viernes, 19 de agosto de 2011

VISITA DE LA RELIQUIA DEL BEATO JUAN PABLO II A LA BASÍLICA DE GUADALUPE


VISITA DE LA RELIQUIA DEL BEATO JUAN PABLO II A LA BASÍLICA DE GUADALUPE

PROGRAMA
 
Jueves 25 de agosto
8:00 Sale de la Nunciatura Apostólica rumbo a la Basílica de Guadalupe
8:55 Puerta Monumental 5. Llegada de la reliquia.
Recepción del V. Cabildo Colegial de Guadalupe
9:00 Misa Capitular Solemne. Preside Card. Norberto Rivera Carrera
17:00 Reflexión Catequética y Santo Rosario
20:00 Veneración de la reliquia.

Viernes 26 de agosto
9:00 Misa Capitular Solemne.
11:00 Celebración Comunitaria del Sacramento de la Penitencia.
17:00 Reflexión Catequética y Santo Rosario
20:00 Veneración de la reliquia.

 Sábado 27 de agosto
9:00 Misa Capitular Solemne. Preside Card. Norberto Rivera Carrera

21:00 Vigilia de Oración. Reflexión catequética y pastoral

22:00 Veneración de la reliquia.


Domingo 28 de agosto

9:00 Misa Capitular Solemne. Preside Mons. Enrique Glennie, rector del Santuario de Guadalupe.

 22:00 Despedida de la reliquia del Beato Juan Pablo II

Todos los días: Visita a las reliquias en la Puerta Monumental 7 de la Basílica de Guadalupe, catequesis explicativa sobre las reliquias y el Beato Juan Pablo II al final de cada misa en el interior del Santuario.

Meditación del Evangelio del 19 de agosto del 2011


11-08-19.
VIERNES XX. Mt 22, 34-40.

LA CLAVE PARA SER FELIZ.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. Como el texto es breve y profundo y habla por sí mismo, lo pongo aquí: (Mt 22,34-40) En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?”.

Él le dijo: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.

Para atacar a Jesús se reúnen diversos grupos de gentes buenas, primero los saduceos y luego los fariseos. Le hacen preguntas tramposas. Ellos son “buenos”, su intención es “buena”, ellos viven en la mentira de su error, su corazón está cerrado a la Verdad.  En el corazón de ellos existe la mentira, la doble intención, la envidia, el rechazo, el odio, el deseo de matar. Ellos no son felices. Jesús es feliz, Él responde con amor.

En ocasiones esto ocurre con nosotros, nos acostumbramos a ser “como somos” y somos incapaces de romper nuestros esquemas para abrirnos al amor de Dios y ser felices.

Jesús tiene un corazón libre porque ama y se sabe amado por Dios. Nuestro corazón vive presa de nuestros rencores, miedos, envidias, etc. porque no nos recocemos amados por Dios y por lo mismo; ni nos amamos a nosotros mismos, ni amamos a los demás. Aprender a amar en Dios es aprender a ser libres; Jesús muere en la Cruz y nos libera del pecado y sus consecuencias para que seamos liberadores. Jesús nos ama y perdona, para que seamos capaces de amar y de perdonar y así seamos felices y hagamos felices a los demás.

MEDITAR: Todos queremos ser felices y cada uno buscamos la fuente de nuestra felicidad. En el caso de los saduceos en su riqueza y en una espiritualidad que hoy podríamos llamar light o acomodaticia. Los fariseos en un rigorismo. Ninguno es auténticamente feliz, porque sólo cuidan y respetan a los de su grupo. Ellos no unen a la comunidad, la dividen; no buscan el bien común, sino el suyo, y el de su grupo. No buscan a Dios, Padre de todos, sino su “dios” particular. Ellos viven en el error, que se convierte en idolatría y esclavitud que no les hace felices y mucho menos alegrarse por el bienestar o el éxito del otro. Por eso la presencia de Jesús les es incómoda, porque no es como ellos ni de su grupo. Se muestra libre, está abierto a todos, se relaciona con todos: ES FELIZ.

La clave de la felicidad de Jesús está en el amor. Ama a Dios, Jesús ama al prójimo, se ama a Sí mismo. El amor es el que hace que el ser humano pueda vencer la barrera del miedo, del odio y del resentimiento, para salir en la búsqueda del otro. El amor nos lleva a superar el egoísmo para servir a los demás, buscando también su provecho. El amor nos hace sentir bien y nos impulsa a la madurez, poniéndonos en relación con Dios, cono nosotros mismos y los demás.

La clave de la felicidad en Jesús está en reconocerse amado por el Padre, en el amarse a Sí mismo y en tener la decisión de amar, incluso a los que lo persiguen.

Amar es más que un sentimiento. Los sentimientos como llegan se van. El amor es una decisión, que tomada, no ha de abandonarse a pesar de no ser correspondido. El amor al prójimo brota del amor que uno mismo se tenga y de la certeza de que Dios me ama. Ciertamente, en ocasiones, puede ser que no me ame a mí mismo y por lo mismo, no pueda amar perfectamente a los demás, y que incluso los rechace, los maltrate o me aproveche de ellos. Pero esto no ocurre con el amor de Dios que es incondicional. Por lo mismo, abierto a la presencia amorosa de Jesús, siempre podré corregir el rumbo y retomar el camino del amor y del servicio que me lleva a ser feliz y a hacer felices a los demás.

ORAR: Señor, Jesús, enséñame a amar como Tú. Concédeme la gracia de abrir mi corazón al Padre, para experimentar su amor. Espíritu Santo, lléname con tu amor.

CONTEMPLAR: Si fuera capaz de reconocer que Dios es amor y yo soy un pensamiento amoroso de Él, seguramente que desde hoy trataría de expresar el amor de Dios en mis pensamientos, en mis palabras y en mis obras y entonces sería plenamente feliz.

¿Qué me impide amar?, ¿Qué me impide ser plenamente feliz? ¿La visión que tengo de mí mismo(a)? ¿Mis emociones? ¿Mi relación y sentimientos con los demás? ¿Mi trato con Dios?
¿Me acepto como soy y trato de ser mejor? ¿Tengo miedo? ¿Guardo rencores y resentimientos? ¿Soy incapaz de perdonarme y de perdonar a los demás? ¿Busco a Dios o lo rechazo, le tengo miedo?

ACTUAR: Hoy anotaré las cosas que no acepto de mí mismo y en Dios me amaré tal y como soy. Hoy haré un recuerdo y una anotación de las cosas que no me perdono y en el nombre de Jesús me perdonaré y aceptaré. Haré un listado de las personas y situaciones que me incomodan o molestan, y en el amor de Dios las aceptaré. También haré un listado de las personas a las que guardo algún resentimiento y en el amor de Dios les perdonaré.

Si es conveniente y como fruto de mi revisión: a quien haya ofendido, le pediré perdón en mi corazón y si es conveniente y posible, le buscaré para restablecer nuestra relación. Lo mismo, si requiero ir con un sacerdote a confesarme, lo haré.

Si es posible, ante el Sagrario o ante Jesús Eucaristía expuesto, leeré el listado que hice y le pediré que me sane y me llene con su amor.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.