11-08-23.
MARTES XXI. Mt 23,23-26.
SINCERIDAD EN TODO, SIGNO DE LIBERTAD INTERIOR
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
LEER. Las palabras de Jesús, que aparecen en el capítulo 23 de la versión del Evangelio, en san Mateo, son duras y no sólo van dirigidas contra los escribas y fariseos, sino a todo aquél que se engaña a sí mismo, que piensa que se puede amar a Dios y experimentar su amor, llevando una vida alejada de Él, de la verdad, de la justicia, del autodominio, cumpliendo con normas externas y guardando apariencias, pero teniendo dobles intenciones en el corazón. Eso es una esclavitud porque se basa no en la Verdad, sino en la mentira y en la apariencia.
Al final aparece el texto bíblico.
MEDITAR: Las palabras de Jesús son duras y se dirigen a todos, en particular a los que son injustos, inmisericordes, hipócritas, ladrones, mentirosos… pues tienen su corazón lleno de mentira, de odio, insatisfacción y de violencia contra ellos mismos y contra quienes viven a su alrededor. Divididos en su interior y con quienes conviven y con lo que los rodea, piensan que están bien en su proceder y se cierran a la Gracia de Dios y a su Reinado que se expresa en verdad, bondad y mansedumbre, y además genera paz, desarrollo y bienestar.
Conocemos los efectos de una vida “farisaica”, baste pensar en quienes ocupan puestos de elección popular y suponen que están ahí para su provecho y el de su partido. Observar el proceder de quienes basan su modo de vivir en el odio, el resentimiento, el insulto, la división, la violencia. Percibir los efectos del modo de actuar de quien se aprovecha de los demás, en particular del débil y del ignorante.
Formas de actuar así, inician en el corazón de una persona y ensombrecen la vida familiar, expandiendo su error en el entorno social, pudiendo llegar a casos extremos como el crimen organizado del narcotráfico, la trata de personas y otros males más.
En el marco de la realidad que hoy vivimos, nos damos cuenta, que las palabras de Jesús, más que duras, son una advertencia firme para un cambio de vida, personal, familiar y social.
Jesús nos invita a establecer el Reinado de Dios en nuestro corazón, a vivir en la verdad y a realizar nuestra vida siendo sinceros, para construir un mundo mejor.
El Enemigo del hombre es el “padre de la mentira”. Todo signo de hipocresía en nuestra vida, manifiesta el área o las áreas en las que la mentira domina nuestro ser.
Lo opuesto a la mentira es la verdad, lo opuesto a la hipocresía es la sinceridad. La hipocresía es doblez, es vivir con segundas intenciones. La sinceridad es esforzarse a vivir en la verdad, sin dobles, actuando como se piensa y se dice. Eso es ser libre.
ORAR: Señor, Tú conoces mis esclavitudes. Tú sabes qué áreas de mi vida no te he entregado. Me abro a tu Gracia y a tu perdón para ser libre. Quiero amar y servir como Tú.
CONTEMPLAR: El texto evangélico que hoy meditamos nos invita a una revisión profunda de nuestras actitudes y acciones. Habrá quienes tengan mucho qué modificar y quizá algunos, sólo algunos detalles. Lo importante es que hagamos nuestra revisión con mucha sinceridad, sólo así seremos libres. Es el mismo Jesús, quien enseña que la Verdad nos hace libres (cf. Jn 8, 32).
ACTUAR: Haré una revisión de mi vida y anotaré las cosas que considero que debo cambiar, para ser veraz y sincero.
Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.
Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar.
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.
Del santo Evangelio según san Mateo (23,23-26): En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.»
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