11-10-25. Martes 30ª
Lc 13, 18-21.
SOY MUCHO MÁS QUE UN FACTOR ECONÓMICO.
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
Evangelio: Lucas 13, 18-21: En aquel tiempo, Jesús dijo: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerto; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas». Y dijo de nuevo: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa».
I.- ENSEÑANZA BREVE: Hasta la más grande de las creaciones vivas comenzó con una semilla. Hace algunos años empezaste a vivir, eras microscópico(a) pero en tu etapa de embrión ya eras maravilloso(a). No sólo eras ya un individuo de la especie humana, eras y eres tú. A diferencia de otros seres vivos, nuestro mayor crecimiento no es el biológico sino el espiritual. Por eso crecemos en relación con “otros tú”, pero en especial con el Tú que nos creó a su imagen y semejanza. Dios es amor. Al final de nuestras vidas seremos juzgados en el amor, por eso ama. Ámate a ti mismo, ama a tu familia y a tus amigos, ama lo que haces, pero sobre todo AMA A DIOS. Él te ama y te creó por amor.
II.- VER - JUZGAR -ACTUAR
VER | Hay quienes piensan que el ser humano, al igual que cualquier ser vivo: nace, crece, se reproduce y muere, y de hecho, piensan, que somos ya muchos en este planeta. Algunos ven al ser humano como un medio de hacer dinero, por lo que hay que hay que generarle necesidades ficticias y hacer de él un comprador compulsivo. ¿Así pienso yo? ¿Me doy cuenta que quienes así actúan, que muchas veces, condicionan mi forma de pensar y de actuar? |
JUZGAR | Yo soy mucho más que un factor económico. En medio de la creación material sólo el ser humano es capaz de tener conciencia de que existe. Cada persona es única e irrepetible. El ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Todo ser humano es valioso por “sí mismo”, y en relación con el “otro” yo debo ser consciente de mi propio valor como persona. En la medida en que amo al “otro” yo me amo, y para poder darle amor al “otro”, debo “amarme a mí”. Nadie da lo que no tiene y el “otro” me da la oportunidad de poseerme a mí. Cuando el “Otro” es “Dios mismo”, el potencial de ser “yo mismo”, se plenifica y mi existencia adquiere la dimensión de hacer presente el Reino de Dios en mi vida, en mi familia, en mi entorno social, en el mundo entero. |
ACTUAR | Hoy me valoraré y con una sonrisa les mostraré a todos que son valiosos para mí. De esa manera haré presente el amor del Reino de Dios en mi vida y en el mundo entero. Dice una canción “las cosas son importantes, pero la gente lo es más”. |
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“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)
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