miércoles, 19 de octubre de 2011

Meditación del 20 de Octubre del 2011

11-10-20. Jueves 29º
Lc 12, 49-53.

EL FUEGO DEL AMOR DE DIOS CAMBIÓ MI VIDA.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 12, 49-53: En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a traer fuego a la tierra ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega! ¿Piensan que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo, no he venido a traer paz, sino más bien división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estarán divididos: el padre, contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

I.- ENSEÑANZA BREVE: Para purificar los metales se utiliza el fuego, pues en él desaparecen las impurezas. El fuego del amor de Dios purifica las almas, dejemos que el amor de Dios nos purifique. Una señora me dijo: “Los primeros años de casada viví en casa de mi suegra, ella me maltrata mucho y siempre le guardé resentimiento. Cuando conocí el amor de Dios, le perdoné, el fuego del amor de Jesucristo purificó mi corazón”.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
Muchas personas viven atadas a situaciones equivocadas, que hacen presencia en el ambiente social en que nacieron o en el que se mueven; donde la envidia, la avaricia, los “chismes”, las intrigas, los gritos, los insultos, los pleitos, la violencia intrafamiliar o situaciones más graves como la prostitución, el alcohol, las drogas y otras cosas más, son vistas como algo común. Ellas permanecen en esos estilos de vida porque no conocen el amor de Dios.
JUZGAR
Jesús trae el fuego de su amor y de la verdad para purificar las relaciones humanas y no todos están dispuestos a dejar aquello que los esclaviza. Quien conoce el amor de Dios no puede seguir con estilos de vida equivocados y por eso, al ser libre en el amor y la verdad, es mal entendido, rechazado e incluso perseguido o maltratado por aquellos que no quieren dejar las actitudes y acciones que les hacen mal.
ACTUAR
Abriré mi corazón al amor de Dios, me dejaré amar por Jesús y a la luz de su amor revisaré mis ideas, sentimientos, personas y acciones a los que estoy atado(a) y que son contrarios al amor que Él me tiene y el bien que Él quiere para mí y para mi familia. Le pediré fuerzas para cambiar de esas situaciones equivocadas, aunque me duela y sea criticado(a) o rechazado por seguir el Plan de Amor de Dios.

III.- LECTIO DIVINA. Leer – meditar – orar – contemplar - actuar.

LEER. El capítulo 12 de san Lucas, que hemos estado meditando en estos días, sitúa a Jesús en medio de multitudes, como en el Sermón de la Montaña (cf. Capítulo 5 de san Mateo). El fragmento de hoy, versículos del 49 al 53, nos invita a reconocer cómo Jesús expresa su amor por nosotros con la comparación del fuego, que es energía trasformada en calor y luz, por lo que al tiempo que ilumina, también purifica el lugar donde está presente el fuego de su amor.

Donde hay un creyente honesto, coherente con su fe, ciertamente suscita admiración de algunos, pero también envidia y rechazo de otros, pues las actitudes justas de un cristiano, en ambientes alejados de Dios, hacen más notorios sus errores.

Hay quienes, ante el temor de rechazo, se repliegan y optan por ser “uno más del montón”. Quien es firme en sus convicciones, asume el reto de vivir de acuerdo a sus valores cristianos y mantenerse firme en ellos a pesar de ser criticado. Creyentes así son los que cambian el mundo. Cada uno de nosotros estamos llamados a ser firmes en nuestras convicciones y a ejercer con libertad el derecho a expresarnos. De esta forma, aún para los que lo rechazan o critican, el cristiano es un punto de referencia por su proceder justo y valiente. Dejemos que el fuego del amor de Dios, que su Espíritu Santo nos guíe y fortalezca.

MEDITAR: En Jesús, el amor y la verdad van juntos, por lo que liberan al hombre.
Desde los primeros años del cristianismo, el mundo de “la poligamia”, de la “multitud de divinidades”, de “esoterismos” y “supersticiones”, de la barbarie de tribus que aniquilaban otros tribus, de pleitos de familias contra familias, fue transformado por la presencia de los cristianos. En el Imperio Romano y en los “pueblos bárbaros” del pueblo de Europa, la presencia de la Iglesia pacificó a Europa y le dio unidad e identidad.

El mosaico étnico de Mesoamérica, bajo el dominio del Imperio Azteca, liberó a pueblos esclavizados de tener que ofrendar a sus hijos a las “divinidades”.

El pensamiento cristiano fue el sustento unificador, fundamento para la creación de las Naciones Unidas y la Declaración de los Derechos Humanos.

Hoy, surgen nuevas situaciones de violencia y de injusticia, en contra de grandes sectores de la humanidad. “El mal también se globaliza” y cuenta con nuevas estrategias y alcances mayores. Hoy también hacen falta cristianos que se dejen purificar y transformar por “el fuego del amor de Dios”.

Ciertamente la humanidad en su totalidad, nunca ha aceptado a Jesucristo ni ha estado bajo su égida, por lo mismo es más notoria la presencia del creyente en los ambientes y épocas donde se han vivido plenamente los valores cristianos. Fruto de esta presencia son los orfanatos, los hospitales, las escuelas y universidades, así como las expresiones más bellas en el campo de la música, la pintura, la arquitectura y en el arte, en general.

En la actualidad, podemos constatar como el fuego del amor de Dios sostiene a muchos, jóvenes y adultos, en su esfuerzo por ser mejores y por no dejarse dominar por el mundo y sus criterios. Familias enteras han dejado que el fuego del amor de Dios, sea el centro de su unidad y convivencia familiar.

Estar consciente del pasado cristiano, como creyentes, nos da esperanza hacia el futuro y nos presenta el reto para nuestro aquí y ahora. La fuerza del mensaje de Cristo y la presencia de los hombres y mujeres que se han dejado transformar por Él, son el testimonio que nos tiene que llevar a asumir el reto de abrir nuestro corazón a Jesucristo, para que al igual que nuestros antepasados, a pesar de los problemas que tengamos que afrontar, no dejemos de conocer mejor nuestra fe y de trabajar para que su valores y principios, sea respetados y vividos en medio de un mundo y de personas que viven alejadas de Dios.

Si bien es cierto, que no podemos decir que haya existido alguna época “perfectamente cristiana” no podemos dejar de reconocer que en la “imperfección del mundo” ha brillado el testimonio de los santos, quienes han manifestado el fuego del amor de Dios en sus vidas, siendo felices, aún en medio de situaciones trágicas para su país o la humanidad. Algunos ejemplos: Tomás Moro en tiempos de Enrique VIII (inglés), Maximiliano Kolve ante el Nazismo (polaco), Miguel Agustín Pro en la persecución religiosa en México (mexicano), Santa Clara en la invasión a Asís por parte de los Sarracenos (italiana), etc.

La presencia del cristiano, no sólo ha de cambiar su entorno familiar, sino también a la sociedad y a la humanidad entera. Hay mucho por hacer, pero al igual que los santos y los creyentes de otras épocas, cada uno debemos hacer lo que nos toca realizar hoy. Pidámosle al Señor que en nuestro corazón arda el fuego de su amor.

ORAR: Señor, contemplo tu plan de amor que se traduce en diálogo, unidad, solidaridad, paz y desarrollo común y el plan del mundo que siembra, discusión, división, injustica, guerra y egoísmo y al tiempo que soy consciente que en muchas ocasiones me he dejado guiar por los criterios del mundo, hoy te pido que inflames mi corazón con el fuego de tu amor, que en él me purifiques y me fortalezcas para vencer la tentación en mí y para sostenerme en llevar el resplandor y el calor de tu presencia a mi familia y al mundo entero.

CONTEMPLAR: Muchos casos se pueden mencionar para ejemplificar la acción del “fuego del amor de Dios” en el creyente. Ciertamente, quien por amor a Dios decide transformar o dejar ambientes negativos, será rechazado: La joven que deja de andar con un hombre casado. La persona que se aleja de otra que la maltrata. El joven que se aleja de “la pandilla” o del grupo con quien se droga. Quien deja de ir con los amigos (as) “al antro”. El casado que no va “a la parranda” con sus compañeros, La mujer que decide no abortar. El político que defiende la vida. El comunicador que no se vende y dice la verdad. El policía que es honesto, y… seguramente que tú podrás poner otros ejemplos más, incluso de tu propia experiencia.

ACTUAR: Invocaré al Espíritu Santo, revisaré mi vida y los criterios que han normado mi existir y le pediré a Jesús que el fuego de su amor, me purifique y renueve para que me esfuerce en ser cada día mejor.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

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