miércoles, 24 de agosto de 2011

Meditación del Evangelio del 24 de agosto del 2011

11-08-24.
MÍERCOLES XXI. Jn 1, 45-51.

LLEVA A TUS AMIGOS A JESÚS

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. Hoy celebramos a san Bartolomé, también conocido como Natanael (regalo de Dios). El texto nos muestra como su amigo Felipe, lo acercará a Jesús. Natanel, es un joven bueno y justo. En búsqueda de Dios y quizá un tanto desorientado en su fe y en su actuar. Probablemente, como muchas personas, en busca del sentido de su vida. La amistad con Felipe será fundamental para que Natanael se encuentre con Jesús y consigo mismo. Tanto Felipe como Bartolomé formarán parte del grupo de los apóstoles.

Por lo corto y claro del texto evangélico lo pongo a continuación:
Del santo Evangelio según san Juan (1, 45-51): En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.» Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» Felipe le contestó: «Ven y verás.» Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?» Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: «Rabí, Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el Cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre».

MEDITAR: Jesús se había encontrado con Felipe y le había dicho: “Sígueme”. Felipe era de Betsaisa, la misma ciudad de Andrés y de Pedro (Jn 1, 43-44).

El cambio de vida y la alegría que embarga a Felipe por conocer a Jesús, hacen que él quiera que todos le conozcan y le amen, por eso cuando encuentra a su amigo Natanael, le hablará de Jesús (Jn 1,45). Él le escucha con atención, pero es un tanto escéptico sobre la persona de Jesús (Jn 1, 46).

Felipe no que queda en discusiones, lo lleva ante Jesús, le dirá: “ven y lo verás” (Jn 1,46). Natanel conocerá a Jesús y también se hará discípulo suyo, porque en Jesús, se reconoce aceptado y amado.
El encuentro con Jesucristo, cambiará radicalmente la vida de Natanael. No sólo seguirá a Jesús, sino que con el tiempo será su discípulo, su apóstol y misionero. Ofrendará su vida en Armenia, donde es martirizado.

Hay personas que influyen para bien o para mal en la vida de aquellos con los que conviven. Nuestros mejores amigos, son aquellos que con su ejemplo nos retan a ser mejores. Las personas que orientan al mal, no merecen el título de amigo.
Seguramente que en tu vida hay personas que han sido muy significativas. Escribe sus nombres o por lo menos piensa en ellas. Entra un momento en tu interior y analiza tus sentimientos. Recordarlos, ¿cómo te hace sentir?

Seguramente que también has influido positivamente en algunas personas –sino es así, puedes comenzar ahora- Piensa en ellas y si es posible anota sus nombres. Entra un momento en tu interior y analiza tus sentimientos. Recordarlos, ¿cómo te hace sentir?

La vida de Felipe y de Natanael, cambiaron radicalmente cuando conocieron a Jesús. Era tanto el entusiasmo de Felipe, que se le veía en su cara y en sus actitudes. Cuando este encuentro lo comparte con acciones y con palabras, su alegría invita a conocer a Jesús. Sus palabras, acompañadas de su testimonio, mueven el corazón de aquellos a los que invita a ser dinámicos y felices. Felipe es sencillo, sabe que él es portador de una buena noticia, pero él no es la Buena Noticia, por eso conducirá a su amigo Natanael, hacia Jesús.

ORAR: Señor, Tú conoces lo que hay en mi corazón, ciertamente hay errores, faltas y pecados, concédeme ponerme bajo tu mirada amorosa y permíteme escuchar tu voz, que referida a mí, me ayude a ser veraz y justo. Realmente Tú eres el Hijo de Dios y Tú lo puedes todo. Llena mi vida con tu Gracia, dame tu paz y haz de mí un apóstol tuyo, para que con mi testimonio muchos se acerquen a Ti, Que todos te conozcan y te amen, es la única recompensa que quiero.

CONTEMPLAR: Así, como hace un momento pensaste en tus amigos, ahora piensa en tu vida de fe. Piensa si verdaderamente conocer a Jesús ha cambiado tu vida. Piensa cómo serías si no hubieras conocido a Jesús. Tu relación con Él se quedó en el pasado o sigue estando activa en ti e influyendo tu vida. ¿Sabes que Él todos los días te dice “sígueme”? ¿Sabes que todos los días Jesús, se quiere manifestar en ti, para que a través de tu testimonio, Él llegue a tus familiares y amigos? ¿Al escuchar su llamado, serás capaz de seguirlo, para ser mejor, ser feliz, ser santo(a)?

Hoy, yo te invito a que le abras tu corazón a Jesús, concientízate que Él te mira, escucha lo que favorablemente sobre ti, Él quiere decir. Agradécele su amor, acepta el reto de ser testigo de su amor.

ACTUAR: Revisaré el listado de las personas que han influido positivamente en mi vida y les buscaré para decirles gracias y que les amo (si ya murieron elevaré a Dios una oración de gratitud por ellos). Pensaré en aquellos a los que de manera positiva he podido ayudar y le daré gracias a Dios por la oportunidad de haber podido hacer algo por ellos. Le pediré a Dios su Gracia para esforzarme cada día, con mi testimonio de fe, a llevar a muchos hacia Jesús, acercándolos a la Iglesia y a los sacramentos.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar.
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

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