lunes, 2 de enero de 2012

“Primera visita de Su Santidad Benedicto XVI a México”

“¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la Paz!”  Is. 52,7.


1.     La Iglesia de México, a través de la Conferencia del Episcopado Mexicano, acoge con gran alegría la noticia de la próxima visita de S.S. Benedicto XVI, al continente latinoamericano y el Caribe; manifiesta su regocijo al Señor de la Vida y de la historia, por lo que significará este evento para nuestros pueblos, espera que toda la movilización, reflexión y logística en torno a este acontecimiento, sea una palabra de ánimo para todos nosotros y motivo de unidad, de reconciliación y de acuerdos, que nos lleven a la construcción de la paz en este continente.

2.     En México, “en los últimos meses, suceden hechos violentos, relacionados en numerosas ocasiones, con la delincuencia organizada; esta situación se agrava día con día.” (Exhortación Pastoral del Episcopado Mexicano sobre la misión de la Iglesia en la construcción de la paz, para la vida digna del pueblo de México, “Que en Cristo, nuestra Paz, México tenga vida digna”, 2).

3.     Son diversos los factores que contribuyen a esta situación, a decir: la pobreza y la desigualdad, la insuficiencia de reformas económicas, el desempleo, la corrupción e impunidad, la inseguridad ciudadana, la falta de un adecuado sistema penitenciario y otras situaciones estructurales; se acompañan al mismo tiempo, de las pequeñas faltas cotidianas que mantenemos en muchas de nuestras relaciones, como la violencia intrafamiliar, la violencia contra las mujeres, contra la infancia, así como la falta de oportunidades reales para tantos jóvenes que se ven prontamente involucrados en situaciones de exclusión social, de captación por parte de redes criminales y de falta de preparación para enfrentar un futuro incierto.

4.     Todo esto convive al lado de grandes esfuerzos por parte de instituciones, de organizaciones y personas que día con día, encuentran caminos nuevos para construir la reconciliación y la paz en nuestra sociedad.

5.     Como Iglesia mexicana, ante esta situación, mantenemos firme la esperanza cristiana, que transforma y sostiene nuestra vida, que plasma un modo nuevo de la misma (Cfr. Spe Salvi, 10). Esperamos también con ansia, la guía y la palabra del Pastor, del Mensajero que trae la Buena Nueva de la Paz.

6.     Nos sentimos positivamente desafiados a entender y aplicar el contenido de su mensaje, donde propone reiteradamente a los pueblos, que: “El auténtico desarrollo: debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre” (Caritas in Veritate 18).

7.     Deseamos que se sume mucha gente, como sabe hacerlo nuestro pueblo, a este evento, así como el Papa: “desea que haya mayor atención y participación, en las cuestiones públicas, por parte de los ciudadanos” (Caritas in Veritate, 24)

8.     Ante esta gozosa celebración, refrendamos nuestro respeto y defensa por la vida, ya que “el respeto a la vida, no puede separarse de las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los pueblos” (Caritas in Veritate, 28).

9.     Queremos organizarnos más, porque la práctica de la verdadera Caridad requiere una organización profesional, adecuada a las necesidades cada vez más específicas, que nos presentan las diversas situaciones de sufrimiento social en nuestra Patria. (Cfr. Deus Caritas est, 20)

10.   Optamos por la Educación, en procesos que involucren a los distintos actores de la sociedad, queremos sumarnos a esta gran tregua con el motivo de la visita de Su Santidad a nuestra tierra.

11.   Somos un pueblo y continente profundamente Guadalupano, es en el rostro mestizo de la Virgen del Tepeyac, en donde se resume la inculturación del cristianismo a las costumbres de nuestros pueblos. Cfr. Juan Pablo II, Discurso inaugural a la IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano, Santo Domingo, 24.

12.   Es la Virgen a quien pedimos que nos cubra con su manto, a quien solicitamos nos ayude en esta gran empresa de recibir al Peregrino que nos trae las palabras de Jesús, palabras de amor, de justicia y de caridad en la verdad.

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