión “Reino de los Cielos” es equivalente a la de “Reino de Dios”. Esta expresión judeo-cristiana tiene dos connotaciones, una inmediata y actual: “el Reino de los Cielos” está en medio de ustedes” (Lc 17,21) y otra escatológica hacia el final de los tiempos, en los que se establecerá el “Reino de Dios”.

El Señor Jesús, a través de sus parábolas habla del Reino de los Cielos, como algo dinámico y es por eso que algunos estudiosos de la Biblia, señalan que al término Reino es mejor entenderlo como Reinado, para no pensar tanto en un lugar sino como un proceso de vida.

El Papa Benedicto XVI en su libro “Jesús de Nazaret” (en “El Evangelio del Reino de Dios”, pág. 28), señala que el “Reino de Dios” tiene 3 acepciones: 1. Es una expresión de la presencia de Dios, es una persona, es Jesús mismo. 2.- El Reino de Dios está en el interior del hombre. 3.- La Iglesia es expresión del Reino, aunque en sí misma no lo abarca todo.

Para nuestra meditación tomamos la segunda acepción y usaremos la expresión “Reinado de Dios”.

Para que cada quien amplié sus reflexiones personales, al final aparece el texto bíblico.

MEDITAR: Es necesario que el Reinado de Dios se realice en todo el mundo y para ello puedo comenzar esforzándome para que Reine en mí. Este es el ejemplo de los santos, de los cuales dice el Papa Benedicto XVI en el corazón de ellos reina Jesús, está el Reino de Dios. Ellos son expresión viva y testimonial del “Reinado de Dios” en el hombre.

Desde esta perspectiva, el Dueño de la Viña es Dios. La viña es mi corazón. El jornalero cada uno de los que escuchamos la Palabra de Dios y nos esforzamos en hacerla vida. La paga: a.- apropiarnos de nuestro corazón, b.- tener Vida nueva y abundante, c.- alcanzar la Vida Eterna. La mayor y mejor recompensa, el haber trabajado para, y con, el Dueño de la Viña, para, y con, Dios. Él quiere que yo sea feliz, quiere que yo sea santo.

Ciertamente debo de trabajar por la evangelización del mundo, pero “el buen juez por su propia casa empieza”. Esto  no es por egoísmo, sino incluso por método. No sé si podré cambiar a otros, pero ciertamente puedo empezar por cambiar yo. Por otro lado debo experimentar en mi vida los efectos de la Gracia, para guiar a otros. Un ciego no puede guiar a otro ciego.

En mi vida, en mi viña, ¿creo que ya he dado los mejores frutos para Dios? Si un viñedo no produce las mejores uvas, debo investigar las causas. Puedo mejorar trabajando la tierra, puedo quitar los abrojos, puedo limpiar de insectos y parásitos la planta, debo procurar que haya suficiente agua y buen clima. Debo confiar en que tendré buena cosecha y querer los frutos que obtendré.

¿Cómo me veo hoy? ¿Cómo me veré si, junto con Jesús, trabajo en el viñedo de mi vida? Él es el dueño de mi vida (viña). Debo dejar que Él haga en mí y debo seguir sus orientaciones. La paga: experimentar su presencia origen y fuente de felicidad y santidad.

Trabajar en la viña del Señor, en mí mismo, me llevará a trabajar no sólo, sino acompañado de Jesús, así, Él me ayudará a trabajar con mi personalidad y mi psicología ( mi tierra). Revisaré los conceptos equivocados que tengo de Dios, de su amor y de mí mismo (los abrojos). Podré revisar mis vicios y errores (insectos y parásitos). Procuraré incrementar mi oración (agua) y el buen clima (las buenas obras). Debo confiar y trabajar pacientemente para obtener los frutos que quiero: una personalidad modelada a la manera de Cristo. Debo amarme a mí y debo trabajar para alcanzar el proyecto de Dios.

ORAR: Señor, Tú me conoces mejor que yo mismo, acompáñame y guíame en la revisión de mi vida (viña) para que bajo tu dirección dé los mejores frutos de santidad. Quiero ser feliz aquí y alcanzar la Vida Eterna. Yo sin Ti no puedo nada, yo Contigo lo puedo todo.

CONTEMPLAR: Señor Jesús, me pongo delante de Ti con los pocos o nulos frutos de mi vida. Al escuchar que Tú me invitas a trabajar en tu viña, comprendo que te pertenezco y te digo que sí trabajaré contigo. Tú, Divino Viñador, sabes lo que hay en mí. Sana mi psicología herida por experiencias pasadas (puedes hacer un recuento de ellas). Enséñame a confiar en Ti y en mí (revisa las ideas que tienes de Dios y los sentimientos que manejas en contra de Él o de ti). Ayúdame a no cometer los mismos errores pasados y a romper las cadenas de resentimientos que me esclavizan (revisa, bajo la mirada amorosa de Dios, las cosas que quieres cambiar de ti). Enséñame a orar para escuchar tu voz y hacer tu voluntad y concédeme que me entusiasme al amarme en Ti y ver, cómo tu obra, día a día se va realizando en mi. Señor, Tú lo sabes, la única recompensa que quiero es que todos te conozcan y te amen, por lo al ver tu obra en mí, como única recompensa: quiero conocerte y amarte más.

No importa los años que tenga, nunca es tarde para empezar a trabajar en mi vida (viña). La paga es la misma: la presencia de Dios en mi corazón.

ACTUAR: Si te es posible ve anotando en un cuaderno lo que el Divino Viñador y tú van realizando en tu vida. Recuerda, Dios puede hacer sólo las cosas, pero su modo habitual de actuar es contar con la colaboración del ser humano, por lo que tu sinceridad, empeño y constancia en el trabajo de tu vida (viña), aunque querido y acompañado por Dios, en buena medida depende de ti. Dice san Agustín: Dios que te creó sin ti, sin ti no te salvará. Persevera, los santos nos dan ejemplo del Reinado de Dios, con su vida feliz en esta tierra y su vida plena en el Cielo.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (20,1-16a):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno. Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»