11-11-06. Domingo 32ª
LOS NINIS CATÓLICOS
Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz
Evangelio: Mateo 25, 1-13: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a diez jóvenes que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras. Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó un grito: “¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!”. Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: “Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando”. Las previsoras les contestaron: “No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo”. Mientras aquellas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él les respondió: “Yo les aseguro que no las conozco”. Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora».
I.- ENSEÑANZA BREVE: En el tiempo en que di clases en la Universidad de Chapingo, un alumno que había sacado 5.6 en un examen parcial me pedía que le pusiera 6.0 de calificación, me decía que había reprobado por 4 décimas. Yo le comenté que no le subiría la calificación pues tenía otras oportunidades para superarse, pero también le pedí que saliera de su error, pues él no había ido a la Universidad a sacar “seises” sino “dieces” por lo que para aprobar requería de 4.4 puntos más.
Hay quienes se rigen por la ley del menor esfuerzo, hay quienes piensan que están en este mundo para medio sufrir, para medio gozar, para medio ser felices, para medio ganar la vida eterna, para ser siempre mediocres.
El plan de amor de Dios para cada uno de nosotros es que seamos plenamente felices, que seamos santos y por lo mismo nos reta a que cada día lo vivamos con profunda alegría poniendo lo mejor de nosotros mismos en cada cosa que hacemos, incluso, cuando tenemos que descansar.
II.- VER - JUZGAR -ACTUAR
VER | Las jóvenes del Evangelio bien pueden representar a muchas personas en el conjunto de la humanidad. Definitivamente son pocos los que tienen la conciencia de que esta vida pasa y que estamos llamados a la Vida Eterna y por lo mismo, realizan su vida de manera descuidada. Hoy quizá el caso más notorio son los llamados “ninis”: ni trabajan, ni estudian, ni proyectan su futuro. Sin embargo y desafortunadamente un gran sector de bautizados están en la misma situación, podríamos decir que son los “ninis católicos”, que ni van a Misa, ni leen la Biblia, ni se confiesan, ni hacen obras de misericordia, ni se esfuerzan en ser mejores cristianos. Son los “ninis” que se quedaron con la formación que recibieron para la Primera Comunión y que cuando se van a casar, piensan que eso de tener que asistir a pláticas matrimoniales y entregar los papeles para la boda religiosa son “las cosas por la que <luego la gente pierde la fe> o <no se quiere casar>”. |
JUZGAR | No te espantes si conoces a muchos “católicos ninis” o si eres o fuiste de ellos, lo importante es que dejes que tu lámpara (corazón) esté llena de aceite (amor de Jesús) e ilumine tu vida y con ella ilumines la vida de los demás. Los “ninis católicos” existen porque no han tenido la experiencia del trato personal con Dios que es Amor. Dios nos ha creado por amor y nos ha manifestado ese amor en Jesús, quien siendo Dios, ha dado su vida por nosotros para que tengamos “vida en abundancia”. De tal manera que cuando la “luz del amor de Dios” enciende nuestras vidas, desde nuestro corazón brota no sólo la alegría de vivir, sino sobre todo la felicidad de sabernos amados por Dios y por lo mismo la necesidad de compartir ese amor y esa felicidad con quienes nos rodean y con el mayor número posible de personas. Quien ha dejado que la llama del amor de Dios esté en su corazón, alimenta el fuego de la felicidad, con la participación de la Eucaristía y de la Reconciliación; con el estudio de la Sagrada Escritura y la oración; además, con las buenas obras que realiza dentro y fuera de la Iglesia, comunitaria o individualmente. Es decir, impregna con la alegría del Evangelio, su casa, su trabajo, su lugar de estudio o diversión, etc. Es un católico de tiempo completo, discípulo y misionero, que ha comprendido que la santidad es el alto grado de vida, al que todo bautizado debe aspirar y que esa santidad es consecuencia de una vida llena de felicidad interior, de servicio a los demás y de amor a Dios, por encima de todas las cosas. |
ORAR | Señor Jesús, me pongo en tu presencia, gracias porque el fuego de tu amor ha llegado a mi corazón, sé que aún me falta mucho, pero te pido que día a día, tu amor me sostenga y me aliente para ser mejor. Gracias por la paz que me das, gracias por los retos que me pones, gracias por tu compañía que me impulsa siempre a ser mejor y me ayuda a disfrutar la Vida Nueva que de Ti procede y a anhelar la Vida Eterna que con tu muerte y resurrección me concedes. |
ACTUAR | Tomando la decisión de ser mejor cada día, revisaré el interés que pongo “en las cosas de Dios” y en el servicio de los demás. Viviré las cualidades del discípulo y procuraré desarrollar las misionero, para llevar la alegría de la fe a los “ninis católicos” que conozco, invitándoles a que dejen que el amor de Jesús transforme su vida. |
“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)
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