lunes, 31 de octubre de 2011

Meditación del 30 de Octubre del 2011

11-10-30. Domingo 31ª
Mt 23, 1-12.

SENCILLOS Y HUMILDES.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio. Mateo 23, 1-12: En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover. Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame “maestros”. Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen “maestros”, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen “padre”, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial. No se dejen llamar “guías”, porque el guía de ustedes es solamente Cristo. Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido».

I.- ENSEÑANZA BREVE: El servicio dignifica al hombre y todo trabajo honesto es valioso porque lo realiza un ser humano. Quizá en muchas ocasiones no valoramos el trabajo del barrendero de la calle, del que limpia los zapatos, del mesero en los restaurantes, de la persona que ayuda al aseo de la casa. Pensamos que porque se les paga un sueldo, ellos deben aceptar no ser tomados en cuenta o incluso maltratados. Sin embargo, estos oficios y muchos otros más, para quienes los hacen con fe, dan la oportunidad de hacer presente a Cristo en el mundo, “Quien no vino a ser servido sino a servir”. ¿Amo a Jesús en mi madre, mi esposa, mi hermana, que diariamente realizan las tareas del hogar? ¿Soy capaz de valorar su trabajo? ¿Tengo conciencia de que aún cuando hago un trabajo sencillo, tengo la oportunidad de hacer presente a Cristo en mi corazón y en el corazón de los demás?

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
No es malo llamar la atención y destacarse dentro de un grupo humano, incluso es conveniente que cada uno sea reconocido por las obras buenas que realiza. Lo graves es el afán desmedido de ser tomado en cuenta por encima de los demás, no reconociendo “la igualdad” con el otro. Cayendo en el error de no ser coherente, viviendo en el autoengaño y “guardando las apariencias”. Quien así se comporta, por su soberbia, no es feliz ni deja que otros lo sean.
JUZGAR
El valor de cada uno de nosotros, no está en lo que tenemos, decimos o hacemos, sino en que somos personas y por lo mismo “únicos e irrepetibles”. Además, en cuanto bautizados, somos hijos de Dios. Ser sencillos y humildes es un gran don, porque nos permite valorarnos en función a lo esencial de la vida: Dios, el existir, el amar, el estar llamados a la Vida Eterna.
Quien sanamente se ama a sí mismo, no necesita del reconocimiento de otros e incluso, es capaz de hacer sentir bien a los demás al reconocer y destacar las virtudes que en ellos encuentra. Eso es amar, eso es ser libre, eso es ser humilde. Eso es vivir en el amor de Dios y construir su Reino entre los hombres.
Jesucristo, el Rey de reyes, el Señor de Señores, teniendo todos los atributos para ser “súper” valorado, se hizo uno con nosotros y nos manifestó su amor. Su amor le hizo hacerse servidor de los demás. “Yo no he venido a ser servido, sino a servir”.
ORAR
¿Cuántas veces Señor, me he sentido mal, porque he pensado que nadie me toma en cuenta o me valora adecuadamente? ¿A cuántos he ofendido con mi soberbia? Pero con los ojos del alma te veo Señor y experimento la grandeza de tu amor por mí. Dame tu perdón Señor y lléname de tu amor, que eso me basta. En tu nombre Jesús, quiero ser humilde y servidor de los demás.
ACTUAR
A lo largo del día, en diálogo interior de amor con Dios, en el nombre de Jesús, procuraré realizar mis actividades y servir a mis hermanos, sin buscar ninguna otra recompensa, más, que todos lo conozcan y lo amén.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

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