martes, 23 de agosto de 2011

Meditación del Evangelio del 21 de agosto del 2011


11-08-21. DOMINGO.
Mt 23, 1-12.

JESÚS, A TRAVÉS DE TI, QUIERE EDIFICAR LA IGLESIA

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

LEER. Jesús hace dos preguntas a sus discípulos. “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” y “¿quién dicen ustedes que soy Yo?, Pedro responde “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios Vivo”. Esta respuesta lleva a Jesús a decirle: “tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.

Para que cada quien amplíe sus reflexiones personales, al final aparece el texto bíblico.

MEDITAR: La escena es presentada en los Evangelios, después de que Jesús había orado. Se sitúa en Cesarea de Filipo, lugar donde nace el Rio Jordán. Jesús hace dos preguntas a sus discípulos.

La segunda pregunta de Jesús, es más personal. Ya no es “qué dicen los otros” sino “qué dicen ustedes” y para personalizarla y dirigirla a nosotros, -a ti y a mí-, la podemos entender como “qué dices tú”.

La respuesta a la primera pregunta es más general, implica un conocimiento intelectual. Pero Jesús quiere llegar al corazón de quienes le escuchan. Por eso la respuesta es más personal. Para ti, ¿Quién es Jesús? La respuesta implica conocimiento, experiencia de Jesús, requiere la fe: el reconocimiento de que Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre.

Esto es lo que afirma Pedro, cuando responde: eres el “Mesías” (hombre), eres el “Hijo de Dios Vivo” (Dios). La fe nos sitúa en el contexto de Quién es Jesús y por eso sus palabras tienen un significado muy particular, que va más allá de las meras palabras y de la acción humana. “Tú eres Pedro y sobre está “roca” edificaré mi Iglesia”.

La palabra iglesia significa: asamblea, convocados, comunidad de creyentes, convocados por Dios, a través de la fe.

La teología del Vaticano II nos enseña que todos los bautizados somos miembros de Iglesia (con mayúscula), y que también somos iglesia (con minúscula). Cada bautizado se identifica con la Iglesia, no la agota, pero en él está la Comunidad creyente, así como él está en Ella. Donde quiera que estemos e independientemente de lo que hagamos; podemos y debemos tener la convicción de que la Iglesia se hace presente por nuestro decir y actuar. Por lo mismo deberíamos sentirnos comprometidos en hacer presente a la Iglesia y con Ella, a Cristo en todos los instantes de nuestra vida.

La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo en el mundo, Cristo es nuestra cabeza y donde está el Cuerpo está la Cabeza. Por lo mismo, todos deberíamos tener conciencia de que a través de nosotros, Cristo se hace presente en el tiempo y en la historia. Mi historia personal es parte de la historia de la Iglesia y a través del bautismo, mi vida está engarzada con la de Jesús. Por el bautismo, la vida de la Gracia, el amor de Cristo, está insertado en mí.

Desde esta visión, cada uno podemos apropiarnos de las palabras que escuchó Pedro y llenarnos de gozo, pues desde esta realidad cada uno podemos decir. Jesús me llamó por mi nombre y me dijo N………. sobre ti edificaré mi iglesia.

La familia ha sido llamada “iglesia doméstica”, así también, cuando en el lugar de trabajo, de estudio, de diversión, o en los problemas económicos o relacionales o en la limitación física o en la enfermedad: con mis principios, valores y mi forma de actuar hago presente a Cristo, ayudo a que este mundo sea mejor, tenga fe y a que los valores del Reino, impregnen y mejoren la realidad que nos circunda.

Ser testigo de Cristo no es fácil, pero tampoco imposible. Cuando escucho y hago mías las palabras de Jesús, como dichas para mí, de manera personal “N… tu eres roca y sobre esta roca edificaré mi Iglesia”, si abro mi corazón a la acción del Espíritu Santo, Él me iluminará y fortalecerá para que donde quiera que esté, pueda hacer presente el amor de Dios, a Jesús y a la Iglesia, haciendo este mundo mejor.

ORAR: Señor, soy débil, pero agradecido(a) por tu llamado, sintiéndome parte de la Iglesia, quiero ser generoso(a) y movido por tu Gracia, quiero esforzarme en la tarea evangelizadora de la Iglesia, haciendo presente tu Palabra y amor, en las actividades diarias de mi vida.

CONTEMPLAR: Reconocerme “iglesia” debe sacarme de la pasividad en la que muchas veces vivo, al no responsabilizarme de la tarea de evangelizar y hacer este mundo mejor.

ACTUAR: Reflexionaré sobre el significado para mí, de que me apropiaré de las palabras de Jesús dichas a san Pedro “sobre ti edificaré mi Iglesia” y compartiré mi reflexión con familiares y amigos, procurando crear conciencia de la importancia de esta tarea y de la conveniencia de que nos unamos para que juntos hagamos presentes a la Iglesia en los ambientes donde realizamos la vida, comenzando por nuestra propia familia.

Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero. M. María Inés Teresa Arias.

Seguimos el esquema de la Lectio Divina: Leer, meditar, orar, contemplar y actuar
Leer, es escuchar la Palabra de Dios y ponerla en contexto.
Meditar es reflexionar sobre lo que el texto bíblico me dice.
Orar: Es responder a la Palabra, qué le digo a Dios: es petición, intercesión, agradecimiento, alabanza, etc.
Contemplar el reto de llegar a la conversión de la mente, del corazón y de la vida, según el Corazón de Cristo.
Actuar, es mi compromiso por hacer vida la Palabra de Dios.

Del santo Evangelio según san Mateo (16, 13-20): En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.» Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

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