lunes, 29 de agosto de 2011

Meditación del Evangelio del 29 de agosto del 2011


11-08-29. Lunes XXII.
Mt 6, 17-29.

ACCIONES CRISTIANAS ANTE LA VIOLENCIA

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER: San Mateo narra la muerte de Juan Bautista, el cual está encarcelado injustamente. Prácticamente está secuestrado. En un baile se decide su muerte y es decapitado, llevando su cabeza en una bandeja a la sala de la fiesta.
Al final aparece el texto bíblico para quien lo quiera consultar

MEDITAR: La forma en que resumí este pasaje del Evangelio nos habla de la situación que muchas personas viven en diversos estados de la República y en la misma ciudad capital de nuestro país.

Hoy celebramos el martirio de Juan Bautista. ¿Por qué hacer una celebración litúrgica de un martirio? Porque la palabra “mártir” significa “testigo”. Los mártires cristianos son:”testigos” de la presencia de Dios en medio de la maldad desarrollada por algunas persona. Son testigos de la Verdad, del Amor y del Perdón, ante quienes les persiguen con la mentira, el odio y la violencia, incluso, como ocurre con Juan Bautista, aunque los asesinen.

Morir mártir a causa de la Justicia, de la Verdad, de Jesús, no es una deshonra sino la exaltación de aquel que sabe dar la vida por los demás, como lo hace Juan Bautista.

Jesucristo, muere en la Cruz, por la salvación de la humanidad, por eso el “mártir cristiano” es testigo de una realidad superior que va más allá de lo inmediato y de las limitaciones espacio temporales humanas, pues manifiesta, la presencia de Dios en el martirizado y su ejemplo toca el corazón de quienes ven su martirio e incluso de quienes lo asesinan. De esta manera se entiende la expresión, “la sangre de los mártires es semilla de cristianos”.

Contemplando a otros personajes de este texto bíblico, en Herodes y sus secuaces, se manifiesta la existencia de personas que de manera individual o en forma de grupos organizados, delinquen, sembrando muerte y dolor a causa de su orgullo y egoísmo. La raíz del comportamiento violento, de la “delincuencia organizada”, no está ni en la pobreza ni en la falta de empleo, sino en el aumento de familias desintegradas y disfuncionales, en la educación sin valores. Herodías, había sido la esposa del hermano de Herodes y ahora, junto con Salomé su hija, vivía en el palacio. La joven es “expuesta” a la vista de todos en “una danza”. ¿Se ofrece al mejor postor?

La causa mayor del desprecio a la vida humana, está en el alejamiento de Dios de manera individual, familiar y social. En la actualidad, ni siquiera se enseña civismo en las primarias, ni ética a nivel medio superior, ni mucho menos moral. Los hijos son expuestos a los “novios” o “novias” de sus papás, a ellos no les corresponde el reconocimiento de su dignidad y en muchas ocasiones su único refugio es la calle. Realmente todo esto está en contraposición del esfuerzo de los esposos que a pesar de las dificultades que se les presentan, procuran tener un hogar cristiano.

Actualmente: secuestros, extorciones, asesinatos, descabezados, son situaciones no aisladas, sino cada vez más frecuentes. Ellas aumentan debido a la impunidad y en ocasiones bajo el cobijo de autoridades venales. Como quiera, quienes realizan, estos y otros ilícitos, lo hacen en medio de una orgía de poder y de dominio que intenta someter a la sociedad y genera infinidad de víctimas inocentes, como es el caso de Juan Bautista. Hoy, incluso algunos de estos crímenes generan varias víctimas a la vez y son cometidos en medio de fiestas familiares, restoranes y centros nocturnos, afectando también estadios deportivos.

La página cruenta del Evangelio que hoy meditamos, es una constatación de lo que el hombre es capaz de hacer, cuando vive alejado del influjo de Dios y que en búsqueda de todo tipo de placeres, actúa irracionalmente. Es una expresión de la “cultura de la muerte”, en contraposición de la “cultura de la vida.”
Mientras que un grupo de personas: Herodes, su mujer, su hijastra, la corte, viven encerrados en el egoísmo y los placeres, sin encontrar felicidad; Juan Bautista, aunque preso físicamente: es libre, porque ama, porque tiene fe, porque espera. Ante la “maldad humana” destaca la “bondad humana” de quien tiene su corazón abierto a Dios. Juan es veraz, es libre. Juan ama y con su palabra y rectitud es testigo de la Vida Nueva y Eterna que ofrece Cristo.

Otro grupo de personajes son los discípulos de Juan Bautista que al enterarse de su martirio, recogen su cadáver y lo entierran. No se señala que ellos se hayan acobardado o levantado en armas, se sabe que siguieron a Jesús.

Aparentemente, en la muerte de Juan, vence el mal, pero no es así, el paso del tiempo lo demuestra. El asesinato de Juan Bautista no lleva a sus discípulos a la violencia, a la tristeza, al miedo o a la angustia. La respuesta de ellos no es como la de los que no tienen fe. El acto tan cruel, cometido contra un inocente, podría haber justificado un levantamiento civil en contra las autoridades injustas. Ellos no responderán al mal con el mal, no se sumarán a la escalada de violencia; ellos no caerán en el miedo o en el resentimiento. Ellos, libres interiormente, en el amor y el perdón, seguirán construyendo el Reino de Dios en medio de los hombres, haciendo realidad en su entorno lo que podría parecer una ilusión o utopía. El martirio de Juan no sólo lo hace testigo a él, de la presencia de Dios en medio de los hombres, fortalece también la decisión de sus seguidores y discípulos de ser, también ellos, testigos de la paz y del perdón. Muerto Juan Bautista, comprenderán mejor sus palabras, ahora seguirán a Jesucristo, el Cordero de Dios.

ORAR: Señor, ante la situación que vivimos en nuestro país, te pido que no permitas que el miedo, el temor o el odio entren en mi corazón o en mi familia. Te pido por la conversión de los causantes de tantos crímenes, el consuelo para los familiares y amigos de las víctimas de la violencia, y la Vida Eterna para quienes han muerto a causa de ella. Sobre todo te pido que como individuos y sociedad, volvamos a la escucha de tu Palabra para hacerla vida y así transformar la deshumanización que estamos viviendo, en un proceso de conversión que nos ayude a retomar el camino de la solidaridad humana que nos lleve a Ti. Señor dame valor para que siguiéndote a Ti, junto con mi familia, venza el mal haciendo el bien, para que donde haya odio lleve yo tu amor, donde haya injuria tu perdón, Señor. Santa María de Guadalupe, salva nuestra Patria y conserva nuestra fe.

CONTEMPLAR: Nadie puede negar la responsabilidad que tienen los participantes directos en estas acciones violentas, pidamos por su conversión. Sin embargo, también tenemos que reconocer que ante las situaciones que vivimos, grave responsabilidad tienen los gobernantes, legisladores, comunicadores y educadores, que de diversas maneras han ido fomentando la violencia, la corrupción y la mentira, promoviendo además el rechazo a Dios en los asuntos de la vida pública y diaria, pretendiendo desconocer y rechazar los valores del Evangelio, que promueven el bien común y que en cuanto valores religiosos, son valores eminentemente humanos. En el momento de elegir representantes públicos, conozcamos sus plataformas políticas y exijámosles que cumplan con sus promesas y actúen con rectitud. Vigilemos para que tanto los educadores como los comunicadores cumplan con su tarea de difundir la verdad.

Grave responsabilidad tienen también los padres de familia que no educan a sus hijos en la fe, ni con palabras ni con el ejemplo, pues en ocasiones, al hijo se le trata con violencia y ya no se le ve como a la persona que hay que amar, cuidar y acompañar en su educación, sino como “alguien” que sale muy caro sostener o a quien se cosifica considerándolo como “algo no deseado” y por lo mismo, su padre lo desconoce o rechaza, abandonándolo junto con su madre; , o ambos, padre y madre, divorciándose, dejando a los hijos al garete o en ocasiones, incluso abortándolos. Procuremos fortalecer nuestras familias cristianas, implementemos y participemos en una auténtica pastoral familiar.

Grave responsabilidad tenemos los católicos cuando nos acostumbramos y nos acomodamos a las ideologías que aparentemente son “modernas” y de “avanzada” ante las cuales “la Iglesia” o “no tiene nada que decir” o “debería de adecuarse a ellas”. Seamos radicales en el seguimiento a Jesucristo, “no nos apeguemos a los criterios del mundo” (cf. Rm 12,2)

Como creyentes: ante la violencia hagamos una revisión de nuestras vidas y de nuestra responsabilidad. No nos quedemos sin hacer nada, pero ante estos delitos no respondamos con miedo o violencia; ante la mentira, respondamos con paz, ante la mentira con la verdad, ante el odio con el amor, ante la injuria con el perdón, ante la división con la fraternidad, ante el miedo con valor, ante el alejamiento de Dios, con la fe en Jesucristo nuestro Señor.

ACTUAR: Hoy, pondré atención a los sentimientos que llevo en mi corazón en relación a la violencia que hay en nuestro país. Si me doy cuenta que son de tristeza, miedo, angustia, odio o depresión, los rechazaré. Me fortaleceré en la convicción de que tengo que poner más mi atención en el amor de Jesucristo y dejaré que Él me dé su paz, para seguir trabajando en la construcción de su Reino de amor, de justicia y de paz. También pondré atención a la reacción de aquellos que están a mi alrededor. Sus sentimientos ante lo que ocurre, son una oportunidad para acercarlos a Dios y animarlos para que juntos trabajemos para hacer este mundo mejor. Urge que Cristo Reine (1Cor 15,25).

+ Ante la violencia hagamos una revisión de nuestras vidas y de nuestra responsabilidad
+ Seamos radicales en el seguimiento a Jesucristo, “no nos apeguemos a los criterios del mundo” (cf. Rm 12,2)
+ Procuremos fortalecer nuestras familias cristianas, implementemos y participemos en una auténtica pastoral familiar.
+ En el momento de elegir representantes públicos, conozcamos sus plataformas políticas y exijámosles que cumplan con sus promesas y actúen con rectitud. Vigilemos para que tanto los educadores como los comunicadores, cumplan con su tarea de difundir la verdad.
+ Pidamos por la conversión de los delincuentes.
+ Urge que Cristo Reine (1Cor 15,25), trabajemos por la extensión de su reinado de paz, de justicia y de amor.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar.
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Del santo Evangelio según san Marcos (6,17-29):  En aquel tiempo, Herodes había mandado aprender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.

El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.» Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.» Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?». La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.» Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»

El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

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