11-09-27. MARTES XXVI
Lc 9, 51-56.
HAZME UN INSTRUMENTO DE TU PAZ
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
VER | Cuando nos sentimos rechazados o atacados por otros, nuestra primera reacción es defendernos e incluso, si es posible propiciar más daño del que se nos podría haber producido, para manifestar que somos más poderosos. |
JUZGAR | El Señor Jesucristo, aun en vida, no fue bien recibido por todos. Ante esta situación, sus discípulos pretenden manifestar poder, destruyéndolos con “fuego bajado del cielo”. Jesús les reprende, porque ese no es el proceder que predica, sino el de la paciencia, el perdón y el amor. |
ACTUAR | Revisaré mi proceder para reflexionar sobre cómo reacciono cuando me siento agredido u ofendido y procuraré actuar en conformidad con las enseñanzas de Jesucristo. |
Evangelio: Lucas 9, 51-56: Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le preguntaron: «Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?» Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. Después se fueron a otra aldea.
LEER. Jesús es rechazado por una población que no lo quiere recibir, dos de sus discípulos, que después serán sus apóstoles y que son conocidos como “los hijos del trueno”, quizá por su espíritu belicoso, porque andan con Jesús, le preguntan a Jesús que si Él quiere que “hagan bajar fuego del cielo para que acabe con los habitantes de esa población. Jesús les reprende y van a otra población.
MEDITAR: Jesús muestra su capacidad de amar y de adaptarse a las circunstancias. Él no impone su presencia a nadie, si alguien no lo recibe, no se da por ofendido, simplemente busca otra opción, en este caso, irá a otra población. ¿De forma similar actúas tú cuando alguien te rechaza?
En ocasiones, podemos aguantar que nos insulten, pero que no nos hablen mal de Dios, de Jesús, de la Virgen, de la Iglesia o cualquier otro tema referente a la religión, porque inmediatamente nos sale el ser “hijos del trueno”, para atacar e insultar y si es posible destruir al otro y todo “en defensa de nuestra fe”. ¿Este tipo de comportamiento lo aprobaría Jesús? Según el texto que acabamos de leer, la respuesta es no.
No significa que nos tengamos que quedar callados, pero sí que demos testimonio de paciencia. Que en lugar de responder agresivamente o enojados (recuerda el que se enoja pierde), respondamos con razones y no con agresiones. Que respondamos con el perdón y no con insultos.
El poder que Jesús aporta a los discípulos no es “el trueno”, las armas, los insultos, la violencia, sino el de la verdad, de la justicia, del diálogo, del perdón, del amor.
Jesús reprende hoy a sus discípulos, con el tiempo serán sus apóstoles, predicarán el Evangelio, serán rechazados y perseguidos, y habiendo aprendido la lección, ya no pretenderán hacer “caer fuego del cielo” sino que con su vida darán testimonio del perdón y del amor de Dios.
ORAR: Señor, Jesús, perdóname por todas las veces que incluso en tu nombre he maltratado a mis hermanos. Dame tu amor y tu paciencia para entender que responder con mal al mal, con odio al odio y a la violencia con violencia, no es ser diferente a los demás ni mucho menos cristiano. Derrama tu Espíritu en mi corazón para que perdone y ante toda agresión, más que responder primariamente guiado por mis impulsos, sea tu paz la que guíe mis palabras y mis acciones para restablecer la verdad y la justicia en toda relación fracturada por el padre de la mentira.
CONTEMPLAR: Revisaré mi forma de proceder ante quienes me agraden o persiguen: ¿les guardo odio para siempre?, ¿les respondo de igual manera o con mayor agresividad? ¿me “la guardo” para cuando pueda vengarme?
ACTUAR: Procuraré ser más mensurado en la expresión de mis ideas y en lugar de provocar o caer en provocaciones, procuraré sembrar la paz de Dios en los ambientes donde desarrollo mi vida. “Hazme un instrumento de tu paz, donde haya odio lleve yo tu paz, donde haya odio, lleve yo tu amor, donde haya injuria tu perdón Señor. Hazme un instrumento de tu paz” San Francisco.
Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. Madre María Inés Teresa Arias.
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Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar.
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.
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