martes, 23 de agosto de 2011

Meditación del Evangelio del 20 de agosto del 2011


11-08-20. SÁBADO.
Mt 23, 1-12.
LIBRE EN EL AMOR DE DIOS.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. El Señor Jesús enseña a la gente y a sus discípulos. Mateo distingue dos modos de escuchar a Jesús, el de la “gente” que luego se irá y el del discípulo. El discípulo no solo lo escucha, sino que quiere aprender de Jesús y vivir de acuerdo a sus enseñanzas. La enseñanza de Jesús es novedosa. Dios no es para unos cuantos, es para todos. Dios no es solo para los “puros” es también para los pecadores. Dios a todos nos purifica, nos quiere felices, nos hace santos.

Los fariseos y los escribas, se sentían “maestros”, poseedores de la “verdad de Dios”, lo que además les daba “un status” que les hacía sentirse superiores a los demás. Ellos eran los “buenos” porque cumplían la “ley de Dios”, sin embargo, en su error ensoberbecido, no se daban cuenta que cerraban su corazón a Dios.
Con sus actitudes, se auto-engañaban, porque más que estar cerca de Dios, estaban cerca de su soberbia y al ponerse como “maestros” cerraban a los demás la posibilidad de entrar en contacto con Dios.

Para ayudar al cambio de actitud de sus oyentes y para que se abrieran a la experiencia del auténtico amor de Dios, Jesús utilizará hipérboles e invitará a sus oyentes, a no dejarse llamar ni “maestro”, ni “padre”, ni “consejero”, e invitará a la sencillez de vida: “El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

Para que cada quien amplié sus reflexiones personales, al final aparece el texto bíblico.

MEDITAR: El Señor Jesús habla a gente y a sus discípulos. Jesús habla para todos. Unos no lo escuchaban, otros lo rechazaban; algunos sentían curiosidad por lo que decía, algunos procuraban hacer vida, lo que Él enseñaba; otros lo seguían y se hacían sus discípulos. De entre ellos, Jesús llamó a algunos para ser apóstoles (enviados). ¿Tú, en qué grupo estarías?

El Señor Jesús, inaugura un nuevo modo de enseñar. Lo común es que la gente acudiera donde estaba el “maestro”. Jesús sale en busca del discípulo. Él es el Maestro itinerante. A la casa del “maestro” no iban las mujeres. En el grupo de discípulos de Jesús, había mujeres. Al “maestro”, ni los pecadores, ni los enfermos ni las mujeres lo podían tocar. Jesús, no sólo se deja tocar, sino que Él mismo: toca, sana y perdona a todos, sean hombres o mujeres.

Las palabras, acciones y actitudes de los escribas y fariseos, hacen de “su forma de vivir”, no un medio de encuentro con Dios y con el hermano. Al despreciar al semejante, sintiéndose más que el otro, rompen, aún sin darse cuenta, la relación con Dios, que es Amor.

El Señor Jesús señala los errores de los fariseos, no para condenarlos, sino para invitarlos a salir de la esclavitud de “su forma de ser”, para que sean libres, abriendo su corazón al amor de Dios. Nos invita a ser sencillos para ser libres, felices y santos.

TEXTO BÍBLICO
FARISEOS
EL CRISTIANO
ha de ser
No hacen lo que dicen
Mienten
Veraz
Imponen cargas
Oprimen
Liberador
Lo que hacen es para que los vean
Ostentosos
Discreto
Ensanchan filacterias
Presumidos
Sencillo
Buscan primeros lugares
Dividen
Fraterno
Que los reverencien
Soberbios
Humildes

ORAR: Señor, Jesús, perdóname por las veces en que farisaicamente he criticado a mis hermanos. Te abro mi corazón para que me enseñes a amar, a ser humilde y a servir. Quiero ser libre, quiero ser feliz, quiero ser santo(a).

CONTEMPLAR: En muchos aspectos, realmente, los escribas y fariseos podían ser considerados “buenas personas” y “bien intencionadas” y no se daban cuenta de su error, pues ese era su estilo de vida. Quien vive así le importa mucho el presumir, el “qué dirán” y el criticar a los demás. Hay un adagio que dice “dime qué criticas y te diré de qué careces”. Fijarse en los defectos del otro y llamar la atención en ellos para que no se vean los propios, en psicología se llama “transferencia”.

Quién vive criticando a los demás, tiene una autoimagen muy pequeña, no se valora a sí mismo y considera que sólo será tomado en cuenta si habla mal de otro(a). Esa es una manera de ocultar sus errores o lo que considera que está mal en sí mismo(a). Es poner las rejas de su cárcel y así “protegerse de los demás” pues “se le tiene miedo a su estilo de criticar”. Una persona así, no soporta que le critiquen. Vive en su mundo de fantasía y como no es feliz, le molesta el que otros lo sean. Quien critica, tiene cerrado su corazón al amor de Dios.

ACTUAR: En mi esfuerzo por ser mejor, abriré mi corazón al amor de Dios y procuraré ser: veraz, discreto, sencillo y fraterno.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar

Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Del santo Evangelio según san Mateo (23,1-12): En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del Cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»

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