Acude en compañía de tus amigos y familiares.
Te espero.
Mons. Pedro Agustín
VER | En el mundo consumista en el que vivimos, el mal es negocio. La difusión de los desastres y de la maldad del hombre, es buscado por medios de comunicación, que viven de difundir malas noticias, lo suyo es fomentar y explotar el morbo de la gente. El noticiero televisivo o radial, lo mismo que el periódico, son los medios a través de los cuales vamos siendo informados de los males del mundo. La violencia se ejemplifica incluso en series de televisión que tratan todo tipo de crímenes o en telenovelas en donde nunca faltan, uno, dos o más villanos o personas que son puestos como modelos a seguir, a pesar de que su personaje o ellos mismos llevan una vida desordenada. El mal es una industria que vende. Los desastres naturales son noticias: las sequías, las nevadas, los terremotos, los tsunamis, las inundaciones, etc. Los errores humanos son noticia: la fuga de contaminantes radioactivos en Chernobyl, derrames de petróleo en el mar, el cambio climático y muchos más Los maleantes son noticia: Los narcotraficantes, los funcionarios corruptos, los pederastas, los ladrones, etc. “La “malignidad” humana, se presenta en forma atrayente, seduciendo las mentes y los corazones haciendo perder el sentido del mal y del pecado”. Beato Juan Pablo II. Líbranos Señor de los males naturales, líbranos Padre de los males producidos por nuestros errores. Líbranos de la maldad humana. | |
JUZGAR | La expresión “líbranos del mal” en la oración del Padre Nuestro se refiere tanto al “malo” como a los acontecimientos de la vida diaria. Jesús ha vencido al demonio y en aquellos que estamos bautizados y hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador, no tenemos por qué temerle. Sin embargo, nunca falta quien duda o reniega de la fe, por lo que esta petición va en ese sentido. Por otro lado, ya lo señalamos arriba, los efectos de los desastres naturales o provocados por el hombre, nos afectan, lo mismo que las consecuencias de nuestros errores y la maldad del ser humano, por lo que también le pedimos a Dios que nos libre del mal. Vale la pena destacar que ante los males provocados por la naturaleza, más fácilmente los podemos superar anímicamente al reconocer nuestra fragilidad y pequeñez ante la inmensidad de las fuerzas naturales. También cabe destacar que ante los males producidos por nuestros errores o pecados, siempre podremos superarlos por el arrepentimiento y que ante los males, producidos por los demás requerimos de la capacidad de perdonar. De una u otra forma, la petición “líbranos del mal” nos lleva a recurrir al amor misericordioso de nuestro Padre Dios y es como una súplica de que su Reino esté en medio de nosotros. Esta petición, aparentemente no tan importante es sin embargo, como una síntesis del Padre Nuestro, que por otro lado, también nos compromete a poner todo lo que está de nuestra parte para evitar el mal y sobre todo a no ser causante de males para los demás. Líbranos del mal, es como la expresión del compromiso personal de hacer el mayor bien posible y trabajar en la tarea de evangelizar, es decir de transmitir la Buena Noticia (Evangelio). Hay quienes procuran ver lo menos posible la televisión, escuchar la radio y leer los periódicos, para evitar “contaminarse” al enterarse de tantas y tan malas noticias. Hay quienes hacen de los medios de comunicación, como el maestro Jorge Santa Cruz o los programas de Comunicación con Criterio, el lugar de la Buena Noticia. | |
ORAR | Padre al pedirte “no nos dejes caer en la tentación” me reconozco débil y necesitado de Ti, para no caer en el desaliento ni ser parte de los que hacen el mal. Mira Señor que Tú eres mi escudo (Sal 3,4), la roca firme en que me amparo (Sal 18, 1). Si Tú estás conmigo, ¿a quién he de temer? (cf. Rm 8,31). Defiéndeme del enemigo malo y no permitas, pues, que me separé de Ti. | |
ACTUAR | Sabiendo que estoy llamado a la Vida Eterna y a ser “buena noticia” para los demás, haré una revisión de mi vida, procurando detectar aquellas actitudes que me llevan a actuar mal y le pediré a mi Padre Dios, que derrame sobre mí su Espíritu Santo y me cubra con la Sangre preciosa de Jesucristo, para que libre del mal, me esfuerce en hacer siempre el mayor bien posible. Hoy, de manera más consciente rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “LÍBRANOS DEL MAL. AMÉN.” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín. |
VER | El ser humano, cuando renuncia a su capacidad de razonar, para discernir entre el bien y el mal, es presa fácil de todo tipo de tentaciones y dejándose llevar por sus apetencias. Haciendo mal uso de su libertad, puede caer en excesos y cometer muchas tropelías y malas acciones. Hay quienes buscando su propio interés, se olvidan del bien común y en nombre de “su libertad”, que en realidad “es libertinaje”, hacen lo que quieren, sin importarles si se dañan a sí mismos o a otras personas. Su error está en que no se rigen por la verdad sino por la mentira, se dejan guiar por el relativismo que rechaza la justicia, la ley natural, la Ley de Dios, al prójimo, a sí mismo y a Dios. | |
JUZGAR | La tentación es el preámbulo del pecado, pero en sí misma, no es pecado. Todos somos tentados, el mismo Señor Jesucristo fue tentado, de una manera distinta a la que nosotros somos tentados, pero Él mismo quiso experimentar la tentación, para mostrarnos que es posible vencerla con la Verdad, con la Palabra de Dios, con la Fe. Debido a nuestra naturaleza, herida por el pecado, somos limitados, carecemos de muchas cosas y apetecemos muchas más de lo que necesitamos y que en ocasiones son inútiles para nosotros o incluso nos pueden hacer daño. La fractura generada por el pecado nos impide vivir en relación equilibrada y justa con lo que nos rodea, con las demás personas, con nosotros mismos y con Dios. Así, desconociendo el sentido de nuestra vida, del qué y para qué son las cosas, de quiénes somos y Quién es Dios, fácilmente caemos en la tentación de buscar afanosamente el amor, la felicidad, la realización plena en aquello que “nos tienta” y “que nos llama la atención” más allá de la verdad y de la justicia. El ser humano, al dejar de oír la voz de su conciencia o por no haberla formado rectamente, al sobrepasar los límites del bien común, es dominado por el parecer, el poder, el poseer. Nuestra realidad es que somos limitados y propensos al pecado, necesitamos de Jesús Redentor. No reconocer esto, es en sí mismo una tentación. Nuestra vida, tiene sentido pleno no solo en nuestra realización terrena sino sobre todo en alcanzar la Vida Eterna. Para superar la tentación y alcanzar nuestro destino final, necesitamos ayuda, necesitamos de Dios. Él viene a nosotros, nos ha enviado a su Hijo, para rescatarnos y darnos la felicidad, en esta vida y en la Eternidad. Jesús por su vida y sacrificio redentor, nos ha mostrado cómo realizar nuestra existencia y nos ha abierto las puertas de la Vida Eterna. Él, con su pasión, muerte y resurrección, rompió la cadena del pecado que nos esclaviza y nos otorga su Gracia que nos permite superar cualquier tentación, viviendo en la Verdad, en la Justicia y en el Amor, que engendran la paz y propician el desarrollo integral de cada persona y de la humanidad entera. El Espíritu Santo ilumina nuestro entendimiento y fortalece nuestra voluntad para superar las tentaciones, teniendo los mismos intereses de Jesús, que son la Gloria del Padre, la realización del bien común y la salvación de todos los seres humanos. La sociedad hedonista en la que vivimos, es fuente de infinidad de tentaciones: consumismo, vanidad, superficialidad, hipocresía, manipulación, autoritarismo, pérdida del sentido de la vida etc. Podemos decir que en la actualidad, la tentación, ya no está solo en lo que a la persona se le podría ocurrir, sino también en “las apetencias y necesidades” que la publicidad coloca en las calles, trasmite en los medios de comunicación y lleva incluso al hogar, indistintamente de la edad, a través de la internet, la televisión, la radio, el periódico, las revistas, etc. En estos medios, las tentaciones en el terreno de la sexualidad son ampliamente promovidas: pornografía, autoerotismo, promiscuidad, relaciones fuera del matrimonio, infidelidad matrimonial, desorientación ante la propia identidad sexual, la búsqueda de “nuevas experiencias”, etc. Hay quienes se dejan conducir por las tentaciones de la comida, el alcohol, las drogas, la vanidad, el hablar mal de otros, la pereza, la envidia, los celos, el carácter “enojón” o “conflictivo”. Otros más son tentados en el mentir, el robar e incluso para abortar o matar. La baja autoestima, el no valorarse ni valorar a los demás, es también una tentación. La tentación más grave es la de no creer en Dios, rechazar su plan de Amor, rechazar la redención realizada por Jesucristo, cerrarnos a la Gracia del Espíritu Santo, pensar y actuar, como sí Él no existiera. Llevar una vida cristiana mediocre, tibia, estancada, pensando que sin la oración, sin los sacramentos y sin la Iglesia. Sin el estudio de la Sagrada Escritura o sin la actualización de la fe, se puede ser católico, es una tentación frecuente. Grave tentación, conducida por la soberbia, es la de quienes viviendo mediocremente su catolicismo, se presenten como modelo de vida. Las tentaciones se superan cuando tenemos en la mente y en el corazón los criterios de la Verdad y de la Justica, que nos llevan en todo a amar a Dios, a amarnos y respetarnos a nosotros mismos, a buscar el bien común y sobre todo, a procurar siempre la Gloria de Dios y el servirlo a Él en los demás. | |
ORAR | Señor, Tú eres mi Padre, yo tu creatura. Tú eres Santo, yo pecador y me he alejado de Ti. Sin embargo me amas y me buscas para que vuelva a Ti. Dame la Gracia de tu Espíritu para que superando toda tentación, en la oración y el servicio me configure a tu Hijo Jesús. Virgen María, Madre de Jesús y Madre mía, Hija predilecta del Padre y templo vivo del Espíritu Santo, a Ti, la llena de Gracia, que también enfrentaste y superaste infinidad de tentaciones, te pido me tengas en tu regazo y abogues por mí, para que superando toda tentación, procure en todo hacer la voluntad de Dios, procurando siempre decir como Tú, “hágase en mí, según tu Palabra”. | |
ACTUAR | Hoy, revisaré mi vida, para detectar cuales son las tentaciones más frecuentes que se me presentan. Reconociendo especialmente las que me llevan a pecar, procuraré alejarme de estas tentaciones para evitar toda ocasión de pecado o mediocridad en mi vida como católico. También, me acercaré a confesarme para recibir el perdón de mis pecados y la Gracia para superarlos y no volver a caer en la tentación. Hoy rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín. |
VER | Hay quienes guardan en su corazón las ofensas recibidas, envenenando su alma, afectando su forma de ver las cosas y su manera de actuar. Hay un adagio en psicología que señala que “lo que se calla se nota”. La amargura que se guarda, se nota en el carácter, en lo que se dice, en el rostro, en las enfermedades. A la base de traumas, complejos y enfermedades psicológicas, está el no querer perdonar, ni saber cómo hacerlo. | |
JUZGAR | Sólo Dios puede perdonar los pecados (cf Mc 2,7), pues Él es Quien nos ha creado y es capaz de regenerar lo que el hombre descompone por su mal proceder. Saber perdonar no es sólo cuestión de valor o de conveniencia, es sobre todo capacidad de amar y dejarse amar por Dios, para vivir como hijos suyos, imitando a Jesucristo, que antes de morir en la Cruz, invoca la misericordia divina sobre aquellos que lo han perseguido, apresado, enjuiciado, maltratado, escarnecido, golpeado y burlándose de Él, lo están asesinando. Sus Palabras “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” es una súplica al Padre, donde pide perdón para quienes piensan que le quitan todo, al despojarlo de sus vestiduras, pisotear su dignidad humana y divina, hacerlo padecer clavándolo ignominiosamente en la Cruz, para asesinarlo. Quienes crucifican a Jesús, piensan que le han arrebatado todo, incluso la vida, sin embargo, no es así. El mismo Señor, había dicho. “A Mí nadie me quita la vida, Yo la doy voluntariamente” (Jn 10,18). La muerte del Hijo de Dios, aceptada por Él, no sólo es expresión de su amor y de su libertad plena, sino que es también el medio a través del cual nos libera del pecado y de la muerte y nos enseña a ser totalmente libres. Jesús nos perdona porque nos ama y ama a su Padre Dios. El sentido de la muerte y del perdón de Jesús, está en el amor, que libremente se ofrece todo, por todos, incluso por los que lo odian, lo rechazan y lo matan. Jesús es totalmente libre y nos libera del pecado y nos enseña a ser libres: Por su encarnación aceptada libremente. Por su vida realizada en libertad ante las autoridades y los usos y costumbres de su pueblo. Por su amor y perdón sin cortapisas. La libertad plena de Jesús se manifiesta en su capacidad de amar y de perdonar. “Si aman a los que los aman, eso lo hace cualquiera” (cf. Mt 5, 43-48). El amor de Dios es incondicional y aunque pudiera parecer que para ser perdonados, se nos impone perdonar, en mi opinión, “la condicional” “perdónanos, como nosotros perdonamos” no es más que nuestra respuesta de “libremente perdonar a los que nos ofenden”, como lo hace Jesús. También, en mi opinión, decir: “como también perdonamos” es “la expresión”, de “mi compromiso”, de que lo que yo: “libremente pongo de mi parte” para perdonar, como respuesta al amor incondicional de Dios que me perdona, aún cuando yo, por mi pecado, le ofendo y me alejo de Él. Para Dios no hay imposibles, para nosotros sí, pues somos limitados, por lo que no podemos perdonar sin la Gracia de Dios. Sin la ayuda de Dios, no podemos perdonar, por eso, decir “como nosotros perdonamos” es también un reconocimiento humilde de nuestra incapacidad de perdonar y es pedir la ayuda del Espíritu Santo, para perdonar como Jesucristo y amar perfectamente como nos ama nuestro Padre Dios (cf. Mt 5 43-45). La psicología moderna señala que para ser felices, tenemos que perdonar. Dios nos quiere felices, por eso no nos ha de extrañar que en la oración del Padre Nuestro aparezca la expresión “como nosotros perdonamos”, es decir, como nosotros, tus hijos, Padre, queremos colaborar con la Gracia que Tú nos das para que seamos felices, seamos santos. En el mundo, hay infinidad de personas que guardan en su corazón, odios y resentimientos, porque no saben perdonar. Decir, “como nosotros perdonamos” es también pedir la Gracia para testimoniar ante los que no creen, que en el amor de nuestro Padre Dios es posible perdonar y así, testimoniar el amor de Dios, darles esperanza ante su dolor por no saber perdonar y para detener la escalada de violencia que engendran el odio y el rencor. | |
ORAR | Padre, Tú sabes que sin Ti no puedo nada. Tú conoces las profundas heridas que hay en mi vida, por mis errores, por el daño que me han hecho algunas personas o la frustración que diversas situaciones me han producido. Hoy te pido que derrames en mi corazón, la Gracia de tu Espíritu para poder perdonarme, para PERDONAR a los que me han dañado y superar las frustraciones que muchas situaciones han dejado en mi vida. Tú sabes que yo no sé ni puedo perdonar, pero Tú lo puedes todo. Soy tu hijo y quiero amar y ser libre como Jesús. Quiero colaborar con tu Gracia y por eso te abro las puertas de mi corazón para perdonar, poder ser feliz y alcanzar la santidad. Sáname Padre y dame tu paz. Amén. | |
ACTUAR | Haré una revisión de mi vida y una lista de las situaciones, personas y defectos, errores o pecados personales, que considero que debo perdonar, incluso, aquellas ideas o sentimientos que pudiera tener en contra de Dios. Así, con mi listado en mano, en un ambiente de oración iré diciendo “EN EL NOMBRE DE JESÚS YO PERDONO”. Por ejemplo: Si considero que no me amo, ni me acepto como soy, diré EN EL NOMBRE DE JESÚS YO ME PERDONO. Pensando en la persona que me engañó, maltrato u ofendió, diré: “FULANO(A)” EN EL NOMBRE DE JESÚS YO TE PERDONO. Recordando alguna(s) situación(es) que me hacen daño, podré decir: Al sentimiento que guardo por el abandono que sufrí de parte de mi esposo(a), de mi hijo(a). A la enfermedad que tengo, diré: “ __________ EN EL NOMBRE DE JESÚS, YO TE PERDONO. Por el sentimiento que guardo contra Dios, porque se murió mi hijo, porque pienso que ha sido injusto conmigo, diré: “DIOS, EN EL NOMBRE DE JESÚS YO TE PERDONO”. Yo sólo he puesto algunos ejemplos, si te pones en oración y abres tu corazón a Dios, Él te iluminará sobre lo que tienes que perdonar. Seguramente que a algunas personas les parecerá extraño, que haya puesto que “también hay que perdonar a Dios”, sin embargo los sentimientos son irracionales y se quedan ocultos. Ciertamente Dios, nunca será culpable de nada, sin embargo, hay gente que irracionalmente le echa la culpa a Dios de muchos males. Si no me creen, pregúntele a algunos que ahora se dicen ateos o que son presa del alcohol o de la droga. Hoy, de manera más consciente rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín. |