lunes, 14 de noviembre de 2011

Meditación del 14 de Noviembre del 2011

11-11-14. Lunes  33ª

QUÉ LE PEDIRÍAS A DIOS

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 18, 35-43: En aquel tiempo, cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado a un lado del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le explicaron que era Jesús el Nazareno, que iba de camino. Entonces él comenzó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!» Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él se puso a gritar más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Entonces Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» Él le contestó: «Señor, que vea». Jesús le dijo: «Recobra la vista; tu fe te ha curado». Enseguida el ciego recobró la vista y lo siguió, bendiciendo a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.

I.- ENSEÑANZA BREVE: Un dicho dice: “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Con personas así se encontró Jesús y muchas así, también existen hoy. Entre ellas, un hombre ciego le pidió a Jesús la capacidad de ver y el Señor se lo concedió.
Aún desde un punto de vista meramente humano, conocer la Palabra de Dios, meditarla, compartirla y hacerla vida es un instrumento valioso para enriquecer la convivencia humana y presenta la originalidad de quien cree en Dios; al expresar con su vida, la paz interior y la felicidad que solo Él puede otorgar. Las situaciones sociales y económicas que estamos viviendo, nos impiden ver que la felicidad está al alcance de nuestra mano, por lo que al oír la voz de Jesús, debemos dialogar con Él y escucharlo para poder ver la grandeza que hay en nuestro corazón. Dejar que Jesús entre en nuestro corazón y Él nos sane, para vernos a nosotros mismos y amarnos, nos libera y propicia que con nuestros pensamientos, palabras y obras, proyectemos la originalidad con la que Dios nos ha dotado para ser felices y hacer este mundo mejor.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
La capacidad de adaptación del ser humano es notable. Tiene ansia de sobrevivir y lo logra. Baste recordar los hacinamientos humanos de los campos de los desplazados por las guerras en África, las condiciones inhumanas de los trabajadores chinos, la extrema pobreza de algunas comunidades indígenas de nuestro continente, las personas que viven en situación de calle en nuestras ciudades e infinidad de personas que están atrapadas en las redes de las drogas o del alcohol.
Para muchas personas, perecería que vivir es seguir la corriente frenética de la despersonalización. Parecería que vivir para ellas es suficiente con suplir sus necesidades básicas, saciar sus ansias de comprar y de sufrir para salir de sus deudas. Metidas en un activismo frenético no hay tiempo para ellas mismas ni para fortalecer las relaciones humanas y mucho menos el esfuerzo para superarse y hacer este mundo mejor. No hay tiempo para el estudio y el crecimiento intelectual. Basta con lo que la televisión dice, con saber de la vida de los artistas o los avances de la última telenovela. En medio de todo esto, indudablemente no hay lugar para Dios. Ellos piensan que ven, pero están ciegos, ellos piensan que están vivos, pero están muertos. Ellos piensan que eso es vida, que así les toco vivir y que nada puede cambiar.

JUZGAR
Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, toma nuestra naturaleza humana, para que tengamos conciencia de que Él nos ama y que nuestra vida se vive en plenitud, no solo cuando hacemos lo que tenemos que hacer, sino sobre todo cuando lo hacemos correspondiendo al amor que Dios nos tiene.
La fe no sólo le da sentido a nuestra vida sino que se convierte en el parámetro fundamental para romper con los condicionamientos que la sociedad proyecta, y termina imponiendo, para masificarnos. La fe nos ayuda a ser nosotros mismos, retándonos a manifestar la originalidad con la que nos ha creado Dios. La fe en Jesús, además de liberarnos y mostrarnos los causes para ser felices, nos abre las puertas a la Vida Eterna. Los santos se han sobrepuesto a los condicionamientos que los rodeaban y siendo profundamente auténticos con su vida nos mostraron caminos de libertad en el servicio.
Para ser libres, tenemos que aprender y acostumbrarnos a escuchar la voz de Dios, que una y otra vez nos dice: “Te amo. Eres mi hijo(a) muy amado(a)”. Ante su voz debemos responder: “Habla Señor que tu siervo(a) escucha”. Experimentando el amor divino, nuestra vida cambia. Vemos las cosas diferentes. Ya no importan mis errores ni mis pecados. Ya no son significativos mis rencores. Ya no es fundamental llamar la atención ni me importa el qué dirán. Ya no son la fiesta o el placer lo primero. Ya no hay angustia ni miedo en el corazón. Lo que ahora hay es el amor de Dios, la paz que sólo Él me puede dar y la libertad para ser yo mismo(a), para que lo mejor de mí se proyecte a los demás.
Oír la voz de Dios, responder a su voz, es lo que hace que vea. Así le ocurrió al ciego del camino. Él no veía, pero sí oía y luego escuchó. Él buscó y encontró a Jesús. Cuando estuvo ante Él, reconoció su necesidad. Podía pedir cualquier otra cosa, pero él pidió ver y Jesús se lo concedió. ¿Cuál es tu ceguera? ¿Si hoy te encontraras con Jesús, qué le pedirías?
ORAR
Señor debo reconocer que intento ser feliz y no lo soy. Quizá sin darme cuenta he puesto mi felicidad en cosas, acciones o personas o incluso en mí, pero nunca en ti. Hoy que oigo tu voz, una esperanza se abre en mi corazón. Quiero detenerme, hacer un alto en mi vida para escuchar tu voz, quiero decirte que necesito aprender a ver como Tú, para sobreponerme a los condicionamientos que dominan mi vida. Dame tu claridad para que vea y sea feliz, amando y sirviendo en libertad, como lo haces Tú, Señor.
ACTUAR
Revisaré mi vida, trataré de visualizar las vanalidades que me rodean para deshacerme de ellas. Procuraré entrar en mis sentimientos para pedirle a Jesús que sane mis heridas, aprenderé a perdonar. Revisaré mis errores y procuraré superarlos. Me esforzaré por conocer más la Palabra de Dios y de hacer oración para escuchar mejor la voz de Jesús. Procuraré acercarme a la confesión y a la Eucaristía.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

Meditación del 13 de Noviembre del 2011

11-11-13. domingo  33ª

TÚ ESCOGES EL FINAL

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Mateo 25, 14-30: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón, hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado”. Su señor le dijo: “Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: “Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado”. Su señor le dijo: “Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor”.
Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo: “Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación”».

I.- ENSEÑANZA BREVE: Recordemos la narración del huevo de águila que fue depositado en un gallinero de donde nació un aguilucho que rodeado de gallinas aprendió a comer maíz y a andar buscando su alimento en la tierra. Cuando volteaba al cielo y veía a otras aves volar, comentaba que a él le gustaría hacer lo mismo, pero quienes estaban en el gallinero le decían: “Sí, pero eso no es para ti, no pierdas el tiempo pensando en tonterías y sigue comiendo maíz, antes de que llegue el día que tengas que morir”. Esta narración tiene dos finales, escoge el que más te agrade. En el primer final, el aguilucho les hizo caso a las gallinas y bajando la cabeza siguió comiendo maíz, hasta el día que, todo enjuto, lleno de tristeza murió. El otro final es diferente. El aguilucho, al ver el gallinero y ver el cielo, intuyendo que su realidad era diferente a lo que le decían, abrió sus alas, aleteó y después de algunos intentos pudo volar y llegar a las alturas, desde donde contempló el gallinero, vio el desplumadero y el lugar donde las gallinas eran vendidas o conducidas a morir. La vida del católico, tu vida, así se parece, siendo su destino final el Cielo, el cual se tiene que anticipar aquí en la tierra, corre el riesgo de adaptarse a la situación en que vive y dejando de ser “luz y sal del mundo”, quedarse en una vida gris, en lugar de ser santo y plenamente feliz. TÚ ESCOGES EL FINAL.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
En la vorágine de situaciones en que vivimos, mucha gente piensa que esa es la realidad y se adapta a ella, pasivamente la asume y “se lleva la vida ligera”, sin complicaciones nace, crece, se reproduce y muere. Algunos, un poco más despiertos, piensan que la vida es comprar, gastar, divertirse, tener experiencias al máximo y después morir. También hay quienes poniéndose por encima de lo anterior, buscan encontrar el sentido de su vida, destacando y haciendo aportes, para hacer este mundo mejor. Hay quienes aprovechando estas “realidades” procuran generar necesidades a todos y potenciar un consumismo que a costa de otros les permita a ellos concentrar el dinero, tener poder y placer. ¿Pero realmente será este el destino del hombre? ¿Existirá la roca en la que podamos sustentar nuestra vida para darle sentido?

JUZGAR
En medio de tantas situaciones que nos obligan a estar fuera de nosotros mismos, sin caer en relativismos, debemos entrar en nuestro interior y ser conscientes de las certezas que nos dan seguridad. Yo existo, soy humano, tengo personalidad única e irrepetible. Estas cualidades son también de cualquier otra persona. Soy creatura, la vida yo no me la di, no soy dueño(a) de ella, pero sí es mi responsabilidad desarrollarla al máximo, para mi bien y el de los demás. Dios es creador de todo cuanto existe y al ser humano lo ha creado a imagen y semejanza suya. Soy imagen de Dios y cada persona también lo es. Dios nos ama y haciéndose hombre, nos manifestó su amor dándose a Sí Mismo. En Jesús, estamos llamados a ser hijos de Dios. Y lo somos, todos aquellos que hemos creído en Él. Jesús muere en la Cruz para liberarnos del pecado y de sus consecuencias. En Jesús, tenemos la roca, el parámetro, para ser libres y ser santos en el perdón y en amor. En Jesús y por Él, sé que además de esta vida, que en Él es plena, en la resurrección estoy llamado a la Vida Eterna.
Todos tenemos talentos, pero cuando no sabemos en qué ocuparlos y a donde encausar nuestras acciones podemos sentirnos perdidos en la nada. El cristiano sabe que el sentido de su vida está en el amor y que el final de su camino es la Gloria entera, por eso, con estas certidumbres él ha de dirigir su vida, con un rumbo definido, que le ha de distinguir de aquellos que no conocen a Dios. La vida del cristiano tiene un faro que le guía en su camino, en la Verdad y ese faro es Jesucristo y su enseñanza.
Quienes no creen en Jesús, una y otra vez, te dirán, de una u otra forma, que esa luz, ese camino y esa meta no existen, que eres un tonto o un ingenuo. Que lo que hagas será muy poco para cambiar el mundo, que lo mejor es llevarse la vida ligera, etc. Palabras similares escucharon Teresa de Calcuta, san Antonio, san Ignacio de Antioquía, Santa Teresa de Ávila, san Francisco, san Maximilano Kolbe, santa Rosa de Lima y muchos santos y santas más. No sabemos los nombres de quienes les criticaron y optaron por no multiplicar sus talentos, fueron muchos, ellos escogieron su final, los SANTOS ESCOGIERON TAMBIÉN SU FINAL.
Los santos supieron reconocer sus talentos y los multiplicaron poniéndolos al servicio de Dios y de los demás. ¿Conoces tus talentos, los pondrás al servicio de Dios y de tu prójimo? Recuerda, el final tú lo escoges, no te lo impone la vida, ni los demás. TÚ ESCOGES EL FINAL.
ORAR
Señor aquí estoy con los talentos que me has dado, muchos o pocos, sé que los puedo multiplicar, si en lugar de quedar paralizado, los pongo al servicio de los demás. Dame la Gracia de tu Espíritu, para que Él me fortalezca y me guíe.
ACTUAR
Haré una revisión sincera de las cualidades que Dios me ha dado y analizaré la manera en que puedo poderlos al servicio de los demás para incrementarlos.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

Meditación del 12 de Noviembre del 2011

11-11-12. sábado 32ª

LA FE NO OBSCURECE LA RAZÓN: LA ILUMINA

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 18, 1-8: En aquel tiempo, para enseñar a sus discípulos la necesidad de orar siempre y sin desfallecer, Jesús les propuso esta parábola: «En cierta ciudad había un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Vivía en aquella misma ciudad una viuda que le solicitaba con frecuencia: “Hazme justicia frente a mi adversario”». Por mucho tiempo el juez no le hizo caso, pero después se dijo: “Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, por la insistencia de esta viuda le haré justicia para que no me siga molestando”. Dicho esto, Jesús comentó: «Si así pensaba el juez injusto, ¿creen acaso que Dios no hará justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche? ¿Que los hará esperar? Yo les aseguro que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará esta fe en la tierra?»

I.- ENSEÑANZA BREVE: El poeta, el pintor, el novelista y otros artistas más son altamente apreciados porque nos permiten ver las cosas de manera distinta y bella. En lo personal no deja de extrañarme que no exista un aprecio similar o aún mayor para el hombre creyente. En una ocasión en que me cuestionaron sobre mi fe y el rigor científico que debería seguir en mis estudios en la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México. Yo comentaba que mi fe, no empobrecía ni mis conocimientos ni mi inteligencia, sino que al contrario, los exaltaba, porque me daba la oportunidad de contemplar las cosas desde un punto de vista más, incluso diferente a los que decían no tener fe, y que consideraba absurdo que se me pidiera que en lugar de aplicar todas mis cualidades y habilidades, se me pidiera que las restringiera. La fe no obscurece la razón, al contario la ilumina y la guía hacia la Verdad. La fe, además, nos ayuda a reconocer la belleza trascendente que existe en cada creatura, en especial en el hombre, en donde podemos descubrir con mayor facilidad el rostro de Dios, dado que Dios mismo, en Jesucristo, tomó nuestra naturaleza humana.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
En varios ambientes políticos, económicos, educativos y de medios de comunicación social, entre otros, se pretende tomar decisiones al margen de la fe en Dios. Esto en aras de un supuesto rigor científico. De hecho, no solo si un obispo o un sacerdote habla de política, sino también cuando cualquier ciudadano creyente pretende tocar esos temas, no faltan inmediatamente descalificaciones a sus opiniones y el rechazo a sus ideas, por ser persona de fe. Argumentos similares son aducidos por grupos abortistas, que incluso negando el dato científico, que demuestra que el momento en que inicia la vida del ser humano es el de la concepción; ellos señalan que esto no tiene fundamento, porque es “un argumento religioso”. Ciertamente estas acciones y argumentos son violatorios, no solo del derecho fundamental de la vida, sino también de los derechos de libertad de expresión y de religión. Estos hechos además de discriminatorios son irracionales porque niegan los datos que la ciencia arroja, manifiestan su ideología relativista que rechaza todo argumento, aún científico, que sea contrario a sus intereses y mentiras.

JUZGAR
Ante estas y otras situaciones, en mi opinión, lo más grave, no es que se pretendan coartar los derechos de libertad religiosa y de expresión, sino que alguien ignore que no sepa que tiene esos derechos, o no los quiera ejercer o tenga miedo de expresar sus argumentos, incluso científicos, por miedo a ser rechazado por su fe.
El Señor Jesús pregunta: “cuando venga el Hijo del hombre, ¿creen que encontrará esta fe en la tierra? En lo personal creo que sí, ¿de cuántos? No lo sé, pero por eso estoy trabajando para que sean muchos los que tengan fe y amando a Dios, se esfuercen por hacer este mundo mejor, viviendo en libertad y compartiendo la Verdad. Estoy seguro que algunos de los que hoy tienen fe, son los que leen estas líneas y también estoy seguro que ellos también están trabajando para que cada vez sean más los que tengan una fe bien formada y tenga un ansia misionera para compartirla. (Si me equivoco, es tiempo de empezar ¿o no?).
Por otro lado, destaco, como un dato que debemos reconocer, que la coerción de la fe, incluso a nivel mundial se dirige principalmente contra la fe de los católicos y esto no ha de extrañarnos, pues, aún entre otras denominaciones cristianas, los católicos somos los únicos que contamos con todo un aparato crítico desarrollado a lo largo de los siglos, que hace a la Iglesia, experta en humanidad. La realidad de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre hace que la teología sea un faro que ilumina la antropología y hace de la antropología un camino para llegar a Dios. El humanismo de la Iglesia ha sido expresado en diversos foros y ha quedado plasmado en diversos documentos, en particular, a través del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia Católica, documento que no debería de faltar en ningún hogar católico, lo mismo que el Catecismo de la Iglesia y sobre todo la Biblia, que de una u otra forma diariamente debería ser leída, meditada y comentada.
ORAR
Señor Jesús, gracias por el don de la fe, porque tu Palabra ilumina mi vida y me reta a amar y a ser mejor. Señor Jesús, perdóname porque no he valorado este don y sobre todo porque he sido cobarde en muchos momentos en los que he preferido quedarme callado ante la mentira y el error, con tal de no ser reconocido como católico o incluso me he burlado de mi fe o he actuado en contra de ella, dando mal testimonio. Sé que como a san Pedro me perdonas y al igual que él quiero responderte, no sólo tres veces, sino en todos los instantes de mi vida. Te amo y te pido que derrames sobre mí la Gracia de tu Espíritu Santo, para que como discípulo y misionero tuyo, trabaje por la extensión de la fe. “Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo” (cf. Jn 21,17) y sabes que lo único que quiero es que todos te conozcan y te amen.
ACTUAR
Reconociendo el llamado que hoy Jesús me hace para que dé testimonio de mi fe y la importancia que esta acción tiene para el bien de mis hermanos, actuales y futuros, compartiré mi alegría por ser católico y también me esforzaré por conocer más las enseñanzas de Jesucristo, transmitidas por la Iglesia, profundizándolas en el estudio de la Biblia, del Catecismo de la Iglesia y del Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. (Quizá lo primero que tenga que hacer es comprarme un ejemplar de cada uno de estos tres documentos, básicos para la biblioteca de quien quiere ser cada vez mejor católico. ¿Dónde comprarlos? Seguramente que mi párroco me informará).

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)