11-12-01. Jueves 1º de Adviento.
TRABAJANDO POR EL BIEN COMÚN
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
Evangelio: Mateo 7,21.24-27: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el Cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente."
I.- ENSEÑANZA BREVE: El Reino de los Cielos, más que un lugar es un ambiente donde la verdad, la justicia y el amor son principios fundamentales, que aceptados y vividos, generan armonía, bienestar y desarrollo y se manifiestan en solidaridad y paz, como fruto de la búsqueda, del encuentro y la realización del bien común.
Es por eso que como católicos, en el cumplimiento de la voluntad de Dios, debemos de tener la actitud de contribuir con nuestros conocimientos y responsabilidad a la construcción del bien común y para ello como creyentes, reconociendo que somos mucho más que meros trabajadores sociales, en particular en el Adviento, hemos de pedir al Señor que venga a nosotros e ilumine nuestra mente con su sabiduría y fortalezca nuestra voluntad con su Gracia, para construir el Reino de los Cielos, aquí en la tierra. Así, con la ayuda de Dios y nuestro esfuerzo, no sólo hablaremos del Reino de los Cielos, como si fuera una utopía o una realidad fuera de la tierra, que disfrutaremos hasta que muramos o después de la segunda venida de Cristo (la parusía), sino que viviéndolo y construyéndolo, seremos testigos y constructores de la presencia de ese Reino de Amor, de Verdad, de Justicia y de Paz entre los hombres. Afortunadamente ni somos los únicos, ni seremos los primeros, a lo largo de los siglos, el testimonio de tantos santos nos acompaña y una guía segura para ello es el “Compendio de Doctrina Social de la Iglesia”.
La búsqueda y vivencia del bien común es una manera de hacer la Voluntad de nuestro Padre Dios y de hacer presente su Reino, aquí en la tierra.
II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER | Una consecuencia grave del relativismo ideológico es que rompe la posibilidad del entendimiento mutuo y del diálogo, pues en lugar de la Verdad se establecen valores y normas de acción de acuerdo a las definiciones que da a los términos que inventa, así: “La ideología de género”, no reconoce el xx y xy de la naturaleza propios de la mujer y del hombre, sino que “justifica todo tipo de conducta sexual”. “El matrimonio” ya no significa unión de un hombre y una mujer, como su propia etimología señala. “La salud sexual y reproductiva”, no tiene que ver nada con la responsabilidad sino con el libertinaje sexual y la posibilidad de asesinar a los hijos en el vientre materno. “La interrupción del embarazo” no es la interrupción de un proceso de vida, que después se puede reiniciar, sino el asesinato de un ser humano en las primeras etapas de su vida, ya sea embrional o fetal. Como estos términos, hay muchos más. | |
JUZGAR | Valores universales como la Verdad, el Amor, la Justicia, la Libertad, la bondad, la paz, la honradez, la modestia, la solidaridad, la amistad, la prudencia, la responsabilidad, el deber, la fortaleza, la lealtad, la igualdad, la templanza, la integridad personal y la fidelidad, que son reconocidos incluso por ateos y no católicos, coinciden con los valores del Reino de Dios. La vivencia de estos valores, hacen presente el Reino en medio de la humanidad, aunque sean vividos sin fe y sólo por la búsqueda del bien común. “La verdad les hará libres” (Jn 8, 31), ha dicho el Señor Jesús, y los católicos reconocemos este valor como fundamental para la construcción del Reino de Dios. El Adviento, como un tiempo de preparación y de estar alerta para la venida del Señor, es una invitación para hacer de la Verdad un criterio de juicio para tomar la licitud de nuestras acciones, pues ella nos lleva a buscar el bien común. El Adviento es el tiempo para despertar de nuestro “adormilamiento”, “pereza”, “pasividad” o “ignorancia” para ponernos a construir el Reino de Dios. Puede ser que hoy, sólo me despierte yo, pero será importante que también despierte a otros y en poco tiempo a los demás. Vivir el Adviento, dejar que Cristo nazca en mi corazón, trabajar por construir el Reino de Dios en el mundo, es trabajar por el bien común. Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad… Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales” (n.7). La vocación del cristiano -y particularmente la de los fieles laicos- incluye en sí misma este deseo eficaz de construir el bien común: “Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la polis (comunidad). (BENEDICTO XVI. Encíclica Caritas in Veritate n.7). Para que el Reino de los Cielos sea una realidad en el mundo se requiere que cada uno de nosotros hagamos lo que esté de nuestra parte desde el ámbito en el que nos movemos, pero también es urgente que llegue a otros ambientes como lo señala el Papa Benedicto XVI: “El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común. Se necesita tanto la preparación profesional como la coherencia moral” (Ibid n.71). No se trabaja por la instauración del Reino ni se busca el bien común: “Cuando predomina la absolutización de la técnica (en sentido amplio: no sólo tecnología, sino también técnica económica, jurídica, etc.) –pues- se produce una confusión entre los fines y los medios, el empresario considera como único criterio de acción el máximo beneficio en la producción; el político, la consolidación del poder; el científico, el resultado de sus descubrimientos. Así, bajo esa red de relaciones económicas, financieras y políticas persisten frecuentemente incomprensiones, malestar e injusticia” (Ibid n.71) pues, alejados de la verdad y la justicia, no se busca el bien común. | |
ORAR | Señor, Tú lo puedes todo, yo sin Ti no puedo nada. Por amor me has creado y has dado la vida en este lugar y en este tiempo, para que yo haga presente tu Reino de amor. La tarea que me toca es grande y no soy más que uno, en medio de millones de seres humanos. Pero confiando en tu Palabra y sabiendo que no estoy solo, en medio del desierto levantaré mi voz, seguramente que otros la escucharán y aquellos que la oigan y tengan el mismo sentir, se acercarán y así seremos muchos, quienes reconociendo tu amor y bondad en medio de tantas vicisitudes, nos reuniremos para hacer presente y construir tu Reino de amor a través del bien común. Dame tu sabiduría y fortaleza Señor. | |
ACTUAR | A la hora de tomar los alimentos encenderé un vela de la Corona de Adviento y diré “Ven Señor Jesús a mi corazón y a mi familia, para que te adoremos como lo hicieron los pastores y los magos. Concédenos que en estos alimentos reconozcamos tu providencia y en nuestra convivencia familiar te hagamos presente con nuestra alegría. Señor Jesús, que procurando el bien común, sea constructor de tu Reino de amor. |
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“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)
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