lunes, 31 de octubre de 2011

Meditación del 28 de Octubre del 2011

11-10-24. viernes  SANTOS SIMÓN Y JUDAS
Lc 6, 12-16.

PUEDO DEJAR DE SER DEL MONTÓN.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 6, 12-16: Por aquellos días, Jesús se retiró a la montaña a orar y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el hijo de Alfeo, Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

I.- ENSEÑANZA BREVE: Las cosas buenas que nos suceden siempre deberíamos compartirlas con los que amamos, comenzando por la familia y siguiendo con los amigos. El breve texto que leímos nos habla de hermanos y amigos que siguen a Jesús. ¿Tú compartes la fe con tu familia? ¿Compartes tu experiencia de Dios con tus amigos? ¿Si no soy capaz de compartir lo más profundo que llevo en mi corazón, estaré realmente comunicándome? ¿Poner máscaras para que no se note que tengo fe, me hace libre o me aprisiona? ¿Ciertamente tendré que analizar por qué uso máscaras?, pero, ¿Seré más feliz si manifiesto con libertad lo mejor que llevo en mi interior? ¿Mis relaciones serán más auténticas, con mi familia y con mis amigos si les manifiesto que soy creyente? ¿Estará bien que me detenga por el qué dirán? La ventaja es que si me rechazan, por lo menos será porque fui honesto(a) conmigo mismo(a) y me he atrevido a ser una persona auténtica y a vivir con mayor intensidad, mi fe en Jesús, que me ama, me libera, me llama y me envía a compartir la experiencia del encuentro con Quien, me hace libre para expresarme como soy.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
En ocasiones con el pretexto de respetar “las creencias” de los demás hablamos de todo, menos de lo más importante, de nosotros mismos, de lo que llevamos dentro. Quien no se expresa libremente se acostumbra a vivir con temor e inseguridad. Apagada la propia voz interior, más fácilmente es presa de los condicionamientos del mundo, se olvida de su vida interior, vive más en el bullicio de fuera, experimenta un vacio interior al que poco a poco se acostumbra, hasta que llega un momento en que todo le da lo mismo, pues ha perdido el sentido de su vida. Es “uno más del montón”.
JUZGAR
La fe es el encuentro personal con Jesucristo, el único capaza de develar el misterio de Dios y del ser humano de una manera auténtica, en particular a aquellos que se encuentran con Él. El proceso de vida de los apóstoles y de los santos, es un ejemplo. El inicio de su vida es como el de cualquier otra persona, sin embargo sus rasgos personales se van perfilando con mayor agudeza, al grado que poco a poco , liberándose de condicionamientos, se manifiestan con una fuerza interior que no sólo los cambia a ellos, sino también a quienes están a su alrededor. Son tan auténticos y originales, que siendo ellos mismos, son al mismo tiempo, manifestación del amor de Dios entre los hombres. Así tenemos a san Juan Diego, a san Francisco, a santa Clara, a santa Faustina y a muchos más, a quienes la iglesia reconoce como beatos y santos.
ACTUAR
Si el encuentro de Jesús, ha cambiado la vida de tantas personas y las ha hecho plenamente felices, para mí hay una esperanza: Yo también “puedo dejar de ser del montón”, yo también puedo ser plenamente feliz. Madre Teresa de Calcuta, se encontró con Jesús, no tenía ni dinero ni fama, lo que tenía era un gran corazón para amar. Santa Mónica, se encontró con Jesús, y de ser una mamá como muchas mujeres, pasó a ser santa y madre de otro santo: San Agustín. Genoveva Torres, lisiada, se encontró a Jesús y tuvo fuerzas para siempre servir a los demás. San Manuel Morales, padre de familia, se encontró con Jesús, su vida fue plena en Cristo. José Luis Sánchez del Rio, no tenía ni catorce años cuando recibió la palma del Martirio, gritando con todas sus fuerzas ¡Viva Cristo Rey! Si quiero, yo también me puedo encontrar con Cristo, yo también puedo ser feliz, “yo puedo dejar de ser montón”.

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“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

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