miércoles, 14 de septiembre de 2011

Meditación del 15 de septiembre del 2011

11-09-15. Jueves.
Fiesta de los Dolores de la Virgen.
Jn 19, 25-27.

TÚ, BAJO LOS CUIDADOS DE LA VIRGEN MARÍA.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Juan 19, 25-27: Junto a la cruz de Jesús estaba de pie su Madre, y también la hermana de su Madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su Madre y, junto a Ella, al discípulo que amaba, dijo a su madre: "Mujer, he ahí a tu hijo". Después dijo al discípulo: "He ahí a tu Madre". Y desde este momento el discípulo la recibió consigo.

LEER. Junto a Jesús, en la Cruz, sólo 3 mujeres y un hombre joven, los cuatro discípulos de Jesús. Los cuatro tuvieron un papel muy importante en la evangelización de los primeros tiempos y lo siguen teniendo desde el Cielo. En el texto se destaca la relación nueva que Jesús produce entre la Virgen María y el discípulo amado, que a partir de ese momento “recibe consigo” a la Madre de Dios.

MEDITAR: Dado que hoy celebramos la “Fiesta de los Dolores de la Virgen” recordemos que desde el siglo XIV, a través de las revelaciones privadas a Santa Brígida de Suecia (1303-1373) se comenzó a difundir la “devoción a los dolores de la Virgen”, que la tradición identifica como: 1º La profecía de Simeón (cf. Lucas 2,22-35). 2º La huida a Egipto (Mateo 2,13-15). 3º El Niño perdido en el Templo (Lucas 2,41-50). 4º María se encuentra con Jesús camino al Calvario (IV Estación del Vía Crucis). 5º. Jesús muere en la Cruz (Juan 19,17-39). 6º María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz (Marcos 15, 42-46). 7º Jesús es colocado en el Sepulcro (Juan 19, 38-42).

Centrándonos en el texto joánico que meditamos, observamos, además de Jesús a cuatro personajes: La prima hermana de la Virgen María, la esposa de Cleofás, es la Madre de Judas Tadeo y Santiago el Menor, ambos apóstoles de Jesús. La proyección de la fe de esta mujer queda manifestada en la acción misionera de sus hijos, pues seguramente que ella les alentó y les exhortó a permanecer firmes en la misión encomendada. María Magdalena, será quien reciba el envío de Jesús resucitado, para que les comunique a los apóstoles que Él ha resucitado. El tercer personaje es el discípulo amado, es identificado como el apóstol san Juan Evangelista, y el cuarto personaje es la Virgen María: Madre de Dios, Madre de Jesús, Madre del discípulo amado, Madre de la Iglesia, Madre de los santos, Madre de los sacerdotes, Madre tuya y Madre mía. Estos y un sinfín de títulos más, que podemos aplicarle a Ella, en su dimensión maternal, pues Jesús antes de morir, en el discípulo amado, nos la dejó como Madre.

Estos personajes, en medio del dolor que sienten al ver las condiciones en que muere el Señor Jesús, experimentan en su corazón el AMOR DE JESÚS, por ellos y por la humanidad. ¿Con cuál te podrías identificar tú?

Enfocando nuestra meditación a los “Dolores de la Virgen María”, reconocemos que son los dolores de una Madre y de una creyente, ¡la primera y más grande creyente en Jesús! Ella, comparte el dolor de Cristo, se duele por Él. Ella experimenta el dolor como Madre y su corazón se desgarra. Ella contempla el rechazo a Dios por parte de la humanidad y se compadece de los pecadores y se une a la súplica de Jesús, “Padre perdónales porque no saben lo que hacen”.

Así como en el corazón de Jesús está la humanidad entera, y estás tú; la humanidad entera y tú están en el corazón de María. Jesús muere a causa del pecado del hombre y de tus pecados, para redimirte. María ora por tu salvación. El amor divino humanizado es el que une el corazón amante de Jesús con el de su Madre. El amor humano divinizado es el que une el corazón doliente de María con el de su Hijo.

Cuando Jesús es elevado al cielo en la Cruz, contempla a la humanidad de todos los tiempos y te contempla a ti. Mira cuántos no lo aman y lo rechazan, mira cuántos dicen amarlo y lo traicionan, mira cuántos se alejan de Él por la comodidad o por el miedo y mira, como un gran consuelo a los que lo amán y están con Él, junto a la Cruz. Tú ¿a qué grupo perteneces? ¿En cuál te gustaría estar?

En medio de su situación; Jesús se duele por la humanidad doliente y atraen su mirada, María su Madre y el discípulo amado. Él, resucitado, nunca los dejará solos, pero en la Cruz, en el dolor, en el amor, establece la simiente de la Iglesia y el modelo a seguir: el creyente bajo la protección de María, María como Madre de todo fiel cristiano.

El amor de Jesús en la Cruz es contemplado y experimentado en su momento y para la eternidad, por estos cuatro personajes. ¿Con cuál te podrías identificar tú?

ORAR: Oh Inmaculado y Doloroso Corazón de María, morada de pureza y santidad, cubre mi alma con tu protección maternal a fin de que siendo siempre fiel a la voz de Jesús, responda a su amor y obedezca su Divina Voluntad. Quiero, Madre mía, vivir íntimamente unido(a) a tu Corazón que está totalmente unido al Corazón de tu Divino Hijo. Átame a tu Corazón y al Corazón de Jesús con tus virtudes y dolores. Protégeme siempre. Amén.

CONTEMPLAR: San Juan, señala que “desde ese momento”, el discípulo amado “recibió consigo” a María. Para él, Ella ya no era sólo la Madre de Jesús, la mamá del Maestro, ahora era también Madre suya, Madre de todo creyente. Para la Virgen María, el discípulo amado, ya no era una persona más, era la herencia de su Hijo Amado.

Dice el Evangelio que, cuando Jesús le da al discípulo amado, a María como Madre, él la llevó consigo “a su casa”. Es decir, a su corazón, a su vida toda. Para Juan, la Virgen ya no será sólo la Madre del Maestro, sino que será realmente, su Madre, pues de Ella recibirá caricias y palabras de fe, de consuelo, de fortaleza y a través de Ella tendrá una más íntima y profunda experiencia del amor de Dios.

En correspondencia, el discípulo amado se esforzará en asemejarse más a Jesús, para que María, como Madre, se alegre al tener un hijo lleno de amor para Ella y para los demás.

Yo también quiero ser motivo de alegría para la Virgen María, yo quiero también ponerme bajo sus cuidados maternales y experimentar la ternura de su amor, por eso, tomándola como guía, muchas veces le diré: Vamos María, hay que salvar muchas almas para Dios. Acompáñame en la misión, que mi anhelo más grande, al igual que en muchos santos, es: “que todos te conozcan y te amen y esa es la única recompensa que quiero” (cf. Madre María Inés Teresa Arias).

ACTUAR: Ante Jesús Eucaristía, ante un crucifijo o ante alguna imagen de la Virgen María, haz tu meditación y haz un espacio de silencio, para analizar qué sentimientos y emociones hay en tu corazón. Hazte algún propósito, anótalo y pasados algunos días, revisa cómo lo has cumplido y de qué manera la presencia maternal de la Virgen María, en tu vida, te va ayudando a configurarte cada vez con Jesús.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.
Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar.
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Anuncian beatificación de Madre María Inés Teresa Arias

México, D. F., 11 de septiembre de 2011.

MISIONERA MEXICANA SIN FRONTERAS SERÁ BEATIFICADA

Al término de la misa celebrada en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, en conferencia de prensa, las Hermanas Teresa Gutiérrez, Teresa Torres e Isabel Orozco, Misioneras Clarisas, dieron a conocer que el Santo Padre Benedicto XVI ha aprobado como fecha para la Beatificación de Madre María Inés del Santísimo Sacramento, fundadora de Familia Inesiana, el sábado 21 de abril de 2012 en la I. N. Basílica de Guadalupe, a las 11:00 de la mañana. Y ha nombrado como Delegado suyo para esta Ceremonia, al Eminentísimo Sr. Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos.

Acompañadas por Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz, Director de Familia Eucarística, institución que forma parte de Familia Inesiana, manifestaron su alegría porque “una mexicana será llevada a los altares, no sólo como reconocimiento de sus capacidades humanas al crear diversos institutos que en el mundo entero ponen en alto el nombre de nuestra Nación al ser portadores de una imagen que nos identifica como mexicanos e hijos de Santa María de Guadalupe, sino por ser una mujer de gran valor y ejemplo a seguir, por la forma en la que vivió las virtudes heroicas de la fe, la esperanza y la caridad”.

La labor de esta Misionera Mexicana sin fronteras, tiene presencia en Asia, América, Europa y África, en lugares como Japón, Indonesia, Sierra Leona, Nigeria, Costa Rica, Estados Unidos, Italia, España, Irlanda, Argentina, Rusia, Corea, India, a través de escuelas, hospitales, casas de asistencia, internados, centros de desarrollo, dispensarios, entre otros.

“La obra realizada en las misiones que fundó la Madre María Inés, comprende el desarrollo integral de la mujer en el fortalecimiento de la familia, la defensa y promoción de una vida digna, la protección del desarrollo indígena y de los grupos marginados de nuestro país”, afirmó la Hna. Teresa Gutiérrez.

En su intervención, Mons. Pedro Agustín Rivera dijo que “Problemas y guerras siempre ha habido en la humanidad, y en medio de todas estas situaciones oscuras, también brilla la luz. Para México, tanto la beatificación de Juan Pablo II y la visita de sus reliquias, así como la beatificación de Juan de Palafox y la próxima beatificación de Madre María Inés, son un signo de la presencia de Dios en medio de nosotros, y son un signo que nos tiene que cuestionar respecto a nuestra vida”.

“Noticias como esta, nos dan esperanza y fortaleza ante las malas noticias, por ello, no debemos dejarlas en el mismo nivel, ya que noticias como la de hoy son las que tocan y cambian el corazón. Quizá ésta también es una llamada de atención a todos, Dios está con nosotros; en la medida en que todos hagamos nuestro esfuerzo por ser mejores, y pongamos en el centro de todas nuestras acciones nuestra raíz auténtica: Dios y Santa María de Guadalupe, será más fácil que podamos encontrar los elementos para deponer las armas que llevan a la violencia y a la división, y así, poder encontrar esos caminos de paz, para volver a la unidad”, señaló el Director de Familia Eucarística.

La obra de Madre María Inés tiene por lema “Es urgente que Él reine”, expresando así su anhelo misionero. La Familia Inesiana la forman: Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, Van Clar (Misioneros laicos), Misioneros de Cristo para la iglesia Universal (Sacerdotes), Instituto de Misioneras Inesianas (Laicas consagradas), el grupo sacerdotal Amigos de Madre Inés (Sacerdotes diocesanos) y Familia Eucarística (familias).

PERFIL BIOGRÁFICO

Para irnos empapando de la vida y obra de la Madre Ma. Inés, a continuación presentamos algunos datos sobresalientes:

Manuelita de Jesús Arias espinosa, nace en Ixtlán del Río, Nayarit el 7 de Julio de 1904. Sus padres: el Lic. Eustaquio Arias y la señora Doña María Espinosa, ambos originarios de Guadalajara, Jalisco, México. Fue la quinta de ocho hijos.

Manuelita de Jesús era una niña alegre y vivaz. Con la espontánea ingenuidad infantil pregunta a su padre que lo observa caminando mirando al cielo: “¿Papá qué tanto rezas?” “Platico con Dios hijita, nos entendemos muy bien, de corazón a corazón”.

Manuelita es una joven que a los 20 años vive plenamente las sanas aspiraciones de su época, es alegre, entusiasta y educada: “Que alegre es Manuelita” comentaban sus amigas. Participa con alegría en las fiestas familiares, paseos y diversiones propias de su edad. Pero no es eso lo que su corazón busca. “Nada de eso me llena, todo es vanidad tan superficial y vacía”, texto que mucho tiempo después, encontramos en varios de sus escritos, refiriéndose a aquella época.

En 1924 en la cuidad de Colima, sufre una apendicitis. Es Guadalajara, en casa de su prima, donde se hospeda para ser atendida por el médico, y donde lee el libro de la vida de Santa Teresita, cuya lectura despertó en ella el vivo deseo de santidad.

Durante el período de la terrible persecución religiosa en México, en la fiesta de Cristo Rey, se consagra al amor misericordioso de Dios como víctima de holocausto, ofrece su vida por la salvación de México y toma la decisión de ingresar a la vida religiosa a pesar de las circunstancias.

Después de una serie de pruebas y sufrimientos, logra lo que tanto anhelaba su corazón; el 7 de junio de 1929 ingresa al monasterio de las Clarisas Sacramentarias, que, a causa de la persecución religiosa, se encontraba expatriado en Los Ángeles, California. Manuelita recibe el nombre de Sor María Inés Teresa del Santísimo Sacramento.

El 12 de diciembre de 1930, ante la imagen de la Sma. Virgen de Guadalupe, Madre Inés hace los votos Temporales en la Iglesia de Santo Toribio, en Los Ángeles, California. Es allí donde tiene una profunda experiencia espiritual con la Madre de Dios, y escucha de sus labios una promesa que marca fuertemente su vocación misionera.

El 12 de mayo de 1945, es aprobada en Roma la fundación, con sede en Cuernavaca, Morelos, México. El mismo día colocan la primera piedra de la Casa Madre. En seis años llegan a ser 92 religiosas, con dos casas, Cuernavaca y Puebla. El 31 de mayo de 1951, Madre Ma. Inés solicita a la Santa Sede la transformación de estos dos monasterios en instituto misionero de vida contemplativa y activa.

El 22 de junio de 1951, los dos monasterios, el de Cuernavaca y Puebla se transforman con aprobación pontificia  en “Congregación de Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento”. Madre María Inés es nombrada primera superiora general, y lo será hasta el término de su vida.

Su espíritu misionero, eucarístico, sacerdotal y mariano que vivió en sencillez y alegría en el cumplimiento de la voluntad de Dios, en la ciudad de Roma, Italia, el 22 de julio de 1981, en un acto de inmensa confianza y abandono al Amor Misericordioso, entrega su vida al Padre.