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viernes, 20 de enero de 2012
Papa Juan Pablo II en México (6 de mayo de 1990)
Amigos, les comparto un video de la visita de Su Santidad Juan Pablo II, ahora beato, a México. En la misa de ese día, tuve la oportunidad de ser el diácono del Papa.
6ª PALABRA. viernes
Todo está consumado
Si te es posible haz esta oración de contemplación ante Jesús Eucaristía, expuesto o en el sagrario, o ante un crucifijo, o en el lugar que puedas. Persevera cada día y te aseguro que irás experimentando, cada vez más, la presencia de Dios en tu vida.
Por la señal de la santa Cruz… Padre Nuestro… Ave María… Gloria…
Ven Espíritu Santo y lléname con tu amor. Purifícame, renuévame, sáname y santifícame. Ilumina mi entendimiento para buscar y encontrar la Verdad. Orienta mis motivaciones hacia la Gloria del Padre y el bien de mis hermanos para que mis intereses sean los de Jesús. Fortalece mi voluntad para rechazar el mal y perseverar haciendo el bien. Amén.
PETICIÓN INICIAL: Señor Jesús, al meditar y contemplar las Palabras que dijiste en la Cruz, concédeme recibir el regalo de tu amor y el gozo de ser tuyo(a), en Ti confío. Gracias por tu perdón y por darme a la Virgen María como Madre. Te pido que me des la fortaleza y la Gracia de la Perseverancia Final, abandonándome, cada día, en los brazos amorosos de nuestro Padre Dios, recibiendo al Espíritu Santo en mi ser. Amén.
LECTURA
Todo está consumado (Jn 19, 30). Jesús, a lo largo de toda su vida hace conscientemente la ofrenda de Sí Mismo. Crucificado, sabe que ha llegado al límite de sus fuerzas físicas y de su vida terrena. Nuevamente, en esos momentos, Jesucristo, libremente se entrega y se ofrece al Padre.
En la Cruz Jesús es Sacerdote, Víctima y Altar. Yo lo puedo imitar al orar ante un crucifijo, que me recuerda cuanto me amó Jesús, o al contemplarlo, adorándolo, en la Hostia Consagrada y experimentando cuanto me ama.
MEDITACIÓN
Señor Jesús dame la fuerza de tu Espíritu, que me haga perseverar en la entrega de mi vida a tu servicio y en el servicio a los demás. No permitas que me quede a medio camino; que no me detengan los fracasos, ni los rechazos o malos entendidos, que no me paralice el miedo ante el qué dirán o ante el futuro, sino que siempre mirándote clavado en la Cruz por amor a mí, persevere hasta el final.
Señor Jesús, concédeme que constantemente me una a Ti, en particular en los momentos de flaqueza que aparecen en mi vida. Concédeme que el contemplar tu Pasión y muerte en la Cruz, sea el estímulo que me ayude a mantenerme firme en medio de las dificultades, siempre dispuesto a dar testimonio de tu amor por mí y por la humanidad entera. Dame Señor la perseverancia final, como a Juan Pablo II, que a quien, al verlo anciano y enfermo, le preguntó sobre la conveniencia de que renunciara; le contestó: “Jesucristo no se bajó de la Cruz, el Papa tampoco lo hará”.
ORACIÓN
Señor mío Jesucristo, al estar ante un crucifijo o al contemplar y adorar tu presencia santa en la Eucaristía, movido(a) por el Espíritu Santo quiero pedirte la gracia de unirme a Ti, para ser Contigo, sacerdote, víctima y altar, en una permanente ofrenda al Padre.
Señor Jesús, dame la fortaleza de tu Espíritu y la Gracia de la Perseverancia Final y concédeme que cada obra que comience en tu nombre, nunca la abandone hasta haberla concluido para Gloria tuya. Sobre todo, permite que me gaste y desgaste por mis hermanos y la salvación de las almas (cf. 2 Co 12.15). Concédeme que amándote hasta el último instante de mi vida, confiando siempre en Ti, pueda poner mi alma entre las manos amorosas de nuestro Padre y como Tú, Señor, pueda decir: “Todo está consumado”. Señor Jesús, Tú conoces mis debilidades y mis inconsistencias y aún así me has llamado a ser misionero(a) tuyo(a), apóstol de tu misericordia, pescador de hombres. Dame la fortaleza de la fe, para seguirte hasta el final de mi vida y a pesar de mis caídas, como san Pedro, siempre poder decirte: “Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo” (cf. Jn 21,17).
En relación a las cosas y a las situaciones, en especial las adversas, te pido serenidad para aceptar las que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar las que puedo modificar y sabiduría para notar la diferencia.
Señor, concédeme la Gracia de amarte y servirte en los demás, hasta el fin de mi vida, para seguir amándote en la Eternidad.
CONTEMPLACIÓN: Este es el momento más importante. Guarda unos momentos de silencio, cierra tus ojos, respira profundamente, repite varias veces y de manera pausada, el nombre de Jesús o la jaculatoria de este día. Deja que el amor de Dios inunde tu ser. Reflexiona sobre lo que has meditado, dejándote guiar por el Espíritu Santo, como la Virgen María que todo lo guardaba en su corazón (Lc 2,19). Hazte un propósito y esfuérzate por cumplirlo hoy. Concluye este momento de contemplación de la siguiente manera o de la forma que acostumbres hacerlo.
ACCIÓN
Haz un compromiso para este día y en la noche evalúa cómo y de qué forma lo cumpliste.
Por amor a Jesucristo hoy… ____________________
COMENTARIOS PERSONALES
Concluye tu meditación diaria haciendo la señal de Cruz sobre ti: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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