11-10-01.
Sábado 1 de octubre.
Lc 10, 17-24.
SER EN DIOS
Evangelio: Lucas 10, 17-24: En aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre». Él les contestó: «Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo». En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo, y exclamó: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron».
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
VER | La mayoría de la gente cae en la trampa de ponerse alguna meta y pensar que en ello se le va la vida o que si ya la alcanzó, hasta ahí quedó. Lo cierto es que la vida avanza y todo pasa y cuando aquello a lo que nos apegamos se pierde, se acaba o desaparece, algunas personas caen en la depresión o les cuesta adaptarse a la nueva situación. Los discípulos de Jesús veían que Él hacía cosas extraordinarias y pensaron que la meta era esa, hacer cosas distintas, tener fama y ahí quedarse. Esta tentación existe en muchas personas y de esto se valen algunos grupos religiosos que se autodenominan “cristianos”, “brasileños”, “pare de sufrir” o “krisnas” o “nueva era” o “new age” o “nueva conciencia”, etc., que, además utilizan, técnicas similares a los anuncios de televisión que venden todo tipo de mercancía inútil, y que les va muy bien. Ignorando esto, algunas personas son fácil presa de esta gente, que incluso llega a separar a católicos de la fe en Jesús y de la Iglesia. |
JUZGAR | El Señor Jesús, ante los discípulos que llegan contentos por las “maravillas que hicieron” no se desanima ni critica a nadie, pero les instruye, indicándoles que en la vida hay todavía cosas más importantes que el parecer, el poseer, el placer y el poder y que es el ser, pero incluso no sólo el ser en uno mismo, sino el: ser en el SER, es decir, ser en DIOS. Hay quien piensa que es feliz teniendo sólo lo necesario para vivir, otros con vivir cómodamente, otros con asegurar su estilo de vida y otros más con ser famosos o reconocidos por los demás. ¿Esto es bueno? ¡Claro!, pero ¿será suficiente? para ¿desarrollarse plenamente, para ser feliz? NO. La tentación de los discípulos es pensar que: como ya están con Jesús y “hasta hacen cosas buenas”, ya llegaron al máximo de su existencia. No es así, por eso, Él, les invita a que sigan creciendo en el amor de Dios, hasta asemejarse a Él. El camino que Jesús traza, es el de la oración, es la búsqueda constante de Dios. Búsqueda que termina, después de muertos, cuando nos encontraremos con Él. |
ACTUAR | Revisaré mi vida y veré qué nuevas metas tengo (para mi vida). Me esforzaré en alcanzarlas, pero sobre todo pondré mi atención a Dios para hacer sólo aquello que sea para mayor Gloria suya. Él me ama y quiere lo mejor para mí, por eso me reta. De mí depende el que le conteste, me detenga o retroceda. Dios siempre respetará mi decisión, ya me dio el “MODELO” a alcanzar, Jesucristo. Todos los hombres y mujeres buenos, algunos aunque hayan alcanzado la santidad, son una guía, pero no el fin. Para ser mejor, para ser feliz, para ser santo, me he de esforzar en asemejarme a Cristo, pero para ello deberé confiar plenamente en Dios e invocar constante al Espíritu Santo a que venga en mi ayuda, para que un día pueda decir como san Pablo “mi vivir es Cristo”. |
Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. Madre María Inés Teresa Arias.
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