viernes, 12 de agosto de 2011

Fiesta de la Asunción

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María
15 de Agosto

El 1 de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus, el Papa Pío XII proclamó dogma, es decir, una verdad de fe que ha sido revelada por Dios, la Asunción de María, donde se manifiesta que la Madre de Dios, luego de su vida terrena, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.

El Pontífice manifestó que después de “invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo”, proclamaba “ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".

Por ello, para los católicos este dogma constituye una participación singular de la Virgen María en la Resurrección de su Hijo y es también una anticipación de la resurrección de todo cristiano. Así, el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica explica que "la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original” fue llevada “a la gloria del Cielo y elevada al Trono del Señor como Reina del Universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores y vencedor del pecado y de la muerte".

Al respecto, el ahora beato Juan Pablo II, en una de sus Catequesis sobre la Asunción indicó que el dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte y antes del fin del mundo, debido a un “singular privilegio", con el que “es posible comprender el plan de la Providencia Divina con respecto a la humanidad: después de Cristo, Verbo encarnado, María es la primera criatura humana que realiza el ideal escatológico, anticipando la plenitud de la felicidad, prometida a los elegidos mediante la resurrección de los cuerpos".

Por último, insistió que María Santísima muestra el destino final de quienes escuchan y cumplen la Palabra de Dios, y que así estimula a los fieles a pensar en la gloria del cielo donde “se encuentra Cristo, sentado a la derecha del Padre, y donde está también la humilde esclava de Nazaret".

Todo ello nos lleva a pensar que la humanidad, a lo largo de la historia, se ha dedicado a temerle a la muerte y que por esa razón, surge la necesidad de la esperanza de lo que vendrá después de la vida terrena, la cual está contenida en la promesa de Cristo sobre nuestra futura resurrección.

No cabe duda que el misterio de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo, nos invita a hacer una pausa en la agitada vida que llevamos, para reflexionar sobre el sentido de nuestra vida aquí en la tierra y sobre nuestro fin último: la Vida Eterna, junto con la Santísima Trinidad, la Santísima Virgen y los ángeles y santos del Cielo. El saber que María ya está en el Cielo gloriosa en cuerpo y alma, como se nos ha prometido a aquéllos que hagamos la Voluntad de Dios, nos renueva la esperanza en nuestra futura inmortalidad y felicidad perfecta para siempre.

Meditación del Evangelio del 12 de agosto del 2011


11-08-12.
VIERNES XIX. Mt 19, 3,12.

Dios nos creó hombre y mujer

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. Unos fariseos, no para aprender de Jesús, sino para probarlo y encontrar algún motivo para condenarlo, le preguntan sobre el divorcio. Jesús da una respuesta que parte de lo fundamental. Dios y su designio de salvación sobre el hombre, la mujer y la familia. Su respuesta también cala en sus discípulos, porque ellos mismos veían “la conveniencia” de la norma judía que permitía el divorcio.

MEDITAR: Hoy también muchos católicos ven “la conveniencia” del divorcio y su aplicación y dejan a un lado el plan de amor de Dios y la salvación que conlleva. Ciertamente, tampoco se trata de continuar situaciones degradantes para una o las dos partes del matrimonio y arrastrar con ellos a los hijos, pero la respuesta no puede ser simplista, solamente un SI o un NO. Sino en base al plan de amor de Dios.
No negamos la realidad del divorcio y la conveniencia, en algunos casos, de la separación de los cónyuges, pero no se puede pensar que eso, siempre es lo mejor o lo único.

Antes de pensar en el divorcio, habrá que reconocer, valorar, defender y promover los beneficios del matrimonio y urgentemente dar una preparación adecuada a aquellos que quieren casarse o que enfrentan dificultades en su matrimonio. Si alguien, por ejemplo, quisiera ofrecer un jugo de calidad, no porque en algunos envases no obtuviera la calidad deseada o algunos se le descompusieron, dejaría de hacer sus productos; mucho menos lo haría si está convencido de la importancia de su producto para él y los demás. Más bien deberá revisar la materia prima y el proceso de elaboración para poner la solución. Ciertamente si el producto no es de calidad, la gente se acostumbrará y así lo comprará, sabiendo que a la mitad del envase lo tendrá que tirar o dejará de consumirlo. Seguramente que no faltará quien ofrezca un producto pirata o adulterado, y que no faltará quien se lo compre.

Urge una pastoral familiar, en la que participemos todos y que presente el plan de amor de Dios para la familia, camino de santidad. El punto de partida es Dios mismo que nos creó, hombre o mujer y nos creó por amor; que nos insertó en una familia. Todos, de una u otra forma, aún los solteros, estamos llamados a vivir en familia, por lo que debemos saber vivir creando y fortaleciendo siempre relaciones fraternas con todos los que nos rodean. Debemos alentar a las nuevas generaciones y sembrar esperanza en ellas, sobre el matrimonio y la familia. Debemos enseñarles a valorar y respetar su sexualidad, como un elemento de su personalidad y de proyectarse en el mundo, incluso en el don de la paternidad o de la maternidad, si Dios les concede ser padres de familia.

ORAR: Señor Jesús. Tú naciste en una familia que tuvo que enfrentar muchos problemas y que salió avante de ellos, porque Tú estabas en medio de ella y porque el amor, el diálogo, la fidelidad, además de otros valores, fueron cultivados por la familia de Nazaret. Señor hoy te pido por mí, por mi familia y por mis amigos y familiares solteros o a punto de casarse, casados o divorciados. Derrama tu Espíritu de Amor sobre nosotros y ayúdanos a comprender la belleza de tu plan de amor sobre cada familia y cada uno de sus integrantes, para que seamos promotores de la familia cristiana.

CONTEMPLAR: En el mundo globalizado en el que vivimos, entramos en contacto con muchas formas de pensar y de proceder. Esto es bueno porque enriquece nuestro acervo existencial y cuestiona nuestra forma de ver el mundo y de actuar. En la “crisis” que genera el intercambio de ideas, recibiré aportes que pueden ser buenos y debo asumir; pero también habrá cosas que por ser falsas y dañinas, tendré que rechazar. Ser crítico es importante porque significa que utilizo los dones de la inteligencia, de la voluntad y de la libertad, que Dios me dio, para tomar decisiones y conducir mi vida.

Por otro lado, un intercambio auténtico y justo implica que yo también pueda aportar algo a los demás. Un aporte desde la fe, será el reconocer y difundir que el matrimonio cristiano, de un hombre y una mujer es la base de la familia, donde además de los esposos, los hijos participan de los beneficios de una relación estable y duradera; con ellos la sociedad se ve beneficiada, pues serán personas integradas y desarrolladas, capaces de aportar siempre algo nuevo a los demás y de alcanzar la santidad.

Freud basó su línea psicológica en la detección de síntomas de enfermedad en sus pacientes. Psicólogos humanistas, como Maslow, se han basado en la búsqueda y promoción de los rasgos de éxito en cada persona. Para reconocer el plan de amor de Dios para cada uno y su familia, es importante valorar lo positivo, que también es real: existe una gran cantidad de matrimonios que han generado familias y personas exitosas.

Dicen que cada quien habla de cómo le fue en la feria, pero independientemente de las experiencias personales, sobre el matrimonio y desde la fe se puede compartir al mundo y a las nuevas generaciones: la importancia de la complementariedad de la unión del hombre y de la mujer, tanto en el plano físico, social, económico y espiritual y como vía de santidad. Con ello, los beneficios que aportan: la indisolubilidad y la fidelidad de la pareja, no es sólo para los cónyuges, sino también para los hijos que engendren.

ACTUAR: En oración revisaré mi situación familiar, la aceptaré tal y como está, y le pediré a Jesús que me ayude a mejorarla. Oraré y trabajaré para que los matrimonios en problemas superen las etapas difíciles y compartiré con las nuevas generaciones la importancia de conocer y vivir el plan de amor de Dios sobre la familia. Hay que trabajar para subsanar los efectos negativos de las campañas dirigidas a niños y jóvenes y que promueven relaciones sexuales fuera del matrimonio y sin compromiso.


Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.