viernes, 1 de noviembre de 2013

LOS TRES NIVELES DE LA IGLESIA

LOS TRES NIVELES DE LA IGLESIA

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Hoy celebramos a todos los santos y mañana oramos por todos los fieles difuntos. Esto nos lleva a reflexionar en la realidad de LA IGLESIA QUE ES UNA y tiene tres niveles. 
Vivimos y realizamos la "comunión de los santos", los que estamos en la tierra (Iglesia peregrina), los que ya murieron y todavía no están en el Cielo (Iglesia purgante) y los que ya disfrutan de la visión de Dios (Iglesia triunfante). ). Oramos unos por otros, en los diversos niveles y en la tierra, de manera necesaria, establecemos lazos espirituales y materiales de ayuda mutua y solidaria.
Vivimos la común-unión de los santos porque “La Resurrección de Cristo, establece un vínculo indisoluble entre los que peregrinan en la tierra, las almas del Purgatorio y los que ya están en el Cielo, y nos unimos ayudándonos unos a otros” (PAPA FRANCISCO. Audiencia General. 30-oct-2013).
Los que formamos la iglesia somos una gran familia, centrada en Cristo y por eso oramos unos por otros y mutuamente nos ayudamos.
Esta realidad hace que estos dos días (1 y 2 de noviembre) vivamos con mayor conciencia el término de la “comunión de los santos”.
El término “comunión de los santos”, lo entendemos mejor cuando reflexionamos lo dicho por el Papa Francisco, en la audiencia papal del 30 de octubre del 2013, donde destaca tres aspectos: (1) La comunión entre personas santas –por el bautismo- (2) centrada en Jesucristo, (3) nos hace familia. “Hoy quiero hablar sobre una realidad muy bella de nuestra fe: “la comunión de los santos”. Esto significa comunión entre las personas santas.
Existe una comunión de vida entre nosotros los que creemos en Cristo y nos hemos incorporado a Él por el Bautismo.
La relación entre Jesús y el Padre es el modelo de este fuego de amor.
Y la “comunión de los santos” es una gran familia. Todos nosotros somos familia, una familia donde todos procuramos ayudarnos y sostenernos entre nosotros. Podemos hacernos esta pregunta: ¿Sabemos compartir las inseguridades de nuestro camino de fe buscando la ayuda de la oración y del consuelo espiritual? ¿Escuchamos y ayudamos a los que los nos piden está ayuda?”

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