EN NAVIDAD ENCONTRAMOS LA TERNURA Y EL AMOR DE DIOS
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
Evangelio: Juan 1,1-18: En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: "Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo." "Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]
I.- ENSEÑANZA BREVE: El nacimiento de un hijo en el seno de una familia, llena a todos de alegría. Después de nueves meses, se tiene entre los brazos a quien con tanto amor se ha esperado. Es el tiempo para que disfrute de su cuna, su ropa, su habitación. Es el tiempo de conocerlo y disfrutar cada detalle con el que nos irá asombrando y alegrando nuestra vida. Insertado en el seno familiar ahora crecerá y nos ayudará a crecer.
De igual manera ha de ocurrir con la Navidad: con el Adviento, la corona, las posadas, el nacimiento, el arbolito, los regalos, la cena, las buenas obras, la confesión, la oración, nuestra participación en la Misa y muchos detalles más hemos preparado el Nacimiento de Jesús. No todo termina con el festejo de anoche, ese fue apenas el inicio. Ahora inicia el tiempo en que tenemos que aprender a oír su voz, a disfrutar su presencia, a dejar que nos asombre con los detalles que todos los días tiene para nosotros. El tiempo de preparación fue eso, una preparación, ahora es el tiempo de dejarlo crecer en nuestro corazón para que crezcamos con Él y hagamos crecer en su amor a nuestra familia y al mundo entero.
II.- VER - JUZGAR – ORAR - ACTUAR
VER | Millones de personas no conocen a Jesús, una gran mayoría de ellas celebra la Navidad, les atrae la luz y la alegría que conlleva esta celebración. Al no tener fe, disfrutan lo exterior, sin llegar al meollo del acontecimiento. Siendo bueno el motivo de su alegría sin embargo no lo aprecian, ni entienden su sentido y por lo mismo, para muchos solo es una oportunidad, de una fiesta más, que termina en alcohol, droga y desenfreno, tristes o alegres momentos, en espera de los otros más que van a venir. | |
JUZGAR | La Navidad es la fiesta de la Buena Nueva. Dios nos ama y se hace hombre. Une lo infinito de Su Ser, con lo finito del nuestro. “La Navidad… no es un simple aniversario del nacimiento de Jesús; es también esto, pero es más aún, es celebrar un Misterio que ha marcado y continua marcando la historia del hombre –Dios mismo ha venido a habitar en medio de nosotros (cfr. Jn. 1,14), se ha hecho uno de nosotros--; un Misterio que conmueve nuestra fe y nuestra existencia; un Misterio que vivimos concretamente en las celebraciones litúrgicas, en particular en la Santa Misa” (BENEDICTO XVI. 21-dic-2011). “En Navidad encontramos la ternura y el amor de Dios que se inclina sobre nuestros límites, sobre nuestras debilidades, sobre nuestros pecados y se abaja hasta nosotros. San Pablo afirma que Jesucristo “siendo de condición divina... se despojó de sí mismo, tomando la condición de esclavo, asumiendo semejanza humana” (Fil. 2,6-7) (Ibid). “El Hijo de Dios nace aún “hoy”, Dios está verdaderamente cercano a cada uno de nosotros y quiere encontrarnos, quiere llevarnos a Él. Es Él la verdadera luz, que elimina y disuelve las tinieblas que envuelven nuestra vida y a la humanidad. Vivamos la Navidad del Señor contemplando el camino del inmenso amor de Dios que nos ha elevado hacia Sí a través del Misterio de la Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección de su Hijo, porque –como afirma san Agustín- “en (Cristo) la divinidad del Unigénito se ha hecho partícipe de nuestra mortalidad, a fin de que podamos participar de su inmortalidad” (Epístola 187,6,20: PL33,839-840). Sobre todo contemplemos y vivamos este Misterio en la celebración de la Eucaristía, centro de la Santa Navidad; allí se hace presente Jesús de modo real, verdadero Pan bajado del Cielo, verdadero Cordero sacrificado por nuestra salvación. | |
ORAR | Señor, la Navidad es la oportunidad para la humanidad de unirse plenamente a Ti, pero también es mi oportunidad personal. Te haces hombre para salvarnos a todos, pero también para salvarme a mí. Sé que soy indigno pero tu amor me hace confiadamente pedirte que vengas al establo que es mi corazón. Ilumina con tu presencia mi vida y ayúdame a ser cada día mejor, para irradiar la luz a quienes viven tristes por no tener la experiencia de tu amor. | |
ACTUAR | Como fruto de la vivencia de esta Navidad, procuraré ser más consciente de la presencia de dios en mi vida, fortaleceré la unión con Él a través de la oración y la vivencia de los sacramentos, particularmente el de la Reconciliación y el de la Eucaristía. |
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“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. Madre María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)
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