lunes, 31 de octubre de 2011

Meditación del 29 de Octubre del 2011

11-10-29. sábado 30ª
Lc 14, 1. 7-11.

NO TENGO QUE COMPETIR CON DIOS.

Mons. Pedro Agustín Rivera Díaz

Evangelio: Lucas 14, 1. 7-11: Un sábado entró Jesús en casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, y ellos estaban espiándolo. Mirando que los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola: «Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya otro invitado más importante que tú; y el que los invitó a los dos venga a decirte: “Déjale el lugar a éste”, y entonces tengas que ir todo avergonzado a ocupar el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, siéntate en el último puesto; así, cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, acércate a la cabecera”. Entonces te verás honrado ante todos los convidados. Porque todo el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido».

I.- ENSEÑANZA BREVE: A un amigo, a pesar de ser un ejecutivo de éxito, su jefe le llamó en una ocasión, para decirle todos los defectos que veía en él y de tonto no lo bajaba. Una vez que terminó de decirle “todo lo malo que llevaba dentro”, al ver la serenidad de mi amigo, le preguntó, “triunfador y desafiante”: “Y tú, no me dices nada sobre lo que opino de ti”. Mi amigo, que nunca perdió la calma, simplemente le respondió: “Bien he escuchado la opinión que usted tiene de mí, pero sobre mí yo tengo una mejor opinión”. Tranquilamente salió de aquella oficina y continuó con su trabajo. En poco tiempo su jefe fue despedido, por la mala relación que tenía con los demás, a causa de su autoritarismo y su poca autoestima. No eran los subordinados los que estaban mal, era él, quien guardaba envidia en su corazón y aunque decía que los demás eran los que estaban mal, lo que ocurría es que él, no tenía buena opinión sobre sí mismo y falto de objetividad le dolían las cualidades y los éxitos de los demás. Soy humilde, cuando en Dios, me reconozco y amo como soy y cuando reconozco y amo a los demás como son.

II.- VER - JUZGAR  -ACTUAR
VER
Mucha gente vive triste y de pleito con los demás porque piensa que no le dan su lugar y algunos llegan a enfermarse con actitudes paranoicas, de celotipia y de envidia. No se conocen a sí mismos, no se aceptan como son, sus metas son muy altas e irrealizables para ellos, y esto, no siempre porque no tengan capacidad, sino porque emocionalmente están bloqueados para alcanzar el éxito. Tienen ansia de ser reconocidos y caen en actitudes autodestructivas, si no cuentan con el reconocimiento de los demás. Es el caso notorio de algunos artistas que teniendo todo terminan destruyendo su vida presas del alcohol o de las drogas y viven de escándalo en escándalo, hasta que terminan con su vida. Algunos incluso suicidándose.
JUZGAR
Ciertamente todos tenemos necesidad de ser reconocidos y cuando suponemos que esto no ocurre, perdemos la paz. El mismo término de “reconocimiento” implica la relación con otro. Tenemos necesidad de ser amados y buscamos el reconocimiento de los demás y por lo mismo queremos destacar ocupando los primeros lugares, sin darnos cuenta que por el hecho de ser, creaturas de Dios, únicos e irrepetibles, somos reconocidos (amados) por Él. Con Dios, no tenemos que competir, simplemente nos tenemos que dejar amar. Él nos conoce y nos ama, nos acepta como somos y nos reta para que seamos mejores, pero no con un ansia de obtener un reconocimiento, sino porque nos sabemos amados por Él.
El Reino de Dios es amor, cuando Jesús reina en nuestros corazones, su amor está en nosotros, nos sentimos amados por Él. Para santa Teresa: “orar es estar ante Quien sabemos que nos ama”, por lo que al conocerlo a Él, nos conocemos a nosotros mismos y al amarlo a Él, recibimos su amor, que nos revela cuanto nos ama. Dice san Agustín “ama y haz lo que quieras”. Tomando esta frase como punto de partida podríamos decir: “déjate amar por Dios, experimenta su amor en ti y te darás cuenta que el lugar donde estés y el reconocimiento que recibas no es lo más significativo en tu vida, sino compartir tu experiencia del amor a Dios, haciendo sentir importante a cada persona con la que convives, porque a través de ti, ella se sentirá tomada en cuenta, se sentirá amada por ti, pero sobretodo se sentirá “importantemente amada” por Dios.
ORAR
Señor. Tú sabes cuán mal me he sentido cuando me han hecho a un lado o no me han tomado en cuenta. También sabes cómo he hecho sentir mal a los demás al no darles el reconocimiento que merecen. Hoy te digo: Gracias Señor porque me amas tal y como soy, pero haz que sea tal como Tú quieres que sea.
ACTUAR
Reconociéndome amado(a) por Dios, hoy más que buscar reconocimientos humanos, seré libre y feliz, haciéndolo todo por amor a Dios, sin buscar ninguna otra recompensa, más, que todos lo conozcan y lo amén.

Para hacer llegar algún comentario, puedes escribir a evangelizarorando@yahoo.com.mx

“Que todos te conozcan y te amen es la única recompensa que quiero”. M. María Inés Teresa (Beatificación 21-abril-2012)

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