viernes, 25 de noviembre de 2011

Meditación del 25 de noviembre del 2011

11-11-25. Viernes 34ª

YO, CONSTRUCTOR DEL REINO DE DIOS

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 21, 29-33: En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esta comparación: «Fíjense en la higuera y en los demás árboles: cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse».

I.- ENSEÑANZA BREVE: ¿Cómo puedo asegurarme que Dios está cerca de mí, si no lo veo? Ciertamente, tampoco veo el oxígeno que está en el aire, que entra en mi interior, a través de los pulmones y me recorre, dando vida a cada célula de mi cuerpo, Sin el oxígeno, yo no podría vivir y aunque no lo veo, claro que existe. Sin él me asfixiaría y moriría. (Por cierto, el cuerpo de un adulto puede tener entre 10 y 50 billones de células. Billón = millón de millones =  1000'000'000'000 = 1 x 1012).
Lo que existe, existe porque Dios lo ha creado. Todo lo creado tiene sustento en Dios, aunque a Él, yo no lo vea. Yo, con los billones de células y millones de funciones químicas que diariamente se realizan en mí, aunque no lo crea, no lo sepa, ni me dé cuenta: SOY UNA MARAVILLA DE DIOS.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
Hoy como nunca, se habla de Derechos Humanos y sin embargo, nunca como antes se habían violentado tanto, ya no sólo a través de las guerras, asesinatos, secuestros, trata de personas, explotación humana, etc. sino sobre todo y con una saña mayor y gran perversión, cuando se desvirtúa el sentido de las palabras y a través de conceptos ideológicos, se pretende desconocer la ley natural. Quienes optan por este camino no reconocen la posibilidad de conocer la verdad que la realidad lleva grabada en sí misma. Así, desplazando la Declaración Universal de Derechos Humanos, se pretenden imponer “derechos particulares”, para desconocer el derecho a la vida, desde la concepción, de todo ser humano; negar la dignidad del matrimonio sustentando en la unión de un hombre con una mujer y rechazar la dimensión unitiva y la procreativa de la relación sexual humana, reconociendo y exaltando sólo la dimensión de placer.

JUZGAR
El Reino de Dios es verdad, justicia, amor y paz. No es añoranza ni utopía, sino deseo y derecho, de verdad y de justicia, que son valores que dan sustento al derecho humano y consolidan las relaciones humanas. Es urgente y necesario que por encima del sentido ideológico, se retome el sentido real de las palabras, de tal manera que en lugar de acuñar “nuevas definiciones”, para imponer nuevos patrones de conducta, se respete la verdad que emana de la ley natural y retomemos el camino de la verdad.
Ciertamente, los promotores de los conceptos ideológicos están posicionados en altas esferas de organismos internacionales como la ONU, la UNESCO y la UNICEF y en las esferas gubernamentales de salud y educación, además de los medios de comunicación social; sin embargo, no podemos renunciar a nuestro deber y derecho de proclamar y difundir la verdad. No hacerlo, sería no sólo un error sino caer en complicidades. Una mentira por más que se repita, jamás será verdad, pero genera duda e inseguridad.
El Reino de Dios es verdad, justicia, amor y paz. Este Reino está en el corazón de todos los que hemos recibido a Jesucristo en nuestro corazón y en todo hombre y mujer de buena voluntad que sabe oír la voz de su conciencia y la sigue. Nosotros, en cuanto bautizados y razonables, tenemos un compromiso con la verdad y el desarrollo integral de toda persona. Por eso no podemos quedarnos callados ante la mentira y debemos levantar nuestra voz, aunque parezca que nadie la oiga. Seguramente que si ponemos atención y estamos atentos a lo que oímos, pronto podremos escuchar las voces de otras personas, que como nosotros buscan y defienden la verdad. Este escuchar al otro y buscarlo es importante porque podremos unir nuestras voces y dialogando entre nosotros encontraremos los elementos para que nuestra voz resuene más alto. Si no conseguimos nuestro objetivo hoy, habremos dado ejemplo para que otros, perseverando y continuando lo que ahora sembramos, logren lo que no hubiéramos podido hacer a favor de la verdad.
Para la consolidación del Reino de Dios, contamos con el testimonio de los santos y el “Compendio de Doctrina Social de la Iglesia”.
Nos anima el testimonio de los santos, los cuales, desde su realidad lograron que la fe se expandiera y la humanidad creciera en la verdad, en la construcción del Reino de Dios. Ahí tenemos el ejemplo de san Pablo, de san Agustín, de santa Isabel de Hungría, de santo Tomás de Aquino, de santa Clara, de san Juan Diego, de Marcelino Champagnat, de san Juan Bosco, de san Juan Francisco de la Salle, de Miguel Agustín Pro, del Padre Pío, de Teresa de Calcuta, de Juan Pablo II, de Madre María Inés Teresa y mucho más. Ahí debe estar nuestro nombre y ahí estará, si trabajamos por el Reino de Dios.
Para construir el Reino de Dios es importante saber que: a.- El Bien Común. b.- El Destino Universal de los Bienes. c.- La Subsidiaridad. d.- La Participación. e.- La Solidaridad; son los principios sociales de la Doctrina Social de la Iglesia y que sus valores son: 1. La Verdad, 2.  La Libertad y 3. La Justicia.
ORAR
Tú Señor me has creado por amor y me cuidas. Esperas que yo dé los mejores frutos, con las cualidades que me has dado. Yo no las he desarrollado al máximo ni he sabido ponerlas al servicio de los demás, como los santos, pero aún tengo tiempo de hacer algo, ayúdame a utilizar los medios que Tú me das, a través de la Iglesia con sus instancias sociales y en el estudio del “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia” .
ACTUAR
Hoy procuraré adquirir el “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia” para profundizar entre otros temas sobre: El amor de Dios y su designio de amor sobre el hombre, Jesucristo expresión de ese designio de amor, la Persona Humana y su Misión de la Iglesia, la Persona Humana y su dignidad, los derechos humanos, la familia, célula vital de la sociedad, el matrimonio, el trabajo humano, la economía al servicio del hombre, el fundamento y el fin de la comunidad política, el sistema de la democracia, las relaciones Iglesia-Estado, la cooperación internacional para el desarrollo, la responsabilidad común de preservar el medio ambiente, la DSI y la acción eclesial, la cultura y los medios de comunicación social.


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“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

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