En la audiencia general de este miércoles, el Papa Benedicto XVI dedicó su catequesis sobre el ciclo de los salmos, al Salmo 110. En su reflexión explicó que "el ejercicio del poder es un encargo que el rey recibe directamente del Señor, una responsabilidad que debe vivir en la dependencia y en la obediencia, siendo así signo de la presencia potente y providente de Dios en medio del pueblo".
Al hablar del Salmo 110, el Vicario de Cristo indicó que éste es "un salmo que citó Jesús mismo, y que los autores del Nuevo Testamento retoman y leen ampliamente refiriéndolo al Mesías". "Es un salmo muy amado en la Iglesia antigua y por los creyentes de todos los tiempos", que celebra "al Mesías victorioso, glorificado a la derecha de Dios", añadió.
El Pontífice señaló que en dicho texto se describe a "Cristo el Señor entronizado, el Hijo del hombre sentado a la derecha de Dios", quien es “el verdadero rey que con la resurrección ha entrado en la gloria (…), superior a los ángeles, sentado en los cielos por encima de toda potencia y potestad, y con todos los adversarios a sus pies hasta que derrote definitivamente a la última enemiga, la muerte".
Luego destacó que entre el rey celebrado en el salmo y Dios existe una relación inseparable: "Los dos gobiernan juntos, hasta el punto de que el salmista afirma que Dios mismo entrega el cetro al soberano, diciéndole que domine a sus adversarios".
En el versículo 4 aparece la dimensión sacerdotal ligada a la realeza: "El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: ‘Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec’". El rey del salmo "será sacerdote para siempre, mediador de la presencia divina en medio de su pueblo, de la bendición que viene de Dios". Jesucristo "es el verdadero y definitivo sacerdote que cumple los rasgos sacerdotales de Melquisedec haciéndolos perfectos".
En efecto, precisó el Santo Padre, en el pan y el vino de la Eucaristía, Cristo "se ofrece a sí mismo y, tras vencer la muerte, trae vida a todos los creyentes".
La tradición de la Iglesia considera este salmo como uno de los textos mesiánicos más significativos: "el rey cantado por el salmista es Cristo, el Mesías que instaura el reino de Dios y vence las potencias del mundo, es el Verbo generado por el Padre antes de toda criatura; el Hijo encarnado, muerto y resucitado que ascendió a los cielos, el sacerdote eterno que, en el misterio del pan y del vino, perdona los pecados y reconcilia con Dios, el rey que levanta la cabeza triunfando sobre la muerte con su resurrección".
Por último, el Papa afirmó que el Salmo invita a "contemplar a Cristo para comprender el sentido de la verdadera realeza, que hay que vivir en el servicio y la entrega, en un camino de obediencia y de amor llevado ‘hasta el fin’". Y el despedirse, en su saludo en español dijo: "Invito a todos a enriquecer vuestra relación con Dios con el rezo piadoso de los salmos, especialmente en la liturgia de las horas. Muchas gracias por vuestra visita".
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