martes, 25 de octubre de 2011

Meditación del 24 de Octubre del 2011

11-10-24. Lunes 30ª
Lc 13, 18-21.

Sáname Señor, pues quiero amar como Tú.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 13, 10-17: Un sábado, estaba Jesús enseñando en una sinagoga. Había allí una mujer que llevaba dieciocho años enferma por causa de un espíritu malo; estaba encorvada y no podía enderezarse. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Le impuso las manos y, al instante, la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiera hecho una curación en sábado, le dijo a la gente: «Hay seis días de la semana en que se puede trabajar; vengan, pues, durante esos días a que los curen y no el sábado». Entonces el Señor dijo: «¡Hipócritas! ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro del pesebre para llevarlo a abrevar, aunque sea sábado? Y a esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo atada durante dieciocho años, ¿no era bueno desatarla de esa atadura, aún en día de sábado?» Cuando Jesús dijo esto, sus enemigos quedaron en vergüenza; en cambio, la gente se alegraba de todas las maravillas que él hacía.

I.- ENSEÑANZA BREVE: Experimentar el amor de Dios en nuestras vidas, hace la diferencia. Constantemente me encuentro con personas que viven tristes o amargadas porque guardan odio y resentimientos en su corazón. Hay quienes parecen que viven peleados con todas las personas, con las cosas, con lo que ocurre en el mundo, incluso con Dios. En general, con aquellas personas que se han dado la oportunidad de experimentar el amor de Dios, ya sea a través de una plática o de un retiro y se han acercado al sacramento de la Confesión y al de la Eucaristía, han podido experimentar un cambio en su vida, independientemente de los años que hubieran guardado su rencor.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
El rostro de muchas personas revela la tristeza y la amargura que llevan en su corazón; en algunas de ellas, se percibe la violencia que llevan a flor de piel y que en ocasiones, expresan en sus ojos, en sus palabras y en sus acciones. Hay quienes consideran incluso normal criticar a los demás por lo que dicen, como se visten o lo que son, sin captar que la envidia y la crítica son expresiones del mal que hay en su corazón.
JUZGAR
Una mujer encorvada, con muchos años de represión, se encontró con Jesús y su vida cambió. El texto bíblico habla de un espíritu malo que la reprimía y esta expresión la podemos equipar con las ideas negativas que nos impiden experimentar el amor de Dios.
Cuanta gente prefiere vivir en su error y en lugar de abrir su corazón al perdón; hace de su dolor una especie de caparazón que le impide experimentar el amor de Dios, de ser feliz y de reconocer lo bello y bueno en los demás. El mundo es trasformado por los que son libres en el amor de Dios. Tú estás llamado a trasformar el mundo en el Amor de Dios.
ACTUAR
Hoy revisaré mi vida, mis pensamientos, mis palabras y la forma en la que me conduzco en la relación con los demás y si reconozco que en mí hay envidia, crítica o resentimiento, con sencillez me volveré a Jesús y le diré: Sáname Señor, pues quiero amar como Tú y para ello necesito de tu perdón y amor. Sáname Señor, pues sé que me amas y yo quiero amarte a Ti en los demás.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

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