viernes, 15 de febrero de 2013


Cumple Familia Eucarística siete años de adorar a Jesús Eucaristía
“Jesús, que todos te conozcan y te amen, es la única recompensa que quiero”



El 18 de Febrero del 2006, al ser nombrando Rector del Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe, comenzamos Familia Eucarística, una asociación de espiritual de fieles católicos que promueve la adoración a Jesús Eucaristía para extender su reinado de amor y propiciar la santidad como meta de vida.

Familia Eucarística promueve el encuentro con Jesús Eucaristía, para que cada persona y comunidad creyente, adorándolo: fortalezca su vida espiritual, su compromiso evangelizador y misionero y procure la santidad como “alto grado de la vida cristiana ordinaria”.

Cuando yo llegué aquí, confiando en el Señor, le dije: concédeme arreglar tu casa Señor, pero junto con ello, ayúdame también a construir tu Iglesia, trabajar en la espiritualidad para que todos te conozcan y te amen. Y así el 18 de febrero del 2006 no solamente tomé posesión de este Templo, para su restauración, sino también para dar inicio a esto que a siete años podemos presentarle al Señor, una asociación espiritual que bendito Dios, ha crecido de muchas y de diversas maneras. 

El fruto de este encuentro con Jesús Eucaristía, nos ha permitido que con el tiempo podamos contar con un Centro de Espiritualidad, en donde se han formado diferentes grupos como Mujeres yHombres de Fe; jóvenes, niños, personas con capacidades diferentes, llevando este apostolado también a los reclusorios tanto de mujeres como de hombres, así como a los enfermos en los hospitales. También ayudamos a mujeres en situación de abandono a través de la Pastoral Social de Familia Eucarística; se lleva todo un trabajo organizado a favor de la vida desde Derechos del Concebido y de evangelización desde los medios de comunicación a través de Comunicación con Criterio, así como publicaciones llamadas ‘Sabiduría de Dios’ que nos ayudan a vivir mejor nuestra fe. 

Uno de los momentos más importantes que tuvimos en Familia Eucarística fue la incorporación a la Familia Inesiana el 19 de diciembre del 2010, la familia espiritual que fundó la beata Madre María Inés Teresa Arias.

Es nuestro deseo que a través de Familia Eucarística y de los diversos movimientos que hay en el mundo seamos discípulos y misioneros de Jesucristo y con alegría anunciemos el gozo de la presencia del Señor en medio de nuestras comunidades, de nuestras familias y en medio de nuestro corazón.

Te invito a participar de la Misa de Acción de Gracias por los 7 años de Familia Eucarística. Domingo 17 de febrero, 12:00 hrs. Antigua Basílica de Guadalupe.


Velada de Cuaresma, una preparación para vivir Semana Santa
 “El Reino de Dios está cerca, conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1,15)



En este Año de la Fe, y como parte del camino de la preparación para la Semana Santa, Familia Eucarística ha organizado una “Velada de Cuaresma que tendrá lugar el 22 de febrero en el Templo Expiatorio a Cristo Rey, Antigua Basílica de Guadalupe.

Esta jornada de oración y adoración nocturna, comenzará a las 20:00 hrs y concluirá a las 7:00 hrs. del día siguiente.

Los temas que se reflexionarán son: Espiritualidad de Comunión en el “Año de la Fe”, Espiritualidad Eucarística, Pedagogía y Pastoral de la Santidad, Cuaresma, Viacrucis, Triduo Pascual, Pascua y Eucaristía.

También se celebrará la Sagrada Eucaristía y se tendrá Adoración Eucarística; se contará con testimonios y animación musical. El Santísimo Sacramento estará expuesto toda la noche y se concluirá con la bendición solemne.

La invitación es abierta y puedes venir con tu familia, tu grupo o comunidad parroquial, la entrada será libre. Se pide traer Biblia, Rosario, cuaderno, pluma y un refrigerio, además ropa abrigadora.

Informes:
Tel. 5577-0450
familia_eucaristica@yahoo.com.mx

Mensaje del Cardenal Norberto Rivera Carrera, a los Jóvenes de la Arquidiócesis de México, rumbo a la Misión Juvenil 2013




AUDIENCIA GENERAL



Queridos hermanos y hermanas
Como sabéis – gracias por vuestra simpatía –, he decidido renunciar al ministerio que el Señor me ha confiado el 19 de abril de 2005. Lo he hecho con plena libertad por el bien de la Iglesia, tras haber orado durante mucho tiempo y haber examinado mi conciencia ante Dios, muy consciente de la importancia de este acto, pero consciente al mismo tiempo de no estar ya en condiciones de desempeñar el ministerio petrino con la fuerza que éste requiere. Me sostiene y me ilumina la certeza de que la Iglesia es de Cristo, que no dejará de guiarla y cuidarla. Agradezco a todos el amor y la plegaria con que me habéis acompañado. Gracias. En estos días nada fáciles para mí, he sentido casi físicamente la fuerza que me da la oración, el amor de la Iglesia, vuestra oración. Seguid rezando por mí, por la Iglesia, por el próximo Papa. El Señor nos guiará.

Carta del Cardenal Norberto Rivera Carrera al Papa Benedicto XVI


Querido Santo Padre Benedicto XVI.

El anuncio que hizo de la dimisión a su ministerio petrino, durante la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, dentro del consistorio donde a los mexicanos nos dio la alegre noticia de la fecha de elevación a los altares de la madre Guadalupe García, nos llenó de estupor, de tristeza, y nos dejó un sentimiento de orfandad, de desamparo.
Usted nos ha dicho un adiós sereno, pero marcado por el sufrimiento de quien durante casi ocho años ha llevado sobre sus hombros la enorme responsabilidad de apacentar el rebaño del Señor, de conducir en medio de las borrascas y los presagios más negros, la barca de la Iglesia universal, a la que supo guiar, con firmeza y mansedumbre, a buen puerto. Así es Santidad, deja a la Iglesia de Jesucristo en paz, después de sortear tempestades, incomprensiones y hasta traiciones, pero Usted, pese a la furia del mal, siempre permaneció incólume en la fe, siempre actuó guiado por la caridad, y cumplió el mandato que el Señor le dio, de confirmar a sus hermanos en la fe.
También nos ha dicho que ya no tiene las fuerzas físicas para continuar ejerciendo el ministerio petrino, pero sí la voluntad para que, una vez dejado el gobierno de la Iglesia, abrace la cruz del Señor desde una vida retirada en la oración ferviente y el sufrimiento silencioso pero fecundo. Al fin, Santo Padre, tendrá ese espacio añorado para rezar, para meditar y escribir, para entrar en el sosiego que da sabernos amados por el Señor, y en el que experimentará la alegría de saberse suyo, pues toda su vida, su inteligencia y voluntad, la ha puesto al servicio de Cristo y de su Santa Iglesia.
Gracias, Santo Padre, por estos ocho años de fecundo servicio pastoral; por su valentía al proclamar la Verdad de Jesucristo; por su magnífico y brillante magisterio; por su testimonio de amor a la humanidad; por la sencillez y la humildad que lo han llevado a tomar la valiente decisión de dejar la guía de la Iglesia, confiando en que el Señor sabrá proveer un Pastor bueno como usted, sencillo y humilde como usted, que sabrá llevarnos a nuevas praderas.
Como Arzobispo de México, en unión con mis obispos auxiliares, presbíteros, religiosos y religiosas, y el pueblo de Dios, queremos manifestarle en este día santo, en el que da inicio la Cuaresma, nuestra más profunda admiración y gratitud. Puede tener la certeza de que no lo olvidaremos, de que lo sostendremos en sus débiles fuerzas por la oración, unida a su soledad y sufrimiento; y usted sabe, Santo Padre, que nuestra palabra es sincera, como sincero fue el amor del pueblo mexicano que se volcó lleno de alegría a recibirlo en la visita que hizo a nuestro país; este México atribulado por la violencia, la discordia y el dolor de tantas víctimas inocentes, recibió de usted la esperanza y el consuelo que hoy nos animan a seguir adelante.
Quisiéramos decirle, Santo Padre, que no se vaya, pero vienen a nuestra mente las palabras que el Señor le dijo a Pedro: “Te aseguro que cuando eras más joven tú mismo te ceñías e ibas a donde querías, pero cuando seas anciano extenderás los brazos y será otro quien te ceñirá y te llevará a donde no quieras ir (cfr Jn 21,18)”… y entonces le dejamos partir, pues en su decisión, largamente meditada, sabe que se encuentra la voluntad de Dios, y toda su vida ha estado atento a Su voz; y ha encontrado la felicidad en la obediencia a Su voluntad.
Imploramos a María Santísima de Guadalupe para que lo llene de su dulzura y consuelo, para que sepa que está en su regazo, que nada más ha de desear y que no tiene por qué temer. ¡Gracias! ¡Una y mil veces más, gracias! Que el Señor mismo sea su recompensa y, llegado el feliz momento del retorno a la Casa del Padre, reciba el premio a todas sus fatigas y desvelos, y sean así colmados todos sus anhelos.

+ Norberto Card. Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México