viernes, 2 de diciembre de 2011

¡Porque los amamos!


Acompáñanos el 3 de diciembre, a la peregrinación que organiza Derechos del Concebido A.C., como parte del festejo por el Día Mundial de los Derechos del Concebido (8 de diciembre). Pediremos a Dios por las mujeres embarazadas y festejaremos el don de la vida.
La cita es a las 9:30 am en la ex-glorieta de Peralvillo.

Te esperamos

Meditación del 3 de diciembre del 2011

11-12-03. sábado 1º de Adviento.

ESTAMOS INVITADOS A SER MEJOR

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Mateo 9,35-10,1.6-8: En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies." Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. A estos doce los envió con estas instrucciones: "Vayan a las ovejas descarriadas de Israel. Vayan y proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, echen demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis."

I.- ENSEÑANZA BREVE: El católico exorciza el mal y hace presente el Reino de los Cielos, cuando hace el bien. Si ayudas a que un matrimonio se reconcilie, que un joven deje la droga, que una chica no aborte, que un alcohólico deje el vicio, que un hombre se responsabilice de sus hijos, que una mujer deje la prostitución, que un indigente se sienta amado, porque además de la ropa o el alimento que le das, le regalas una sonrisa o tu tiempo, entonces estás exorcizando al mundo, estás siendo trabajador del Reino de los Cielos.
Si además te esfuerzas en ser mejor, en vivir tu fe, ser coherente entre lo que dices y haces, compartes tu tiempo con tu familia, compartes tu fe, –reenvías estas meditaciones-, eres catequista o trabajas en algún grupo apostólico. Cuando haces algo de lo anterior o similar o más, eres un operario de la mies del Señor.
Si hasta el momento no hubieras hecho nada de lo anterior –que lo dudo- recuerda que LA INVITACIÓN A SER MEJOR, llega a tu vida en este Adviento. No la desaproveches, insértate en el grupo de los que Jesús llama, para enviarlos, en su nombre, a trabajar para hacer este mundo mejor. EN EL ADVIENTO, TODOS ESTAMOS INVITADOS A SER MEJOR.

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Si bien es cierto que el Adviento nos invita a prepararnos a recibir al Hijo de Dios y esto nos lleva a hacer algo por los demás, hay quienes se la viven quejándose de todo o esperando que todo se les dé. También hay, quienes viven maquinando cómo hacer daño al prójimo o cómo quitarle algo o todo a los demás. También hay quienes piensan que no pueden hacer nada porque no tienen con qué, no tienen estudios, o no son famosos, la vida les ha tratado muy mal, las circunstancias le han sido adversas, porque las cosas no van a cambiar, etc. y por eso, para ellos, lo mejor es esperar a que los demás hagan algo y les resuelvan la vida.

JUZGAR
Dicen que cada cabeza es un mundo y ya somos más de 7 mil millones de habitantes en este planeta. Planeta que no es de nadie en particular y en el que viajamos todos por el espacio sideral. Con tantas personas, y lo mismo pasaría si solo fuéramos 7, 10 ó 20, existen diversos modos de pensar y de actuar, pero ciertamente todos tenemos un destino común, que va más allá de la muerte, pues todos estamos llamados a gozar de la presencia de Dios. San Agustín afirma, “de Dios salimos a Dios vamos a volver”.
Las religiones surgen del intento de llegar a Dios, pero Él mismo es Quién se nos ha revelado, asumiendo en todo nuestra naturaleza humana, menos en el pecado. En Jesús, está la auténtica religión y por lo mismo no podemos caer en el error de creer que Jesús es uno más de los hombres buenos o profetas que ha habido en el mundo, pues Él es verdadero Dios y verdadero hombre. Conocer y vivir sus enseñanzas nos sostiene en la esperanza y nos habilita para hacer presente su amor en nuestro aquí y ahora. Ciertamente de su presencia y de su amor, gozaremos en plenitud, después de morir, pero esa presencia y ese amor los anticipamos cuando los recibimos en nuestro corazón. Jesús es la causa de la felicidad de los santos y su presencia es la que hace exclamar a san Pablo “ya no soy yo, quien vive, es Cristo Quien vive en mí” (Gal 2,20).
Hoy, Jesús, también mira a la multitud de personas que vagan “extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor”. Tú y yo podemos ser algunas de ellas. Él viene a nuestro encuentro para rescatarnos, para curarnos, para darnos ánimo. Déjate atrapar por Él y reposa en sus brazos, deja que Él te ponga junto a su corazón y te dé calor y nueva vida.
Jesús, “llamando a sus doce discípulos” les dijo: "Vayan a las ovejas descarriadas”. Tú y yo podemos ser alguno de ellos. Él nos envía para que seamos: su voz, sus brazos, su corazón. Obedeciendo la voz de Jesús, salgamos al encuentro de nuestros hermanos, en particular de los que viven extenuados y vagan “como ovejas que no tienen pastor”.
El Adviento, es búsqueda y encuentro con Jesús, es preparación y esfuerzo para hacer este mundo mejor.
ORAR
Señor, Jesús, te doy gracias porque realmente soy privilegiado(a) por el don de conocerte. Entre tantas personas, por el bautismo puedo reconocerme como hijo(a) de Dios, redimido(a) por Ti, templo vivo del Espíritu Santo. Concédeme la Gracia de valorar el don de la fe, para que en Ti encuentre mi gozo y mi felicidad y dame la fortaleza, para compartir la alegría de la fe con los que me rodean. Todo tiempo es oportuno para ello, pero en especial, el del Adviento. Señor que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero.
ACTUAR
A la hora de tomar alimentos encenderé una vela de la Corona de Adviento y diré “Ven Señor Jesús a mi corazón y a mi familia, para que te adoremos como lo hicieron los pastores y los magos. Concédenos que en estos alimentos reconozcamos tu providencia y en nuestra convivencia familiar te hagamos presente con nuestra alegría”.
Señor Jesús, hoy acepto la invitación que me haces para ser mejor. 

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

Meditación del 2 de diciembre del 2011

11-12-02. Viernes 1º de Adviento.

PARA VER, ES NECESARIO ORAR

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Mateo 9,27-31: En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: "Ten compasión de nosotros, hijo de David." Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: "¿Creen qué puedo hacerlo?" Contestaron: "Sí, Señor." Entonces les tocó los ojos, diciendo: "Que les suceda conforme a su fe." Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: "¡Cuidado con que lo sepa alguien!" Pero ellos, al salir, hablaron de Él por toda la comarca.

I.- ENSEÑANZA BREVE: Dicen que lo que se ve, no se niega. El conocimiento que tenemos eminentemente lo adquirimos por nuestros sentidos. La vista, el olfato, el tacto, el gusto, el oído. Cuando una persona está contenta se nota, y lo mismo ocurre si está triste. De esto nos damos cuenta por su cara, por su postura corporal, por su voz y hasta por lo que dice. Esto lo percibimos si estamos atentos a ella, de otra manera no nos daremos cuenta de su estado de ánimo. Si hay alguna situación de bienestar o de peligro, también lo notamos y reaccionamos de acuerdo al estímulo, pero si estamos ensimismados, por alguna buena o mala noticia o por una acción que estamos planeando, una u otra situación, puede pasarnos desapercibida. Fácilmente podemos constatar que aunque tengamos vista, no siempre vemos, que aunque estemos despiertos, en ocasiones estamos dormidos o a lo menos adormilados.
Además de lo exterior, cada uno, a diferencia de las plantas y los animales, tenemos una vida interior, que va más allá de lo que captamos con nuestros sentidos. Vida interior, que muchas personas desconocen e incluso tienen miedo a conocer por la infinidad de recuerdos y sentimientos tristes que han ido acumulando, a los que se tiene miedo de afrontar y a los que se les dan una calidad de realidad que no existe, pues son pura fantasía del pasado, de la cual Dios nos puede liberar con su perdón y su amor. Para ver, para estar atentos y vivir plenamente, necesitamos estar atentos también, a nuestra vida interior.
“Para ver” necesitamos estar, en la medida de lo posible en contacto con la realidad, pero la Realidad no es sólo lo que nos rodea y constantemente cambia o lo que hoy llevamos en nuestro interior, pues todo ello es temporal. “Para ver”, necesitamos estar en contacto con la Realidad Fundante e Inmutable que es Dios. Para ello es importante y necesaria la oración, que además de permitirnos conocer a Dios, nos permite conocernos a nosotros mismos y estar alerta, como nos invita el Adviento, para reconocer a Quien realmente es importante, Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre; apreciar lo que le da sentido a nuestra existencia: su Plan de Amor y a vivir lo que es el motor de nuestra existencia: el Amor a Dios y el Amor al prójimo.
PARA VER, ES NECESARIO ORAR. “Lo esencial, sólo se ve con los ojos del corazón” (ANTOINE DE SAINT-EXUPERY. El principito)

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Llevados por el relativismo, el consumismo y el activismo, el ser humano actual realiza su vida, sin realmente conocerse. Sobrevive, pero no se puede decir que viva plenamente. Desconociendo que han sido creadas por Amor y para vivir en el Amor, la mayoría de las personas se mueven en la rutina de lo inmediato y no en lo fundamental. No se conocen a sí mismas, no conocen a los demás y mucho menos se relacionan con Dios o apenas lo hacen con una oración dicha a toda prisa.
Muchos realizan su existencia volcados hacia el exterior de sí mismos, no tienen auténtica vida interior, sino la preocupación de cada día, de llegar temprano al trabajo o a la escuela, de evitar o propiciar el conflicto del día, de renovar un rencor o asimilar un nuevo temor, de hacer llamadas telefónicas por el celular, estar conectado en la Internet, escuchar música a través de audífonos para aislarse de los demás y de sí mismo(a)s, de regresar a casa para ver el televisor, para estar al tanto del “crimen” o del “chisme” del día y, al día siguiente, volver a repetir la rutina.

JUZGAR
El Adviento es la invitación para que nos demos un tiempo diario de reflexión y de oración, sobre nosotros mismos, sobre las personas que nos rodean, sobre lo que hacemos y sobre todo para abrir nuestro corazón a Dios, dejarnos amar por Él, recibir su paz y compartir, ese amor con los demás.
El encuentro con Jesucristo es lo que cambió la vida de los ciegos de la narración bíblica. El encuentro con Jesucristo es lo que puede cambiar tu vida. Encontrarnos con Jesús no es difícil pues está en tu corazón. A Él lo encuentras también en los demás, en lo que haces, en la comunidad parroquial, en la Sagrada Escritura, en el sacramento de la Confesión, en la Eucaristía.
Para que escuches su voz, debes saber hacer un alto en tu vida y hacer silencio en tu interior. Necesitas escuchar su voz, pues Él, al igual que a los ciegos del Evangelio, a quienes cambió su vida, te pregunta ¿crees que puedo hacerlo?” Ábrele tu corazón y deja que Él te sane y te de su paz, con la que puedas analizar tu vida, para tomar las riendas de tu vida y ser tú mismo en Dios. Eso en gran medida depende de ti, pues si tú le pides algo a Jesús, para que suceda eso, Él, además de escucharte y decirte que te ama y te perdona, te dirá, como a los ciegos: “que suceda conforme a tu fe”.
Los que fueron ciegos, no hablaron de lo que les ocurrió, no era necesario, su actual capacidad de ver, era su testimonio.
Permite que Jesús actué en tu vida y permite que en tu rostro se note que te has encontrado con Él.
ORAR
Señor, el Adviento es un tiempo de preparar el corazón para recibirte y experimentar tu perdón, tu paz y tu amor. Hoy, yo te invito a que me liberes de mis cegueras, que entres en las tinieblas de mi corazón y con tu presencia luminosa perdones mis pecados, sanes mis heridas y expulses mis temores, para que con un corazón limpio y sereno, ordene mi vida exterior y dé testimonio de lo que Tú estás haciendo en mí. Concédeme experimentar tu amor para compartirlo con los demás, pues quiero como única recompensa que todos te conozcan y te amen.
ACTUAR
A la hora de tomar alimentos encenderé un vela de la Corona de Adviento y diré “Ven Señor Jesús a mi corazón y a mi familia, para que te adoremos como lo hicieron los pastores y los magos. Concédenos que en estos alimentos reconozcamos tu providencia y en nuestra convivencia familiar te hagamos presente con nuestra alegría.
Señor Jesús, quita nuestras cegueras para poder amarnos en Ti.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)