miércoles, 23 de noviembre de 2011

Meditación del 22 de noviembre del 2011

11-11-22. Martes 34ª

CONFIANDO EN EL AMOR DE DIOS

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 21, 5-11: En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: «Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando; todo será destruido». Entonces le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto?, y ¿cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?» Él les respondió: «Cuídense de que nadie los engañe; porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: “Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado”. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el final». Luego les dijo: «Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles».

I.- ENSEÑANZA BREVE: Todos conocemos la fábula del pastorcito que por hacerse notar, en varias ocasiones llamó a los de su casa diciéndoles que venía el lobo y cuando acudía a ayudarlo, él se reía de ellos diciéndoles que todo era una broma. Lo grave fue cuando en realidad vino el lobo y aunque él les llamó, ya nadie le hizo caso.
Así nos puede pasar ante la proliferación de supuestos videntes y de sectas que anuncian desastres, de agoreros esotéricos que anuncia el fin del mundo o medios de comunicación social que difunden supuestas predicciones con tal de tener “raiting” y poder comercializar sus “tiempo aire”.
El Señor Jesús no es así, Él nos invita a no dejarnos engañar, a conocer y experimentar su amor y a mantenernos siempre en su presencia, para vivir cada día confiando en Dios.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
Si, como dice el poeta, “todo pasa, nada queda”, en ¿qué poner mi esperanza? Al paso de los siglos podemos contemplar los vestigios de antiguas civilizaciones, en unos años, nuestra civilización también será historia y sólo quedarán vestigios. ¿Valdrá la pena poner nuestra esperanza en lo que pasa? Porque siendo realistas, también nosotros un día seremos historia, habremos dejado este mundo y nuestro nombre podrá estar o no en los libros de la historia. ¿Valdrá la pena tanto afán?
Ante estas realidades no es extraño que algunos digan: “Aprovechemos este tiempo, porque no sabemos qué es lo que pasará cuando muramos”. Para otros, la vida del más allá, será un constante regresar.

JUZGAR
Los que creemos en Cristo, los que conocemos lo que ha pasado con los santos, este tipo de pensamientos y otras ideas que pululan, no son válidos. Nosotros SÍ SABEMOS que es lo que pasará. Nosotros sabemos que un día moriremos y también sabemos que estamos llamados a resucitar, es decir, a vivir plenamente en Dios, gozando de su presencia, viviendo en su amor. Por eso, también sabemos, que no es necesario esperarnos a morir para gozar de la presencia de Dios. Ciertamente, al morir gozaremos plenamente de su presencia, pero en espera de ese futuro, hoy, cada día, porque sabemos que Él nos ama, vivimos confiando en Dios.
La muerte siempre será un misterio, sin embargo en Jesucristo, tenemos la luz, que le da sentido a nuestro vivir y a nuestro morir también. “Si con Él morimos, con Él vivimos”, dice un canto. Por eso y motivados por la fe y el amor, nuestra esperanza es llegar a disfrutar de la presencia plena de Dios, pero nuestra espera, no es pasiva ni mucho menos con temor, sino con la confianza de que, Quien nos ha creado es nuestro Padre Dios; que hemos sido redimidos por la muerte y resurrección de su Hijo, Quien es nuestro hermano y Salvador, y que, Ambos, nos envían al Espíritu Santo, que nos da: Vida Nueva, como anticipo de la Vida Eterna, que un día gozaremos.
Tener esta certeza y experimentar en nuestro corazón, el amor de Dios, es lo que hace que podamos vivir seguros, a pesar de nuestros errores y pecados, a pesar de la maldad de quienes asesinan y secuestran, a pesar de los altibajos de la economía mundial, nacional o familiar, a pesar de los desastres naturales.
Cuando tenemos a Dios en nuestro corazón, el miedo no es el que nos lleva a tomar decisiones. De hecho cuando actuamos por miedo, seguro que nos equivocamos, pues actuamos agresivamente, tratando de defendernos de un peligro, como un mecanismo de defensa.
En el amor no existe el miedo y por lo mismo tenemos paz y serenidad, por eso cuando Dios está en nuestro corazón, podemos razonar y pensar serenamente, para discernir y tomar decisiones en libertad y no guiados por sentimientos de miedo, de angustia o de defensa.
Nosotros sabemos dónde buscar y encontrar a Jesús, pues se ha quedado en la Hostia Consagrada, se ha quedado en la Iglesia, en cada familia y cada corazón, como el tuyo y como el mío, para desde ahí darnos su paz, de tal manera que vivamos confiando en el amor de Dios.
ORAR
Señor, Jesús, tú sabes que aunque digo confiar en Ti, dejándome guiar por mi ignorancia he sido crédulo ante cualquier “charlatán”, “vidente” o “profeta” que en tu nombre anuncia supuestos desastres o el fin del mundo y con ellos, he caído en prácticas supersticiosas. Sabes también que en otras muchas ocasiones, guiado por mi miedo he actuado violenta y tontamente contra los demás. Hoy te pido perdón. Hoy te digo que quiero reconocer que Tú me hablas a través del Papa, los Obispos y los sacerdotes, que viven en plenitud de unión en la iglesia Católica. Libérame Señor de “mis creencias” y ayúdame a vivir confiando siempre en Ti, deseoso de conocer más tus enseñanzas a través de la Biblia, del Catecismo de la Iglesia Católica y del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, en vez de documentos de “iluminados”.
ACTUAR
Hoy procuraré conocer las enseñanzas del Papa a través de www.vatican.va, de noticias de la Iglesia a través de www.zenit.org, www.aciprensa.com, documentación en eclesial catholic.net o blogs  católicos www.pedroagustinrivera.blogspot.com

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

No hay comentarios:

Publicar un comentario