11-11-20. Domingo 34ª
JESÚS ES REY
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
Evangelio: Mateo 25, 31-46: En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante Él todas las naciones, y Él apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el Rey a los de su derecha. “Vengan, benditos de mi padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme”. Los justos le contestarán entonces: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?” Y el Rey les dirá: “Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, Conmigo lo hicieron”.
Entonces dirá también a los de la izquierda: “Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron”. Entonces ellos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?” Y él les replicará: “Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquéllos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la Vida Eterna”».
I.- ENSEÑANZA BREVE: En una ocasión a Madre Teresa de Calcuta, una de sus novicias le comentó que le costaba mucho trabajo dejar de contemplar y adorar a Jesús Eucaristía, cuando la llamaban para atender a un enfermo de su asilo. Madre Teresa le comentó que le pidiera a Jesús, real y verdaderamente presente en la Hostia Consagrada, que le concediera la Gracia de reconocerlo y amarlo en la persona a quien servía. Dijo la Madre Teresa que tiempo después, al regresar a esa casa de las Misioneras de la Caridad, la misma religiosa se le acercó sonriente, con una cara radiante, diciéndole: “Madre, ya he podido ver a Jesús en el pobre, ya no me cuesta dejar de adorarlo en la Eucaristía, ya lo puedo adorar todo el tiempo, de manera continua, así paso de la contemplación a la acción y de la acción a la contemplación”.
La realidad de que Dios se hace hombre nos coloca en la posibilidad de amarlo y servirlo en el hermano. En el mundo ninguna institución hace tanto por los demás como la Iglesia Católica, tanto en acciones asistenciales de salud hacia huérfanos, ancianos y discapacitados, así como educativas y en otros campos de servicio social. Sin embargo, los católicos no somos trabajadores asistenciales, somos cristianos, hombres y mujeres de fe, que amamos a Dios en el hermano.
A Dios a Quien no vemos, lo amamos y servimos en el hermano, motivados y sostenidos por la adoración a Jesús Sacramento. Contemplar a Jesús Eucaristía, en la Hostia Consagrada, no sólo nos impulsa a buscarlo y encontrarlo en el prójimo, sino que nos alegra, motiva y santifica, al reconocer la presencia de Dios en nuestro corazón. La Adoración Eucarística, nos recuerda que Jesús es Rey, que Él ha de reinar en nosotros y que a Él lo hemos de servir en el prójimo.
II.- VER - JUZGAR -ACTUAR
VER | Diariamente ocurren muchas injusticias, insultos, golpes, extorciones, secuestros, asesinatos. De ello nos enteramos a través de los medios de comunicación. El mal es noticia, el mal hace mucho ruido. Diariamente también y en mayor número, hay quienes por amor a Cristo atienden al menesteroso y desvalido, quienes comparten lo suyo, educan, acarician, dan su vida por el prójimo. El bien en el mundo es mayor que el mal. El bien no hace ruido y no es noticia, pero ahí está, realizado por personas concretas, como tú y como yo. Ciertamente entre todos los que hacen el bien, destacan aquellos que, no de manera ocasional sino como un reto diario y permanente, se enfrentan a su propia limitación y por amor a Dios, se ponen al servicio de los demás. | |
JUZGAR | Jesús es Rey. En la parábola de este día, el Señor Jesús nos invita a tomar conciencia del bien que podemos hacer y del descuido en que vivimos al no actuar, bien y mejor, poniéndonos al servicio de los demás. Considerar la repercusión de nuestras acciones de hoy, en nuestra vida futura, ha de motivarnos para ser mejores cada día. Ciertamente, nos tiene que animar el Cielo, pero lo que nos ha de poner en movimiento, diariamente y a cada instante, es el amor a Dios y al prójimo. Para ello, siempre será importante reconocer la presencia de Dios en nuestro corazón. Es, en nuestro interior, donde debemos mantener el diálogo con Dios, que vive en nosotros y sale al encuentro del hermano. Nadie da lo que no tiene, por eso es necesario constantemente reavivar la llama del amor de Dios en nuestro corazón, disfrutar de la presencia de Jesús en nosotros mismos, para salir a buscarlo y encontrarlo en los demás. Dado que Dios es Rey, yo puedo actualizar su reinado en mi corazón, desde hoy, de tal manera que amando a tan excelente Rey, yo disfrute el ser amado por Él y corresponderle, amándolo, no hasta que me muera, sino desde esta vida. Así, el gozo de contemplar a Dios, mi Rey, y experimentar su amor, no será hasta que ocurra mi muerte, sino ya desde esta vida. Por eso, qué mejor manera de demostrar que lo amo, que amarlo y servirlo en los demás. | |
ORAR | Hoy Señor Jesús, te digo que quiero reconocer tu presencia en mi vida, para amarte y servirte en los demás. Al igual que la Madre María Inés Teresa, misionera mexicana sin fronteras, que será beatificada el 21 de abril del 2012, te digo: “¡Haz de mí lo que quieras!, más déjame vivir y morir en tu amante corazón, para que ahí se caldee el mío y pueda a mi vez calentar a las almas que se acerquen a mí”. Señor Jesús, Tú eres nuestro Rey. Santa María de Guadalupe, Tú eres nuestra Reina. Sagrados Corazones de Jesús y Santa María de Guadalupe, reinen por siempre en mi corazón, en mi familia, en mi Patria y en el mundo entero. Amén. | |
ACTUAR | Movido por la fe, procuraré reconocer, en mi corazón la presencia de mi Dios y Rey, y disfrutando de su amor, procuraré servirlo en los demás. |
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)
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