viernes, 14 de octubre de 2011

Meditación del 15 de octubre del 2011

11-10-15. Sábado 28º
Lc 11, 1-4.

APRENDAMOS A CONFIAR EN EL ESPÍRITU SANTO

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 12, 8-12: En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, el Hijo del Hombre lo reconocerá abiertamente ante los ángeles de Dios; pero si uno me niega ante los hombres, también Yo lo negaré ante los ángeles de Dios. Quien hable mal del Hijo del Hombre, se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando los lleven a las sinagogas, ante los jueces y autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir. Porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir».

I.- ENSEÑANZA BREVE: Juan Pablo II, señala que su papá le enseñó a invocar y a confiar en el Espíritu Santo cuando, siendo pequeño, lo vio preocupado por no poder resolver un problema de matemáticas. Guiado por el Espíritu Santo, Karol Wojtyla no solo resolvió su problema matemático, llegó a ser santo. APRENDAMOS A CONFIAR EN EL ESPÍRITU SANTO.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR

VER
Muchos afirman que son católicos pero no viven de acuerdo a su fe.
JUZGAR
Ser católico es: ser y vivir como hijo de Dios, es decir testimoniar con nuestras palabras y obras que creemos en Jesucristo y nos comportamos como Él. Así, al tiempo que a pesar de los problemas somos felices, trabajamos por hacer este mundo mejor y alcanzaremos la Vida Eterna.
ACTUAR
Seré coherente con mi fe y daré testimonio de ella.

III.- LECTIO DIVINA. Leer – meditar – orar – contemplar - actuar.

LEER. El fragmento que meditamos nos presenta tres aseveraciones de Jesús que tienen que ver con el reconocimiento que Él hace de los que creemos en Él. La confianza que debemos tener en la acción del Espíritu Santo en nosotros y en el mundo. Y la fortaleza y claridad de ideas que acompaña a quienes se dejar guiar por el Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad. Es Dios mismo. La teología cristiana nos enseña que hay Un Solo Dios Verdadero y Tres Personas Distintas. Siendo un solo Dios, las personas las distinguimos entre sí, por las “misiones” o “acción” en relación a la humanidad y a la creación entera. Así, aunque siempre actúan juntos, al Padre atribuimos la creación, al Hijo la redención y al Espíritu Santo, la santificación de la humanidad y de las cosas.

MEDITAR: Jesucristo nos revela el Misterio de la Santísima Trinidad. Para nosotros es más fácil el trato con Dios a través de Jesucristo, porque se hizo hombre, vivió en una familia y nos dio el testimonio de su amor muriendo en la Cruz y quedándose en medio de nosotros de muchas maneras y en particular en la Eucaristía.

Nuestra relación con el Padre se evidencía porque a través de Jesucristo somos “hijos del Padre” y nuestra vida la encaminamos hacia Él, como lo hizo el “Único Hijo de Dios”, Jesucristo, nuestro hermano y redentor.

En general, la acción, presencia y actuación del Espíritu Santo en nuestra vida no siempre la valoramos y por mismo no lo invocamos ni le damos el culto de adoración que le corresponde. Sin embargo, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad es quien ilumina nuestro entendimiento y fortalece nuestra voluntad para que seamos santos.

ORAR: Ven Espíritu Santo y lléname con tu amor. Purifícame, renuévame, sáname y santifícame. Ilumina mi entendimiento para buscar y encontrar la Verdad. Orienta mis motivaciones hacia la Gloria del Padre y el bien de mis hermanos para que mis intereses sean los de Jesús. Fortalece mi voluntad para rechazar el mal y perseverar haciendo el bien. Amén.

CONTEMPLAR: Dado que Dios nos santifica por medio del Espíritu Santo y Él es el que nos inspira y fortalece para toda obra buena, deseando hacer el mayor bien posible, con confianza invoquémosle para ser felices realizando su obra, para alcanzar la santidad.

ACTUAR: Hoy procuraré estar en la presencia de Dios, invocando al Espíritu Santo con estas u otras jaculatorias y oraciones: 1. ¡Espíritu Santo, poséeme y que yo te posea!  2. ¡Espíritu Santo, sé Tú el Alma de mi alma!  3. Espíritu Santo, Dador de vida, ¡vivifícame!  4. Espíritu Santo, fuerza de Dios, ¡transfórmame!  5. Espíritu Santo, lazo de amor, ¡crea en nosotros la unión y la paz!  6. Espíritu Santo, llena el mundo de tu amor y tu alegría.  7. Espíritu Santo, recoge el dolor de la humanidad, y únelo al sacrificio redentor de Jesús.  8. Espíritu Santo, fuente de toda pureza, comunícamela por medio del amor y de la Cruz, y guarda mi cuerpo y mi alma, puros y sin mancha.


Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. Madre María Inés Teresa Arias.

Si deseas hacerme llegar algún comentario sobre este artículo, puedes escribirme a evangelizarorando@yahoo.com.mx

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar.
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

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