viernes, 9 de diciembre de 2011

Meditación del 10 de diciembre del 2011

11-12-10. SÁBADO 2ª Semana de Adviento.

TRABAJAR, SIN ENVIDIA

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Mateo 17,10-13: Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?" Él les contestó: "Elías vendrá y lo renovará todo. Pero les digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos." Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan, el Bautista.

I.- ENSEÑANZA BREVE: Una figura importante del Adviento es San Juan Bautista, primo del Señor Jesús. Hijo de Isabel, prima de la Virgen María y de Zacarías, sacerdote del Templo de Jerusalén.
San Juan, con seis de meses de edad, en el vientre materno, en cuanto escuchó la voz de la Virgen María brincó. Al mismo tiempo, Isabel, su madre, llena del Espíritu Santo, comprendió que el salto de alegría de su bebé era porque “la Madre de su Señor” (Lc 1,44) los había ido a visitar.
Desconocemos la relación entre estos dos primos, en su infancia y juventud, pero ciertamente, los lazos familiares y de afecto que entre ellos hubo, fueron profundamente reforzados por la fe, pues Juan Bautista será el precursor, que anunciará a Jesús, Quien vendrá a bautizar con el Espíritu Santo (Lc 3, 16).
La fidelidad de Juan hacia Jesús es extraordinaria, pues él era un profeta afamado en su época y tenía seguidores. Sin embargo, él se presenta como quien prepara el camino para que llegue Otro. Incluso dirá “es necesario que Él crezca y disminuya yo” (Jn 3, 30). La fe, el amor y la congruencia de Juan propiciarán que en su momento, él mismo envíe a dos de sus discípulos a que sigan a Jesús, a quién él, el Bautista, les presentó como el “Cordero de Dios” (cfr. Jn 1, 35-37). Juan Bautista, llegado el momento, ofrecerá su vida en martirio (Mc 6 27-29) por predicar la Verdad.
Hacen falta muchos Juan Bautista, para predicar el Evangelio, para ser testigos de la Verdad y para trabajar, sin envidia, por el bien de los demás.

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
La envidia, uno de los llamados pecados capitales, es una grave falta de caridad hacia el prójimo, puede ser el punto de origen para el odio y puede estar a la base de injusticias, pleitos e incluso guerras, pues consiste en considerar el bien del prójimo como un mal para uno. La envidia se puede centrar en las cosas que otro tiene (puede llevar al robo), en los honores que recibe (puede llevar a la difamación y al chisme) o en las cualidades que posee (puede llevar al asesinato).
Desafortunadamente, en diversos ambientes se vive la envidia como algo común y en base a ella se toman decisiones injustas y/o se hacen alianzas para perjudicar a una persona o a un grupo de ellas.
La envidia obstaculiza el pleno desarrollo del ser humano, pues quita la paz y disminuye la alegría. Los efectos de la envidia se pueden experimentar en dos vías. Una, cuando se es víctima de la envidia de otros. La segunda, y más grave, cuando la envidia se apodera del corazón, pues quien la padece, además de victimario y por lo mismo injusto, no puede ser feliz, vive amargado y esto además de notarse en sus expresiones, puede llevar a enfermedades graves como la paranoia o delirios.

JUZGAR
La virtud contraria a la envidia es la caridad, la cual implica un corazón grande para amar y admirar las cualidades del otro, alegrarnos por los honores que recibe y por los bienes que posee.
La envidia siempre será una expresión de carencia de Amor y de autoestima. Cuando abrimos nuestro corazón al amor de nuestro Padre Dios, comprendemos que a todos nos ama y que nos da lo que necesitamos para ser felices. Cuando dejamos de ver a Dios, no captamos cuanto nos ama; si además nos fijamos en lo que los demás tienen, sin valorar lo que tenemos, podemos abrir un hueco para que la envidia, el desaliento y/o la frustración, entren en nuestro corazón.
Si soy víctima de la envidia de otros, en lugar de perder la calma, angustiarme, llenarme de miedo, pensar cómo me defiendo o de qué manera oculto las cualidades que Dios me dio.; deberé entrar en mi corazón para agradecerle por los dones con los que me ha dotado y mantenerme firme en la decisión de hacer con ellos el mayor bien posible. Deberé pedirle a Dios que me fortalezca para que las críticas no me afecten y mucho menos engendre sentimientos de odio o resentimiento hacia quienes me rechazan. Finalmente pediré por ellos, para que en su corazón herido por la envidia, entre la paz de Dios. Ser víctima de la injusticia a causa de la envidia de otros, me da la oportunidad de aprender a amar y a perseverar haciendo el bien, aún en situaciones adversas y además es una oportunidad para ofrendar la agresión a Jesús y unirme a Él, para “comprar almas para Dios”.
Si soy yo quien tiene envidia, humildemente deberé pedirle perdón a Dios, por estar cerrado a su amor y por no comprender que no necesito de ninguno de los bienes del otro, sino que con lo que Él me da, puedo ser plenamente feliz.
Una expresión de que el amor de Dios está en tu corazón y te esfuerzas por poner en práctica su palabra, es la felicidad y la autorealización que experimentas en tu vida, pero sobre todo la libertad y el amor con que actúas, procurando hacer este mundo mejor, teniendo como meta la santidad, para llegar al Cielo.
Los santos, desde un punto de vista humano, son las personas más realizadas y seguras de sí mismas, porque el centro de su atención no es ningún bien terrenal ni el de ser mejor que otra persona, ya que sólo buscan la Gloria de Dios.
Seguramente que las siguientes frases, de diversos autores, en algo reforzarán nuestro deseo de tener un corazón generoso como el de San Juan Bautista, para mantenernos en el seguimiento de Jesucristo y para poner lo mejor de nosotros mismos para la construcción del Reino de Dios: “Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro”. “La peor prisión es un corazón cerrado”. “Disfruta tu vida sin compararte con los demás”. “Quien mira demasiado las cosas ajenas no goza de las propias”. “La envidia es una declaración de inferioridad”. “El sabio no envidia la sabiduría de otro”.
ORAR
Una oración, que en algún tiempo tuve frecuentemente en mi corazón y que en algunas ocasiones digo, es: “Señor permite que nunca me sienta mal por las cualidades, honores o bienes de alguna persona, que a nadie le deseé el mal y que nunca me alegre por la desgracia ajena. Al contrario Señor, dame un corazón generoso para descubrir y admirar las cualidades del otro, valorarlo y ayudarlo siempre a ser mejor”.
ACTUAR
A la hora de tomar los alimentos encenderé una vela de la Corona de Adviento y diré “Ven Señor Jesús a mi corazón y a mi familia, para que te adoremos como lo hicieron los pastores y los magos. Concédenos que en estos alimentos reconozcamos tu providencia y en nuestra convivencia familiar te hagamos presente con nuestra alegría”.
Señor Jesús, haz que el amor y aprecio a mi prójimo sea mi felicidad.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

Meditación del 9 de diciembre del 2011

Me han pedido que comparta este otro video
El mensaje de la Virgen de Guadalupe y la vida del ser humano


El video es bilingüe, la entrevistadora habla en inglés, yo respondo en español



11-12-09. viernes 2ª Semana de Adviento.

LOS HECHOS DAN LA RAZÓN A DIOS

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio Mateo (11,16-19): En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «¿A quién se parece esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado." Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio." Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores." Pero los hechos dan razón a la sabiduría de Dios

I.- ENSEÑANZA BREVE:
Lo que se ve no se niega. El Universo existe y no fue creado por el hombre. En el Universo, todo tiene una finalidad y se descubren en él, leyes que le rigen y no el azar. El hombre no determina su aparición en este planeta, nadie puede decir que dio la vida a sí mismo. En el microcosmos de las partículas subatómicas se encuentra el orden y lo mismo sucede en los confines del Universo. Todo nos habla de un Creador, al cual el hombre ha intentado conocer a lo largo de los siglos. Los hechos dan razón a la sabiduría de Dios.
Él mismo se nos ha revelado, tomando nuestra naturaleza humana, “nacido de mujer” (Gal 4,4). Nos ha revelado que Dios no es una “mente creadora”, una “fuerza, luz o energía”, sino que es Padre y nos ama. Nos ha revelado que Dios no es soledad, es comunidad de amor, es persona, es Uno y Trino. Esto lo sabemos y creemos porque Jesús, nacido de mujer, compartió nuestra existencia humana, nos amó y dio su vida por nosotros, para que tengamos Vida Nueva y Eterna. Asesinado, en una Cruz, por la maldad humana, Jesús muere y resucita, asciende a los Cielos y se queda en nosotros en las especies del pan y del vino. Junto con su Padre nos envía el Espíritu Santo, y suscitando la fe, a quienes Le responden, les fortalece, guía y santifica. El testimonio de tantos hombres y mujeres santos, nos demuestran que los hechos dan razón a la sabiduría de Dios.

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Hay quienes niegan la existencia de Dios y también hay quienes dicen creer en Él, pero viven como si Dios no existiera. Al “no existir Dios” no hay ley ni código estable y permanente que pueda regir las relaciones humanas, “todo es relativo” (mentira vs verdad). No hay manera de distinguir lo bueno de lo malo, así las acciones del hombre se rigen por la conveniencia y el utilitarismo (egoísmo vs amor). Las relaciones humanas se mantienen en base a supuestos acuerdos, donde impera la ley del más fuerte (guerra vs paz). Se vive bajo el libertinaje, que es una esclavitud, en lugar de vivir en libertad (pecado vs gracia).
Las consecuencias de estos estilos de vida lo tenemos ejemplificados, en la historia reciente, en los totalitarismos Nazi y Comunista, la II Guerra Mundial, así como en la actualidad en la pérdida del sentido de la vida, de la identidad sexual, del respeto a sí mismo, del matrimonio, el aborto, el aumento de la drogadicción, la prostitución, y otros males más.
Todo lo anterior, obstaculiza la realización plena del ser humano, obstruye su felicidad y lo desvía de su destino final. Los hechos dan razón a la sabiduría de Dios, pues lo anterior que en su conjunto, puede ser denominado como cultura de la muerte, está en contraposición de la cultura de la vida, en la que se vive el proyecto de Dios.

JUZGAR
En medio de la creación visible, sólo el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, en cuanto que tiene conciencia de sí mismo, es inteligente, tiene voluntad, tiene capacidad de decidir, es libre y es capaz de amar.
El ser humano, llamado a la existencia, realiza su vida terrena en medio de vicisitudes, sabiendo que va a morir. Para algunos esta realidad les deprime y a otros les aterra, porque ignoran o pretenden desconocer que estamos llamados a la Vida Eterna.
Para los católicos esta vida es bella porque en ella descubrimos la presencia amorosa de nuestro Padre Dios, que se nos manifiesta de muchas formas, empezando por el don de la existencia, que gozamos, por la familia que nos recibe en su seno y nos acerca a Dios, a través de la fe, y de la Iglesia. También reconocemos la presencia divina en las otras personas, en lo que nos rodea, en la creación entera y en los acontecimientos de nuestro diario vivir. Los destellos de esa presencia amorosa de Dios, se tornan en luz intensa cuando hacemos oración, leemos la Biblia, recibimos la absolución de los pecados, y sobre todo cuando comulgamos del Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Para nosotros todo es Gracia de Dios y medios para llegar a nuestro destino final, la Casa del Padre Eterno, por eso el católico, movido por su fe ha de mantenerse siempre en actitud de constante superación y de servicio, procurando su desarrollo integral y el de la sociedad, en la que ha de trabajar para establecer el Reino de Dios.
Esta actitud hizo que desde los primeros años y siglos del cristianismo la Iglesia fuera promotora del fin de la esclavitud, de la lucha de los gladiadores y de los sacrificios humanos. Fue la fundadora de orfanatorios y casas de atención de niñas, de indigentes, leprosarios y hospitales, así como de instituciones educativas a diversos niveles, además de los seminarios. Las primeras universidades fueron católicas, la Iglesia católica es la inventora de la Universidad. Por todos es conocido el impulso que la Iglesia dio a la música, al canto, a la pintura, a la arquitectura. La Iglesia ha sido promotora de la paz y de la integración humana, sin el catolicismo, Europa no existiría ni América se puede entender. Grandes hombres de ciencia han sido católicos, entre otros el padre de la genética, Gregor Johann Mendel (1822 – 1884),un monje agustino católico y el padre de la genética moderna , Jerôme Lejeune (1926-1994), médico, fue investigador en el Centro Nacional de Investigación Francesa en 1952 (CRNS), miembro de diversas academias científicas y galardonado con varios premios internacionales de ciencia.
Interminable sería la lista de aportes y de personas, que en el mundo, desde la fe católica han contribuido a adelantar y construir el Reino de los Cielos, a lo largo de los siglos. Los hechos dan razón a la sabiduría de Dios.
Lo maravilloso es que tú y yo, hoy estamos aquí y con nuestra palabra, obras y ejemplos tenemos que testificar que los hechos dan razón a la sabiduría de Dios.
Seamos misioneros del Amor de Dios, hagámoslo presente en el mundo, en la sociedad, en la familia y en nuestro corazón. Aprovechemos esta oportunidad, del Adviento y de nuestra propia vida, como dice san Pablo, “hay que evangelizar a tiempo y a destiempo”.
“La vida tiene una historia muy larga, pero cada uno de nosotros tiene un comienzo muy preciso, el momento de la concepción” decía el Doctor Lejeune. Añado que no estamos aquí por accidente, sino por un designio amoroso de Dios y estamos llamados a la eternidad. Ante la enormidad de la tarea, siempre confiando en Dios, nuestra tarea es hacer presente su Reino en medio de la humanidad, nunca abandonemos este ideal, mostremos que los hechos dan razón a la sabiduría de Dios.
ORAR
En este hermoso tiempo del Adviento, en que me preparo para tu nacimiento Señor Jesús, te pido que me enseñes a valorar mi fe en Ti para que abra mi corazón a tu Palabra, deje que crezca y nazca en mí, para construir tu Reino de Verdad, Amor, Paz y Gracia.
ACTUAR
A la hora de tomar los alimentos encenderé una vela de la Corona de Adviento y diré “Ven Señor Jesús a mi corazón y a mi familia, para que te adoremos como lo hicieron los pastores y los magos. Concédenos que en estos alimentos reconozcamos tu providencia y en nuestra convivencia familiar te hagamos presente con nuestra alegría”.
Señor Jesús, haz que sea testigo de que los hechos dan la razón a tu sabiduría.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

Homilía en defensa de la vida


Les comparto este video.