miércoles, 25 de enero de 2012

Meditación del 25 de enero del 2012

QUE ESTÁS EN EL CIELO

12-01-25
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
VER NOTA al final del texto.

Evangelio (cf. Mateo 6, 9-13 y Lucas 11, 2-4): Padre Nuestro QUE ESTÁS EN EL CIELO, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

I.- ENSEÑANZA BREVE: “La expresión bíblica “Cielo” no indica un lugar sino un modo de ser: Dios está más allá y por encima de todo; la expresión designa la majestad, la santidad de Dios, y también su presencia en el corazón de los justos. El Cielo, o la Casa del Padre, constituye la verdadera patria hacia la que tendemos en la esperanza, mientras nos encontramos aún en la tierra. Vivimos ya en esta patria, donde nuestra “vida está oculta con Cristo en Dios” (Col 3, 3)” (Compendio de la Iglesia Católica. Nos. 583-585).

II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER
Hay quien considera que lo único valioso y verdadero es lo que se puede tocar, medir y manipular, por lo que definiéndose como “positivistas” más que auténticos científicos son “cientifistas” que reducen el conocimiento a lo mensurable, olvidándose que el ser humano aunque hecho de materia tiene capacidad de conocer y crear más allá de lo medible y que es capaz de guiar su vida por valores intangibles que dan lugar a la poesía, a la música a la arquitectura y muchas obras más, grandiosas.


JUZGAR
El ser humano a diferencia de otros seres vivos del reino vegetal y animal, es libre, inteligente, tiene voluntad y es capaz de amar. Precisamente la inteligencia (inter 'entre' y legere 'leer´), capacidad de “leer desde dentro” le permite vislumbrar e interpretar hechos y acontecimientos, dándoles sentido y valor, más allá de lo meramente material. Por ejemplo si valuamos a un ser humano, por los minerales que contiene y quedan una vez que su cuerpo ha sido incinerado, lo que se podría pagar por él, son unos cuantos pesos, sin embargo un ser humano es mucho más que los minerales que le dan consistencia a su cuerpo, precisamente por su individualidad y personalidad con la que enriquece a la humanidad por su sola existencia, aunado a su capacidad de crear y modificar su entorno para mejorarlo, y por encima de ello su capacidad de amar.
Solo el ser humano es capaz de amar y es sujeto de ser amado, lo que no ocurre con ninguna cosa, planta o animal, los cuales se pueden poseer, pero nunca realmente amar y mucho menos poner por encima de cualquier persona.
La visión de la grandeza del ser humano, alcanza dimensiones inimaginables, cuando se reconoce que es creado a imagen y semejanza de Dios y se va más allá de cualquier límite, cuando aceptamos que por amor al hombre, Dios da a su Hijo Único, para que el hombre tenga Vida Nueva y Eterna.
Señalar que Dios está en el Cielo y reconocer que es nuestro Padre, nos coloca, a cada persona, en la cúspide de la realidad humana, pues habiendo sido creados a imagen y semejanza de nuestro Padre Dios, por acción del Espíritu Santo, en Jesucristo, cada uno estamos llamados a estar junto a nuestro Padre Dios, en el Cielo, realidad de plenitud en alegría y felicidad por la visión de la Santísima Trinidad, unidad de Dios, Uno y Trino.

ORAR
Señor Jesús, que cada vez que diga Padre Nuestro, al igual que Tú experimente que mi plena felicidad la encuentro en amar en todo a nuestro Padre Dios y en servirlo a Él en todos mis hermanos, procurando que mi voluntad esté siempre unida a la suya.

ACTUAR
Si bien es cierto que la plenitud del Cielo la disfrutaremos después de morir y resucitar, al final de los tiempos, también es cierto que cuando buscamos a Dios en la oración y hacemos su voluntad, adelantamos el Cielo en nuestras vidas y en la de los demás. El Papa Benedicto XVI ha afirmado que el Reino de Dios y el Cielo están en el corazón de los santos, por lo que, lo que nos toca hacer a nosotros es hacer presente el Cielo y tener un anticipo de él, en nuestro corazón, esforzándonos en ser santos.
Hoy, de manera más consciente rezaré el Padre Nuestro, reflexionando especialmente las palabras “QUE ESTÁS EN EL CIELO” y procuraré escribir lo que significan para mí. Si es posible compartiré mi reflexión con Mons. Pedro Agustín.


NOTA: Seguimos meditando el Evangelio, según el esquema de la Lectio Divina (Leer, meditar, orar, contemplar y actuar), presentando: un texto bíblico, un ver, un juzgar, un orar y un actuar. En las meditaciones de estos días tomamos como referencia la Oración del Padre Nuestro, desmenuzando las ideas que nos presenta, para una mejor comprensión y vivencia de las enseñanzas de Jesús, para estar en sintonía con Él, tener sus mismos intereses y ser santos en adoración al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, pues la Oración del Padre nuestro es “el resumen de todo el Evangelio” (Tertuliano) y “la más perfecta de todas las oraciones” (Santo Tomás de Aquino).

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